Crónica de una localización interrumpida

Son distintos los motivos que a los que buscamos tesoros, nos mueven, aunque el principal es obvio, aquellos que intervienen en nuestras aspiraciones, intereses, prejuicios, miedos, ambiciones y demás condiciones humanas, pueden ser tajantes en el resultado de una prospección exitosa.

Cuando acudimos a una prospección, pareciera que nuestro objetivo es estático, en el sentido que todo el proceso que llevaremos a cabo, tendrá una misma secuencia y otra vez cada vez que salimos temprano de casa y pensamos regresar por la noche.

Sin embargo, cuando tenemos de frente al equipo prospector, incluyendo los técnicos, intermediarios y el anfitrión, no imaginamos aquello que está oculto, en cada mente y corazón de las personas. Y quizás nunca lo averiguaremos si no tenemos éxito en localizar el tesoro que nos interesa: "ándele, cuídese, cualquier cosa ya sabe, me llama y nos ponemos de acuerdo", solemos decir a aquellos con los que compartimos un día de investigación y nos marchamos con las manos vacías de regreso a nuestros aposentos.

Pero, como bien dicen, uno nunca sabe, ya que cuando hay un hallazgo, el proceso es completamente diferente y esto colegas, nos debe de tener al tanto de cada decisión que vayamos a tomar y lo más importante: ANTICIPARNOS A LAS POSIBLES REACCIONES DE LOS MIEMBROS DEL EQUIPO DE PROSPECCIÓN.

Uno asume, erróneamente, que los valores y los intereses son armónicos entre nosotros: "hace rato platicábamos tan tranquilos y hasta me dijo que si un día saca un tesoro, la mitad la va a donar a la caridad", podemos decir cuando ciertas personas, cuando ven una posibilidad muy certera de hacerse de una riqueza económica, sorprendentemente cambian actitudes, semblantes, discursos y todo aquello que desde su interior, su alma y psique excitadas por la avaricia, nos demuestran que en estos tiempos no es fácil obsequiar nuestra plena confianza a los desconocidos.

Estaba yo pues, tranquilamente en casa, leyendo un texto por demás ajeno a la búsqueda de tesoros, suena mi celular, tengo un mensaje, era el buen Gurú Ainur que me invitaba a una hacienda en un estado del centro del país. Una prospección, quizás como cualquiera, sin embargo, yo teniendo confianza en sus criterios de discernimiento y elección de historias y lugares de sospecha, no ahondé en los detalles que lo había empujado a ir a dicho lugar, simplemente acepté.

Le hablo al buen Norberto Ugalde, y es un par de días, un sábado por la mañana nos reunimos y nos trasladamos a ese lugar, ignorando a ciencia cierta su ubicación, tomamos carretera y casi al llegar, simplemente preguntamos hasta que en medio de una terracería y yo con mi automóvil pequeño y familiar, y mi GPR en la parte trasera, llegamos a dicha hacienda. Bajando, vemos que se acerca un sombrerudo, de estatura media y semblante amigable, el buen Ignacio nos recibe, lo saludo y a pesar de que ya tenía un par de años de conocerlo por la red, personalmente fue la primera vez que tuve ese honor.

Sin más, dimos algunos recorridos breves a la finca, nos explicó sus antecedentes, algunos riesgos, nos presentó a los miembros de la Sociedad Michoacana de Historia, Arqueología y Geografía, AC., y comenzamos los rastreos.

En ningún momento cuestioné sobre el dueño de la finca, sobre permisos, acuerdos de participación y repartición y demás aspectos obvios, todo quedó en manos de los muchachos que me invitaron. Se realizaron diversos rastreos, hacíamos recorridos esporádicos y comencé a darme cuenta que esta finca, iba a requerir de numerosas visitas por el tamaño y la gran prosperidad que denotaba un pasado dinámico y cargado de trabajo. Primer error.

Las charlas, aunadas al ambiente campirano, con el viento meneando los pirules y levantando el polvo de sus senderos, se enriquecieron compartiendo experiencias, bromas y demás en un ambiente muy relajado, sin saber la emoción que sentiríamos en un par de horas después de haber montado mi GPR.

Estaba yo, charlado con V, sobre la situación de inseguridad en nuestro país y con el hijo del dueño, que estaba como supervisor de nuestra presencia ya que este estaba ausente por el momento. Después me dice V que acudamos a un lugar, cuya construcción refiere un posible cuarto oculto, o relleno de material, esto solamente el GPR iba a mostrarlo. Terminando y descartando una buena posibilidad, recibo un mensaje en mi celular nuevamente, era Nacho, en verdad lo iba a omitir, ya que habíamos acordado trasladarnos a otro lugar y traía el GPR en mano, me estaban ayudando a cargarlo, de cualquier forma me detuve, abrí el texto y leo para mi sorpresa: "vengan con el GPR, parece que encontramos un cuarto oculto".

Hace unos días compartí un tema en este espacio, sobre que al estar acostumbrado al fracaso, nos volvemos fríos y las ilusiones emergen, pero muy controladas. Así fue, en realidad me lo tomé con mucha calma, le dije a V que había cambio de planes, ahora teníamos que trasladarnos con el equipo al otro extremo del casco y allá fuimos.

Llego, me dice D:

-"¿Qué ves de raro aquí Beto?,

A lo que contesto:

-Pues....en esta parte media del cuarto, hay un rectángulo, hecho de otro material, distinto al resto del piso...

-Mira acá -me dice y señala.

Y sí, era simple, el cuarto rectangular, en su piso, tiene un rectángulo como de 2.5x3 metros, alrededor con en realidad muros, ¡muros de casi 3 metros de grosor!, y aquí empieza todo: ¿qué hay ahí para que hayan hecho ese muro tan fortificado?, ¿qué ocultaron en ese lugar tan fuertemente sellado?

Es decir, para clarificar esta construcción, el suelo no era suelo, era un rectángulo de paredes de casi 3 metros de grosor, y en medio, este pequeño rectángulo central, hecho de otro material por lo que contrastaba en su color, aparentaba ser un espacio hueco y sellado por arriba, y pues, ¿para que está el GPR?

Cuando calibro el sistema, que inserto el parámetro de "Dry Rock" para que fuera acorde al material rastreado, veo que Nacho llega en su camioneta y ya trae su GSSI detrás, baja rápido y carga todo el equipo. Mi sistema se inicia, calibra el emisor, llega al 100% y comienza la marcha del dispositivo, avanzo unos tres metros en línea recta, veo que apenas penetra dos metros en el material del muro, las reflexiones son totalmente compatibles en su forma acorde al material debajo.

Paso por encima del rectángulo central y ¡Eureka!, lo más hermoso que podamos tener en nuestras vidas como buscadores de tesoros, aquello por lo que hemos luchado tanto y que muy raras veces se logra ver, y quizás algunos nunca lo logren. Cuando la pantalla te muestra una reflexión contundente de vacío, sus conjuntos son dispersos, heterogéneos, se pierden al penetrar y lo que sabes es que estas encima de un simple techo, y el resto se ha perdido en la ocuridad de ese hueco que quizás tenga cientos de años sellado.

-¡Aquí hay un hueco¡ -grité.

¡Nacho!, ¡sí es un hueco!, -le dijeron a mi amigo mientras llegaba con su GPR.

A partir de ese momento, TODO cambia, todo aquello que esperábamos que iba a suceder, se tornó abruptamente distinto. Son inevitables las risas, las bromas, las caras iluminadas, la esperanza y demás. Nacho calibra el suyo, pasan la antena y ¡broom!, una hermoso hueco, nos espera, nos dice que ahí está, que nuestra curiosidad despierte y vayamos por herramienta y comience otra etapa que es ver qué hay debajo o dentro de ese cuarto.

Esto, no hubiera tenido tanta conmoción, si el dueño de la finca, el señor M, no hubiere referido en las reuniones previas a la prospección, que hace cinco años aproximadamente, una comité del Episcopado Español, compuesto de cinco sacerdotes de esa misma nacionalidad, vinieron desde Europa con el fin de charlar con el señor M. Ellos refirieron que en sus archivos antiguos en Madrid, cuando en 1768 los jesuitas fueron expulsados de la Nueva España, en esta hacienda, propiedad de la Compañía de Jesús, y por ende de naturaleza jesuística, se ocultaron: objetos sagrados de culto, documentos, monedas y lingotes. Todo propiedad de la hacienda, que en sus días, logró, con base en el esfuerzo humano, recabar todo aquella riqueza económica y simbólica y que sería oculta dada las circunstancias tan apresuradas con las que todos los sacerdotes de esa congregación, tenían que abandonar la Nueva España. Los valores se ocultaron, con la esperanza de que algún día pudieran ser recuperados, al parecer, eso nunca sucedió.

Entonces, al referir esto los sacerdotes, el señor M se negó, dice que hasta los religiosos le dijeron que se quedara con el dinero, que a ellos les interesaba los objetos sagrados, aún así, se negó.

Y pues, con el GPR se descubre un cuarto oculto, ¿qué pensarías ustedes?, ¿lo inevitable verdad?.

¡Marca! -grité- Aquí está. Segundo error.

Y bien, confiados en la palabra, en los acuerdos, y muy contentos, fuimos a deleitarnos de unas exquisitas arracheras y chorizos picantes que trajeron los muchachos de la SMHAG, con cervezas, tequila, cebollitas y salsas. Se han de imaginar el ambiente, ese sótano, nuestro descubrimiento, ahí estará, y no se va a mover. Nosotros, entonces vamos tomarlo con calma y tomaremos algún alimento, charlaremos y repondremos energías para el trabajo físico que viene: horadar parte del ese rectángulo para acceder al sótano.

La marca refería 1.20 metros de espesor de material muy antiguo, cal y canto, lo que nos decía que ese sello tenía como mínimo más de 200 años de antiguedad y no había vuelto a ser removido. El sistema GPR es tan noble, que hasta nos mostró, un arco que refiere el techo abovedado del sótano, bien definido, no había duda, era cuestión de horadar esos 1.20 metros, llegar al arco, acceder al sótano, introducir una lámpara sujeta a una cuerda con una cámara de vídeo y listo, así de fácil íbamos a cambiar nuestras vidas. Tercer error.

Después de comer, el dueño de la finca, muy contento también por cierto, bromeaba y con un semblante optimista, nos da luz verde y comienza la horadación. La marca fue precisamente, el 29 de septiembre del presente, a la 1:13pm. La horadación comenzó como a las 4pm si no me equivoco, el día se estaba nublando.

Nunca nos imaginamos la dureza del relleno del techo del sótano, en realidad era un esfuerzo titánico remover unos centímetros. Pensamos que para la noche, ya estaríamos ingresando a esas entrañas y rescatar los valores que los jesuitas ocultaron con gran celo. Cuarto error.

Después de una tormenta cercana, un frío helado y con las manos ampolladas, nos dimos cuenta que ese sello estaba hecho de tal forma, que al que quisiera removerlo, le costara mucho trabajo y quizás desisitiera en sus intentos. Yo pensé: "bueno, si tenemos éxito, vengo solamente con Norberto, en un auto muy pequeño (un Matíz), no traigo herramienta, suficiente dinero y el camino a Querétaro es largo". Avisé a mis hermanos y mis papás y decidieron arribar para mi compañía y obviamente, la curiosidad de saber de qué se trataba el asunto. Este error, el de no planear con anticipación, también me acarreó problemas. Quinto error.

Y pues como somos confiados, cuando se oscurece, y al ver la dureza del relleno, decidimos ir a descansar a nuestras casas, los muchachos de la SMHAG al hotel del pueblo cercano y listo, mañana comenzaríamos bríosos, entusiasmados y llenos de energías para extraer eso que tanto trabajo nos había costado localizar a través de nuestros años como buscadores de tesoros. Sexto error.

Bien, ya no voy a ahondar en qué sucedió después, ya que el motivo principal de este tema, es mostrar una secuencia de errores que a veces definen el éxito o fracaso de una prospección. En este caso, el éxito fue una localización, el fracaso fue la parte humana, la negociación con el dueño que a la fecha, nos tiene todavía a la espera de regresar a confirmar la marca.

Para no alargar más esta charla, solamente les digo que si no hubiéramos cometido esos errores que he resaltado, en este momento otra sería la historia. El dueño de la finca, el señor M, decidió que paráramos con la excavación.

Aquí entran cuestiones de patrimonio cultural, el INAH, la destrucción y problemas que en esos días precisamente, se le vinieron encima al señor M con los linderos de su propiedad con sus vecinos que según él, lo estaban invadiendo. Al parecer, hay problemas con la propiedad del casco, y el temor es que si se hace un escándalo cuando se entere la gente que se extrajeron valores monumentales de esa finca, quizás ni se quede con la finca y ni tesoro por cuestiones de patrimonio cultural e histórico.

De la noche a la mañana todo, pero todo se complicó. Todo se conjugó para que definitivamente paráramos con la horadación. Lo más frustrante, fue que estuvimos a escazos 20 centímetros de llegar al hueco.

Ahora bien, vamos a retomar a modo de aprendizaje, ya que insisto, si tenemos muchos años de experiencia pero no aprendemos, entonces no estamos desarrollándonos como prospectores y seguiremos saliendo otros tantos más y localizar un tesoro será un proceso, ciertamente difícil de lograr:

-Error No 1: cuando asumes que la finca va a requerir muchos rastreos, estas dando por hecho que vas a fracasar. Eso te lleva a que no estés listo, ni psicológica ni materialmente con la herramienta y el vehículo de traslado. Cuando llega la marca y la sorpresa: ¿ahora que ****** voy a hacer?

-Error No. 2: quizás el más garrafal de los prospectores, revelar la marca que has obtenido. Y es que en medio de la plática y el ambiente jovial, te confías de la gente. Y quizás sean así durante toda su vida: "normales", pero cuando hay algo grande de por medio, nunca te imaginas las reacciones y quizás hasta los riesgos en los que se vayan a incurrir. El señor M, ciertamente se le ve preocupación por sus problemas y temores, pero hay un dejo de desconfianza por nuestra parte de que quiera apartarnos y quedarse con todo. Cosa no tan fácil de lograr, hay medios por el lado del INAH que eviten eso, pero ese es otro tema que compartiré después.

-Error No. 3: anticiparte a que la extracción será fácil, es un gran error. Horadar, como bien sabemos, no es nada fácil, y menos en un relleno de más de un metro de espesor, hecho de cal y canto y hasta rocas de cuarzo, las más duras para evitar que logremos llegar al hueco de forma fácil y así fue. Una vez que tienes éxito, ¿qué pasa?, si son muchos valores, como la historia marca, ¿a donde trasladarlos?, ¿cómo será el criterio de repartición?, ¿cuanto tiempo nos tomará extraerlos y qué riesgos podemos tener con los vecinos que constantemente nos observaban? La verdad, no teníamos esas respuesta, eso es novatez de localizadores de tesoros, no buscadores de tesoros.

-Error No. 4: nunca calcules en tiempo, lo que te tomará llegar al objeto a recuperar, NUNCA. La profundidad y el material resultan inciertos cuando se atraviesan otros factores como los lugareños, el clima, la hora, la condición anímica y física del equipo de prospección y demás. Consideramos extraerlo a cierta hora, pero de repente se cruzan contratiempos que no podemos controlar, nos empezamos a impacientar y los nervios prácticamente te ponen de punta.

-Error No. 5: me anticipé al fracaso. Ese día, llevaba un vehículo muy pequeño, solamente con Norberto, limitado en presupuesto y comunicación. No llevaba herramienta necesaria, de hecho al regreso a Querétaro fui a recoger un mazo que no tenía en mi equipo de prospección. En fin, todo estaba planeado, el fracaso inevitable, regreso a mi casa, me baño, ceno y a dormir, pero...

-Error No. 6: cuando inicies una excavación, cuando prácticamente vas a recuperar un valor, NUNCA pares ya. Hay que estar listo para esto. En la noche, al señor M pudieron pasarle muchas ambiciones por la cabeza, quizás eso fue motivo de que haya parado la horadación al día siguiente. En cambio, si nos hubiéramos turnado para la horadación, ya que éramos muchos, seguramente ese día hubiéramos llegado al sótano y confirmar nuestras sospechas. Pero al estar seguros de la honorabilidad y temple de la gente, cometimos el error de irnos a descansar y ¡sorpresa!, comenzó toda una odisea de negociaciones, tensiones, frustraciones y demás.

A la fecha, la horadación tiene un plazo para hacerla, sólo tienen que resolverse algunos problemas que surgieron con la propiedad en esos días precisamente, va a tomar unos meses según los abogados y ya con todo resuelto, regresaremos para confirmar esa marca. Hemos hechos nuestras estrategias y planes alternativos para evitar ser timados, no ahondaré en ello, pero las instituciones y la ley nos respaldan. Al menos yo, considero que esto si va a tener solución, solamente que no será pronto.

Esos son a grandes rasgos los puntos que puedo destacar, quizás algunos de ustedes vean otros. Y como estos espacios para eso son, para compartir experiencias, de mi parte, GeoTec Prospectiva, y de Nacho, como miembro de la Sociedad Michoacana de Historia, Arqueología y Geografía, AC, dejamos ese testimonio que no tengo duda que les servirá para sus futuras prospecciones.

Me llevo todos esos aprendizajes, me llevo la experiencia de conocer más a fondo el alma humana, en sus fortalezas y debilidades, pero lo más importante, me llevo la invaluable amistad que he hecho con Nacho y con el resto del grupo de la SMHAG que nos ha llevado a fortalecer vínculos de nuestra afición y hasta de nuestras profesiones ya que ambos somos académicos y tenemos muchos planes en puerta.

Por lo pronto, quiero adelantarles, que hemos descubierto una ruinas arqueológicas en algún lugar de los límites entre Michoacán y Jalisco, Nacho amablemente me invitó y acudimos a confirmar nuestras sospechas. Es muy posible que sean de las culturas del Occidente, su periodo puede abarcar del Preclásico (400 a. C) al Post-Clásico Tardío (1000-1521). Son genuinas, se van a difundir en los medios académicos pertinentes, se va a montar un equipo multidisciplinario para su investigación con el Colegio de Michoacán y se va a denuncia al INAH porque no hay un sólo registro de su existencia.

Saludos.