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Noticia de Detectoristas.
Dom 02 Oct 2011, 9:56 pm
Los ¿detectoristas¿ piden una regulación que acabe con la mala imagen de esta actividad semiclandestina
En el último año se ha multiplicado el número de personas aficionadas a los detectores de metales ((noticia 2010 en españa)
No llevan látigo, sombrero de ala –al menos, no
todos– ni un revólver que se encasquilla en el último momento. Son
gordos y flacos, con estudios y sin ellos, jóvenes y no tanto, pero a
todos les atrae el misterio. Lo desconocido, lo que se encuentra bajo
tierra y que les indica el aparato que les hace de guía. El pitido les
pone en alerta. Indica que hay algo por descubrir, seguramente no tendrá
mucho valor económico, pero la ilusión por desenterrar el tesoro hace
que ya valga la pena.
Son los llamados detectoristas, aficionados a los detectores de metales,
un pasatiempo con total reconocimiento en países como Bélgica, Francia o
Gran Bretaña. En España y Catalunya tienen una imagen que muchas veces
se liga al expolio, con motivo, y la mayoría de las veces –aseguran los
aficionados– sin él. Una afición que reclama su regulación y que quiere quitarse la mala imagen
que la rodea de una actividad semiclandestina. Que quiere ser útil.
“Nosotros salimos a detectar con chalecos fluorescentes, precisamente
porque creemos que no tenemos que ocultarnos. No estamos haciendo nada
malo”, explica Marco Navarro, secretario de la Asociación Catalana de
Detectoristas (Acatde). La entidad se formó hace escasamente medio año
para eso, para reivindicar la afición, para solicitar que se regule y
así también se pueda perseguir a los expoliadores. “A los aficionados
nos hacen mucho daño. Son los que nos dan la mala imagen a todos. Mi
sueño, y el de muchos aficionados, es que vaya a un museo algo que haya
encontrado. Pero yo no quiero ni una plaquita ni una remuneración
económica. Para nosotros es una afición, no es un trabajo”, añade
Navarro, que distingue entre los expoliadores de siempre y los
aficionados, que en el último año y medio se han multiplicado. “Quizás
también por la crisis”, apunta.
A pesar de la juventud de la
entidad, el próximo mes de octubre celebrará un taller para niños en
Sant Feliu de Llobregat, donde también descontaminará las márgenes del
río. Se han ofrecido a otros consistorios para actividades similares o a
objetos perdidos. A la Generalitat para colaborar en excavaciones
arqueológicas. También al Tedax (todavía hay mucho explosivo de la
Guerra Civil enterrado). A quien los necesite. Ponen a su disposición su
afición y sus máquinas. “Una vez nos llamó un hombre de Manresa. Había
perdido su alianza en el huerto. Nos presentamos seis. La encontramos.
Ese ha sido mi mejor hallazgo”, señala el presidente de Acatde,
Ildefonso Botella. “Otra vez un muchacho que había perdido las llaves de
la moto en la playa. Te sientes útil y haces lo que te gusta”, añade.
Salidas a la playa, a la montaña, competiciones con bateadores de oro,
de búsqueda acuática. En las que se encuentra mucha basura y plomo –en
una salida pueden encontrar más de un kilo– y de tanto en tanto también
alguna moneda, algún vestigio de la Guerra Civil. “Son monedas que
tienen poco valor, las que normalmente tiraban los agricultores porque
ya no valían, aunque cuando has estado toda la mañana sacando basura y
encuentras una te hace mucha ilusión. Es tu tesoro. No son de gran valor
económico, pero sí la ilusión sobre la que se basa la afición”,
manifiesta Marco.
La ssociación pide una regulación. En
Catalunya existe un vacío legal –prácticamente cada autonomía tiene una
legislación diferente en este aspecto–. Tan sólo está prohibido usar el
detector de metales en excavaciones y en zonas declaradas bien de
interés cultural. En el resto del territorio se puede utilizar siempre
que se cuente con la autorización del propietario. Pero el
desconocimiento hace que se encuentren con Mossos d'Esquadra que les
indican que está prohibido –que incluso en ocasiones les registran los
coches– y otros que aseguran que no hay ningún problema. Por eso, piden
la regulación, que les permita un reconocimiento para acabar con el “Ay,
ay, ay” cada vez que sacan el detector. Librarse de la mala imagen y
perseguir a los que expolian. “Estaríamos de acuerdo con que se creasen
licencias, que la propia Administración regulase qué detectores se
pueden usar o cuáles no. Nosotros también hemos propuesto a Patrimoni de
la Generalitat enviarles periódicamente documentación de todo lo que
encontremos, fotografías, posición de GPS, para que puedan reclamar lo
que crean que tienen que reclamar en cualquier momento. No somos el
enemigo”, manifiesta el presidente de Acatde. “Siempre que hemos
encontrado algo que creíamos que tenía valor lo hemos comunicado. Y
muchas veces no nos han hecho ni caso”, añade Marco. Aunque otras veces
sí. Fue el hallazgo más estremecedor que ha tenido el secretario de la
asociación, en Lleida, en el patio de casa de un familiar. “Encontré una
granada con el pasador oxidado”, señala.
Otros compañeros han
llegado, incluso, a encontrar cadáveres de la Guerra Civil. El protocolo
que se sigue siempre es el mismo: avisar a la Guardia Civil o a los
Mossos d'Esquadra. “Estamos dispuestos a ir donde se nos necesite”,
insiste Ildefonso.
Por lo pronto comenzarán con los niños, en el
taller de Sant Feliu de Llobregat, una forma de cambiar la imagen de la
afición, de mostrar su vertiente educativa. Entre anillas de latas,
chapas de botellas, también se puede encontrar algún hierro con años,
alguna moneda. Un hallazgo, un tesoro, que a un niño le puede motivar a
descubrir qué es ese hierro, de cuándo esa moneda, cuándo llegó allí y
por qué. “También es una forma de educar a detectoristas aficionados con
principios y no a expoliadores”, manifiesta Marco. Y lo más importante,
enseñarles una actividad diferente al aire libre, en medio de la
naturaleza, con familia o con amigos. “Se trata de pasar un día
divertido, ese es el verdadero tesoro”, añade el secretario de Acatde.
Porque las máquinas no suelen profundizar más de 30 centímetros y aunque
hay mucha leyenda urbana, nadie se hace rico. Eso sí, aseguran que
engancha. “Es un pasatiempo que hay que probar, por todo lo que
engloba”, advierte Marco. Y el tesoro muchas veces, en largas jornadas
en las que acaban con una bolsa de basura, es precisamente eso, pasar un
día al aire libre, con amigos, con familia. Todo ello tras haber
sentido mariposas en el estómago cada vez que el detector emite un
pequeño pitido.
bueno un aporte que encontre buscando en la red...
ojala sirva de algo
En el último año se ha multiplicado el número de personas aficionadas a los detectores de metales ((noticia 2010 en españa)
No llevan látigo, sombrero de ala –al menos, no
todos– ni un revólver que se encasquilla en el último momento. Son
gordos y flacos, con estudios y sin ellos, jóvenes y no tanto, pero a
todos les atrae el misterio. Lo desconocido, lo que se encuentra bajo
tierra y que les indica el aparato que les hace de guía. El pitido les
pone en alerta. Indica que hay algo por descubrir, seguramente no tendrá
mucho valor económico, pero la ilusión por desenterrar el tesoro hace
que ya valga la pena.
Son los llamados detectoristas, aficionados a los detectores de metales,
un pasatiempo con total reconocimiento en países como Bélgica, Francia o
Gran Bretaña. En España y Catalunya tienen una imagen que muchas veces
se liga al expolio, con motivo, y la mayoría de las veces –aseguran los
aficionados– sin él. Una afición que reclama su regulación y que quiere quitarse la mala imagen
que la rodea de una actividad semiclandestina. Que quiere ser útil.
“Nosotros salimos a detectar con chalecos fluorescentes, precisamente
porque creemos que no tenemos que ocultarnos. No estamos haciendo nada
malo”, explica Marco Navarro, secretario de la Asociación Catalana de
Detectoristas (Acatde). La entidad se formó hace escasamente medio año
para eso, para reivindicar la afición, para solicitar que se regule y
así también se pueda perseguir a los expoliadores. “A los aficionados
nos hacen mucho daño. Son los que nos dan la mala imagen a todos. Mi
sueño, y el de muchos aficionados, es que vaya a un museo algo que haya
encontrado. Pero yo no quiero ni una plaquita ni una remuneración
económica. Para nosotros es una afición, no es un trabajo”, añade
Navarro, que distingue entre los expoliadores de siempre y los
aficionados, que en el último año y medio se han multiplicado. “Quizás
también por la crisis”, apunta.
A pesar de la juventud de la
entidad, el próximo mes de octubre celebrará un taller para niños en
Sant Feliu de Llobregat, donde también descontaminará las márgenes del
río. Se han ofrecido a otros consistorios para actividades similares o a
objetos perdidos. A la Generalitat para colaborar en excavaciones
arqueológicas. También al Tedax (todavía hay mucho explosivo de la
Guerra Civil enterrado). A quien los necesite. Ponen a su disposición su
afición y sus máquinas. “Una vez nos llamó un hombre de Manresa. Había
perdido su alianza en el huerto. Nos presentamos seis. La encontramos.
Ese ha sido mi mejor hallazgo”, señala el presidente de Acatde,
Ildefonso Botella. “Otra vez un muchacho que había perdido las llaves de
la moto en la playa. Te sientes útil y haces lo que te gusta”, añade.
Salidas a la playa, a la montaña, competiciones con bateadores de oro,
de búsqueda acuática. En las que se encuentra mucha basura y plomo –en
una salida pueden encontrar más de un kilo– y de tanto en tanto también
alguna moneda, algún vestigio de la Guerra Civil. “Son monedas que
tienen poco valor, las que normalmente tiraban los agricultores porque
ya no valían, aunque cuando has estado toda la mañana sacando basura y
encuentras una te hace mucha ilusión. Es tu tesoro. No son de gran valor
económico, pero sí la ilusión sobre la que se basa la afición”,
manifiesta Marco.
La ssociación pide una regulación. En
Catalunya existe un vacío legal –prácticamente cada autonomía tiene una
legislación diferente en este aspecto–. Tan sólo está prohibido usar el
detector de metales en excavaciones y en zonas declaradas bien de
interés cultural. En el resto del territorio se puede utilizar siempre
que se cuente con la autorización del propietario. Pero el
desconocimiento hace que se encuentren con Mossos d'Esquadra que les
indican que está prohibido –que incluso en ocasiones les registran los
coches– y otros que aseguran que no hay ningún problema. Por eso, piden
la regulación, que les permita un reconocimiento para acabar con el “Ay,
ay, ay” cada vez que sacan el detector. Librarse de la mala imagen y
perseguir a los que expolian. “Estaríamos de acuerdo con que se creasen
licencias, que la propia Administración regulase qué detectores se
pueden usar o cuáles no. Nosotros también hemos propuesto a Patrimoni de
la Generalitat enviarles periódicamente documentación de todo lo que
encontremos, fotografías, posición de GPS, para que puedan reclamar lo
que crean que tienen que reclamar en cualquier momento. No somos el
enemigo”, manifiesta el presidente de Acatde. “Siempre que hemos
encontrado algo que creíamos que tenía valor lo hemos comunicado. Y
muchas veces no nos han hecho ni caso”, añade Marco. Aunque otras veces
sí. Fue el hallazgo más estremecedor que ha tenido el secretario de la
asociación, en Lleida, en el patio de casa de un familiar. “Encontré una
granada con el pasador oxidado”, señala.
Otros compañeros han
llegado, incluso, a encontrar cadáveres de la Guerra Civil. El protocolo
que se sigue siempre es el mismo: avisar a la Guardia Civil o a los
Mossos d'Esquadra. “Estamos dispuestos a ir donde se nos necesite”,
insiste Ildefonso.
Por lo pronto comenzarán con los niños, en el
taller de Sant Feliu de Llobregat, una forma de cambiar la imagen de la
afición, de mostrar su vertiente educativa. Entre anillas de latas,
chapas de botellas, también se puede encontrar algún hierro con años,
alguna moneda. Un hallazgo, un tesoro, que a un niño le puede motivar a
descubrir qué es ese hierro, de cuándo esa moneda, cuándo llegó allí y
por qué. “También es una forma de educar a detectoristas aficionados con
principios y no a expoliadores”, manifiesta Marco. Y lo más importante,
enseñarles una actividad diferente al aire libre, en medio de la
naturaleza, con familia o con amigos. “Se trata de pasar un día
divertido, ese es el verdadero tesoro”, añade el secretario de Acatde.
Porque las máquinas no suelen profundizar más de 30 centímetros y aunque
hay mucha leyenda urbana, nadie se hace rico. Eso sí, aseguran que
engancha. “Es un pasatiempo que hay que probar, por todo lo que
engloba”, advierte Marco. Y el tesoro muchas veces, en largas jornadas
en las que acaban con una bolsa de basura, es precisamente eso, pasar un
día al aire libre, con amigos, con familia. Todo ello tras haber
sentido mariposas en el estómago cada vez que el detector emite un
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ojala sirva de algo
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Frase Célebre : Un tesoro es como una mujer, hay que Ligarsela para poder tenerl@!!! jajjaja
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Re: Noticia de Detectoristas.
Lun 03 Oct 2011, 3:59 am
ojala! y bien que hace falta en españa una regulaacion!! siempre voy por los campos por miedo a que la guardia civil m eche una multilla!! buen post saludos!!
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