La cueva del pirata (chuquicamata)

La "Cueva del Pirata" en el Cerro de La Cruz.

En esta cueva murio un pequeño a mediados de los años ochenta. Junto a unos amigos partió a excursionarlo y por cosas del destino cayó desde la parte alta hacia el fondo. No se pudo hacer nada.
Niños transformados en exploradores llegaban hasta las tres perforaciones que le daban el aspecto calavérico (por eso también le decían "la cueva calavera") e ingresaban a curosear.
Los relatos populares hablan que el nombre de "Cueva del Pirata" se debe a la presencia de un vagabundo que la utilizaba como su refugio. Dicen que en los años 60 este personaje se instalaba fuera de la feria con su botella de vino tinto, y cuando el efecto de los grados comenzaba a atraparlo, empezaba a gritar, "yo soy el pirata, yo soy el pirata". Así se la llevaba todo el día, apoyado siempre un un pilar, y ya entrada la noche partía a la llamada "cueva calavera", bautizada así en ese entonces. Más sus roñosas vestimentas, descuidada barba y lentes para ocultar la falta de un ojo, la gente ya lo reconoció como tal y llamó al hogar de este vagabundo la "Cueva del Pirata".
Se dice que aquí se alberga un tesoro que nunca nadie lo ha encontrado.
Con los años se transformó en el albergue de pordioseros y personas que cayeron en desgracia. Ahí dormían, encendían sus fogatas y hasta cocinaban sus alimentos. Recordado es el "Pájaro Verde", anciano que recorría el mineral sin objetivo alguno. En la cueva durante años vivió, pero las travesuras de niños finalmente lo obligaron a cambiar de lugar. Terminó durmiendo en Los Ripios.