EL CINGULO DEL FRAILE.

EL CINGULO DEL FRAILE.


Corrían los inicios del siglo XIX y la población todavía recordaba la guerra de la Independencia y los efectos que ésta había tenido entre los habitantes de la Villa. Aún no se restañaban las heridas en las familias, ya fuera por la pérdida del esposo, del hermano, del padre o peor aún del hijo que se había ido a combatir a los realistas con el afán de una vida mejor y que lamentablemente ya nunca regresaron.

También a la gente se le erizaba el cabello nomás de acordarse de la explosón del Polvorín y sus incontables víctimas, pero sobre todo el recuerdo más duro que tenían era el del hambre surgida después de la guerra y cómo también cobró muchas víctimas entre los pobladores de Aguascalientes.

Por aquellos días, una de las calles con más bullicio era la de los Mesones, llamada así por el gran número de establecimientos en donde los arrieros y viajantes podían conseguir petate, comida y pastura para ellos y sus animales por apenas medio real. Los fines de semana, esa calle era todo un bullicio y algarabía, ya que los arrieros con sus acémilas llegaban cargados con los más diversos productos, ya fuera aguardiente de Jalisco, sal de Colima, o leña de la Sierra Fría.

Una vez entregada la carga, los arrieros se emborrachaban, para en seguida contratar una "murga" que con más sentimiento que maestría, le arrancaban alegres notas a la vihuela y al arpa, en un dos por tres se armaba la fiesta, ejecutando en plena calle un alegre jarabe zapateado, acompañados por alguna mujerzuela que meneando la enagua, conseguìa buen cliente y buen puñado de monedas de plata o de oro.

Normalmente los arrieros traían mercancía pero ocasionalmente, trasladaban pasajeros, ya fuera a lomo de la bestia o en algún carromato equipado para tal fin o, símplemente, éstos se agregaban a la caravana y le acompañaban durante el trayecto; aprovechando la seguridad de ir juntos. Se cuenta que en cierta ocasión, a una caravana que venía de por el rumbo de Los Cañones, se le unió un fraile franciscano, muy humilde con su hábito ya raído por el paso de los años y las correas de sus huaraches reventadas, era muy delgado y su rostro acusaba los estragos del ayuno prolongado, hablaba muy poco....... se la pasaba rezando y al caminar lo hacía tan sutilmente, que parecía como si flotara. Por más que los arrieros intentaron sacarle alguna plática, obtenían como contestación un murmullo; sólamente supieron que se llamaba Indalecio y que llevaba mucho tiempo viajando de un lado para otro.

Depués de tres días de camino, la carvana arribó a la Villa de Aguscalientes, como era de constumbre se dirigió a uno de los mesones, cuando pasó junto al viejo Panteón de Guadalupe, el padre Indalecio se separó de la caravana y se fue a ubicar junto a las bardas del Campo Santo; ahí se le vió durante varios días, durante los cuales vivió de la caridad de los vecinos del lugar. Observaba cuidadosamente la llegada de las recuas, como si estuviese esperando algo o alguien y al cabo de unos días, su espera dió frutos, ya que con una de las caravanas venía un curioso sujeto elegantemente vestido que cabalgaba a lomos de un caballo color azabache màs negro que la noche oscura, el tipo se fue a hospedar al "Mesón del buen camino", enfrente del cual, el fraile se puso en guardia permanente.

Según cuenta la historia, cuando ese sujeto llegó a la Villa, se desató un fuerte ventarrón el cual desprendió algunas tejas, láminas de cartón, contrapuertas y ventanas, causando cierto sobresalto y resquemor entre la población de la Villa. Al anochecer, el extraño sujeto salió del Mesón y encaminó sus pasos más allá del Panteón; se fue a ubicar enfrente de un humilde jacal que se encontraba ya casi a la salida de la Villa, después de voltear hacia ambos lados, tocó a la puerta, le abrió una mujer y antes de que lo invitaran a pasar, se metió a la vivienda, tras lo cual la pareja que ahí moraba le preguntó aterrorizada qué era lo que quería....... a lo que con voz profunda y cavernosa contestó:.......

---Escúchenme con atención, les vengo a ofrecer un Magnífico Negocio....... ¡Harto dinero!...
---Po´s de qué se trata......?
---Les ofrezco la oportunidad de dejar la pobreza y la miseria en la que viven; les doy esta bolsa de oro a cambio del hijo que les nació hace un mes...................

---No, Noooooo. Mi hijo no. Está loco... 'Váyase de aquí o lo corro a palos!... Exclamó el angustiado padre de familia.

---Tu hijo vivirá conmigo y será un Príncipe de alta alcurnia, él es un elegido; nada le faltará..........

En ese momento, el padre Indalecio penetró en la pobre vivienda y blandiendo en su mano derecha un crucifijo, comenzó a hablarle al sujeto en latín antiguo al momento que le rociaba con agua bendita y le instaba en el nombre de Cristo, a regresar al Averno y dejar en paz a los habitantes de esa pobre casa.

La llegada del fraile fue tan repentina, que el sujeto no pudo reaccionar, sólamente se convulsionó y comenzó a dejar la "forma Humana" para convertirse en DEMONIO y quedarse inmóvil, lo que aprovechó el fraile para quitarse el cíngulo que ceñía su pobre hábito y comenzó a atar al ser maligno hasta que se quedó completamente inmóvil, en ese instante, comenzó de nueva cuenta el ventarrón tan fuerte y estruendoso y se escuchó un tremendo crujido durante el cual "se abrió la tierra" y se tragó al demonio.

Cuando aquello terminó, sólamente quedó en el piso la Talega con las monedas de oro, a lo que el padre les dijo a la aterrorrizada pareja que tomara la bolsa y con ese dinero ya limpio, edificaran una nueva vida, también les dijo que tenía mucho tiempo persiguiendo a ese tipo, (demonio) el cual compraba niños pequeñitos para ofrendarlos a su rey 'El señor Satanás".. ... Además, les advirtió que siempre debería estar representado el cíngulo con el que se amarró al diablo y que en caso de que algún día faltara, éste volvería para hacer de las suyas en la ciudad.

El fraile franciscano salió de la vivienda para perderse en la noche y nunca más se supo de él. Con el dinero que les dejó el chamuco, el matrimonio construyó una nueva y amplia casa, para asegurarse de la recomendación del sacerdote, colocaron un festón de cantera en forma del cordel (Cíngulo) en la fachada de la casa, el cual perdura hasta nuestros días y según se dice, con ese oro se hicieron ricos y vivieron felices hasta tres generaciones de la familia.


Aguascalientes y sus Leyendas. Víctor Eduardo Guerra Ruiz Esparza.

Gracias por compartir este relatos con nosotros compañero, saludos.

Ahi deje mi punto.

compañero salvador esquivel; que buen relato nos regalo muchisimas gracias que dios bendito se lo pague, de verdad que lo disfrute mucho, le deseo mucha suerte y gracias.

No encuentro palabras para agradecer lo espontáneo y sincero de sus comentarios sobre la historia relatada. Un millón de gracias por entretenerse en leer estas narrativas. Un cordial y afectuoso saludo desde Aguascalientes. Atte. Aficionado Tesorista de Aguascalientes.

Salvador, gracias por tus aportaciones, muy emotiva narrativa, me tuvo en atención
desde el inicio de la lectura, felicidades paisano.....Pako

gracias don salvador sus historias son muy amenas e invitan a volver a leerlas, esta estuvo muy interesante espero y pronto vuelva a subir
otra para leerla con gusto
reciba un saludo hasta aguascalientes

Que buen relato , gracias Don , por aqui andaremos esperando mas de sus historias