Cuba

(16-Oct-2002).- The Washington Post

LA HABANA, Cuba.- Las imágenes aparecen lentamente en la pantalla de video, como fantasmas desde el suelo del mar. La cinta, realizada por un submarino a control remoto, muestra enormes rocas en extrañas formas de cuadrados y pirámides simétricos entre la oscuridad del fondo del mar.

Imágenes sonares tomadas desde un barco de investigación 600 metros arriba son todavía más enigmáticas. Demuestran que las piedras blancas y lisas están acomodadas en un patrón geométrico. Las imágenes parecen fragmentos de una ciudad, en un lugar en donde nada hecho por el hombre debería existir, abarcando casi 20 kilómetros cuadrados de una llanura en el fondo del océano a la altura del extremo occidental de Cuba.

"Lo que tenemos aquí es un misterio", expresó Paul Weinzweig, de Advanced Digital Communications, compañía canadiense que está trazando un mapa del fondo del océano de las aguas territoriales cubanas bajo contrato con el Gobierno de Fidel Castro.

La principal misión de la compañía es dar con naufragios repletos de oro y joyas, y localizar reservas de petróleo y gas natural potencialmente lucrativas en aguas profundas que Cuba no puede explotar por falta de medios.

La cacería de tesoros se ha convertido en una industria en auge en años recientes conforme la tecnología ha mejorado, permitiendo una exploración más precisa y más fácil recuperación desde puntos más profundos del océano. Advanced Digital opera desde el Ulises, un barco de arrastre de 80 metros que fue convertido en una embarcación de investigación para el Gobierno de Castro por el fallecido oceanógrafo francés Jacques Cousteau.

Desde que iniciaron la exploración hace tres años con un sofisticado sonar con barrido lateral y equipo de posicionamiento global computarizado, Weinzweig dijo que han trazado los mapas de varios depósitos grandes de petróleo y gas y aproximadamente 20 naufragios que yacen debajo de antiguas rutas de navegación en donde se cree que cientos de viejos naufragios se encuentran descansando. Hasta ahora, el más importante históricamente hablando ha sido el USS Maine, que explotó y se hundió en la Bahía de La Habana en 1898, un suceso que desató la Guerra Hispanoamericana o Guerra de Cuba.

En 1912, la embarcación fue elevada del suelo de la bahía por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército estadounidense y remolcada hacia aguas más profundas a seis kilómetros de la orilla cubana, en donde fue hundida. Fuertes corrientes alejaron al Maine del sitio, y su ubicación precisa permaneció desconocida hasta que el sonar del Ulises lo encontró hace dos años.

Después, por pura buena suerte, en un día de verano del 2000, conforme el Ulises estaba pasando su sonar de aquí para allá a través del océano como alguien que poda el pasto, las inesperadas formaciones de roca aparecieron en las lecturas del sonar. Eso sobresaltó a Weinzweig y a su socia y esposa, Paulina Zelitsky, ingeniera de origen ruso que ha diseñado bases submarinas para el Ejército soviético.

El descubrimiento despertó especulación inmediata sobre la Atlántida, la legendaria ciudad perdida descrita por Platón por primera vez en el año 360 antes de Cristo. Weinzweig y Zelitsky tuvieron cuidado de no usar la palabra Atlántida y explicaron que se necesitaban muchos más estudios antes de llegar a dicha conclusión.

Pero eso no ha detenido un surgimiento de especulación, la mayor parte de ésta en Internet. Los cazadores de la Atlántida han argumentado durante mucho tiempo sus teorías encontradas de que la ciudad perdida se encontraba a la altura de Cuba, a la altura de la isla griega de Creta, a la altura de Gibraltar o en otro lugar.

Varios sites en Internet han publicitado las imágenes de ADC como el primer probable avistamiento.