- romel505Moderador
- Cantidad de envíos : 2996
Edad : 51
Localización : Jalisco (ajaaaaiii)
Frase Célebre : Es mas facil encontrar las moronas que el Queso.
Fecha de inscripción : 14/03/2008
Puntos : 12204
El Camino Real de Tierra Adentro**
Jue 28 Mayo 2009, 5:33 pm
La Ruta de la Plata en México surge casualmente con la llegada de Hernán Cortés quien utilizó el camino que recorrían los mensajeros aztecas desde la costa hasta la Gran Tenochtitlan, hoy Ciudad de México.
El otro extremo de la ruta se localiza en Santa Fe, Nuevo México, Estados Unidos. De allí se parte hacia la ciudad de México a través de la meseta central, territorio anteriormente poblado por los grupos nómadas chichimecas, poblaciones que fueron muy difíciles de pacificar y en su gran mayoría fueron exterminados.
El 8 de septiembre de 1546, un año después del descubrimiento de Potosí, un destacamento de españoles e indios, al mando de Juan de Tolosa descubría, a unos 220 kilómetros al norte de Ciudad de México, un lugar denominado Zacatecas, donde en 1548 aparecerían riquísimos filones de plata. Junto a Zacatecas, destacaban otros yacimientos mexicanos, descubiertos en el siglo XVI, como Guanajuato, Real del Monte, San Luis Potosí o Sombrerete.
Con el descubrimiento del yacimiento aurífero de San Martín en Zacatecas se ponen las bases de la Ruta del Camino de la Plata, que en un contexto o escala más amplia va desde Santa Fé a México DF. Y de allí sus derivaciones a los puertos Veracruz y Acapulco. Algunos de sus hitos notables son: Fresnillo, Sombrerete, Chachiuites, San Andrés, Mazapil, Nombre de Dios, Durango, Indehé, Mapimi, Avino, Santa Bárbara, San Pedro de Potosí y Pinos.
El transporte de los productos mineros fue el principal promotor del desarrollo de los caminos de la Ruta de la Plata, pero junto con ello vendría todo tipo de adelantos tecnológicos y culturales, a su vez esto fue correspondido con la difusión de los nuevos descubrimientos que se realizaban en el Nuevo Mundo.
El primer tramo de la ruta que partió de la Ciudad de México va hasta la ciudad de Querétaro y en el camino se encontraron poblados de paso para abastecer y brindar hospedaje a los caminantes. La explotación de minas en las cercanías de Querétaro y Guanajuato hizo de la ciudad de Querétaro un centro habitado con un potencial de desarrollo que persistiría hasta bien avanzado el siglo XVIII.
El segundo tramo se hace necesario por el descubrimiento de los yacimientos minerales de Zacatecas con lo cual otra serie de poblaciones intermedias se fundaron con la finalidad de interrumpir el viaje en distancias de 40 kilómetros en promedio, distancia de una jornada aproximadamente. Este tramo del Camino Real de Tierra Adentro presentó varias rutas distintas a lo largo del tiempo, una por Aguascalientes, y la otra más importante por San Luis Potosí dado el reciente descubrimiento de las minas de Cerro de San Pedro.
Antes de concluir el siglo XVI el Camino Real de Tierra Adentro estará trazado hasta el poblado de Nuevo México, fundado con motivo de la terminación del camino y que pasaba por Durango, Chihuahua y El Paso del Norte principalmente. Es esta última ruta aquella que integró las manifestaciones urbanas y edificadas más especiales y al mismo tiempo sensibles al desarrollo económico que la Nueva Vizcaya viviría hacia los últimos 100 años del Virreinato, sobre todo por lo deshabitado de la región.
El Camino Real de Tierra Adentro está asociado a los descubrimientos mineros en territorios americanos de la Nueva España, Nueva Galicia y la Nueva Vizcaya principalmente, cosa que lleva a considerar la penetración en el territorio como una acción primordial.
La infraestructura necesaria para la explotación, beneficio del metal, registro en las cajas reales y su transporte hizo indispensable la fundación de haciendas de beneficio y agrícolas, de poblados de indios y presidios para la protección de los caminos, de misiones religiosas como alternativa evangelizadora para penetrar en el territorio; y con ello el movimiento de grandes volúmenes de ganado tan importante para las operaciones de las minas y los carros de carga.
Para el Camino Real los arrieros de ganado también constituyen una manifestación cultural que se debe considerar indisociable, pues ya rebasada la fiebre minera, estos grupos sociales jugarán un papel importante para la transmisión de las ideas independentistas de México entre los poblados y ciudades del norte.
Se pueden resumir los elementos que confluyen en la identificación del Camino Real de Tierra Adentro como sigue:
El principal uso del camino fue el transporte de mineral bruto y procesado, el transporte de materia prima para los procesos de beneficio y el abasto de productos de primera necesidad.
Como usos secundarios se encuentran el movimiento de grandes manadas de ganado, la penetración en el territorio fue la razón de su origen, pero es el auge minero el que le imprime prosperidad en su desarrollo, los usos inducidos al camino serían los resultantes del periodo previo y posterior a la independencia de México, además de la llegada de las vías de ferrocarril y líneas telegráficas.
Actualmente muchos tramos del antiguo camino coinciden con los trazos carreteros, pero otros tramos derivados o alternos eran utilizados según la época del año así lo favoreciera también forman parte indisociable del Camino Real.
En cuanto a las investigaciones acerca de su constitución física aún quedan elementos por desentrañar a través de la investigación de materiales y arqueología.
Itinerarios vinculados a la Minería Histórica y al ferrocarril en México
Aportaciones interesantes de rutas asociadas con la puesta en valor del patrimonio industrial en México:
Autor: Victor M. Terrazas
El Camino Real de Tierra Adentro es la primera ruta comercial euro-americana de Estados Unidos. Vinculando la capital colonial de España en Ciudad de México a su frontera norte en la lejana Nueva México, la ruta se extiende por tres siglos, dos países, y 1.600 millas. El recorrido fue trazado sobre una red de caminos que conectaban las antiguas culturas de México con las culturas del interior occidental de la misma época.
El Camino Real de Tierra Adentro se inicia en la Ciudad de México. Como el "Camino Real de las Tierras del Interior", el fronterizo camino para carromatos trajo colonos a lo que hoy es Nuevo México. Una vez que los viajeros cruzaron las tierras áridas más allá de la Ciudad de Chihuahua, siguieron el gran valle del Río Grande en el norte de Nueva México. Muchos de los parajes históricos y los primeros asentamientos creados por los colonos españoles que se sitúan a lo largo de El Camino Real son hoy ciudades modernas a lo largo del Río Grande. En los Estados Unidos, el camino se extiende desde la zona de El Paso en Texas, a través de Las Cruces, Socorro, Belén, Albuquerque, Santa Fe y Ohkay Owingeh (San Juan Pueblo)-la primera capital- en Nueva México.
El camino ha fomentado los intercambios entre personas de muchos orígenes, incluidos los indios americanos, españoles y otros europeos, los mexicanos, y más tarde habitantes de Nueva México, y otros de los Estados Unidos.
Desde 1598, cuando la expedición de los primeros colonizadores españoles hizo su camino hasta el Río Grande, en la década de 1880, el camino para carromatos fue la principal vía entre México y Nueva México. La vía corredor todavía está muy viva, 125 años después de la llegada del ferrocarril que eclipsó el uso comercial del camino para carromatos.
Incorporado al Sistema Nacional de Senderos en octubre de 2000 por el Congreso de los EE.UU., El Camino Real de Tierra Adentro Sendero Histórico Nacional se extiende 404 millas desde El Paso, Texas, hasta Ohkay Owingeh Pueblo, Nuevo México.
El sendero corredor nutre hoy un animado intercambio de ideas, costumbres, idioma, y la amistad entre México y la American Southwest. Reconocido internacionalmente como un sendero histórico, conmemora un patrimonio cultural y geográfico compartido y ayuda a eliminar las barreras culturales y a enriquecer la vida de las personas que viven a lo largo de El Camino Real de Tierra Adentro.
Enlaces relacionados:
El Camino Real de Tierra Adentro National Historic Trail
www.elcaminoreal.org
Asociación El Camino Real de Tierra Adentro Trail
www.caminorealcarta.org
El otro extremo de la ruta se localiza en Santa Fe, Nuevo México, Estados Unidos. De allí se parte hacia la ciudad de México a través de la meseta central, territorio anteriormente poblado por los grupos nómadas chichimecas, poblaciones que fueron muy difíciles de pacificar y en su gran mayoría fueron exterminados.
El 8 de septiembre de 1546, un año después del descubrimiento de Potosí, un destacamento de españoles e indios, al mando de Juan de Tolosa descubría, a unos 220 kilómetros al norte de Ciudad de México, un lugar denominado Zacatecas, donde en 1548 aparecerían riquísimos filones de plata. Junto a Zacatecas, destacaban otros yacimientos mexicanos, descubiertos en el siglo XVI, como Guanajuato, Real del Monte, San Luis Potosí o Sombrerete.
Con el descubrimiento del yacimiento aurífero de San Martín en Zacatecas se ponen las bases de la Ruta del Camino de la Plata, que en un contexto o escala más amplia va desde Santa Fé a México DF. Y de allí sus derivaciones a los puertos Veracruz y Acapulco. Algunos de sus hitos notables son: Fresnillo, Sombrerete, Chachiuites, San Andrés, Mazapil, Nombre de Dios, Durango, Indehé, Mapimi, Avino, Santa Bárbara, San Pedro de Potosí y Pinos.
El transporte de los productos mineros fue el principal promotor del desarrollo de los caminos de la Ruta de la Plata, pero junto con ello vendría todo tipo de adelantos tecnológicos y culturales, a su vez esto fue correspondido con la difusión de los nuevos descubrimientos que se realizaban en el Nuevo Mundo.
El primer tramo de la ruta que partió de la Ciudad de México va hasta la ciudad de Querétaro y en el camino se encontraron poblados de paso para abastecer y brindar hospedaje a los caminantes. La explotación de minas en las cercanías de Querétaro y Guanajuato hizo de la ciudad de Querétaro un centro habitado con un potencial de desarrollo que persistiría hasta bien avanzado el siglo XVIII.
El segundo tramo se hace necesario por el descubrimiento de los yacimientos minerales de Zacatecas con lo cual otra serie de poblaciones intermedias se fundaron con la finalidad de interrumpir el viaje en distancias de 40 kilómetros en promedio, distancia de una jornada aproximadamente. Este tramo del Camino Real de Tierra Adentro presentó varias rutas distintas a lo largo del tiempo, una por Aguascalientes, y la otra más importante por San Luis Potosí dado el reciente descubrimiento de las minas de Cerro de San Pedro.
Antes de concluir el siglo XVI el Camino Real de Tierra Adentro estará trazado hasta el poblado de Nuevo México, fundado con motivo de la terminación del camino y que pasaba por Durango, Chihuahua y El Paso del Norte principalmente. Es esta última ruta aquella que integró las manifestaciones urbanas y edificadas más especiales y al mismo tiempo sensibles al desarrollo económico que la Nueva Vizcaya viviría hacia los últimos 100 años del Virreinato, sobre todo por lo deshabitado de la región.
El Camino Real de Tierra Adentro está asociado a los descubrimientos mineros en territorios americanos de la Nueva España, Nueva Galicia y la Nueva Vizcaya principalmente, cosa que lleva a considerar la penetración en el territorio como una acción primordial.
La infraestructura necesaria para la explotación, beneficio del metal, registro en las cajas reales y su transporte hizo indispensable la fundación de haciendas de beneficio y agrícolas, de poblados de indios y presidios para la protección de los caminos, de misiones religiosas como alternativa evangelizadora para penetrar en el territorio; y con ello el movimiento de grandes volúmenes de ganado tan importante para las operaciones de las minas y los carros de carga.
Para el Camino Real los arrieros de ganado también constituyen una manifestación cultural que se debe considerar indisociable, pues ya rebasada la fiebre minera, estos grupos sociales jugarán un papel importante para la transmisión de las ideas independentistas de México entre los poblados y ciudades del norte.
Se pueden resumir los elementos que confluyen en la identificación del Camino Real de Tierra Adentro como sigue:
El principal uso del camino fue el transporte de mineral bruto y procesado, el transporte de materia prima para los procesos de beneficio y el abasto de productos de primera necesidad.
Como usos secundarios se encuentran el movimiento de grandes manadas de ganado, la penetración en el territorio fue la razón de su origen, pero es el auge minero el que le imprime prosperidad en su desarrollo, los usos inducidos al camino serían los resultantes del periodo previo y posterior a la independencia de México, además de la llegada de las vías de ferrocarril y líneas telegráficas.
Actualmente muchos tramos del antiguo camino coinciden con los trazos carreteros, pero otros tramos derivados o alternos eran utilizados según la época del año así lo favoreciera también forman parte indisociable del Camino Real.
En cuanto a las investigaciones acerca de su constitución física aún quedan elementos por desentrañar a través de la investigación de materiales y arqueología.
Itinerarios vinculados a la Minería Histórica y al ferrocarril en México
Aportaciones interesantes de rutas asociadas con la puesta en valor del patrimonio industrial en México:
- Minas y elementos patrimoniales vinculados en San Luis Potosí: Minas Cerro de San Pedro; Hacienda de Beneficio de Monte Caldera; Templo de San Nicolás Tolentino; Templo de San Pedro Apóstol
- Fortificaciones, itinerarios y Caminos Reales en el área del Caribe y en el Golfo de México
- Las vías históricas del transporte en Nueva España
- El "Camino Real Intercontinental" en el Septentrión Hispano
- El "Camino Real de Tierra Adentro" entre las ciudades de México y Santa Fe
- El Camino de Chihuahua. Tramo 1: Cuenca del Río Florido
- La red de Caminos Reales en la Argentina Hispánica
- La Quebrada de Humauaca en Argentina (que es también parte del Camino del Inca)
- El Camino del Sur. Buenos Aires-Magdalena: Último Tramo del Camino Real
- Nuevos avances sobre el proyecto del Camino Real del Atlántico Sur
- La Ruta de los Galeones
- El Camino Real acuático: las rutas de navegación dentro de una aproximación integral al sistema de comunicaciones en su conjunto
Autor: Victor M. Terrazas
El Camino Real de Tierra Adentro es la primera ruta comercial euro-americana de Estados Unidos. Vinculando la capital colonial de España en Ciudad de México a su frontera norte en la lejana Nueva México, la ruta se extiende por tres siglos, dos países, y 1.600 millas. El recorrido fue trazado sobre una red de caminos que conectaban las antiguas culturas de México con las culturas del interior occidental de la misma época.
El Camino Real de Tierra Adentro se inicia en la Ciudad de México. Como el "Camino Real de las Tierras del Interior", el fronterizo camino para carromatos trajo colonos a lo que hoy es Nuevo México. Una vez que los viajeros cruzaron las tierras áridas más allá de la Ciudad de Chihuahua, siguieron el gran valle del Río Grande en el norte de Nueva México. Muchos de los parajes históricos y los primeros asentamientos creados por los colonos españoles que se sitúan a lo largo de El Camino Real son hoy ciudades modernas a lo largo del Río Grande. En los Estados Unidos, el camino se extiende desde la zona de El Paso en Texas, a través de Las Cruces, Socorro, Belén, Albuquerque, Santa Fe y Ohkay Owingeh (San Juan Pueblo)-la primera capital- en Nueva México.
El camino ha fomentado los intercambios entre personas de muchos orígenes, incluidos los indios americanos, españoles y otros europeos, los mexicanos, y más tarde habitantes de Nueva México, y otros de los Estados Unidos.
Desde 1598, cuando la expedición de los primeros colonizadores españoles hizo su camino hasta el Río Grande, en la década de 1880, el camino para carromatos fue la principal vía entre México y Nueva México. La vía corredor todavía está muy viva, 125 años después de la llegada del ferrocarril que eclipsó el uso comercial del camino para carromatos.
Incorporado al Sistema Nacional de Senderos en octubre de 2000 por el Congreso de los EE.UU., El Camino Real de Tierra Adentro Sendero Histórico Nacional se extiende 404 millas desde El Paso, Texas, hasta Ohkay Owingeh Pueblo, Nuevo México.
El sendero corredor nutre hoy un animado intercambio de ideas, costumbres, idioma, y la amistad entre México y la American Southwest. Reconocido internacionalmente como un sendero histórico, conmemora un patrimonio cultural y geográfico compartido y ayuda a eliminar las barreras culturales y a enriquecer la vida de las personas que viven a lo largo de El Camino Real de Tierra Adentro.
Enlaces relacionados:
El Camino Real de Tierra Adentro National Historic Trail
www.elcaminoreal.org
Asociación El Camino Real de Tierra Adentro Trail
www.caminorealcarta.org
- jrdrIdentidad Certificada
- Cantidad de envíos : 1241
Edad : 76
Localización : coahuila
Frase Célebre : No es lo mismo creer que saber
Fecha de inscripción : 05/02/2009
Puntos : 7268
Re: El Camino Real de Tierra Adentro**
Jue 28 Mayo 2009, 7:17 pm
Otra aportacion
LEYENDAS Y FUROR EXPLORATORIO
Siguiendo las leyendas que hablaban de lugares fabulosos donde el oro recubría casas, calles y personas, se internaron diversas expediciones en el desconocido territorio americano hasta terminar, la inmensa mayoría de ellas, no sólo en el fracaso de su búsqueda sino en el desastre total. El regreso de Cabeza de Vaca a la Nueva España, acompañado de otros dos españoles y el Negro Estebanillo, después de varios años de peregrinaje en el sur de los actuales Estados Unidos, con noticias de muchos grupos indígenas y pueblos hasta ese momento desconocidos, provocaron un nuevo furor exploratorio entre muchos españoles que buscaban fama y gloria. Hacia 1540 la Nueva España conoció una nueva agitación provocada por el informe de fray Marcos de Niza, fraile franciscano, acerca de las ciudades de Cíbola y Quivira, ubicadas en lo más profundo y desconocido del septentrión novohispano. El virrey Antonio de Mendoza organizó una expedición que fuera en su búsqueda, bajo el mando de Francisco Vázquez de Coronado, entonces gobernador de Nueva Galicia. Así comenzó a cobrar forma la ruta del occidente novohispano hacia el norte.
En 1546 se descubrieron las minas de Zacatecas y cuatro años más tarde la extracción de plata empezó a ser tan importante que llamó la atención de los pobladores novohispanos y la autoridades coloniales. Pocos años después se explotan las minas de Guanajuato y a partir de 1556, cuando se descubren las minas de San Martín en el norte de Nueva Galicia, nuevas expediciones fundarían los yacimientos que a lo largo del siglo XVI fijarían la ruta del Camino de la Plata: Fresnillo, Sombrerete, Chalchihuites, San Andrés, Mazapil, Nombre de Dios, Durango, Indehé, Mapimí, Avino, Santa Bárbara, San Pedro del Potosí y Pinos, por mencionar los más importantes, hasta concluir con la expedición que en 1598, dirigida por Juan de Oñate con el cargo de Adelantado, fundó el reino de Nuevo México.
En síntesis, en un período de poco más de 50 años, las vías principales hacia el norte de México quedaron firmemente establecidas, teniendo como centro el Camino de la Plata, al grado que su trazo a lo largo de los siglos siguientes fue empleado para establecer las rutas contemporáneas.
Bajo el gobierno de Felipe II se abrió el septentrión novohispano, buscando la plata que demandaban la sociedad y los proyectos de la Corona. Pero las iniciativas políticas iban más allá de una simple ocupación del territorio para extraer metales preciosos, pues al mismo tiempo que buscaban extender la jurisdicción real en los territorios que formaban parte de los reinos españoles, otros muchos factores fueron configurando un desarrollo distinto de la vida a lo largo del Camino de la Plata y dando un rostro propio e identidad a los asentamientos que lo formaron.
LOS CHICHIMECAS, FEROCES GUERREROS
Para empezar, los chichimecas fueron el principal obstáculo que enfrentaron los españoles en su avance hacia el norte durante el siglo XVI. Cazadores-colectores, nómadas temporales, recorrían grandes extensiones en busca de los alimentos que aseguraban su subsistencia. No sólo resultaba difícil identificar sus campamentos y sus características culturales, sino además fue imposible reducirlos rápidamente, como ocurrió con los indígenas en el Valle de México o en el sur. Eran hábiles y feroces guerreros que dominaban con gran maestría el arco y la flecha, con un conocimiento profundo de los territorios donde habitaban y, sobre todo, habían desarrollado una impresionante capacidad para sobrevivir en las condiciones más difíciles que ofrecía la naturaleza.
Las noticias que recorren las villas y ciudades de toda la Nueva España, sobre todo a partir de 1550, son los continuos ataques de los chichimecas a los viajeros que transitaban por los escasos y desprotegidos caminos. Muy pronto se inició una guerra "a fuego y a sangre" para combatirlos, además de dotar de soldados a las caravanas –formadas por comerciantes, mineros, pobladores españoles e indígenas, esclavos– cuando su destino eran los yacimientos mineros que se iban descubriendo o ya estaban en plena actividad. Durante esa etapa, las autoridades coloniales recurrieron a la fundación de presidios y misiones, tanto para enfrentar a los indígenas y proteger a los viajeros y los envíos de la plata a las cajas reales de la Ciudad de México, como para convertir al cristianismo a los chichimecas. Pero los resultados fueron poco exitosos: se trataba de una guerra de subsistencia que no admitía soluciones intermedias precisamente por la naturaleza y peculiaridades de estos grupos.
Hubo voces que reclamaron al rey un cambio en la política seguida en las zonas mineras recién pobladas, como fue el caso de los franciscanos de Nueva Galicia, encabezados por fray Ángel de Valencia, o de los agustinos de Michoacán, a través del Tratado de la Guerra de los Chichimecas, escrito por fray Guillermo de Santa María. Ambos frailes afirmaban que la captura de esclavos y la ocupación española de los territorios de estos grupos habían desencadenado la guerra y no había causa justa para combatirlos. Sus razones fueron escuchadas casi a finales del siglo XVI, cuando Felipe II ordenó el uso de métodos distintos y pacíficos para congregar y convertir a los chichimecas.
La larguísima, sangrienta y costosa guerra chichimeca llegó casi a su fin. Al mismo tiempo que se redujeron las expediciones militares y se prohibió el pago por las cabelleras de los indígenas –como prueba de que habían muerto–, o su captura como esclavos, por el Camino de la Plata salieron 400 familias tlaxcaltecas a poblar siete puntos dentro del arco de frontera para servir de ejemplo y enlace con los chichimecas. San Luis Potosí, Saltillo, Chalchihuites y Colotlán fueron los principales asentamientos surgidos de esas medidas, y quedaron bajo la custodia de una nueva figura militar que recorrió esos caminos: el protector de frontera, encargado de cuidar la paz en esas poblaciones y las rutas que las comunicaban.
Todavía hacia 1587, un español que viajaba por el Camino de la Plata y llegó hasta Chiametla, en la actual Sinaloa, escribió a su mujer que "desde que salí de México hasta entrar en Zacatecas no se me cayeron las armas a mí y a mi caballo de a cuesta, y las armas de pies a cabeza yo y el caballo, porque hierve la tierra de chichimecas, una generación del demonio, y otras muchas generaciones, que, por no ser largo, no digo, y a todo esto ningún poblado, y agua de ocho a ocho leguas, y poca y mala, durmiendo en el suelo y con mucha nieve... y cada noche tocándonos arma, y de día matándome los amigos".
MERCANCÍAS Y MERCADERES
Otro elemento que acompañó la riqueza minera fue el tránsito de mercancías y mercaderes. Aunque en el siglo XVI muchas de las tierras del norte eran enormes bosques antes de la presencia hispánica, con pequeñísimas zonas de agricultura temporal que practicaban algunos grupos chichimecas, el consumo de madera y carbón para fundir la plata rápidamente dejó en la aridez el entorno inmediato de todos los reales de minas. Si agregamos las enormes cantidades de mineral de desecho que eran arrojadas y lavadas cuando se introdujo el sistema de patio, contaminando la tierra, el resultado fue la dificultad para tener centros de abastecimiento cercanos, sobre todo agrícolas.
Las recuas, los carros y las espaldas de los mercaderes indígenas transportaron miles de toneladas de alimentos, ropas, herramientas, objetos suntuarios, libros, medicinas, etc., para mantener las poblaciones que en las minas tenían explosivos crecimientos y descensos, como fenómenos migratorios, según fuera la calidad y la cantidad de plata extraída de las vetas. Con el desarrollo de regiones agrícolas próximas a las zonas mineras, fue más importante la demanda de los productos requeridos para la dieta y vida cotidiana de los españoles que, a pesar de la distancia, seguían trayéndose a cualquier precio aceite de oliva, especias, quesos de oveja, embutidos, así como telas finas (holandas y terciopelos), perfumes, joyas labradas e instrumentos musicales.
De regreso a la Ciudad de México, arrieros y mercaderes transportaban la plata quintada que por derecho recibía la Corona, así como la del pago de las mercancías vendidas y los envíos de particulares a sus parientes o socios en las ciudades novohispanas o en España. También eran el medio para remitir la plata obtenida de los procesos judiciales, especialmente de los remates de los "bienes de difuntos". Aunque hay pocos estudios sobre la producción de plata a lo largo del período colonial, de las cifras registradas por Alejandro de Humboldt en el período de 1785 a 1789, los ingresos de las cajas reales de las intendencias mineras de la Nueva España ascendieron a 9,730,000 marcos de plata, siendo cada marco equivalente a ocho pesos y medio. Casi desde finales del siglo XVII hasta mediados del siglo XIX, la producción de plata en la Nueva España aportó al menos la tercera parte de la producción mundial y, en ocasiones, llegó a superar el 60 por ciento.
LEYENDAS Y FUROR EXPLORATORIO
Siguiendo las leyendas que hablaban de lugares fabulosos donde el oro recubría casas, calles y personas, se internaron diversas expediciones en el desconocido territorio americano hasta terminar, la inmensa mayoría de ellas, no sólo en el fracaso de su búsqueda sino en el desastre total. El regreso de Cabeza de Vaca a la Nueva España, acompañado de otros dos españoles y el Negro Estebanillo, después de varios años de peregrinaje en el sur de los actuales Estados Unidos, con noticias de muchos grupos indígenas y pueblos hasta ese momento desconocidos, provocaron un nuevo furor exploratorio entre muchos españoles que buscaban fama y gloria. Hacia 1540 la Nueva España conoció una nueva agitación provocada por el informe de fray Marcos de Niza, fraile franciscano, acerca de las ciudades de Cíbola y Quivira, ubicadas en lo más profundo y desconocido del septentrión novohispano. El virrey Antonio de Mendoza organizó una expedición que fuera en su búsqueda, bajo el mando de Francisco Vázquez de Coronado, entonces gobernador de Nueva Galicia. Así comenzó a cobrar forma la ruta del occidente novohispano hacia el norte.
En 1546 se descubrieron las minas de Zacatecas y cuatro años más tarde la extracción de plata empezó a ser tan importante que llamó la atención de los pobladores novohispanos y la autoridades coloniales. Pocos años después se explotan las minas de Guanajuato y a partir de 1556, cuando se descubren las minas de San Martín en el norte de Nueva Galicia, nuevas expediciones fundarían los yacimientos que a lo largo del siglo XVI fijarían la ruta del Camino de la Plata: Fresnillo, Sombrerete, Chalchihuites, San Andrés, Mazapil, Nombre de Dios, Durango, Indehé, Mapimí, Avino, Santa Bárbara, San Pedro del Potosí y Pinos, por mencionar los más importantes, hasta concluir con la expedición que en 1598, dirigida por Juan de Oñate con el cargo de Adelantado, fundó el reino de Nuevo México.
En síntesis, en un período de poco más de 50 años, las vías principales hacia el norte de México quedaron firmemente establecidas, teniendo como centro el Camino de la Plata, al grado que su trazo a lo largo de los siglos siguientes fue empleado para establecer las rutas contemporáneas.
Bajo el gobierno de Felipe II se abrió el septentrión novohispano, buscando la plata que demandaban la sociedad y los proyectos de la Corona. Pero las iniciativas políticas iban más allá de una simple ocupación del territorio para extraer metales preciosos, pues al mismo tiempo que buscaban extender la jurisdicción real en los territorios que formaban parte de los reinos españoles, otros muchos factores fueron configurando un desarrollo distinto de la vida a lo largo del Camino de la Plata y dando un rostro propio e identidad a los asentamientos que lo formaron.
LOS CHICHIMECAS, FEROCES GUERREROS
Para empezar, los chichimecas fueron el principal obstáculo que enfrentaron los españoles en su avance hacia el norte durante el siglo XVI. Cazadores-colectores, nómadas temporales, recorrían grandes extensiones en busca de los alimentos que aseguraban su subsistencia. No sólo resultaba difícil identificar sus campamentos y sus características culturales, sino además fue imposible reducirlos rápidamente, como ocurrió con los indígenas en el Valle de México o en el sur. Eran hábiles y feroces guerreros que dominaban con gran maestría el arco y la flecha, con un conocimiento profundo de los territorios donde habitaban y, sobre todo, habían desarrollado una impresionante capacidad para sobrevivir en las condiciones más difíciles que ofrecía la naturaleza.
Las noticias que recorren las villas y ciudades de toda la Nueva España, sobre todo a partir de 1550, son los continuos ataques de los chichimecas a los viajeros que transitaban por los escasos y desprotegidos caminos. Muy pronto se inició una guerra "a fuego y a sangre" para combatirlos, además de dotar de soldados a las caravanas –formadas por comerciantes, mineros, pobladores españoles e indígenas, esclavos– cuando su destino eran los yacimientos mineros que se iban descubriendo o ya estaban en plena actividad. Durante esa etapa, las autoridades coloniales recurrieron a la fundación de presidios y misiones, tanto para enfrentar a los indígenas y proteger a los viajeros y los envíos de la plata a las cajas reales de la Ciudad de México, como para convertir al cristianismo a los chichimecas. Pero los resultados fueron poco exitosos: se trataba de una guerra de subsistencia que no admitía soluciones intermedias precisamente por la naturaleza y peculiaridades de estos grupos.
Hubo voces que reclamaron al rey un cambio en la política seguida en las zonas mineras recién pobladas, como fue el caso de los franciscanos de Nueva Galicia, encabezados por fray Ángel de Valencia, o de los agustinos de Michoacán, a través del Tratado de la Guerra de los Chichimecas, escrito por fray Guillermo de Santa María. Ambos frailes afirmaban que la captura de esclavos y la ocupación española de los territorios de estos grupos habían desencadenado la guerra y no había causa justa para combatirlos. Sus razones fueron escuchadas casi a finales del siglo XVI, cuando Felipe II ordenó el uso de métodos distintos y pacíficos para congregar y convertir a los chichimecas.
La larguísima, sangrienta y costosa guerra chichimeca llegó casi a su fin. Al mismo tiempo que se redujeron las expediciones militares y se prohibió el pago por las cabelleras de los indígenas –como prueba de que habían muerto–, o su captura como esclavos, por el Camino de la Plata salieron 400 familias tlaxcaltecas a poblar siete puntos dentro del arco de frontera para servir de ejemplo y enlace con los chichimecas. San Luis Potosí, Saltillo, Chalchihuites y Colotlán fueron los principales asentamientos surgidos de esas medidas, y quedaron bajo la custodia de una nueva figura militar que recorrió esos caminos: el protector de frontera, encargado de cuidar la paz en esas poblaciones y las rutas que las comunicaban.
Todavía hacia 1587, un español que viajaba por el Camino de la Plata y llegó hasta Chiametla, en la actual Sinaloa, escribió a su mujer que "desde que salí de México hasta entrar en Zacatecas no se me cayeron las armas a mí y a mi caballo de a cuesta, y las armas de pies a cabeza yo y el caballo, porque hierve la tierra de chichimecas, una generación del demonio, y otras muchas generaciones, que, por no ser largo, no digo, y a todo esto ningún poblado, y agua de ocho a ocho leguas, y poca y mala, durmiendo en el suelo y con mucha nieve... y cada noche tocándonos arma, y de día matándome los amigos".
MERCANCÍAS Y MERCADERES
Otro elemento que acompañó la riqueza minera fue el tránsito de mercancías y mercaderes. Aunque en el siglo XVI muchas de las tierras del norte eran enormes bosques antes de la presencia hispánica, con pequeñísimas zonas de agricultura temporal que practicaban algunos grupos chichimecas, el consumo de madera y carbón para fundir la plata rápidamente dejó en la aridez el entorno inmediato de todos los reales de minas. Si agregamos las enormes cantidades de mineral de desecho que eran arrojadas y lavadas cuando se introdujo el sistema de patio, contaminando la tierra, el resultado fue la dificultad para tener centros de abastecimiento cercanos, sobre todo agrícolas.
Las recuas, los carros y las espaldas de los mercaderes indígenas transportaron miles de toneladas de alimentos, ropas, herramientas, objetos suntuarios, libros, medicinas, etc., para mantener las poblaciones que en las minas tenían explosivos crecimientos y descensos, como fenómenos migratorios, según fuera la calidad y la cantidad de plata extraída de las vetas. Con el desarrollo de regiones agrícolas próximas a las zonas mineras, fue más importante la demanda de los productos requeridos para la dieta y vida cotidiana de los españoles que, a pesar de la distancia, seguían trayéndose a cualquier precio aceite de oliva, especias, quesos de oveja, embutidos, así como telas finas (holandas y terciopelos), perfumes, joyas labradas e instrumentos musicales.
De regreso a la Ciudad de México, arrieros y mercaderes transportaban la plata quintada que por derecho recibía la Corona, así como la del pago de las mercancías vendidas y los envíos de particulares a sus parientes o socios en las ciudades novohispanas o en España. También eran el medio para remitir la plata obtenida de los procesos judiciales, especialmente de los remates de los "bienes de difuntos". Aunque hay pocos estudios sobre la producción de plata a lo largo del período colonial, de las cifras registradas por Alejandro de Humboldt en el período de 1785 a 1789, los ingresos de las cajas reales de las intendencias mineras de la Nueva España ascendieron a 9,730,000 marcos de plata, siendo cada marco equivalente a ocho pesos y medio. Casi desde finales del siglo XVII hasta mediados del siglo XIX, la producción de plata en la Nueva España aportó al menos la tercera parte de la producción mundial y, en ocasiones, llegó a superar el 60 por ciento.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.