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Patrimonio cultural Subacuatico
Miér 10 Jun 2009, 11:23 am
Los sitios arqueológicos que yacen en ríos, lagos o fondos marinos constituyen una enorme fuente de información sobre la vida de nuestros antepasados. Desafortunadamente, la cacería de tesoros es una actividad muy lucrativa y miles cazadores de tesoros desvalijan los pecios para vender sus objetos. Para proteger este patrimonio cultural, la UNESCO adoptó en noviembre 2001 una convención que pretende prohibir las excavaciones submarinas con fines comerciales exclusivamente.
Desde la antigüedad el hombre atravesó ríos, lagos y océanos a la conquista de otras tierras, para establecer redes comerciales con otros pueblos o simplemente en busca de aventura y de fortuna. En este ir y venir, cientos de buques mercantes atestados de porcelanas o ánforas, galeones cargados de joyas o buques de guerra con su artillería, naufragaron o fueron hundidos por los cañones enemigos a lo largo de las costas o en los fondos marinos.
Las aguas tienen el prodigio de conservar sus restos durante miles y miles de años mejor que en tierra. Gracias al desarrollo de la arqueología subacuática, estos restos pueden ser estudiados. Así, cada navío sumergido en el fondo del mar permite a menudo obtener datos sobre las técnicas de construcción naval, las estrategias de guerra, las técnicas artesanales o las rutas comerciales, como ningún vestigio terrestre puede hacerlo (véase arqueología subacuática).
La riqueza de este patrimonio es tan grande, que se calcula que más de tres millones de navíos sin localizar se hallan diseminados en los fondos oceánicos. Solamente en América del Norte se han registrado más de 65.000 pérdidas de navíos desde el año 1500 hasta nuestros días. Cerca de las Azores, entre 1522 (el año que Magallanes dio la vuelta al mundo) y el 2002, cerca de 850 barcos han sucumbido, entre ellos 90 eran galeones españoles y 40 buques portugueses que hacían la ruta de las Indias. Los países de América Latina y el Caribe, por su historia, cobijan un patrimonio subacuático de una gran riqueza. En la Bahía de Montevideo (Uruguay), por ejemplo, se registraron más de 200 naufragios importantes entre 1772 y 1930. Entre estos se encontraban fragatas, bergantines, corbetas, barcos de vapor y barcos de pasajeros.
Pero no sólo los barcos se encuentran engullidos en los fondos de las aguas. Ciclones o terremotos también hundieron a ciudades enteras como Port Royal (Jamaica), vestigios de civilizaciones antiguas como el Faro de Alejandría (Egipto) o poblados neolíticos como los que esconde el Mar Negro. Los cenotes sagrados (cavidades naturales inundadas) de la península de Yucatán (México)también esconden en sus fondos una mina de información sobre la cultura maya.
Desafortunadamente, la mayoría de estos tesoros del patrimonio cultural se encuentran gravemente amenazados. La tecnología permite hoy día fácilmente el acceso a los fondos marinos. Un simple buzo aficionado con una escafandra autónoma puede acceder a los pecios a lo largo de las costas y recuperar objetos. Pero también existen grandes empresas de cazadores de tesoros que surcan los océanos en busca de pecios para extraer sus piezas y venderlas a precios desorbitados en casas de subastas prestigiosas. Así, las piezas arqueológicas se dispersan por el mundo y nunca son estudiadas (véase "Los cazadores de tesoros").
Por fin un Acuerdo Internacional
Con el fin de contener este mal, la UNESCO adoptó en noviembre de 2001 la Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático. Se trata de un acuerdo internacional que pretende proteger todos los rastros de existencia humana que tengan un carácter cultural, histórico o arqueológico que hayan estado bajo el agua por lo menos durante cien años. Para ello, la Convención pretende prohibir las excavaciones con fines comerciales exclusivamente. Así, todos los países que firmen la Convención deben prohibir la actividad de los "cazadores de tesoros", a través de sus legislaciones. La Convención también prevé que los Estados tomen medidas para impedir la entrada en su territorio, el comercio y la posesión del patrimonio cultural subacuático recuperado ilegalmente.
Uno de los principios esenciales de la Convención es la conservación in situ. Esto quiere decir que los países deben privilegiar la conservación de los vestigios subacuáticos en el lugar en que fueron hallados y que solamente se extraigan momentáneamente para ser estudiados. (véase conservación in situ).
Por otra parte, el trabajo arqueológico es muy costoso y muchos países carecen de recursos para proteger su patrimonio. La Convención favorece la cooperación entre los países para impartir una formación en arqueología subacuática, en las técnicas de preservación del patrimonio cultural subacuático y en la transferencia de tecnologías.
"La mayoría de los países están de acuerdo con las normas y principios de la Convención y la consideran necesaria, expresa Edouard Planche, encargado adjunto de programa en la Sección de Normas Internacionales de la División del Patrimonio Cultural de la UNESCO. Lo único que falta es que los Estados la ratifiquen lo más pronto posible para que pueda entrar en vigor".
Nota : véase texto completo de la Convención sobre el Patrimonio Cultural Subacuático en:
http:// www.unesco.org/culture/legalprotection/water/html_sp/convention.shtml
Muy interesante es el sitio de la Subdirección de Arqueología Subacuática del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México: http:// www.inah.gob.mx/arq_subq/htme/menu.html
Desde la antigüedad el hombre atravesó ríos, lagos y océanos a la conquista de otras tierras, para establecer redes comerciales con otros pueblos o simplemente en busca de aventura y de fortuna. En este ir y venir, cientos de buques mercantes atestados de porcelanas o ánforas, galeones cargados de joyas o buques de guerra con su artillería, naufragaron o fueron hundidos por los cañones enemigos a lo largo de las costas o en los fondos marinos.
Las aguas tienen el prodigio de conservar sus restos durante miles y miles de años mejor que en tierra. Gracias al desarrollo de la arqueología subacuática, estos restos pueden ser estudiados. Así, cada navío sumergido en el fondo del mar permite a menudo obtener datos sobre las técnicas de construcción naval, las estrategias de guerra, las técnicas artesanales o las rutas comerciales, como ningún vestigio terrestre puede hacerlo (véase arqueología subacuática).
La riqueza de este patrimonio es tan grande, que se calcula que más de tres millones de navíos sin localizar se hallan diseminados en los fondos oceánicos. Solamente en América del Norte se han registrado más de 65.000 pérdidas de navíos desde el año 1500 hasta nuestros días. Cerca de las Azores, entre 1522 (el año que Magallanes dio la vuelta al mundo) y el 2002, cerca de 850 barcos han sucumbido, entre ellos 90 eran galeones españoles y 40 buques portugueses que hacían la ruta de las Indias. Los países de América Latina y el Caribe, por su historia, cobijan un patrimonio subacuático de una gran riqueza. En la Bahía de Montevideo (Uruguay), por ejemplo, se registraron más de 200 naufragios importantes entre 1772 y 1930. Entre estos se encontraban fragatas, bergantines, corbetas, barcos de vapor y barcos de pasajeros.
Pero no sólo los barcos se encuentran engullidos en los fondos de las aguas. Ciclones o terremotos también hundieron a ciudades enteras como Port Royal (Jamaica), vestigios de civilizaciones antiguas como el Faro de Alejandría (Egipto) o poblados neolíticos como los que esconde el Mar Negro. Los cenotes sagrados (cavidades naturales inundadas) de la península de Yucatán (México)también esconden en sus fondos una mina de información sobre la cultura maya.
Desafortunadamente, la mayoría de estos tesoros del patrimonio cultural se encuentran gravemente amenazados. La tecnología permite hoy día fácilmente el acceso a los fondos marinos. Un simple buzo aficionado con una escafandra autónoma puede acceder a los pecios a lo largo de las costas y recuperar objetos. Pero también existen grandes empresas de cazadores de tesoros que surcan los océanos en busca de pecios para extraer sus piezas y venderlas a precios desorbitados en casas de subastas prestigiosas. Así, las piezas arqueológicas se dispersan por el mundo y nunca son estudiadas (véase "Los cazadores de tesoros").
Por fin un Acuerdo Internacional
Con el fin de contener este mal, la UNESCO adoptó en noviembre de 2001 la Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático. Se trata de un acuerdo internacional que pretende proteger todos los rastros de existencia humana que tengan un carácter cultural, histórico o arqueológico que hayan estado bajo el agua por lo menos durante cien años. Para ello, la Convención pretende prohibir las excavaciones con fines comerciales exclusivamente. Así, todos los países que firmen la Convención deben prohibir la actividad de los "cazadores de tesoros", a través de sus legislaciones. La Convención también prevé que los Estados tomen medidas para impedir la entrada en su territorio, el comercio y la posesión del patrimonio cultural subacuático recuperado ilegalmente.
Uno de los principios esenciales de la Convención es la conservación in situ. Esto quiere decir que los países deben privilegiar la conservación de los vestigios subacuáticos en el lugar en que fueron hallados y que solamente se extraigan momentáneamente para ser estudiados. (véase conservación in situ).
Por otra parte, el trabajo arqueológico es muy costoso y muchos países carecen de recursos para proteger su patrimonio. La Convención favorece la cooperación entre los países para impartir una formación en arqueología subacuática, en las técnicas de preservación del patrimonio cultural subacuático y en la transferencia de tecnologías.
"La mayoría de los países están de acuerdo con las normas y principios de la Convención y la consideran necesaria, expresa Edouard Planche, encargado adjunto de programa en la Sección de Normas Internacionales de la División del Patrimonio Cultural de la UNESCO. Lo único que falta es que los Estados la ratifiquen lo más pronto posible para que pueda entrar en vigor".
Nota : véase texto completo de la Convención sobre el Patrimonio Cultural Subacuático en:
http:// www.unesco.org/culture/legalprotection/water/html_sp/convention.shtml
Muy interesante es el sitio de la Subdirección de Arqueología Subacuática del Instituto Nacional de Antropología e Historia de México: http:// www.inah.gob.mx/arq_subq/htme/menu.html
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