El Secreto de la odalisca, ingenioso escondite de un tesoro.

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El secreto de la odalisca
Por Martha Santos
31/05/2009 - 04:00 AM

Saltillo, Coah.- Sucedió en el Callejón de Miraflores, antes De los Perros. Ah… Saltillo viejo… ¡cuántos detalles y consejas anidan en tus antiguos callejones!, esos del llamado Centro Histórico.

Dice Juan Marino Oyervides Aguirre en el libro “Entre la Realidad y el Mito” que basta con hurgar en ellos y rascar un poco en su pasado para que éste aflore anecdótico, oscilando entre lo verdadero y lo fantástico.

El Callejón de Miraflores abarca escasas dos cuadras, corre de sur a norte y está comprendido entre las calles P. Moreno y Pípila. Se localiza en lo que fuera la Nueva Tlaxcala o el pueblo, en los tiempos de la Colonia. En el trazo del plano más antiguo de la ciudad, del año 1836, ya aparece: eran las orillas del poblado en el siglo XIX.

A principios del siglo XX se le conoció como el De los Perros por el número de ellos en el callejón.

Tal como a Juan Marino Oyervides Aguirre se lo contaron y da fe en la antología recopilada por María Concepción Recio Dávila, alrededor del año de 1927 se estableció allí en Miraflores, en la acera poniente entre Pípila y Escobedo, un salón de baile conocido en la época como el Copacabana, que según se decía era frecuentado por jóvenes de posición acomodada.

Ahí se bailó el danzón, pero también el tango.

ECOS DEL COPACABANA

Dicen los vecinos que el lugar siempre fue muy discreto, pues la música no se escuchaba al exterior, quizá porque las orquestas de música viva se instalaban en el salón posterior, y éste era un sitio cerrado. El local tenía en su fachada un arco radial, ahora desaparecido, y había un patio central adornado con una fuentecilla, rematada con una estatua metálica: era una bella mujer de formas anatómicas sugerentes, especie de odalisca bailando que alzaba su brazo derecho vertical y en lo alto sostenía una copa.

Esa escultura femenina, se decía, simbolizaba en cierto modo los placeres mundanos.

El sitio de reunión permaneció funcionando hasta la mitad de la década de los años 50.

Refiere don Gregorio López, vecino del barrio desde los años 40, que aún se conservan en el salón unas pinturas alusivas. Corrió además el rumor entre los distintos inquilinos que era frecuente que de manera repentina, sobre todo en aquellas noches silenciosas, se escuchara la música, apenas audible, sin llegar a ser molesta, muchos años después de cerrado el centro de diversión. Era, según dicen, como una repetición sobrenatural y extrasensorial de sonidos guardados por el tiempo, como si hubiese una impregnación musical en aquellos viejos muros, algo de orden paranormal en un desafío al devenir del tiempo. También se oían risitas y murmullos apagados.

UN ACCIDENTE AFORTUNADO

Se supo que los diversos propietarios, posteriores a la clausura del establecimiento, excavaron por todos los rincones de la finca, incluyendo el patio.

Pasaron algunos años y el propósito no se vio coronado por el éxito. La fuentecilla y la odalisca allí permanecieron bajo el polvo y la intemperie.

En los años 70, uno de los dueños decidió dar una mayor sensación de amplitud al patio y para ello ordenó a unos albañiles derribar la fuente.

Bajo los golpes certeros de la pica cayó la odalisca cual pesada era. En su desplome tomó posición boca abajo y pareció de manera grotesca besar el suelo.

Ahí ocurrió lo extraordinario: la mano se desprendió del antebrazo y se quebró la fina copa que sostenía, desbordándose monedas de oro y plata así como fulgurantes joyas.

Dicen los vecinos que hasta allí supieron. Se ignora hasta la fecha si los albañiles se beneficiaron, pero trascendió que con ellos estaba el propietario, por lo que es probable que sugiriera algún reparto.

Lo fabuloso del asunto fue el hecho de que hayan transcurrido tantos años y nadie atinó a descubrir aquel secreto oculto en ese lugar tan impensable e inaccesible.

Al parecer, los primeros propietarios, posteriores a doña Concha, se mudaron de la ciudad. El destino final de aquella escultural odalisca metálica nunca se supo.

Créalo o no…

http://www.zocalo.com.mx/seccion/articulo/105442




Gracias a Rubén Dávila Farías por mostrarnos esta historia.

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Pues no, Naci y vivo actualmente cerca del Callejon de Miraflores, es mas hace pocos meses fueron restauradas las fachadas y toda el area peatonal ese trabajo lo diriji personalmente.
Nunca existio un burdel en esa area, ni mucho menos con ese sujerente nombre. El Copacabana si fue un cabaret de los años 40s pero estaba situado en otro lugar.
Saludos.

Que interesante Relato Don Cantu, solo que aqui entraria el debate sobre si fue o no cierto, como quiera que sea esta muy interesante, y si, no es la primera vez que se escucha que algun objeto se guarde algun tesoro, recuerdo que alguien en alguna ocasion me comento que habia una finca que le habian buscado hasta por debajo de la lengua, y el ultimo lugar donde pudieron haber buscado era al frente de la casa, justo donde tenian un par de "leones de bronce" que custodiaban la finca, y el dia que tumbaron esos leones por remodelaciones del nuevo dueño........pues que sale la morralla......... ....

Saludos

Atte

Chicharo

Hola les comento que hace ya como 20 años un buen amigo prospecto por varios dias -casi dos semanas- en una antigua hacienda en San Luis Potosi y no encontro ninguna marca, a el le habian asegurado que habia buena canitdad de oro en la hacienda, ya el ultimo dia, descansando bajo uno de los arcos vio frente a el las letras de molde del nombre de la hacienda median cono 50 centimetros de alto y cuarenta de ancho... eran de oro fundido

Saludos

y a quien se le olvidarias esas letras ahi ???? como es eso posible!!!! ......

Si lo dicho, mejor ya no le busco y en una de esas me las encuentro.... .......



Saludos

Atte

Chicharo

Suponemos que fue una ingeniosa manera de esconder el oro, donde todo mundo pudiera vero sin saber lo que era en realidad, quien se puede inmaginar que unas letras pintadas en azul fueran de oro? Saludos