BARCO CON TESORO ESPAÑOL PERDIDO DURANTE CUATRO SIGLOS EN EL DESIERTO DE CALIFORNIA

OTRA HISTORIA PESCADA EN EL INTERNET PERO NO MENOS INTERESANTE.

Este artículo es la historia de un tesoro perdido de perlas que se llevó a cabo en el desierto de California hace 400 años.
Al darle vueltas a la idea de un barco perdido en el desierto, es difícil creer que el debate no es sobre camellos (a menudo referido como el barco del desierto), pero un barco real.
En 1610, el rey Felipe III de España emitió órdenes al capitán Álvarez de Cordone para hacerse cargo de la construcción de tres naves, que iban a ser utilizados en una expedición de recolección de perlas a lo largo de la costa occidental de México. Alrededor de este tiempo, las perlas se consideraron más valioso que el oro.
Para asegurar el éxito, Cordone pidió dos capitanes adicionales, Juan de Iturbe y Pedro de Rosales, para ser asignados a la expedición. Los tres hombres viajaron a la localidad de Acapulco, en la costa oeste de México, para supervisar la construcción de los buques y, al mismo tiempo, el alquiler y transporte 60 experimentó buscadores de perlas de la costa este de África.

Dos años más tarde, en 1612, los vasos fueron declaradas-mar digno y la expedición figuran con Cordone a cargo. Los barcos navegaban en un curso hacia el noroeste cerca de la costa de México, un área que fue reportado por los exploradores españoles de ser el hogar de una gran ostra que produce una perla negro raro y hermoso.
Para fueron hechas en el camino para recoger las perlas, pero el verdadero tesoro ponen más al norte y más profundo en el Golfo de California. Después de unas semanas, el trío de barcos llegó a un pueblo indígena, donde algunos de los nativos fueron avistadas buceo en busca de perlas.
Los españoles fueron los primeros europeos que los indígenas habían visto y Cordone y sus hombres se sorprendieron al darse una cálida bienvenida y una invitación a compartir una comida.
Después de un rato, Cordone abordó el tema de las perlas y el jefe indio informó a la tripulación que las ostras estaban reunidos para la alimentación y las perlas se utiliza para hacer joyas y otros artefactos. Se les mostró un gran número de ollas rebosantes de las perlas más finas jamás vistos.
Aquí es donde la historia comienza a ponerse feo. Cordone pidió al jefe si le gustaría a trueque de las perlas y ropa que ofrece a cambio. El presidente aceptó en previsión de su tribu con la ropa fina que llevaban los oficiales españoles.
A la mañana siguiente varios paquetes cuidadosamente atadas fueron intercambiados por las perlas. Las ropas fueron pronto descubrió que un surtido de trapos. Se nos recuerda una vez más que la explotación atroz de los inocentes no es nueva.
Las perlas fueron cargados en el barco capitaneado por Iturbe y los barcos navegaron vigilados por indios justificadamente enojados que se amontonaron en canoas y se fue después de las naves.
Como Cordone se quedó en la cubierta de su barco viendo los indios dando caza en sus canoas, fue golpeado en el pecho por una flecha. Él no estaba herido de muerte, pero sufría de una infección, que le obligó a regresar a Acapulco. Ordenó Rosales y Iturbe para continuar el viaje por la costa de la cosecha más perlas.
Las dos naves por fin llegaron al Golfo de California y los ricos criaderos de ostras, donde encontraron grandes cantidades de brillantes perlas negras. A pesar de la generosidad, que pondera el barco a un nivel de agua casi crítico, se tomó la decisión de continuar hacia el norte.
Fue en una tarde templada, como los buques navegaban hacia el norte en aguas tranquilas, que el buque cargado abajo con perlas golpeó un arrecife que arrancó un gran agujero en el casco. Las perlas fueron trasladados a toda prisa a la nave restante y Iturbe y Rosales continuaron hacia el norte para más perlas. El aumento de la riqueza de la corona española significó mayores recompensas por los dos capitanes.
Un par de semanas más tarde, la nave de Iturbe navegó en las aguas del estuario opacas y turbias donde el río Colorado entró en el Golfo de California. A unas 60 millas río arriba del río se desbordaron su cauce natural para formar un gran mar interior de cuenco. Huelga decir que el barco entró en la cuenca con la esperanza de encontrar más tesoros, pero sin éxito.
Iturbe abandonó la búsqueda y navegó de vuelta a donde entraron sólo para descubrir un canto de la tierra se había formado entre la cuenca y el río. El buque fue totalmente sin litoral en un cuerpo en rápida disminución de agua. Después de un viaje de tres días circunnavegar la zona, se dieron cuenta de que estaban atrapados, sin posibilidad de alcanzar el Golfo de México.
Al cabo de sólo unos pocos días más para el casco de la nave para resolver sobre el fondo arenoso del lago y de la lista a un lado. No tenían más remedio que recoger lo que pudieron y abandonar el barco encallado, junto con las perlas, y hacer su camino hacia el Golfo de México.
Cuatro meses más tarde, los que sobrevivieron al peligroso viaje fueron recogidos por un galeón español cerca de lo que hoy conocemos como Guaymas, en el estado mexicano de Sonora. Al mismo tiempo, la nave estaba siendo cubierto por las arenas ahora secos y cambiantes del desierto, con las ollas de barro llenas de perlas todavía descansando en la bodega.
Tras el final de la guerra civil en 1865, muchas personas hicieron su camino hacia el oeste para hacer una vida mejor, algunos atravesando el Desierto de Colorado en el sur de California. Muchos de los viajeros dijeron haber visto lo que parecía una nave de descanso en el suelo del desierto.
Su viaje fue un desafío peligroso y lo más probable es que no estaban dispuestos a investigar el accidente al tratar de
sobrevivir a sus actuales circunstancias. El hecho es que había cientos de avistamientos en los últimos 35 años de la 19 ^ª siglo.
Ha habido muchas expediciones para encontrar el tesoro perdido, todo al parecer sin éxito. En fecha tan reciente como 1999 personas participan en diversas actividades recreativas en la zona han dijeron haber visto lo que parecía una nave en el desierto, todo evidentemente desconocen la historia.
Aunque el barco ha sido visto y perdido muchas veces, también hay historias de saqueos. Alrededor de 1917, un agricultor de El Centro se dijo que había encontrado un pequeño cofre de joyas y en silencio los vendió en Los Ángeles. También se dice que ha utilizado la madera de la nave para hacer corrales de cerdos.

Muy interesante la historia...a ver si algun compañero que este cerca por alla puede ir a checar esos restos...seria fabuloso! va su punto por compartir....saludos!