- Miguel garciaIdentidad Certificada
- Cantidad de envíos : 682
Edad : 52
Localización : Montemorelos Nuevo Leon
Frase Célebre : esta letal
Fecha de inscripción : 21/01/2008
Puntos : 7131
EL TESORO DEL ABUELO
Sáb 16 Feb 2008, 10:09 am
El Tesoro del Abuelo
<BLOCKQUOTE>
Acababa de pasar la revolución, ya vivía con mi Madre y hermanas, en una pequeña hacienda en el Estado de Jalisco a unos cuantos kilómetros del Estado de Colima.
Mi padre murió durante la revolución, lo fusilaron achacándole que era Carrancista dejando viuda a mi Mamá con 4 hijos, 3 mujeres y yo.
La hacienda era pequeña pero productiva, fue lo que nos mantenía hasta que llegó el agrarismo y todo se acabó. Mi madre y mis hermanas se fueron a vivir con unos familiares a Armería, Col., yo me fui a trabajar a un rancho propiedad de un Sr. Vizcaino donde duré cinco años, ya que tuve que abandonar mi trabajo, pues me enamoré de una de las hijas del patrón, Cecilia, una joven muy hacendosa. El padre de ella no veía con malos ojos el noviazgo hasta que le tratamos el casamiento. Claramente me dijo : Matías has fortuna y te podrás casar con mi hija, ya que está acostumbrada a ciertos lujos que tú no puedes darle.
Con todo el dolor de mi corazón me fui, y supe que cerca de ahí en el Estado de Colima en un rancho “La Violeta” necesitaban a una persona que supiera de fincas. Me presenté a pedir trabajo y el dueño Don Juan Meléndez, después de preguntar de mi trabajo anterior, de mi familia, etc., me dio el trabajo.
A los dos meses más o menos me dijo un día, mira Matías yo ya estoy cansado, ya no puedo ir a tocas a las cuatro de la mañana la campana que está en una torre de lo que fue una hacienda y que estaba como a cuatro kilómetros del rancho, y desde mañana tu irás a tocas la campana y esperas a que llegue la gente a trabajar y vas nuevamente a las dos de la tarde para que terminen las faenas, te llevas el caballo colorado, el sabe el camino, los viernes era día de raya así que regresaba más tarde.
Habían pasado unos 6 meses y un viernes precisamente que iba para llamar a la gente medio dormido sobre el caballo, éste relinchó y me desperté como a 100 metros en el cruce de 4 caminos que ahí había; vi a un jinete vestido de negro o café obscuro sobre un caballo tordillo.
A medida que me acercaba, el caballo y el jinete se siguieron por el camino que atravesaba rumbo a las ruinas de lo que fue un trapiche. Se lo dije a mi patrón y me preguntó datos sobre el jinete, anticipándome que me fijara bien en él y qué días se me atravesaba. Así lo hice y durante cuatro viernes el jinete con el caballo se alejaban rumbo a las ruinas.
Así se lo conté a mi patrón y me dijo que me llevara una carabina por si se trataba de un asaltante y que lo siguiera a las ruinas a ver que hacía ahí. El siguiente viernes ahí estaba el jinete, preparé la carabina y lo seguí; el caballo, y el jinete se metieron a las ruinas por el cubo de lo que había sido un zahuán, y junto a una higuera muy grande que había en el patio desaparecieron. Fui a rayar a la gente y regresé con mi patrón a contarle todo lo que vi y me dijo al siguiente día sábado que la gente no trabajó: -vamos a ir al trapiche viejo, así que prepara una mula, una pala y un pico que nos vamos-.
Temprano el sábado nos fuimos al trapiche viejo, donde se desapareció el jinete. Me preguntó el patrón dónde se había metido el hombre -ahí junto a la higuera- le dije. Me dijo entonces -rasca entre esas raíces y ten cuidado-. Al cabo de un rato que se me hizo muy largo, mi pico dio contra algo duro, -saca más tierra- me dijo el patrón y así lo hice apareciendo en el fondo del agujero un baúl bastante pesado. Como pudimos lo subimos a la mula y nos fuimos al rancho, destapamos el baúl y ¡oh maravilla! lleno de toda clase de monedas de oro, plata y cobre. El patrón emocionado me preguntó el nombre de mis familiares y mi segundo apellido Santiago Sánchez mi padre y Manuela Gómez mi madre -¿y tus abuelos quienes fueron?- y le dije por parte de Madre Federico Gómez y Gabriela Nuñez quienes tuvieron la hacienda La Gabieta en el Edo.d e Jalisco. Al oir el nombre de Federico Gómez, mi patrón palideció y tuvo que sentarse. -Federico-, me dijo -vivió algún tiempo aquí en el trapiche con su señora, que por cierto al no dejarlo casar se robó a la novia, es decir, tu abuela. Hijo me alegra y me llena de gusto que tu abuelo haya entregado a ti su fortuna, 18 años de ir a tocar la campana todos lo días y nunca se me apareció-.
Yo quise repartir con el patrón mi hallazgo, pero el no quiso. Platicamos de mi vida y así supo que había llegado a su casa porque no me había podido casar por falta de dinero con la hija del Sr. Vizcaíno, y me preguntó -¿cómo se llama la muchacha?- Le dije Cecilia, acto seguidó comenzó a decirme lo que haríamos: -mañana vamos a Colima a depositar esto y cambiar algo, luego te vas a ir al norte a comprar ganado y corremos la voz de que te ha ido muy bien.-
Al regreso de uno de mis viajes -me dijo- hice un negocio con el Sr. Vizcaíno y quiero que me acompañes. Llegamos al rancho y después de hablar de negocios mi patrón le dijo al Sr. Vizcaíno que como mi tutor iba a pedir la mano de la Srita. Cecilia. Cuando el Sr. Vizcaíno iba a replicar algo mi patrón le dijo -por cuestión económica no se preocupe Ud., Matías tiene más dinero que ud., y que yo, ya que con lo que ha ganado con el negocio de las reses ya puede retirarse a vivir tranquilamente-.
Y heme aquí feliz disfrutando la vida ¿el tesoro? Todavía hay monedas despistadas en un Banco que será el futuro de mis hijos a Dios Gracias</BLOCKQUOTE>
<BLOCKQUOTE>
Acababa de pasar la revolución, ya vivía con mi Madre y hermanas, en una pequeña hacienda en el Estado de Jalisco a unos cuantos kilómetros del Estado de Colima.
Mi padre murió durante la revolución, lo fusilaron achacándole que era Carrancista dejando viuda a mi Mamá con 4 hijos, 3 mujeres y yo.
La hacienda era pequeña pero productiva, fue lo que nos mantenía hasta que llegó el agrarismo y todo se acabó. Mi madre y mis hermanas se fueron a vivir con unos familiares a Armería, Col., yo me fui a trabajar a un rancho propiedad de un Sr. Vizcaino donde duré cinco años, ya que tuve que abandonar mi trabajo, pues me enamoré de una de las hijas del patrón, Cecilia, una joven muy hacendosa. El padre de ella no veía con malos ojos el noviazgo hasta que le tratamos el casamiento. Claramente me dijo : Matías has fortuna y te podrás casar con mi hija, ya que está acostumbrada a ciertos lujos que tú no puedes darle.
Con todo el dolor de mi corazón me fui, y supe que cerca de ahí en el Estado de Colima en un rancho “La Violeta” necesitaban a una persona que supiera de fincas. Me presenté a pedir trabajo y el dueño Don Juan Meléndez, después de preguntar de mi trabajo anterior, de mi familia, etc., me dio el trabajo.
A los dos meses más o menos me dijo un día, mira Matías yo ya estoy cansado, ya no puedo ir a tocas a las cuatro de la mañana la campana que está en una torre de lo que fue una hacienda y que estaba como a cuatro kilómetros del rancho, y desde mañana tu irás a tocas la campana y esperas a que llegue la gente a trabajar y vas nuevamente a las dos de la tarde para que terminen las faenas, te llevas el caballo colorado, el sabe el camino, los viernes era día de raya así que regresaba más tarde.
Habían pasado unos 6 meses y un viernes precisamente que iba para llamar a la gente medio dormido sobre el caballo, éste relinchó y me desperté como a 100 metros en el cruce de 4 caminos que ahí había; vi a un jinete vestido de negro o café obscuro sobre un caballo tordillo.
A medida que me acercaba, el caballo y el jinete se siguieron por el camino que atravesaba rumbo a las ruinas de lo que fue un trapiche. Se lo dije a mi patrón y me preguntó datos sobre el jinete, anticipándome que me fijara bien en él y qué días se me atravesaba. Así lo hice y durante cuatro viernes el jinete con el caballo se alejaban rumbo a las ruinas.
Así se lo conté a mi patrón y me dijo que me llevara una carabina por si se trataba de un asaltante y que lo siguiera a las ruinas a ver que hacía ahí. El siguiente viernes ahí estaba el jinete, preparé la carabina y lo seguí; el caballo, y el jinete se metieron a las ruinas por el cubo de lo que había sido un zahuán, y junto a una higuera muy grande que había en el patio desaparecieron. Fui a rayar a la gente y regresé con mi patrón a contarle todo lo que vi y me dijo al siguiente día sábado que la gente no trabajó: -vamos a ir al trapiche viejo, así que prepara una mula, una pala y un pico que nos vamos-.
Temprano el sábado nos fuimos al trapiche viejo, donde se desapareció el jinete. Me preguntó el patrón dónde se había metido el hombre -ahí junto a la higuera- le dije. Me dijo entonces -rasca entre esas raíces y ten cuidado-. Al cabo de un rato que se me hizo muy largo, mi pico dio contra algo duro, -saca más tierra- me dijo el patrón y así lo hice apareciendo en el fondo del agujero un baúl bastante pesado. Como pudimos lo subimos a la mula y nos fuimos al rancho, destapamos el baúl y ¡oh maravilla! lleno de toda clase de monedas de oro, plata y cobre. El patrón emocionado me preguntó el nombre de mis familiares y mi segundo apellido Santiago Sánchez mi padre y Manuela Gómez mi madre -¿y tus abuelos quienes fueron?- y le dije por parte de Madre Federico Gómez y Gabriela Nuñez quienes tuvieron la hacienda La Gabieta en el Edo.d e Jalisco. Al oir el nombre de Federico Gómez, mi patrón palideció y tuvo que sentarse. -Federico-, me dijo -vivió algún tiempo aquí en el trapiche con su señora, que por cierto al no dejarlo casar se robó a la novia, es decir, tu abuela. Hijo me alegra y me llena de gusto que tu abuelo haya entregado a ti su fortuna, 18 años de ir a tocar la campana todos lo días y nunca se me apareció-.
Yo quise repartir con el patrón mi hallazgo, pero el no quiso. Platicamos de mi vida y así supo que había llegado a su casa porque no me había podido casar por falta de dinero con la hija del Sr. Vizcaíno, y me preguntó -¿cómo se llama la muchacha?- Le dije Cecilia, acto seguidó comenzó a decirme lo que haríamos: -mañana vamos a Colima a depositar esto y cambiar algo, luego te vas a ir al norte a comprar ganado y corremos la voz de que te ha ido muy bien.-
Al regreso de uno de mis viajes -me dijo- hice un negocio con el Sr. Vizcaíno y quiero que me acompañes. Llegamos al rancho y después de hablar de negocios mi patrón le dijo al Sr. Vizcaíno que como mi tutor iba a pedir la mano de la Srita. Cecilia. Cuando el Sr. Vizcaíno iba a replicar algo mi patrón le dijo -por cuestión económica no se preocupe Ud., Matías tiene más dinero que ud., y que yo, ya que con lo que ha ganado con el negocio de las reses ya puede retirarse a vivir tranquilamente-.
Y heme aquí feliz disfrutando la vida ¿el tesoro? Todavía hay monedas despistadas en un Banco que será el futuro de mis hijos a Dios Gracias</BLOCKQUOTE>
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.