- huntertreasureExperto del Foro
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RELIQUIAS DE GUERRA: EL CAÑON
Mar 30 Jul 2024, 7:13 am
Les comparto este relato que recogi de una platica con un señor leñador aca por mi querido Colima la cual, aún la tengo archivada en la bitacora de mis recuerdos y de la busqueda de tesoros, esperando le toque su turno para buscarlo...
Fue en el año 2015, creo que en el mes de enero, cuando escuche por primera vez esta historia; en la hora del desayuno un compañero de trabajo me la platicó. Me dijo,
¿Te acuerdas de Don Manuel, el señor que va a la leña con sus burros y siempre anda en el cerro?
Pues fíjate que ayer lo vi, y me saludó como siempre, - ya vez como es la gente del rancho de amable-, pero esta vez se acercó y me dijo:
¡Fíjate Chuy que antier, después de recorrer un tramo del cerro, buscando buena leña, me encontré una barranca que nunca había visto por dentro!
Se veía buena por lo tupido de palizada seca que había,
Ya estando cortando la leña, al arrimar los burros para cargarlos,
vi un fierro que salía de las piedras, a un ladito de un jagüey y pos me puse a querer sacarlo para ver que era.
Nada más destapar unas piedras me di cuenta que era una rueda pegada a un fierro que al escarbarle más salió un tubo grande, no le hallaba forma que era aquello, hasta que le vi el boquete y me di cuenta que ¡¡ era un cañón, de esos que se usaban en la revolución !!.
Lo volví a tapar con piedras y ramas porque era algo muy grande para mí, yo solo no podría sacarlo, y menos de estas barrancas tan grandes que tiene la parte norte de Colima, me imagino que por estar cerca de las vías, fue algo que ahí largaron en tiempos de la revolución o tal vez lo arrojaron desde algún tren.
Me gustaría mucho poder sacarlo y llevarlo a un museo, por eso te confío el secreto a ti Jesús, pero aguántate como los meros machos y no le digas a nadie
la ubicación, solo consigue otras dos personas de confianza, porque en esa barranca debe haber mas cosas.
Esa fue la plática de Don Manuel y por eso quiero invitarte a esta aventura para sacar esa pieza de artillería y de paso ver que más oculta esa hondonada, me dijo.
Con el ánimo elevado y la emoción en el pecho, me regrese a la casa y me puse a revisar aquellos libros donde hablaba sobre las batallas en el sur de Jalisco y las cosas se fueron aclarando.
Después fui a buscar dos amigos de mucha confianza a contarles la historia e invitarlos a bajar a la barranca y llevarnos los detectores de metales, claro con la ayuda de Don Manuel que sería el guía de aquella improvisada expedición.
Al llegar a su casa, ya traíamos los equipos de detección, palas y zapapicos, llevando además, comida, agua y un pequeño botiquín de primeros auxilios. Como previamente habíamos quedado, el Señor, ya nos esperaba, pues como dicen:
” Al que madruga, Dios lo ayuda”.
Salimos como a las 6:00 de la mañana, y aunque el sitio no quedaba lejos del rancho, por lo accidentado del terreno, calcule que llegaríamos como en una hora. De todas formas íbamos con precaución y alertas, pues la zona es conocida por ser un lugar donde abundan las serpientes de cascabel.
Aire puro de montaña, vegetación exuberante, sonidos del campo, arroyos que corren entre las rocas, un verdadero spa que nos regala la naturaleza.
Allá abajo casi en el fondo de la barranca rocas alineadas que parecen fortines, nos esperan para despertar la historia que duerme olvidada en ellas……..
Fue en el año 2015, creo que en el mes de enero, cuando escuche por primera vez esta historia; en la hora del desayuno un compañero de trabajo me la platicó. Me dijo,
¿Te acuerdas de Don Manuel, el señor que va a la leña con sus burros y siempre anda en el cerro?
Pues fíjate que ayer lo vi, y me saludó como siempre, - ya vez como es la gente del rancho de amable-, pero esta vez se acercó y me dijo:
¡Fíjate Chuy que antier, después de recorrer un tramo del cerro, buscando buena leña, me encontré una barranca que nunca había visto por dentro!
Se veía buena por lo tupido de palizada seca que había,
Ya estando cortando la leña, al arrimar los burros para cargarlos,
vi un fierro que salía de las piedras, a un ladito de un jagüey y pos me puse a querer sacarlo para ver que era.
Nada más destapar unas piedras me di cuenta que era una rueda pegada a un fierro que al escarbarle más salió un tubo grande, no le hallaba forma que era aquello, hasta que le vi el boquete y me di cuenta que ¡¡ era un cañón, de esos que se usaban en la revolución !!.
Lo volví a tapar con piedras y ramas porque era algo muy grande para mí, yo solo no podría sacarlo, y menos de estas barrancas tan grandes que tiene la parte norte de Colima, me imagino que por estar cerca de las vías, fue algo que ahí largaron en tiempos de la revolución o tal vez lo arrojaron desde algún tren.
Me gustaría mucho poder sacarlo y llevarlo a un museo, por eso te confío el secreto a ti Jesús, pero aguántate como los meros machos y no le digas a nadie
la ubicación, solo consigue otras dos personas de confianza, porque en esa barranca debe haber mas cosas.
Esa fue la plática de Don Manuel y por eso quiero invitarte a esta aventura para sacar esa pieza de artillería y de paso ver que más oculta esa hondonada, me dijo.
Con el ánimo elevado y la emoción en el pecho, me regrese a la casa y me puse a revisar aquellos libros donde hablaba sobre las batallas en el sur de Jalisco y las cosas se fueron aclarando.
Después fui a buscar dos amigos de mucha confianza a contarles la historia e invitarlos a bajar a la barranca y llevarnos los detectores de metales, claro con la ayuda de Don Manuel que sería el guía de aquella improvisada expedición.
Al llegar a su casa, ya traíamos los equipos de detección, palas y zapapicos, llevando además, comida, agua y un pequeño botiquín de primeros auxilios. Como previamente habíamos quedado, el Señor, ya nos esperaba, pues como dicen:
” Al que madruga, Dios lo ayuda”.
Salimos como a las 6:00 de la mañana, y aunque el sitio no quedaba lejos del rancho, por lo accidentado del terreno, calcule que llegaríamos como en una hora. De todas formas íbamos con precaución y alertas, pues la zona es conocida por ser un lugar donde abundan las serpientes de cascabel.
Aire puro de montaña, vegetación exuberante, sonidos del campo, arroyos que corren entre las rocas, un verdadero spa que nos regala la naturaleza.
Allá abajo casi en el fondo de la barranca rocas alineadas que parecen fortines, nos esperan para despertar la historia que duerme olvidada en ellas……..
A 0marrm y a CARLOS_LEYVA les gusta esta publicaciòn
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