Tesoros ocultos, comunidad de Roaló, Zaachila.

FRANCISCO RAMÍREZ/ FOTOS: CARLOS ROMÁN VELASCO
SANTA MARÍA ROALÓ, ZAACHILA



El hombre con sombrero y piel morena, reconoce que los montículos que se encuentran en las colindancias de su propiedad son vestigios prehispánicos, que los conocen como los cerritos "del Panteón" y "Coaches".

"Ahí han estado por mucho tiempo. La gente de la población tiene mucho respeto y los cuida, es por eso que yo les pregunto", dice.

Aún cuando guarda cierta reserva, Juan Antonio reconoce que mucha gente llega a preguntar, desconoce si ya alguna dependencia ha estado en el lugar, pero ya han hecho algunos pozos en la parte más alta de los cerritos, una muestra más del saqueo de que son víctima los lugares con vestigios arqueológicos ante la apatía gubernamental.

"Nosotros los cuidamos, primero porque desconocemos qué haya adentro, si hay algo no quiero que después la autoridad diga que nosotros los robamos, por eso nuestra inquietud", repite Juan Antonio.

Y es que en este lugar, Santa María Roaló, muy cerca de donde se construye el libramiento que unirá a Zaachila con el Distrito de Zimatlán, se encuentran tres pequeños montículos, que al igual de otros que VOZ DE LA COMUNIDAD ha dado cuenta, no tienen la mínima protección y están a la mano de los "depredadores".

Estos lugares con vestigios prehispánicos representan el pasado histórico del Estado; por su cercanía a Monte Albán son sin duda parte de esta gran ciudad y la cultura zapoteca-mixteca que habitó el Valle.

Juan Antonio reconoce que quizá estos hayan sido palacios, pues si se hace referencia a las Leyendas que giran en torno a esta época, muy cerca de este lugar se puede ubicar la laguna donde en algún tiempo Donají, la princesa, bajaba de Monte Albán a dar sus paseos.

"Desconozco si éste sea su origen, pero muy cerca están otros cerritos, como en La Ciénega o Zimatlán", admite.

Aunque por su preparación Juan Antonio no tiene mayor referencia, expresa que como vecino del lugar y aunque no está del todo pendiente del sitio, los dos cerritos han sido visitados por mucha gente, la cual desconoce su actividad.

"Por seguridad les cuido, aunque el pueblo también lo hace. En mi caso no quiero que después me causen problemas", reitera el campesino, quien hace referencia una y otra vez a la posibilidad que sean saqueados.

Su razonamiento es lógico al comentar que tiempo atrás hicieron algunas excavaciones, pero no se supo más; en el pueblo tampoco dan razón de esta situación pero afirman que son parte de la comunidad y que por eso tienen por obligación cuidarlos.

A unos metros de este lugar se ubica el panteón municipal, en su interior aun se puede ver el pórtico que en sus inicios lució; hoy ha tenido que ampliarse, pero tampoco refieren que en este lugar por coincidencia se haya localizado pieza arqueológica alguna.

La zona de vestigios arqueológicos de la comunidad de Roaló, es sin duda una de las mil 500 que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) da por cuantificada en la entidad, pero que ante la falta de atención son invadidas por la mancha urbana y a la vez saqueadas.



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