- Pedro CantúAdmin
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Frase Célebre : -Si las cosas fueran fáciles, hasta yo las haría.
Fecha de inscripción : 05/12/2007
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Hacienda La Guadalupe de Parácuaro.
Miér 26 Mar 2008, 10:42 pm
.
LA GUADALUPE Y SU LEYENDA
Por: Gonzálo Zamora Sánchez
Ubicada a la entrada de Parácuaro muy cerca del rancho Juangacuaro del Sr. Juan Gabriel se encuentra esta comunidad donde existió la Hacienda La Guadalupe de la que hoy queda, su nombre, sus ruinas y su leyenda.
Cuentan los que saben porque yo no sé, que en este lugar ocurrieron muchos asesinatos, sobre todo de peones que se negaban a trabajar en la Ex Hacienda de Los Bancos, en tiempos previos a la revolución Mexicana. Hoy en las obscuras ruinas de la Hacienda existen las viejas turbinas que movidas por el agua hacían funcionar el ingenio de arroz y dicen que en estas fosas con turbinas existe una escalera hacia el fondo de las mismas, dentro de las fosas hay pasadizos secretos donde muchos han entrado, pero pocos han salido, uno de ellos que salió para morir, contó lo siguiente y dejo para siempre esta leyenda:
" Llegamos temprano, para que la noche no nos alcanzara, me invitó mi Tío Beto, porque le habían dicho que en la Guadalupe había dinero que habían dejado enterrado los dueños de la Hacienda, yo se lo creí como siempre y fuimos... de saber no hubiera ido. Una Señora de aspecto extraño nos había dicho cuando pasamos por la Calle de la Guadalupe, que no fuéramos, porque el lugar estaba encantado, yo le dije a Mi Tío, ¿ oíste lo que dijo? , mi Tío sonrío nervioso y me contesto – no le hagas caso, la mujer esta loca, era pariente de uno que dizque murió en la Hacienda - a mí eso me dio miedo y nunca le pregunté a mi Tío, como es que la Señora sabía a donde íbamos, sí no le habíamos comentado, en esas me quede pensando mientras seguíamos caminando hacía la vieja Hacienda, había algo extraño en el ambiente, los viejos y altos árboles nos miraban silenciosos, no había casi aves y cada vez mas cerca se obscurecía por lo frondoso del follaje.
A lo mejor yo estaba así por que una vez le pregunté al “ Pepín ” de Parácuaro conocido por su audacia y valentía que sí alguna vez había ido ahí, sus palabras aún las traigo fresquesitas, pero no hice caso, - mira vale, - me dijo, yo me he metido donde sea, a cuevas, a ríos subterráneos, he agarrado víboras con las manos, he comido alacranes y arañas, me he subido y me he bajado en cerros, barrancas, árboles y laderas, pero ahí yo no voy, mejor que digan que soy miedoso, yo ahí vale, no me meto, y sí piensas ir no vayas, de amigos yo te lo digo – diciendo eso se empino la botella de aguardiente que traía, porque a aparte de valiente era borracho, por eso me entró la duda, a lo mejor ni era cierto y mi Tío seguía insistiendo que lo acompañara y hay vengo de tarugo a seguirlo.
Continuamos caminando y nos encontramos el canal de agua que viene de Parácuaro y que va a las turbinas, mi Tío me dio la linterna y el morral porque quería tomar agua, ahí se empino y dio unos tragotes que hasta se me antojo y lo asegundé, total dicen que nadie se resiste a tomar agua de Parácuaro y menos cuando se tiene sed.
Después seguimos el sendero a la orilla del canal, miré el reloj y marcaba las 5 de la tarde, no creí que lleváramos tanto de caminar y menos que estuviera tan obscuro, mi Tío me empezó a platicar un montón de mentiras, de esas que siempre me platicaba, me volvió a platicar la historia del rancho de sus Papas, de las vacas y sus nombres, del toro “el gringo”, de los viajes cuando eran arrieros, de las novias y de que andubo con los cristeros, a lo mejor era cierto, pero nunca le creía, porque mi Tío ya era viejo y se le cruzaban los cables, hasta decía que su novia fue Lupita Alvires la del corrido; a que mi Tío, nunca se compuso, a parte de mentiroso siempre anduvo en busca de tesoros, una vez dijo que en una casa vieja de Parácuaro encontró dinero en una de las gruesas paredes de adobe, pero alguien lo escucho y le grito – Oye Beto me das mi parte, he, no te hagas – dicho eso el dinero se convirtió en carbón, dice mi Tío que por la envidia paso eso, lo que sí es cierto es que muchas veces junto con su viejo amigo que por cierto le decían “ Lucifer” iban al cerro cerca de Parácuarito y a la barranca de la “La manga” a buscar “Monos” piezas arqueológicas, vasijas, figuras, joyas, etc, y ahí sí me toco ver que las sacarán, buscaban en la pradera la “seña”, donde estuviera una piedra laja inclinada, le daban un puntapié y sí la piedra estaba firme, ahí comenzaban la excavación que duraba horas, después daban con el “muertito” y sacaban los huesos que olían a tierra fresca y se desintegraban al contacto con el aire; Regresaban a Parácuaro cargados de esas piezas y se las vendían a un Doctor muy famoso del lugar, a veces cuando mi Madre me llevaba a consulta con ese Doctor admiraba esas piezas, me daba coraje, yo siempre le decía a mi Tío que no las vendiera, pero no entendía; el poco dinero que les pagaban por las piezas se los gastaban en la borrachera, así es mi Tio Beto hoy por eso nuevamente aquí estamos en esta penumbra buscando otro tesoro, que sí lo encuentra y se lo vende al Doctor ahora si le voy a reclamar más fuerte.
Al fin llegamos a la entrada de la vieja hacienda, se pueden ver sus muros abrazados por las raíces de los árboles, parece que los quisieran proteger del tiempo, algunas raíces forman figuras extrañas, hay mucha agua por todos lados, mi Tío me dice – hay que bajar hijo, la tarde se viene encima – volteo hacía arriba y unos cuantos rayos de solo indican que es aún de día, y bajamos despacio, mi Tío al frente de mi y yo lo sigo, la linterna comienza su función, y bajamos, lo resbaloso hace que varias veces estemos a punto de caer, mi Tío ya se cansa, ya está viejo, pero no entiende y yo lo sigo.
Hay varios pasadizos y tomamos uno al azar, el más amplio, el aire se hace enrarecido y la humedad es tal que nos bañamos en sudor, la cosa se pone fea, se estrecha el pasillo donde vamos y de pronto termina el pasillo y comienza otro…
Tío, ¿ ahora para donde le damos?
Para el frente y sin parar -, me dijo.
Sí Tío, pero aquí ya me atoré, siento que algo me jala.
Son tus nervios, no pasa nada.
Tío, no vaya tan rápido, me estoy quedando.
! Tío! !Tío!
¡ Tío!
Acá estoy, apúrale.
Que le paso a la linterna
Ya no funciona, Tío…
¿ cómo? Si traía pilas nuevas
ya no funciona, ya le pegue y no funciona.
No veo nada,
Camina con la mente...
El miedo me hacía temblar y mi Tío se mantenía sereno, no sé de donde sacaba tantas agallas, se escuchaban ruidos extraños, como sí arrastraran a alguien, después tropezamos con algo seco como ramas de árboles, mi Tío encendió un cerillo y lo que vimos me llenó aún más de terror, aquello que pisamos no eran ramas, eran huesos humanos y un cráneo. Entonces quisimos correr de regreso, pero resbalamos y caímos, continuamos por el estrecho túnel, hasta que a lo lejos vimos un poco de claridad y por fin salimos, lo que pasó después, no quisiera contarlo, sin antes tomar de este tequila ya que el recuerdo me lleva al mismo lugar que desde ese día y cada noche está en mis sueños…
Parado justo al centro del lugar estaba un jinete vestido todo de charro, con su traje de gala, sonreía y nos miraba fijamente, el jinete montaba un caballo, pero ambos caballo y jinetes eran pequeños con relación a lo que debería ser, mi Tío entonces se desplomó, lo quise cargar, pero ya no pude, mi Tío estaba pálido como la cera… mi Tío estaba muerto... y el Jinete seguía inmóvil y sonriendo de tal forma, entonces comenzó a acercarse y deje ahí a mi Tío y corrí como pude, caí y me levante, volví a caer y por fin salí por donde habíamos entrado, ahora me ahogaba el aliento, pero más me ahogaba el sentimiento de haber dejado a mi Tío abandonado, después no supe de mí, hasta que amaneció, desubicado de pronto me di cuenta que estaba en el mismo lugar donde habíamos tomado agua y en el lugar mi Tío había abandonado su morral, lo tomé y me fui, llorando, después a la orilla del camino, me pude sentar a descansar un poco, abrí el morral y dentro se encontraba un viejo papel perfectamente doblado y conservado, lo desdoble y vi que mi Tío llevaba el mapa de la ex hacienda y de lugar donde estaba el tesoro, en el mismo mapa había una anotación clara y precisa del lugar donde no deberíamos ir y donde fuimos, el lugar señalaba con color púrpura y con negro al jinete y su caballo, el mismo que habíamos visto y que terminó con su vida y con la mía."
Así de está forma, quedo para siempre, la leyenda del “Jinete” de La Guadalupe en Parácuaro Mich. hay muchos que quieren ir, pero no van, lo enigmático del lugar y sus ruinas, invitan a conocerlo, pero como es leyenda, continuará intacta, hasta que haya algún valiente más que quiera recorrer sus turbinas, sus túneles, sus pasillos y que tal vez sí tiene suerte encuentre el tesoro y sí tiene más suerte quizás vuelva.
(continúa...)
LA GUADALUPE Y SU LEYENDA
Por: Gonzálo Zamora Sánchez
Ubicada a la entrada de Parácuaro muy cerca del rancho Juangacuaro del Sr. Juan Gabriel se encuentra esta comunidad donde existió la Hacienda La Guadalupe de la que hoy queda, su nombre, sus ruinas y su leyenda.
Cuentan los que saben porque yo no sé, que en este lugar ocurrieron muchos asesinatos, sobre todo de peones que se negaban a trabajar en la Ex Hacienda de Los Bancos, en tiempos previos a la revolución Mexicana. Hoy en las obscuras ruinas de la Hacienda existen las viejas turbinas que movidas por el agua hacían funcionar el ingenio de arroz y dicen que en estas fosas con turbinas existe una escalera hacia el fondo de las mismas, dentro de las fosas hay pasadizos secretos donde muchos han entrado, pero pocos han salido, uno de ellos que salió para morir, contó lo siguiente y dejo para siempre esta leyenda:
" Llegamos temprano, para que la noche no nos alcanzara, me invitó mi Tío Beto, porque le habían dicho que en la Guadalupe había dinero que habían dejado enterrado los dueños de la Hacienda, yo se lo creí como siempre y fuimos... de saber no hubiera ido. Una Señora de aspecto extraño nos había dicho cuando pasamos por la Calle de la Guadalupe, que no fuéramos, porque el lugar estaba encantado, yo le dije a Mi Tío, ¿ oíste lo que dijo? , mi Tío sonrío nervioso y me contesto – no le hagas caso, la mujer esta loca, era pariente de uno que dizque murió en la Hacienda - a mí eso me dio miedo y nunca le pregunté a mi Tío, como es que la Señora sabía a donde íbamos, sí no le habíamos comentado, en esas me quede pensando mientras seguíamos caminando hacía la vieja Hacienda, había algo extraño en el ambiente, los viejos y altos árboles nos miraban silenciosos, no había casi aves y cada vez mas cerca se obscurecía por lo frondoso del follaje.
A lo mejor yo estaba así por que una vez le pregunté al “ Pepín ” de Parácuaro conocido por su audacia y valentía que sí alguna vez había ido ahí, sus palabras aún las traigo fresquesitas, pero no hice caso, - mira vale, - me dijo, yo me he metido donde sea, a cuevas, a ríos subterráneos, he agarrado víboras con las manos, he comido alacranes y arañas, me he subido y me he bajado en cerros, barrancas, árboles y laderas, pero ahí yo no voy, mejor que digan que soy miedoso, yo ahí vale, no me meto, y sí piensas ir no vayas, de amigos yo te lo digo – diciendo eso se empino la botella de aguardiente que traía, porque a aparte de valiente era borracho, por eso me entró la duda, a lo mejor ni era cierto y mi Tío seguía insistiendo que lo acompañara y hay vengo de tarugo a seguirlo.
Continuamos caminando y nos encontramos el canal de agua que viene de Parácuaro y que va a las turbinas, mi Tío me dio la linterna y el morral porque quería tomar agua, ahí se empino y dio unos tragotes que hasta se me antojo y lo asegundé, total dicen que nadie se resiste a tomar agua de Parácuaro y menos cuando se tiene sed.
Después seguimos el sendero a la orilla del canal, miré el reloj y marcaba las 5 de la tarde, no creí que lleváramos tanto de caminar y menos que estuviera tan obscuro, mi Tío me empezó a platicar un montón de mentiras, de esas que siempre me platicaba, me volvió a platicar la historia del rancho de sus Papas, de las vacas y sus nombres, del toro “el gringo”, de los viajes cuando eran arrieros, de las novias y de que andubo con los cristeros, a lo mejor era cierto, pero nunca le creía, porque mi Tío ya era viejo y se le cruzaban los cables, hasta decía que su novia fue Lupita Alvires la del corrido; a que mi Tío, nunca se compuso, a parte de mentiroso siempre anduvo en busca de tesoros, una vez dijo que en una casa vieja de Parácuaro encontró dinero en una de las gruesas paredes de adobe, pero alguien lo escucho y le grito – Oye Beto me das mi parte, he, no te hagas – dicho eso el dinero se convirtió en carbón, dice mi Tío que por la envidia paso eso, lo que sí es cierto es que muchas veces junto con su viejo amigo que por cierto le decían “ Lucifer” iban al cerro cerca de Parácuarito y a la barranca de la “La manga” a buscar “Monos” piezas arqueológicas, vasijas, figuras, joyas, etc, y ahí sí me toco ver que las sacarán, buscaban en la pradera la “seña”, donde estuviera una piedra laja inclinada, le daban un puntapié y sí la piedra estaba firme, ahí comenzaban la excavación que duraba horas, después daban con el “muertito” y sacaban los huesos que olían a tierra fresca y se desintegraban al contacto con el aire; Regresaban a Parácuaro cargados de esas piezas y se las vendían a un Doctor muy famoso del lugar, a veces cuando mi Madre me llevaba a consulta con ese Doctor admiraba esas piezas, me daba coraje, yo siempre le decía a mi Tío que no las vendiera, pero no entendía; el poco dinero que les pagaban por las piezas se los gastaban en la borrachera, así es mi Tio Beto hoy por eso nuevamente aquí estamos en esta penumbra buscando otro tesoro, que sí lo encuentra y se lo vende al Doctor ahora si le voy a reclamar más fuerte.
Al fin llegamos a la entrada de la vieja hacienda, se pueden ver sus muros abrazados por las raíces de los árboles, parece que los quisieran proteger del tiempo, algunas raíces forman figuras extrañas, hay mucha agua por todos lados, mi Tío me dice – hay que bajar hijo, la tarde se viene encima – volteo hacía arriba y unos cuantos rayos de solo indican que es aún de día, y bajamos despacio, mi Tío al frente de mi y yo lo sigo, la linterna comienza su función, y bajamos, lo resbaloso hace que varias veces estemos a punto de caer, mi Tío ya se cansa, ya está viejo, pero no entiende y yo lo sigo.
Hay varios pasadizos y tomamos uno al azar, el más amplio, el aire se hace enrarecido y la humedad es tal que nos bañamos en sudor, la cosa se pone fea, se estrecha el pasillo donde vamos y de pronto termina el pasillo y comienza otro…
Tío, ¿ ahora para donde le damos?
Para el frente y sin parar -, me dijo.
Sí Tío, pero aquí ya me atoré, siento que algo me jala.
Son tus nervios, no pasa nada.
Tío, no vaya tan rápido, me estoy quedando.
! Tío! !Tío!
¡ Tío!
Acá estoy, apúrale.
Que le paso a la linterna
Ya no funciona, Tío…
¿ cómo? Si traía pilas nuevas
ya no funciona, ya le pegue y no funciona.
No veo nada,
Camina con la mente...
El miedo me hacía temblar y mi Tío se mantenía sereno, no sé de donde sacaba tantas agallas, se escuchaban ruidos extraños, como sí arrastraran a alguien, después tropezamos con algo seco como ramas de árboles, mi Tío encendió un cerillo y lo que vimos me llenó aún más de terror, aquello que pisamos no eran ramas, eran huesos humanos y un cráneo. Entonces quisimos correr de regreso, pero resbalamos y caímos, continuamos por el estrecho túnel, hasta que a lo lejos vimos un poco de claridad y por fin salimos, lo que pasó después, no quisiera contarlo, sin antes tomar de este tequila ya que el recuerdo me lleva al mismo lugar que desde ese día y cada noche está en mis sueños…
Parado justo al centro del lugar estaba un jinete vestido todo de charro, con su traje de gala, sonreía y nos miraba fijamente, el jinete montaba un caballo, pero ambos caballo y jinetes eran pequeños con relación a lo que debería ser, mi Tío entonces se desplomó, lo quise cargar, pero ya no pude, mi Tío estaba pálido como la cera… mi Tío estaba muerto... y el Jinete seguía inmóvil y sonriendo de tal forma, entonces comenzó a acercarse y deje ahí a mi Tío y corrí como pude, caí y me levante, volví a caer y por fin salí por donde habíamos entrado, ahora me ahogaba el aliento, pero más me ahogaba el sentimiento de haber dejado a mi Tío abandonado, después no supe de mí, hasta que amaneció, desubicado de pronto me di cuenta que estaba en el mismo lugar donde habíamos tomado agua y en el lugar mi Tío había abandonado su morral, lo tomé y me fui, llorando, después a la orilla del camino, me pude sentar a descansar un poco, abrí el morral y dentro se encontraba un viejo papel perfectamente doblado y conservado, lo desdoble y vi que mi Tío llevaba el mapa de la ex hacienda y de lugar donde estaba el tesoro, en el mismo mapa había una anotación clara y precisa del lugar donde no deberíamos ir y donde fuimos, el lugar señalaba con color púrpura y con negro al jinete y su caballo, el mismo que habíamos visto y que terminó con su vida y con la mía."
Así de está forma, quedo para siempre, la leyenda del “Jinete” de La Guadalupe en Parácuaro Mich. hay muchos que quieren ir, pero no van, lo enigmático del lugar y sus ruinas, invitan a conocerlo, pero como es leyenda, continuará intacta, hasta que haya algún valiente más que quiera recorrer sus turbinas, sus túneles, sus pasillos y que tal vez sí tiene suerte encuentre el tesoro y sí tiene más suerte quizás vuelva.
(continúa...)
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Frase Célebre : -Si las cosas fueran fáciles, hasta yo las haría.
Fecha de inscripción : 05/12/2007
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Re: Hacienda La Guadalupe de Parácuaro.
Miér 26 Mar 2008, 10:46 pm
.
Fui a buscar la hacienda La Guadalupe
Por: Gonzálo Zamora Sánchez
Fui a buscar la ex-hacienda de la Guadalupe en Parácuaro motivado por la curiosidad pues ya había leído antes la leyenda de este lugar y también para tomar algunas fotos del pueblo para mi página de Internet, no conocía sus ruinas a pesar de que nací en Parácuaro, así que tenia varios motivos.
Fui solo esa mañana del 21 de Noviembre 2006. Llegue a la calle que entronca con la carretera de Parácuaro, a lo lejos se alcanzaba a ver el rancho Juangacuaro de Juan Gabriel.
Estacioné el auto y me dirigí a una de las casitas de la Guadalupe entonces pregunté a una señora joven que estaba peinando a su hija, sobre la ubicación de las ruinas
-¿cuales ruinas? me pregunto,
- busco las ruinas de la ex-hacienda
-Ah, ¿donde asustan? , pues creo que ahí por donde se ve ese árbol medio seco están esas ruinas, pero mejor no vaya porque lo van a asustar.
La verdad me dio un poco de risa ya que en lo personal nunca he creído en esas historias y en los sustos, así que la señora me volvió a decir:
-No se ría oiga es cierto lo que le digo, si va, lo van a asustar, si no ahora luego y más si va a ir a hurgar
Y continuó diciendo
-Una vez vino una señora de Lázaro Cárdenas con otras gentes a buscar dinero y regresaron bien asustados y muy pálidas, después dijeron que la señora murió del susto por lo que ahí vieron o sabrá dios porque seria.
Le comenté a la señora con algo de sarcasmo que solo tomaría algunas fotos, que mi intención no era buscar tesoros, así que no me asustarían y le di las gracias.
-Pues allá usted oiga, yo ya le dije lo que dicen.
Continué por la callecita y más abajo en otra casa volví a preguntar por las ruinas, había un joven, un niño y una muchacha, el niño de inmediato dijo emocionado:
-ese lugar que busca parece un castillo y se ve desde la calle
La muchacha me dijo como si se hubiera puesto de acuerdo con la otra señora:
-oiga, pero dicen que ahí asustan y hace poco se quemo a media noche lo que quedaba de techo, sin que nadie supiera como o porque
Le pregunté que sí tenían a alguien que me acompañara a las ruinas, que le daría un propina
- ahí no va nadie de aquí, vaya usted solo si quiere, no es por dinero ni por grosería de verdad ahí asustan
Y me dieron más datos de cómo llegar al lugar
- siga por esta misma calle por toda la orilla del canal, después verá un puente y del lado derecho están las ruinas.
Me motivo el comentario del niño e ignore lo de los sustos. Continúe por la callecita y después se juntaba con el canal, vi unos muros viejísimos llenos de musgo y totalmente cubiertos de maleza, pensé que ahí era el lugar, pero no había forma de entrar y recordé lo que me dijo el niño sobre el parecido a un castillo, así que decidí continuar buscando. Poco después encontré una pequeña represa en el canal y supe de inmediato que eran parte de las ruinas, en seguida el puente, levante la vista y emocionado vi dos preciosas torres de tipo medieval, construidas con cantera rosa, se erguían majestuosas a la entrada de la ex-hacienda cual vigilantes silenciosos y guardianes de un pasado glorioso así como de todos los misterios que se encierran dentro.
Me quede viendo un rato antes de entrar el detalle de la fachada, observe con tristeza algunas partes dañadas de las torres por el descuido y abandono, en el arco superior se observaba grabado en la cantera "1920". No esperé más y comencé a tomar fotos.
Entré a la ex-hacienda emocionado y volteando hacia todos lados, me faltaban ojos para admirar ese pasado, un enorme patio central donde secaban el arroz y al frente una construcción sin techo donde seguramente almacenaban el grano, del lado derecho una casona alta y con huecos de ventanas, los altos muros totalmente cubiertos de árboles y maleza que hacían impenetrable su acceso, así que continúe con las fotos y a ratos solo me quedaba parado tratando de escuchar algo o escudriñando entre las ruinas, pero nada, solo silencio, bueno, hasta ahora no he visto nada anormal, cuáles sustos, pensé.
Continué por un buen rato con la sesión de fotos y me dirigí a la casona para ver si por algún lado podía entrar, descubrí entre unos árboles y arbustos espinosos una vieja y hermosa maquina, se alcanzaban a ver los engranes, rodillos, una tolva y un tambor con varios picos al fondo de la tolva, solo eso podía observar desde donde me encontraba ya que el zarzal de espinas y arbustos me impedían acercarme más. Quise tomar unas fotos de la maquina así que decidí quitar las espinas con los pies, al mover las hierbas de pronto revolotearon asustadas dos lechuzas, una blanca y una negra, el aleteo de sus enormes alas interrumpió el silencio y me sobresalte un poco, entonces recordé lo que me dijo la primer señora sobre los sustos y dije en voz baja: ya pues, ya pues quien seas, solo quiero tomarte una foto, no te voy a molestar.
Después comprendí rápidamente lo que había dicho y que lo dije al aire, sentí que se me erizaba la piel y un escalofrío que nunca había sentido recorría mi espalda a la vez que trataba de enfocar la maquina lo más que se podía entre los arbustos y disparé la cámara. Vaya, ya me asustaron, pensé, si esto es asustar, me reí nervioso y busque otro lugar para continuar con mis fotos.
Así continúe por otro rato, encontré la que creo es la entrada a las turbinas donde dicen que nadie se atreve a bajar y por supuesto que yo tampoco lo hice, además que tampoco me podía acercar, solo alcanzaba a ver el acceso y el comienzo de lo que pensé son las escaleras, por una rendija pude disparar la cámara. Cerca de donde me encontraba había ruinas de lo que debió ser un acueducto.
Sin mas contratiempos finalicé la sesión de fotos y regrese a Parácuaro. Por la tarde mi primo Felipe estaba revisando todas las fotos en la pantallita de la cámara pues buscaba las que tomé de la escuela preparatoria donde el estudia. Se detiene y observa con atención una de las fotos y me comenta:
- en esta foto se ven unas caras ¿donde la tomaste primo?
- en La Guadalupe le dije,
-¿fuiste a la Guadalupe hijo? Preguntó mi tío Nacho
-si tío me dijeron que asustan, que no fuera y nadie me quiso acompañar, entonces fui solo.
- Mira, se ven mas caras primo, si pones atención entre las hojas se ven rostros de colgados.
Tomé la cámara y comencé a revisar y efectivamente la foto de la maquina daba efectos ópticos de rostros humanos y fantasmales, la maquina no se podía observar entre los arbustos, ya en la computadora y aumentando la foto se veía mas detalle y a la vez mas rostros.
– hijo, pues ahí asustan, no te andes metiendo solo a esos lugares, ojala no te pase nada. Amenazó mi tío.
Vaya dije, pues para mi son efectos ópticos, aunque pensé: se me hace raro que la maquina no se vea.
Gonzalo Zamora S.
Foto con rostros fantasmales en “La Guadalupe de Parácuaro “,
tomada por Gonzalo Zamora S. El 21 de Nov. 2006
Entrada a ex-hacienda La Guadalupe.
Foto tomada por Gonzalo Zamora S. 21 Nov. 2006
http://www.paracuaro.org/leyendas.html
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Fui a buscar la hacienda La Guadalupe
Por: Gonzálo Zamora Sánchez
Fui a buscar la ex-hacienda de la Guadalupe en Parácuaro motivado por la curiosidad pues ya había leído antes la leyenda de este lugar y también para tomar algunas fotos del pueblo para mi página de Internet, no conocía sus ruinas a pesar de que nací en Parácuaro, así que tenia varios motivos.
Fui solo esa mañana del 21 de Noviembre 2006. Llegue a la calle que entronca con la carretera de Parácuaro, a lo lejos se alcanzaba a ver el rancho Juangacuaro de Juan Gabriel.
Estacioné el auto y me dirigí a una de las casitas de la Guadalupe entonces pregunté a una señora joven que estaba peinando a su hija, sobre la ubicación de las ruinas
-¿cuales ruinas? me pregunto,
- busco las ruinas de la ex-hacienda
-Ah, ¿donde asustan? , pues creo que ahí por donde se ve ese árbol medio seco están esas ruinas, pero mejor no vaya porque lo van a asustar.
La verdad me dio un poco de risa ya que en lo personal nunca he creído en esas historias y en los sustos, así que la señora me volvió a decir:
-No se ría oiga es cierto lo que le digo, si va, lo van a asustar, si no ahora luego y más si va a ir a hurgar
Y continuó diciendo
-Una vez vino una señora de Lázaro Cárdenas con otras gentes a buscar dinero y regresaron bien asustados y muy pálidas, después dijeron que la señora murió del susto por lo que ahí vieron o sabrá dios porque seria.
Le comenté a la señora con algo de sarcasmo que solo tomaría algunas fotos, que mi intención no era buscar tesoros, así que no me asustarían y le di las gracias.
-Pues allá usted oiga, yo ya le dije lo que dicen.
Continué por la callecita y más abajo en otra casa volví a preguntar por las ruinas, había un joven, un niño y una muchacha, el niño de inmediato dijo emocionado:
-ese lugar que busca parece un castillo y se ve desde la calle
La muchacha me dijo como si se hubiera puesto de acuerdo con la otra señora:
-oiga, pero dicen que ahí asustan y hace poco se quemo a media noche lo que quedaba de techo, sin que nadie supiera como o porque
Le pregunté que sí tenían a alguien que me acompañara a las ruinas, que le daría un propina
- ahí no va nadie de aquí, vaya usted solo si quiere, no es por dinero ni por grosería de verdad ahí asustan
Y me dieron más datos de cómo llegar al lugar
- siga por esta misma calle por toda la orilla del canal, después verá un puente y del lado derecho están las ruinas.
Me motivo el comentario del niño e ignore lo de los sustos. Continúe por la callecita y después se juntaba con el canal, vi unos muros viejísimos llenos de musgo y totalmente cubiertos de maleza, pensé que ahí era el lugar, pero no había forma de entrar y recordé lo que me dijo el niño sobre el parecido a un castillo, así que decidí continuar buscando. Poco después encontré una pequeña represa en el canal y supe de inmediato que eran parte de las ruinas, en seguida el puente, levante la vista y emocionado vi dos preciosas torres de tipo medieval, construidas con cantera rosa, se erguían majestuosas a la entrada de la ex-hacienda cual vigilantes silenciosos y guardianes de un pasado glorioso así como de todos los misterios que se encierran dentro.
Me quede viendo un rato antes de entrar el detalle de la fachada, observe con tristeza algunas partes dañadas de las torres por el descuido y abandono, en el arco superior se observaba grabado en la cantera "1920". No esperé más y comencé a tomar fotos.
Entré a la ex-hacienda emocionado y volteando hacia todos lados, me faltaban ojos para admirar ese pasado, un enorme patio central donde secaban el arroz y al frente una construcción sin techo donde seguramente almacenaban el grano, del lado derecho una casona alta y con huecos de ventanas, los altos muros totalmente cubiertos de árboles y maleza que hacían impenetrable su acceso, así que continúe con las fotos y a ratos solo me quedaba parado tratando de escuchar algo o escudriñando entre las ruinas, pero nada, solo silencio, bueno, hasta ahora no he visto nada anormal, cuáles sustos, pensé.
Continué por un buen rato con la sesión de fotos y me dirigí a la casona para ver si por algún lado podía entrar, descubrí entre unos árboles y arbustos espinosos una vieja y hermosa maquina, se alcanzaban a ver los engranes, rodillos, una tolva y un tambor con varios picos al fondo de la tolva, solo eso podía observar desde donde me encontraba ya que el zarzal de espinas y arbustos me impedían acercarme más. Quise tomar unas fotos de la maquina así que decidí quitar las espinas con los pies, al mover las hierbas de pronto revolotearon asustadas dos lechuzas, una blanca y una negra, el aleteo de sus enormes alas interrumpió el silencio y me sobresalte un poco, entonces recordé lo que me dijo la primer señora sobre los sustos y dije en voz baja: ya pues, ya pues quien seas, solo quiero tomarte una foto, no te voy a molestar.
Después comprendí rápidamente lo que había dicho y que lo dije al aire, sentí que se me erizaba la piel y un escalofrío que nunca había sentido recorría mi espalda a la vez que trataba de enfocar la maquina lo más que se podía entre los arbustos y disparé la cámara. Vaya, ya me asustaron, pensé, si esto es asustar, me reí nervioso y busque otro lugar para continuar con mis fotos.
Así continúe por otro rato, encontré la que creo es la entrada a las turbinas donde dicen que nadie se atreve a bajar y por supuesto que yo tampoco lo hice, además que tampoco me podía acercar, solo alcanzaba a ver el acceso y el comienzo de lo que pensé son las escaleras, por una rendija pude disparar la cámara. Cerca de donde me encontraba había ruinas de lo que debió ser un acueducto.
Sin mas contratiempos finalicé la sesión de fotos y regrese a Parácuaro. Por la tarde mi primo Felipe estaba revisando todas las fotos en la pantallita de la cámara pues buscaba las que tomé de la escuela preparatoria donde el estudia. Se detiene y observa con atención una de las fotos y me comenta:
- en esta foto se ven unas caras ¿donde la tomaste primo?
- en La Guadalupe le dije,
-¿fuiste a la Guadalupe hijo? Preguntó mi tío Nacho
-si tío me dijeron que asustan, que no fuera y nadie me quiso acompañar, entonces fui solo.
- Mira, se ven mas caras primo, si pones atención entre las hojas se ven rostros de colgados.
Tomé la cámara y comencé a revisar y efectivamente la foto de la maquina daba efectos ópticos de rostros humanos y fantasmales, la maquina no se podía observar entre los arbustos, ya en la computadora y aumentando la foto se veía mas detalle y a la vez mas rostros.
– hijo, pues ahí asustan, no te andes metiendo solo a esos lugares, ojala no te pase nada. Amenazó mi tío.
Vaya dije, pues para mi son efectos ópticos, aunque pensé: se me hace raro que la maquina no se vea.
Gonzalo Zamora S.
Foto con rostros fantasmales en “La Guadalupe de Parácuaro “,
tomada por Gonzalo Zamora S. El 21 de Nov. 2006
Entrada a ex-hacienda La Guadalupe.
Foto tomada por Gonzalo Zamora S. 21 Nov. 2006
http://www.paracuaro.org/leyendas.html
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