- Pedro CantúAdmin
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El héroe de Nacozari
Sáb 07 Jun 2008, 3:53 pm
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Jesús García Corona
El Héroe de Nacozari
En la ciudad de Hermosillo, Sonora, nació, en el año de 1881, Jesús García Corona, a quien la historia conociera como El Héroe de Nacozari; murió el 7 de noviembre de 1907.
Dice así un fragmento del corrido dedicado a este hombre valiente que fue Jesús García:
Máquina 501, la que corrió por Sonora, por eso los garroteros el que no suspira llora…
… Desde ese día inolvidable, tú te has ganado las palmas, tú te has ganado la cruz, eres un héroe Jesús.
Era Jesús García maquinista del ferrocarril que cubría la ruta Nacozari, Sonora, a Douglas, Arizona, E.U.A. El fatídico día del 7 de noviembre de 1907, estando en un descanso observó que unas pacas de forraje ubicadas en los techos de dos vagones de un tren estacionado se incendiaron, esos vagones contenían dinamita, la gente corría espantada, todo era confusión, sin pensarlo dos veces Jesús se montó en la locomotora y la puso en marcha llevando al tren lejos del pueblo, había recorrido seis kilómetros cuando la dinamita estalló, volando el tren con Jesús adentro.
En su honor se levantó un monumento y la población se llama ahora Nacozari de García; fue declarado Héroe de la Humanidad por la American Royal Cross of Honor de Washington, una calle de la ciudad de México lleva su nombre y se le compuso el famoso corrido llamado “Máquina 501”, la cual cantaba el popular intérprete “Pancho, el Charro Avitia”.
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Jesús García Corona
El Héroe de Nacozari
En la ciudad de Hermosillo, Sonora, nació, en el año de 1881, Jesús García Corona, a quien la historia conociera como El Héroe de Nacozari; murió el 7 de noviembre de 1907.
Dice así un fragmento del corrido dedicado a este hombre valiente que fue Jesús García:
Máquina 501, la que corrió por Sonora, por eso los garroteros el que no suspira llora…
… Desde ese día inolvidable, tú te has ganado las palmas, tú te has ganado la cruz, eres un héroe Jesús.
Era Jesús García maquinista del ferrocarril que cubría la ruta Nacozari, Sonora, a Douglas, Arizona, E.U.A. El fatídico día del 7 de noviembre de 1907, estando en un descanso observó que unas pacas de forraje ubicadas en los techos de dos vagones de un tren estacionado se incendiaron, esos vagones contenían dinamita, la gente corría espantada, todo era confusión, sin pensarlo dos veces Jesús se montó en la locomotora y la puso en marcha llevando al tren lejos del pueblo, había recorrido seis kilómetros cuando la dinamita estalló, volando el tren con Jesús adentro.
En su honor se levantó un monumento y la población se llama ahora Nacozari de García; fue declarado Héroe de la Humanidad por la American Royal Cross of Honor de Washington, una calle de la ciudad de México lleva su nombre y se le compuso el famoso corrido llamado “Máquina 501”, la cual cantaba el popular intérprete “Pancho, el Charro Avitia”.
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Re: El héroe de Nacozari
Sáb 07 Jun 2008, 4:01 pm
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Jesús fue el hijo menor de Francisco García-Pino y Rosa Corona de García. Desde pequeño mostró interés por el ferrocarril, dominando los rudimentos básicos de la metalurgia y la mecánica. Desde su temprana infancia mostró una buena habilidad en el manejo de maquinaria. Su padre al parecer murió en el trayecto de Hermosillo a Nacozari. En 1898 Rosa Corona (ya viuda) y sus ocho hijos arribaron al pueblo de Nacozar.: Trinidad, Ángela, Artemisa y Rosa, así como Francisco, Manuel y Miguel; con la esperanza de encontrar trabajo para ella y para el talento mecánico que demostraban tener sus hijos. Todos encontraron empleo en la mina.
Recién cumplidos sus 17 años, Jesús solicitó empleo directamente en la oficina del ferrocarril de la Compañía Minera, el encargado, W.L.York, debido a su corta edad, le brindó trabajo como aguador pero adquirió rápidas promociones y ascendió en poco tiempo al sector de mantenimiento de vías. Trabajó como controlador de frenos y ya después como bombero. A la corta edad de 20 años llegó a ser ingeniero de máquinas.
En la primavera de 1904 fue premiado con un viaje con gastos pagados a San Luis. Missouri. Con él viajaron los mecánicos Rafael Rocco y Cipriano Montaño; José Vejar, encargado del concentrador; Zacarías Ruiz y Heraclio Ramos del Departamento de Almacenes, el electricista Ignacio Montaño, Francisco Ancira y Manuel Vázquez de la compañía de ventas.
Cerca de las seis de la mañana del 7 de noviembre de 1907, Jesús se dirigió al centro de Nacozari. Su locomotora fue la #2, erroneamente conocida como #501, construida bajo pedido a la Compañía Porter de Pennsylvania, en mayo de 1901 y era un poco menor que las utilizadas normalmente. Después de haber sido engrasada, ya lista para salir, Agustín Barceló e Hipólito Soto, encargados de frenos, reportaron que Alberto Biel un alemán de edad madura se encontraba en el hospital por lo que Jesús García lo reemplazó quedando a cargo del tren.
Jesús García debía llevar un cargamento de cuatro toneladas de dinamita (utilizadas en la ampliación de la mina) al almacén de explosivos para colocarse en dos furgones. Era el más poderoso tipo de dinamita, traído por tren desde Oakland a Pilares y Nacozari. Llego en la locomotora en pocos minutos a El Seis (a seis millas de Pilares), donde había almacenes y casas de trabajadores que mantenían las vías. Para hacer posible la quema segura de combustible, la locomotora contaba con un contenedor, en donde las chispas eran sofocadas con mallas. Pero en esos días no estaba funcionando, Jesús reportó que algunas brasas vivas estaban escapando del mismo. Después de una primera vuelta a la mina, la locomotora alcanzó de nuevo El Seis. Con suerte, Jesús debía completar dos corridas más. Un mensajero lo aborda para darle una noticia inesperada: Necesitanan suplementos en la mina y debía dirigirse en el tren al más bajo nivel y hablar con el señor Elizondo.
Durante la operación de carga del tren, Jesús aprovechó para ir a casa. Jesús encontró a su madre alterada la cuál le comentó un presentimiento de que no lo volvería a ver. Jesús dejó 50 de sus góndolas en El Seis y descendió a la mina, en el nivel más bajo, el cargamento había sido completado.
En espera de su locomotora, Jesús descubrió que los trabajadores habían dejado disminuir el fuego, lo cual había ocasionado una perdida de presión del vapor. Los ingenieros en otro error aún más serio: no colocar los carros con explosivos al final del cuerpo del tren. En este viaje, los trabajadores colocaron la dinamita en los dos primeros carros, enseguida de la caldera. La disposición de la carga debía ser autorizada por el conductor, pero ese día no había tal. Al aumentar la presión del vapor, luego, tan lento como fue posible, Jesús dio reversa al vehículo y lo colocó fuera de la mina; el viento del norte empezaba a jugar con los remolinos del humo y del vapor. Librada del freno, la locomotora trabajaba en contra del viento; las chispas vivas, emanadas del contenedor, que no había sido arreglado, volaron sobre el motor y la cabina, llegando incluso hasta los dos primeros furgones, cargados con cajas de dinamita.
Al principio el fuego fue notificado por la cuadrilla de trabajadores y más adelante por simples transeúntes. Francisco Rendón, frenero encargado de dirigir los rieles a Pilares, y el otro frenero intentaron inútilmente detener con sus ropas el fuego. Jesús le pidió a la cuadrilla que lo acompañaba que se arrojaran del tren e imprimió toda la fuerza a la locomotora. Obedeciendo las órdenes de Jesús, José Romero saltó del tren y rodó hacia la maleza. Milagrosamente había alrededor una loma en donde se refugió.
Jesús y su locomotora subieron a través del escarpado. Necesitaban avanzar otros cincuenta metros para llegara un terreno plano en donde Jesús pudiera así luchar por su vida pero no lo logró. De esta manera alejándose del pueblo, Jesús García salvó Nacozari y sus habitantes de sucumbir ante una explosión tan enorme, que la locomotora desapareció completamente. Jesús murió al instante, lanzado por el frente de su cabina. Gran parte del motor fue también lanzado y el cuerpo de Jesús fue alcanzado por las ruedas traseras. Un estruendo como temblor sacudió Nacozari y la onda de expansión quebró vidrios y sacudió las habitaciones; ésta fue oída a diez millas de Nacozari.
La carnicería en el kilómetro seis era impresionante. Los cuatro obreros fueron muertos y un niño de 15 años fue atravesado por un metal lanzado desde cien metros en donde ocurrió la explosión. Del almacén no quedó nada, 18 de los residentes y demás trabajadores fueron heridos y trasladados en vagones al hospital en Nacozari. En silencio, los sobrevivientes removían los escombros del tren: carros despedazados y cabinas destruidas. El motor estaba encajado en un cráter, lejos de las vías. Jesús fue identificado por sus botas, lo cual fue trabajo de sus hermanos, quienes recogieron los restos y lo llevaron a casa. En total fueron 13 las personas que murieron, pero sin duda fueron cientos los que salvaron la vida debido al heroísmo mostrado por Jesús quién alejó el tren lo más posible del pueblo. Al morir Jesús contaba con 26 años.
http://es.wikipedia.org/wiki/Jes%C3%BAs_Garc%C3%ADa_Corona
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Jesús fue el hijo menor de Francisco García-Pino y Rosa Corona de García. Desde pequeño mostró interés por el ferrocarril, dominando los rudimentos básicos de la metalurgia y la mecánica. Desde su temprana infancia mostró una buena habilidad en el manejo de maquinaria. Su padre al parecer murió en el trayecto de Hermosillo a Nacozari. En 1898 Rosa Corona (ya viuda) y sus ocho hijos arribaron al pueblo de Nacozar.: Trinidad, Ángela, Artemisa y Rosa, así como Francisco, Manuel y Miguel; con la esperanza de encontrar trabajo para ella y para el talento mecánico que demostraban tener sus hijos. Todos encontraron empleo en la mina.
Recién cumplidos sus 17 años, Jesús solicitó empleo directamente en la oficina del ferrocarril de la Compañía Minera, el encargado, W.L.York, debido a su corta edad, le brindó trabajo como aguador pero adquirió rápidas promociones y ascendió en poco tiempo al sector de mantenimiento de vías. Trabajó como controlador de frenos y ya después como bombero. A la corta edad de 20 años llegó a ser ingeniero de máquinas.
En la primavera de 1904 fue premiado con un viaje con gastos pagados a San Luis. Missouri. Con él viajaron los mecánicos Rafael Rocco y Cipriano Montaño; José Vejar, encargado del concentrador; Zacarías Ruiz y Heraclio Ramos del Departamento de Almacenes, el electricista Ignacio Montaño, Francisco Ancira y Manuel Vázquez de la compañía de ventas.
Cerca de las seis de la mañana del 7 de noviembre de 1907, Jesús se dirigió al centro de Nacozari. Su locomotora fue la #2, erroneamente conocida como #501, construida bajo pedido a la Compañía Porter de Pennsylvania, en mayo de 1901 y era un poco menor que las utilizadas normalmente. Después de haber sido engrasada, ya lista para salir, Agustín Barceló e Hipólito Soto, encargados de frenos, reportaron que Alberto Biel un alemán de edad madura se encontraba en el hospital por lo que Jesús García lo reemplazó quedando a cargo del tren.
Jesús García debía llevar un cargamento de cuatro toneladas de dinamita (utilizadas en la ampliación de la mina) al almacén de explosivos para colocarse en dos furgones. Era el más poderoso tipo de dinamita, traído por tren desde Oakland a Pilares y Nacozari. Llego en la locomotora en pocos minutos a El Seis (a seis millas de Pilares), donde había almacenes y casas de trabajadores que mantenían las vías. Para hacer posible la quema segura de combustible, la locomotora contaba con un contenedor, en donde las chispas eran sofocadas con mallas. Pero en esos días no estaba funcionando, Jesús reportó que algunas brasas vivas estaban escapando del mismo. Después de una primera vuelta a la mina, la locomotora alcanzó de nuevo El Seis. Con suerte, Jesús debía completar dos corridas más. Un mensajero lo aborda para darle una noticia inesperada: Necesitanan suplementos en la mina y debía dirigirse en el tren al más bajo nivel y hablar con el señor Elizondo.
Durante la operación de carga del tren, Jesús aprovechó para ir a casa. Jesús encontró a su madre alterada la cuál le comentó un presentimiento de que no lo volvería a ver. Jesús dejó 50 de sus góndolas en El Seis y descendió a la mina, en el nivel más bajo, el cargamento había sido completado.
En espera de su locomotora, Jesús descubrió que los trabajadores habían dejado disminuir el fuego, lo cual había ocasionado una perdida de presión del vapor. Los ingenieros en otro error aún más serio: no colocar los carros con explosivos al final del cuerpo del tren. En este viaje, los trabajadores colocaron la dinamita en los dos primeros carros, enseguida de la caldera. La disposición de la carga debía ser autorizada por el conductor, pero ese día no había tal. Al aumentar la presión del vapor, luego, tan lento como fue posible, Jesús dio reversa al vehículo y lo colocó fuera de la mina; el viento del norte empezaba a jugar con los remolinos del humo y del vapor. Librada del freno, la locomotora trabajaba en contra del viento; las chispas vivas, emanadas del contenedor, que no había sido arreglado, volaron sobre el motor y la cabina, llegando incluso hasta los dos primeros furgones, cargados con cajas de dinamita.
Al principio el fuego fue notificado por la cuadrilla de trabajadores y más adelante por simples transeúntes. Francisco Rendón, frenero encargado de dirigir los rieles a Pilares, y el otro frenero intentaron inútilmente detener con sus ropas el fuego. Jesús le pidió a la cuadrilla que lo acompañaba que se arrojaran del tren e imprimió toda la fuerza a la locomotora. Obedeciendo las órdenes de Jesús, José Romero saltó del tren y rodó hacia la maleza. Milagrosamente había alrededor una loma en donde se refugió.
Jesús y su locomotora subieron a través del escarpado. Necesitaban avanzar otros cincuenta metros para llegara un terreno plano en donde Jesús pudiera así luchar por su vida pero no lo logró. De esta manera alejándose del pueblo, Jesús García salvó Nacozari y sus habitantes de sucumbir ante una explosión tan enorme, que la locomotora desapareció completamente. Jesús murió al instante, lanzado por el frente de su cabina. Gran parte del motor fue también lanzado y el cuerpo de Jesús fue alcanzado por las ruedas traseras. Un estruendo como temblor sacudió Nacozari y la onda de expansión quebró vidrios y sacudió las habitaciones; ésta fue oída a diez millas de Nacozari.
La carnicería en el kilómetro seis era impresionante. Los cuatro obreros fueron muertos y un niño de 15 años fue atravesado por un metal lanzado desde cien metros en donde ocurrió la explosión. Del almacén no quedó nada, 18 de los residentes y demás trabajadores fueron heridos y trasladados en vagones al hospital en Nacozari. En silencio, los sobrevivientes removían los escombros del tren: carros despedazados y cabinas destruidas. El motor estaba encajado en un cráter, lejos de las vías. Jesús fue identificado por sus botas, lo cual fue trabajo de sus hermanos, quienes recogieron los restos y lo llevaron a casa. En total fueron 13 las personas que murieron, pero sin duda fueron cientos los que salvaron la vida debido al heroísmo mostrado por Jesús quién alejó el tren lo más posible del pueblo. Al morir Jesús contaba con 26 años.
http://es.wikipedia.org/wiki/Jes%C3%BAs_Garc%C3%ADa_Corona
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Re: El héroe de Nacozari
Sáb 07 Jun 2008, 4:03 pm
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MAQUINA 501 (Corrido)
Máquina quinientos uno,
la que corrió por Sonora,
por eso los garroteros
el que no suspira, llora.
Era un domingo, señores,
como a las tres de la tarde,
estaba Jesús García
acariciando a su madre.
-Dentro de pocos momentos
madre tengo que partir,
del tren se escucha el silbato,
se acerca mi porvenir.
Cuando llegó a la estación
un tren ya estaba silbando
y un carro de dinamita
ya se estaba quemando.
El fogonero le dice:
-Jesús, vámonos apeando,
mira que el carro de atrás
ya se nos viene quemando.
Jesús García le contesta:
-Yo pienso muy diferente,
yo no quiero ser la causa
de que muera tanta gente.
Le dio vuelta a su vapor,
porque era de cuesta arriba,
y antes de llegar al seis
allí terminó su vida.
Desde ese día inolvidable
tú te has ganado la cruz,
tú te has ganado las palmas,
eres un héroe Jesús.
Máquina quinientos uno,
la que corrió por Sonora,
por eso los garroteros
el que no suspira, llora.
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MAQUINA 501 (Corrido)
Máquina quinientos uno,
la que corrió por Sonora,
por eso los garroteros
el que no suspira, llora.
Era un domingo, señores,
como a las tres de la tarde,
estaba Jesús García
acariciando a su madre.
-Dentro de pocos momentos
madre tengo que partir,
del tren se escucha el silbato,
se acerca mi porvenir.
Cuando llegó a la estación
un tren ya estaba silbando
y un carro de dinamita
ya se estaba quemando.
El fogonero le dice:
-Jesús, vámonos apeando,
mira que el carro de atrás
ya se nos viene quemando.
Jesús García le contesta:
-Yo pienso muy diferente,
yo no quiero ser la causa
de que muera tanta gente.
Le dio vuelta a su vapor,
porque era de cuesta arriba,
y antes de llegar al seis
allí terminó su vida.
Desde ese día inolvidable
tú te has ganado la cruz,
tú te has ganado las palmas,
eres un héroe Jesús.
Máquina quinientos uno,
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por eso los garroteros
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Re: El héroe de Nacozari
Sáb 07 Jun 2008, 4:10 pm
.Hermosillo, Son., 6 de noviembre.
Jesús García, montado a caballo, en una foto días antes de su muerte
Foto: Archivo General del Estado de Sonora
La historia del Héroe de Nacozari ocurrió hace muchos años. Cien, para ser precisos. El 7 de noviembre de 1907 a Jesús García Corona no le correspondía conducir el tren, pero su compañero Alberto Biel se reportó enfermo y tuvo que hacerse responsable de los tres viajes programados entre el pueblo de Nacozari y la mina de Pilares.Era un recorrido de apenas cuatro kilómetros. Para asegurar la quema del carbón, la locomotora debía contar con un contenedor donde las chispas eran sofocadas con mallas; sin embargo, en esos días no funcionaba bien.
La máquina realizó sin complicaciones el primer trayecto. Cuando iba de regreso por más carga, un mensajero abordó el tren a la altura de El Seis (caserío habitado por familias de trabajadores de las vías) para avisar a Jesús García que se necesitaba llevar más explosivos a la mina, diez toneladas de pólvora que se usarían para una ampliación.Ya en Nacozari, García dejó a los ingenieros el trabajo de acomodar los vagones, entre los que estaban los dos cargados de explosivos, que por un error fueron colocados junto a la máquina. Jesús aprovechó para hacer una rápida visita a su madre, cuya casa se ubicaba cerca de la estación.De regreso al sitio donde estaba detenida la máquina, Jesús García ayudó a uno de sus compañeros a encender el fuego, y, lentamente, la presión del vapor subió. Movió el convoy. El viento del norte empezaba a jugar con los remolinos de vapor. Librada del freno, la locomotora trabajaba contra el viento; las chispas vivas, emanadas del contenedor descompuesto, volaron sobre el motor y la cabina, llegando hasta los dos primeros furgones, cargados con cajas de dinamita.
Al principio el fuego fue notificado por la cuadrilla de trabajadores y más adelante, por simples observadores. Un jovencito, alarmado, intentó decir a Jesús lo que pasaba, pero su delgada voz no le permitió vencer el ruido de la máquina. Fue un obrero anónimo quien fuertemente le gritó: “Oye, hay humo en el polvorín”, frase que hoy se canta en uno de los varios corridos dedicados a Jesús García.En un fragmento del corrido Máquina 501, el fogonero le dice: “Jesús, vámonos apeando/ mira que el carro de atrás/ ya se nos viene quemando. / Jesús García le contesta:/ yo pienso muy diferente, / yo no quiero ser la causa / de que muera tanta gente. / Le dio vuelta a su vapor, porque era de cuesta arriba/ y antes de llegar al Seis/ allí terminó su vida...”
Francisco Rendón, frenero encargado de dirigir los rieles a Pilares, le gritaba también, desesperado, que tratara de extinguir el fuego. “¡Frena el tren!”, le gritaba Francisco, con la idea de que entre todos los tripulantes pudieran apagar el fuego, pero a esa altura del trayecto no había agua.Avivado por el viento que el andar del tren producía, el fuego se expandió. El aire fluyó a través de las cajas e intensificó las llamas. Cuando la esperanza se desvaneció por la intensidad del fuego, Jesús le pidió a la cuadrilla que lo acompañaba que se arrojara de la locomotora y le imprimió toda la fuerza. Romero saltó y rodó hacia la maleza.A las 14:20 horas, un estruendo como temblor se sintió en Nacozari.
La onda expansiva quebró vidrios y sacudió las casas. Tan grande fue la explosión, que la locomotora desapareció por completo. Jesús murió al instante, lanzado por el frente de la cabina.De El Seis no quedó casi nada. Fueron 13 los muertos, entre niños, mujeres y obreros que se encontraban cerca de la vía. Pero, sin duda, fueron cientos los que salvaron la vida cuando Jesús García decidió alejar del pueblo el convoy en llamas. Los historiadores aún discuten diversos detalles de este hecho histórico (como el número de la locomotora), pero todos coinciden en que Jesús García salvó a un pueblo completo.
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Jesús García, montado a caballo, en una foto días antes de su muerte
Foto: Archivo General del Estado de Sonora
La historia del Héroe de Nacozari ocurrió hace muchos años. Cien, para ser precisos. El 7 de noviembre de 1907 a Jesús García Corona no le correspondía conducir el tren, pero su compañero Alberto Biel se reportó enfermo y tuvo que hacerse responsable de los tres viajes programados entre el pueblo de Nacozari y la mina de Pilares.Era un recorrido de apenas cuatro kilómetros. Para asegurar la quema del carbón, la locomotora debía contar con un contenedor donde las chispas eran sofocadas con mallas; sin embargo, en esos días no funcionaba bien.
La máquina realizó sin complicaciones el primer trayecto. Cuando iba de regreso por más carga, un mensajero abordó el tren a la altura de El Seis (caserío habitado por familias de trabajadores de las vías) para avisar a Jesús García que se necesitaba llevar más explosivos a la mina, diez toneladas de pólvora que se usarían para una ampliación.Ya en Nacozari, García dejó a los ingenieros el trabajo de acomodar los vagones, entre los que estaban los dos cargados de explosivos, que por un error fueron colocados junto a la máquina. Jesús aprovechó para hacer una rápida visita a su madre, cuya casa se ubicaba cerca de la estación.De regreso al sitio donde estaba detenida la máquina, Jesús García ayudó a uno de sus compañeros a encender el fuego, y, lentamente, la presión del vapor subió. Movió el convoy. El viento del norte empezaba a jugar con los remolinos de vapor. Librada del freno, la locomotora trabajaba contra el viento; las chispas vivas, emanadas del contenedor descompuesto, volaron sobre el motor y la cabina, llegando hasta los dos primeros furgones, cargados con cajas de dinamita.
Al principio el fuego fue notificado por la cuadrilla de trabajadores y más adelante, por simples observadores. Un jovencito, alarmado, intentó decir a Jesús lo que pasaba, pero su delgada voz no le permitió vencer el ruido de la máquina. Fue un obrero anónimo quien fuertemente le gritó: “Oye, hay humo en el polvorín”, frase que hoy se canta en uno de los varios corridos dedicados a Jesús García.En un fragmento del corrido Máquina 501, el fogonero le dice: “Jesús, vámonos apeando/ mira que el carro de atrás/ ya se nos viene quemando. / Jesús García le contesta:/ yo pienso muy diferente, / yo no quiero ser la causa / de que muera tanta gente. / Le dio vuelta a su vapor, porque era de cuesta arriba/ y antes de llegar al Seis/ allí terminó su vida...”
Francisco Rendón, frenero encargado de dirigir los rieles a Pilares, le gritaba también, desesperado, que tratara de extinguir el fuego. “¡Frena el tren!”, le gritaba Francisco, con la idea de que entre todos los tripulantes pudieran apagar el fuego, pero a esa altura del trayecto no había agua.Avivado por el viento que el andar del tren producía, el fuego se expandió. El aire fluyó a través de las cajas e intensificó las llamas. Cuando la esperanza se desvaneció por la intensidad del fuego, Jesús le pidió a la cuadrilla que lo acompañaba que se arrojara de la locomotora y le imprimió toda la fuerza. Romero saltó y rodó hacia la maleza.A las 14:20 horas, un estruendo como temblor se sintió en Nacozari.
La onda expansiva quebró vidrios y sacudió las casas. Tan grande fue la explosión, que la locomotora desapareció por completo. Jesús murió al instante, lanzado por el frente de la cabina.De El Seis no quedó casi nada. Fueron 13 los muertos, entre niños, mujeres y obreros que se encontraban cerca de la vía. Pero, sin duda, fueron cientos los que salvaron la vida cuando Jesús García decidió alejar del pueblo el convoy en llamas. Los historiadores aún discuten diversos detalles de este hecho histórico (como el número de la locomotora), pero todos coinciden en que Jesús García salvó a un pueblo completo.
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Re: El héroe de Nacozari
Jue 31 Jul 2008, 9:35 pm
¿Alguien sabe la historia de cuando Lyndon B. Johnson comentó que le debía su vida a Jesús García?
Escuché algo, pero en ningún lugar lo he podido confirmar.
Se supone que en un evento oficial en México, LBJ comentó que sus padres se encontraban en Nacozari cuando el fatídico accidente (creo que su padre era representante de la empresa ferrocarrilera), que gracias a la acción de Jesús García se salvaron de morir en la exploción.
Y viendo las fechas, exactamente 9 meses después nació LBJ en Texas.
Saludos.
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