La tragedia del "Nuestra Señora del Juncal"
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La tragedia del "Nuestra Señora del Juncal"
Miér 18 Mayo 2011, 10:32 pm
Me quede imprecionado con la Historia, espero y les agrade tanto como ami.
La firma de cazatesoros se intersa ahora por
este pecio, cuya historia muestra la dureza de navegar en la flota de
"la Nueva España"
La Razón-Ya casi no quedan
fuerzas para arrojar nada por la borda. Después de más de una semana
achicando agua, cubo a cubo, en turnos de mañana, tarde y noche, los
tripulantes del «Nuestra Señora del Juncal» reciben la orden de su
capitán de lanzar al mar las piezas de artillería. No hay tiempo que
perder. En medio de una ingobernable tempestad, los cañones de bronce y
las culebrinas comienzan a ser engullidos por las olas. Después vendrán
las cajas con la mercancía, y no sólo las que esconden el millón de
pesos en plata y reales. Uno tras otro son tirados al mar los cajones
repletos de chocolate -el oro negro de la época- y de los tintes con los
que debían vestirse los nobles de media Europa. Todo con tal de dejar
la nave en los huesos.
Sin embargo, cuando el contramaestre Francisco Granillo asoma sus
narices por la bodega del barco comprende que ya es inútil. La
inundación alcanza los dos metros, y el agua «ya la tenían hasta los
baos», las traviesas que cruzan de babor a estribor. El buzo ha
regresado a cubierta cabizbajo, incapaz de reparar la proa, y ya sólo
quedan dos opciones. La primera es cortar el mástil mayor. La segunda,
encomendarse a Dios.
A rezar a los camarotes
En ésas estaban Luna y Arellano, el almirante Lobo y el puñado de
nobles que viajaban en el galeón. Mientras el resto de la tripulación se
afanaba en cubierta en salvar la nave, ellos se retiraron a sus
camarotes a rezar. Mala elección.
En la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre de 1631 la nao se
abrió por la proa y se fue a pique. Fueron los primeros en hundirse.
Sólo 39 de los 300 tripulantes se salvaron. Ningún ricohombre entre
ellos.
Así termina la trágica historia de la flota de la Nueva España de
1630-1631, la mayor expedición de la época que debía llegar a la
Península, y que acabó rendida ante una devastadora tormenta. Además del
«Nuestra Señora del Juncal» naufragaron el otro barco insignia, el
«Santa Teresa», y uno de los 11 navíos mercantes, la nao «San Antonio».
El resto pudo regresar, maltrecho, a la costa mexicana. Casi tres siglos
después, la empresa caza-tesoros Odyssey pretendía expoliar el fabuloso
tesoro escondido en el pecio del «Juncal», pero el Gobierno mexicano lo
ha impedido. En su lugar, prepara un proyecto para inventariar los
restos del esplendor español que quedan bajo el mar.
La codicia de Odyssey es comprensible. En las tripas del galeón se
escondían 1.077.840 pesos -el mayor cargamento de aquellos años- que la
arruinada Corona española aguardaba como agua de mayo para enderezar la
costosa guerra de los Países Bajos. No es de extrañar la desolación del
virrey de la Nueva España, el marqués de Cerralbo, al conocer el destino
de la escuadra. «Se ha perdido la flota más rica que hasta ahora ha
salido del Nuevo Mundo», escribió.
Perder este crédito a fondo perdido para la campaña de Flandes fue
un desastre para Felipe IV, pero la tragedia de la flota va mucho más
allá de la plata. Después de 10 años de investigaciones, la historiadora
mexicana Flor Trejo ha recopilado toda la información de esta flota
desperdigada por multitud de archivos, y ha puesto en valor la verdadera
magnitud de esta tragedia marítima: «Hoy nos cuesta trabajo comprender
lo que suponía en aquella época la llegada de un cargamento de ese
valor. Que se hundiera supuso la ruina para muchos comerciantes, porque
no pudieron cumplir los encargos que tenían».
En realidad, España estuvo ¡siete años! sin recibir un solo barco
desde México. El anterior intento de llevar a la Península los fondos
para la guerra de los Países Bajos fue frustrado en 1628 por piratas
holandeses, que destruyeron la flota frente a Cuba. Hasta 1633 no se
pudo armar otra y llevarla a España.
El «barco de la moda»
El señuelo que ha llevado a Odyssey tras la pista de esta flota ha
sido el tesoro, pero lo más significativo es el resto de la carga. Por
un lado, el chocolate, capricho de los nobles. «Había una gran afición
en Europa y era un lucrativo negocio en México -explica Trejo-. De
hecho, un obispo de Chiapas fue asesinado con chocolate envenenado
porque intentó prohibir su consumo». Por el otro, las casi cien
toneladas de tintes y semillas (añil, cochinilla, grana fina, grana
silvestre...) que se usaban para teñir los ropajes de los nobles, así
como un cargamento de palo de Brasil, una variedad de las conocidas como
«maderas preciosas» (hoy especie protegida) cuyo color rojizo se usaba
para colorear telas. «Si se miran las pinturas de la época, los nobles
siempre vestían de rojo, púrpura, negro o azul, los colores más caros y
más cotizados que distinguían a la Nobleza», explica Trejo. La tragedia
del «barco de la moda» les dejó sin ropero.
Fuente: http://www.bajoelagua.com/articulos/noticias-buceo/odyssey-nuestra-senora-juncal-pecio-tesoro_4423.htm
Saludos!
La firma de cazatesoros se intersa ahora por
este pecio, cuya historia muestra la dureza de navegar en la flota de
"la Nueva España"
La Razón-Ya casi no quedan
fuerzas para arrojar nada por la borda. Después de más de una semana
achicando agua, cubo a cubo, en turnos de mañana, tarde y noche, los
tripulantes del «Nuestra Señora del Juncal» reciben la orden de su
capitán de lanzar al mar las piezas de artillería. No hay tiempo que
perder. En medio de una ingobernable tempestad, los cañones de bronce y
las culebrinas comienzan a ser engullidos por las olas. Después vendrán
las cajas con la mercancía, y no sólo las que esconden el millón de
pesos en plata y reales. Uno tras otro son tirados al mar los cajones
repletos de chocolate -el oro negro de la época- y de los tintes con los
que debían vestirse los nobles de media Europa. Todo con tal de dejar
la nave en los huesos.
Sin embargo, cuando el contramaestre Francisco Granillo asoma sus
narices por la bodega del barco comprende que ya es inútil. La
inundación alcanza los dos metros, y el agua «ya la tenían hasta los
baos», las traviesas que cruzan de babor a estribor. El buzo ha
regresado a cubierta cabizbajo, incapaz de reparar la proa, y ya sólo
quedan dos opciones. La primera es cortar el mástil mayor. La segunda,
encomendarse a Dios.
A rezar a los camarotes
En ésas estaban Luna y Arellano, el almirante Lobo y el puñado de
nobles que viajaban en el galeón. Mientras el resto de la tripulación se
afanaba en cubierta en salvar la nave, ellos se retiraron a sus
camarotes a rezar. Mala elección.
En la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre de 1631 la nao se
abrió por la proa y se fue a pique. Fueron los primeros en hundirse.
Sólo 39 de los 300 tripulantes se salvaron. Ningún ricohombre entre
ellos.
Así termina la trágica historia de la flota de la Nueva España de
1630-1631, la mayor expedición de la época que debía llegar a la
Península, y que acabó rendida ante una devastadora tormenta. Además del
«Nuestra Señora del Juncal» naufragaron el otro barco insignia, el
«Santa Teresa», y uno de los 11 navíos mercantes, la nao «San Antonio».
El resto pudo regresar, maltrecho, a la costa mexicana. Casi tres siglos
después, la empresa caza-tesoros Odyssey pretendía expoliar el fabuloso
tesoro escondido en el pecio del «Juncal», pero el Gobierno mexicano lo
ha impedido. En su lugar, prepara un proyecto para inventariar los
restos del esplendor español que quedan bajo el mar.
La codicia de Odyssey es comprensible. En las tripas del galeón se
escondían 1.077.840 pesos -el mayor cargamento de aquellos años- que la
arruinada Corona española aguardaba como agua de mayo para enderezar la
costosa guerra de los Países Bajos. No es de extrañar la desolación del
virrey de la Nueva España, el marqués de Cerralbo, al conocer el destino
de la escuadra. «Se ha perdido la flota más rica que hasta ahora ha
salido del Nuevo Mundo», escribió.
Perder este crédito a fondo perdido para la campaña de Flandes fue
un desastre para Felipe IV, pero la tragedia de la flota va mucho más
allá de la plata. Después de 10 años de investigaciones, la historiadora
mexicana Flor Trejo ha recopilado toda la información de esta flota
desperdigada por multitud de archivos, y ha puesto en valor la verdadera
magnitud de esta tragedia marítima: «Hoy nos cuesta trabajo comprender
lo que suponía en aquella época la llegada de un cargamento de ese
valor. Que se hundiera supuso la ruina para muchos comerciantes, porque
no pudieron cumplir los encargos que tenían».
En realidad, España estuvo ¡siete años! sin recibir un solo barco
desde México. El anterior intento de llevar a la Península los fondos
para la guerra de los Países Bajos fue frustrado en 1628 por piratas
holandeses, que destruyeron la flota frente a Cuba. Hasta 1633 no se
pudo armar otra y llevarla a España.
El «barco de la moda»
El señuelo que ha llevado a Odyssey tras la pista de esta flota ha
sido el tesoro, pero lo más significativo es el resto de la carga. Por
un lado, el chocolate, capricho de los nobles. «Había una gran afición
en Europa y era un lucrativo negocio en México -explica Trejo-. De
hecho, un obispo de Chiapas fue asesinado con chocolate envenenado
porque intentó prohibir su consumo». Por el otro, las casi cien
toneladas de tintes y semillas (añil, cochinilla, grana fina, grana
silvestre...) que se usaban para teñir los ropajes de los nobles, así
como un cargamento de palo de Brasil, una variedad de las conocidas como
«maderas preciosas» (hoy especie protegida) cuyo color rojizo se usaba
para colorear telas. «Si se miran las pinturas de la época, los nobles
siempre vestían de rojo, púrpura, negro o azul, los colores más caros y
más cotizados que distinguían a la Nobleza», explica Trejo. La tragedia
del «barco de la moda» les dejó sin ropero.
Fuente: http://www.bajoelagua.com/articulos/noticias-buceo/odyssey-nuestra-senora-juncal-pecio-tesoro_4423.htm
Saludos!
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Re: La tragedia del "Nuestra Señora del Juncal"
Miér 18 Mayo 2011, 11:20 pm
Pues si la empresa Odyssey , un negocio muy ......muy lucrativo, aunque no quisiera pensar mal, pero al final creo que hace uso de cualquier argot para hacerse de cualquier riqueza marina.
Saludos
Saludos
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