El tesoro del Conde Duque De la Mancha.
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Pedro Cantú
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Frase Célebre : -Si las cosas fueran fáciles, hasta yo las haría.
Fecha de inscripción : 05/12/2007
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El tesoro del Conde Duque De la Mancha.
Miér 16 Ene 2008, 6:11 pm
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EL TESORO DEL CONDE DUQUE DE LA MANCHA
Ancha, muy ancha era la bien ganada fama del Real y Minas de Santa María de las Charcas - hoy Charcas a secas - por la generosidad inagotable de sus vetas y la rica diversidad de su comercio. Largas conductas salían de vez en vez hacia las reales cajas de San Luis y otras más largas aún cruzaban su territorio, provenientes de cualquiera de los cuatro vientos, guiadas por arrieros quimeristas y agoreros que iban dejando toda clase de mercancías y chismes a lo largo de su ruta, y levantando otras y otros.
Por 1720 había caído en gran descaecimiento y despoblación pues el natural sustento que eran las minas, se había agotado por completo, y la gente huyó. "Desamparado el real - cuenta Arlegui - por la falta de metales, se conservaron los religiosos en el convento, manteniéndose con las limosnas que en los contornos recogían a tres pobres vecinos, que registrando las vetas, al cabo de algunos días, descubrieron nuevo mineral en otro cerro distinto más inmediato al convento, y que aún persevera hasta ahora". Con eso volvió el auge, se repobló el lugar y tornaron a corres las riquezas. En el Real de minas de Santa María de las Charcas pululaban mineros, comerciantes, ganaderos muy diestros artesanos y un enjambre flotante de arrieros, carreros y demás gentes del camino. Como si se tratara de una nonada, hacíanse del diario compras, ventas y trueques de mucha cuantía, lo mismo que de ganado, que de telas, que de riquísimos petenques, que de elaboradas obras de menestrales y artistas. De tan activo comercio de cuenta exacta un inventario de 1725, tocando a las joyas y demás pertenencias del convento franciscano de Charcas, en el que se incluye, " Primeramente un retablo muy hermoso que se trajo de México, muy bien labrado y dorado, que coge todo el frontispicio". Entre esa abigarrada corte de arrieros habilitasen que, desde la capital de la Nueva España emprendían continuos viajes al norte, pasando por Querétaro, San Luis Potosí, Charcas y otras tierras más allá, figuraba un mocetón, como en los 18 años de su edad, conocido con el nombre o apodo que no se sabe, de Pero Lope Solapa. Tiempo atrás habíalo cogido por su cuenta la orfandad, sus Padres, oriundos de Barcelona, cruzaron el mar habidos de acopiar riqueza en las lejanas Indias occidentales, pero si no alcanzaron estas, mucho menos aquellas. Por obra de una epidemia, de esas que asaltaban las febles naos, vinieron a afinar en lo mejor de la travesía y allá quedaron, les dieron huesa en media de las olas. La criatura sola prosiguió navegando en los fragosos de la vida hasta parar en arriero. De 8 a 10 años tendría cuando de vago, por una garita de la capital, le rogó al capitán de una conducta que lo llevará consigo. Y así entró Pero Lope Solapa al camino. Para su temprana edad, eran ya muchas las leguas que había recorrido. Los fríos, las prolongadas lluvias, los largos asoleos, lo habían curtido y el trato de todas las gentes lo habían despabilado. Era sin embargo, un mozo serio, bien apersonado, laborioso que no se permitía mas licencia que las retumbantes exclamaciones de rigor para arriar a las bestias remisas o ariscas. Tampoco andaba con sus reforzados compañeros, empinando el codo o secuestrando doncellas ni enamorando casadas. El capitán de la conducta lo quería como a un hijo. Era ya dueño de un tiro de mulas de potente alzada. En una transportaba las mercancías ajenas y en otra las propias, que iba vendiendo aquí y comprando allá, con ánimos de un día reuniendo el suficiente caudal tomará aposentamiento fijo y dejar aquella vida trabajosa y trashumante. Le gustó el real de Santa María de las Charcas y aquí dando de lado el camino fijó residencia. Rigiendo con destreza su párvulo caudal, unas veces con trueque otras acarreando, otras vendiendo por las minas y ranchos de la plebanía, acrecentó su hacienda. De las baratijas y cosillas de mas o menos paso a las semillas y luego al ganado y por fin a las minas, meta precisa de todo el que quería sacar buenos alquileres con su fatiga. Fue así como el tiempo andando estableció un comercio de buen ver pasando la Plaza de la Virgen, frente al convento, muy abastecido y con incontable clientela que le rendía magníficos emolumentos. Y el huérfano trota caminos subió a los escaños ocupados sólo por las gentes de viso y se convirtió en el opulento señor Don Pero Lope Solapa. Conforme a aquello del agudo y experimentado arcipreste de Hita. "Sea un hombre necio o rudo labrador, los dineros le facen hidalgo e sabidor cuando más tiene, tanto es mas de valor" "Oficinas de Vulcano", llamó el afamado cronista Arlegui a los reales de minas, "En donde se vive desordenadamente y se agrega a la gente perdida y facinerosa; experiencia que tenemos bien conocida y deberíamos tener llorada". Pero, sin embargo aún estando en lo mejor de su edad, nunca se amigo con gente apicarada, al contrario. Dado por entero a los negocios, negó todo tiempo a los despilfarros y a las liviandades. Volviéndose mas encerrado en sí, mas grave, más parsimonioso. Silenciosamente socorría a los menesterosos y tendía la mano a los que constreñidos por la necesidad andaban mal en sus trabajos sin pedirles rédito a cambio. Y era, entre los devotos cofrades de Santa María del Rosario, él más exacto observante de las piadosas reglas. Para 1765 Don Pero Lope Solapa después de 7 ú 8 años en aquel real de Charcas y a los 25 de su edad, consideró llegado el tiempo de tomar estado, para lo cual puso sus ojos en Doña Leonor de Urbina, dama muy empingorotada, como que amén de ser hija del más rico propietario de Charcas era sobrina del alcalde mayor de San Luis Potosí. Al primer requiebro, como Don Pero poseía esa mecha irresistible para encender amores, calcinar voluntades y fundir resistencias, Doña Leonor cayó rendida, con la complaciente anuencia de sus Padres, que además le apartaron cuantiosa dote. En el ínter Don Pero Lope Solapa determinó dar consistente robustez a su fortuna y emprendió transacciones. Además de muchos sitios de ganada mayor y menor, con una ansia irrefrenable de riquezas, adquirió varias catas, una por cualquier nonada, otra a muy subido precio, aunque para ello tuvo que pignorar parte de sus pertenencias, y acudir aún a usureros que ponía a alto censo redimirle sus capitales. Tan sólo esperaban apañar las cuantiosas ganancias de sus minas y haciendas para acompañado por Doña Leonor, entrará al altar a recibir el sacramento. Empezaron los malos quereres de la fortuna. Un granizal de los que estilaban en aquellos remotos ayeres, mató a un sin fin de cabezas de ganado menor; Luego una prematura helada muy rigurosa, en el mes de septiembre subsiguiente acabó con todo, sin dejar cosa que valiera con la cosecha que se venía óptima, y con los pastos, por lo que a poco, muy a poco, empezaron a morir de hambre los ganados, tras de esto se vinieron meses de más fuertes fríos y de sequías; y las minas donde Don Pero guardaba sus últimas esperanzas, resultaron fallidas hasta quedarse sin nada para la mantenencia de su peonía y de sí mismo. Al verlo en tan notable mengua, todos los que con mucho antes se le mostraban untuosos prestamistas, cambiaron cara y mostráronse exigentes e inflexibles. Los que le debían incontables favores le voltearon la espalda, hasta la misma Doña Leonor que le había jurado entre una corte de válgames y suspiros imperecedero amor, le volvió palabra y prendas cortando de cuajo las relaciones. A Don Pero Lope Solapa no le quedó en cima mas que deudas insolutas y acreedores intransigentes. No valieron ruegos ni votos. En un santiamén el peripuesto y opulento caballero Don Pero Lope Solapa, sufrió el total y vergonzoso despojo de sus tenencias y vino a quedar peor que cuando llegó a la Nueva España. En un instante, se vio desposeído de cuanto, con improbos trabajos había acopiado desde su hambreada y fatigada infancia de arriero. Cuando los acreedores llevando de la mano a la autoridad y al notario que con escritura muy bien peñolada, atiborrada de grandes considerandos, pragmáticas y razones, rubricó el despojo, Don Pero conservó inalterado su mitismo y parsimonia habitual. Ni protestó ni advirtió nada. Al final del acta, junto con todos los presentes estampó su firma sin chistar y entregó papeles y llaves a sus acreedores y abandonó el Real de Charcas. Le rebullían en el pecho incontenibles furias de venganza: contra los falaces amigos que le traicionaron, contra los usureros sin entrañas que no perdonaron rédito ni alargaron plazo contra los mineros mañosos que precipitaron el deceso de su fortuna, contra la fementida Doña Leonor, que al verlo en la estrechez de tamaños quebrantos lo dejó por otro. Azarandeado por tan hórridos sentimiento determinó tomar la fragosa vía de salteador de caminos, como que los conocía todos y todas las mañas de carreros y conductores. De ahí en adelante se cobraría por su propia mano la ignorinosa afrenta que le había hecho mercaderes, ascendados y mineros de Charcas, no dejando que la mercancía por ellos comprada llegará a sus manos, ni que el oro y la plata alcanzarán su destino.
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EL TESORO DEL CONDE DUQUE DE LA MANCHA
Ancha, muy ancha era la bien ganada fama del Real y Minas de Santa María de las Charcas - hoy Charcas a secas - por la generosidad inagotable de sus vetas y la rica diversidad de su comercio. Largas conductas salían de vez en vez hacia las reales cajas de San Luis y otras más largas aún cruzaban su territorio, provenientes de cualquiera de los cuatro vientos, guiadas por arrieros quimeristas y agoreros que iban dejando toda clase de mercancías y chismes a lo largo de su ruta, y levantando otras y otros.
Por 1720 había caído en gran descaecimiento y despoblación pues el natural sustento que eran las minas, se había agotado por completo, y la gente huyó. "Desamparado el real - cuenta Arlegui - por la falta de metales, se conservaron los religiosos en el convento, manteniéndose con las limosnas que en los contornos recogían a tres pobres vecinos, que registrando las vetas, al cabo de algunos días, descubrieron nuevo mineral en otro cerro distinto más inmediato al convento, y que aún persevera hasta ahora". Con eso volvió el auge, se repobló el lugar y tornaron a corres las riquezas. En el Real de minas de Santa María de las Charcas pululaban mineros, comerciantes, ganaderos muy diestros artesanos y un enjambre flotante de arrieros, carreros y demás gentes del camino. Como si se tratara de una nonada, hacíanse del diario compras, ventas y trueques de mucha cuantía, lo mismo que de ganado, que de telas, que de riquísimos petenques, que de elaboradas obras de menestrales y artistas. De tan activo comercio de cuenta exacta un inventario de 1725, tocando a las joyas y demás pertenencias del convento franciscano de Charcas, en el que se incluye, " Primeramente un retablo muy hermoso que se trajo de México, muy bien labrado y dorado, que coge todo el frontispicio". Entre esa abigarrada corte de arrieros habilitasen que, desde la capital de la Nueva España emprendían continuos viajes al norte, pasando por Querétaro, San Luis Potosí, Charcas y otras tierras más allá, figuraba un mocetón, como en los 18 años de su edad, conocido con el nombre o apodo que no se sabe, de Pero Lope Solapa. Tiempo atrás habíalo cogido por su cuenta la orfandad, sus Padres, oriundos de Barcelona, cruzaron el mar habidos de acopiar riqueza en las lejanas Indias occidentales, pero si no alcanzaron estas, mucho menos aquellas. Por obra de una epidemia, de esas que asaltaban las febles naos, vinieron a afinar en lo mejor de la travesía y allá quedaron, les dieron huesa en media de las olas. La criatura sola prosiguió navegando en los fragosos de la vida hasta parar en arriero. De 8 a 10 años tendría cuando de vago, por una garita de la capital, le rogó al capitán de una conducta que lo llevará consigo. Y así entró Pero Lope Solapa al camino. Para su temprana edad, eran ya muchas las leguas que había recorrido. Los fríos, las prolongadas lluvias, los largos asoleos, lo habían curtido y el trato de todas las gentes lo habían despabilado. Era sin embargo, un mozo serio, bien apersonado, laborioso que no se permitía mas licencia que las retumbantes exclamaciones de rigor para arriar a las bestias remisas o ariscas. Tampoco andaba con sus reforzados compañeros, empinando el codo o secuestrando doncellas ni enamorando casadas. El capitán de la conducta lo quería como a un hijo. Era ya dueño de un tiro de mulas de potente alzada. En una transportaba las mercancías ajenas y en otra las propias, que iba vendiendo aquí y comprando allá, con ánimos de un día reuniendo el suficiente caudal tomará aposentamiento fijo y dejar aquella vida trabajosa y trashumante. Le gustó el real de Santa María de las Charcas y aquí dando de lado el camino fijó residencia. Rigiendo con destreza su párvulo caudal, unas veces con trueque otras acarreando, otras vendiendo por las minas y ranchos de la plebanía, acrecentó su hacienda. De las baratijas y cosillas de mas o menos paso a las semillas y luego al ganado y por fin a las minas, meta precisa de todo el que quería sacar buenos alquileres con su fatiga. Fue así como el tiempo andando estableció un comercio de buen ver pasando la Plaza de la Virgen, frente al convento, muy abastecido y con incontable clientela que le rendía magníficos emolumentos. Y el huérfano trota caminos subió a los escaños ocupados sólo por las gentes de viso y se convirtió en el opulento señor Don Pero Lope Solapa. Conforme a aquello del agudo y experimentado arcipreste de Hita. "Sea un hombre necio o rudo labrador, los dineros le facen hidalgo e sabidor cuando más tiene, tanto es mas de valor" "Oficinas de Vulcano", llamó el afamado cronista Arlegui a los reales de minas, "En donde se vive desordenadamente y se agrega a la gente perdida y facinerosa; experiencia que tenemos bien conocida y deberíamos tener llorada". Pero, sin embargo aún estando en lo mejor de su edad, nunca se amigo con gente apicarada, al contrario. Dado por entero a los negocios, negó todo tiempo a los despilfarros y a las liviandades. Volviéndose mas encerrado en sí, mas grave, más parsimonioso. Silenciosamente socorría a los menesterosos y tendía la mano a los que constreñidos por la necesidad andaban mal en sus trabajos sin pedirles rédito a cambio. Y era, entre los devotos cofrades de Santa María del Rosario, él más exacto observante de las piadosas reglas. Para 1765 Don Pero Lope Solapa después de 7 ú 8 años en aquel real de Charcas y a los 25 de su edad, consideró llegado el tiempo de tomar estado, para lo cual puso sus ojos en Doña Leonor de Urbina, dama muy empingorotada, como que amén de ser hija del más rico propietario de Charcas era sobrina del alcalde mayor de San Luis Potosí. Al primer requiebro, como Don Pero poseía esa mecha irresistible para encender amores, calcinar voluntades y fundir resistencias, Doña Leonor cayó rendida, con la complaciente anuencia de sus Padres, que además le apartaron cuantiosa dote. En el ínter Don Pero Lope Solapa determinó dar consistente robustez a su fortuna y emprendió transacciones. Además de muchos sitios de ganada mayor y menor, con una ansia irrefrenable de riquezas, adquirió varias catas, una por cualquier nonada, otra a muy subido precio, aunque para ello tuvo que pignorar parte de sus pertenencias, y acudir aún a usureros que ponía a alto censo redimirle sus capitales. Tan sólo esperaban apañar las cuantiosas ganancias de sus minas y haciendas para acompañado por Doña Leonor, entrará al altar a recibir el sacramento. Empezaron los malos quereres de la fortuna. Un granizal de los que estilaban en aquellos remotos ayeres, mató a un sin fin de cabezas de ganado menor; Luego una prematura helada muy rigurosa, en el mes de septiembre subsiguiente acabó con todo, sin dejar cosa que valiera con la cosecha que se venía óptima, y con los pastos, por lo que a poco, muy a poco, empezaron a morir de hambre los ganados, tras de esto se vinieron meses de más fuertes fríos y de sequías; y las minas donde Don Pero guardaba sus últimas esperanzas, resultaron fallidas hasta quedarse sin nada para la mantenencia de su peonía y de sí mismo. Al verlo en tan notable mengua, todos los que con mucho antes se le mostraban untuosos prestamistas, cambiaron cara y mostráronse exigentes e inflexibles. Los que le debían incontables favores le voltearon la espalda, hasta la misma Doña Leonor que le había jurado entre una corte de válgames y suspiros imperecedero amor, le volvió palabra y prendas cortando de cuajo las relaciones. A Don Pero Lope Solapa no le quedó en cima mas que deudas insolutas y acreedores intransigentes. No valieron ruegos ni votos. En un santiamén el peripuesto y opulento caballero Don Pero Lope Solapa, sufrió el total y vergonzoso despojo de sus tenencias y vino a quedar peor que cuando llegó a la Nueva España. En un instante, se vio desposeído de cuanto, con improbos trabajos había acopiado desde su hambreada y fatigada infancia de arriero. Cuando los acreedores llevando de la mano a la autoridad y al notario que con escritura muy bien peñolada, atiborrada de grandes considerandos, pragmáticas y razones, rubricó el despojo, Don Pero conservó inalterado su mitismo y parsimonia habitual. Ni protestó ni advirtió nada. Al final del acta, junto con todos los presentes estampó su firma sin chistar y entregó papeles y llaves a sus acreedores y abandonó el Real de Charcas. Le rebullían en el pecho incontenibles furias de venganza: contra los falaces amigos que le traicionaron, contra los usureros sin entrañas que no perdonaron rédito ni alargaron plazo contra los mineros mañosos que precipitaron el deceso de su fortuna, contra la fementida Doña Leonor, que al verlo en la estrechez de tamaños quebrantos lo dejó por otro. Azarandeado por tan hórridos sentimiento determinó tomar la fragosa vía de salteador de caminos, como que los conocía todos y todas las mañas de carreros y conductores. De ahí en adelante se cobraría por su propia mano la ignorinosa afrenta que le había hecho mercaderes, ascendados y mineros de Charcas, no dejando que la mercancía por ellos comprada llegará a sus manos, ni que el oro y la plata alcanzarán su destino.
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- Pedro CantúAdmin
- Cantidad de envíos : 3160
Edad : 55
Localización : Nuevo León
Frase Célebre : -Si las cosas fueran fáciles, hasta yo las haría.
Fecha de inscripción : 05/12/2007
Puntos : 13508
El tesoro del Conde Duque De la Mancha, II parte.
Miér 16 Ene 2008, 6:15 pm
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Primero solo, después cuando la Santa hermandad reforzó sus huestes y estrechó el cerco y por consiguiente las escaramuzas eran inevitables porque la persecución se volvió más rigurosa, formó una banda en la que solo matriculaba españoles bien puestos a emplear los filos y aceros de su valor en dar la mano a Lope Solapa en el ejercicio de su venganza, su condición de no matar, ni siquiera maltratar a ningún arriero ni carrero, ni conductor. Se autonombró Conde Duque de la Mancha, Botín Rojo, por apodo; y a sus secuaces los bautizó con el mote de los Botas Larga. Desde ese año de 1765, por cuatro lustros, hasta el de 1785, no cesó en sus correrías por todas las regiones finitímas a la jurisdicción de Charcas; desde la Hedionda hasta San Sebastián ojo de Agua del Venado hasta los Alamos del Catorce y desde Tula hasta los confines de Zacatecas, Botín Rojo hizo suyos todos los caminos y fue el azote de la comarca. Año hubo en que de las conductas de la corona que llevaban el real quito a San Luis, no escapó una, mucho menos las que traían mercaderías a Charcas. En vano que la Santa hermandad reforzase la vigilancia; en vano que los arrieros y conductores trajeran prestos los bilduques y pedreñales; en vano las cautelas sin cuento. Ora entre los cerros, ora entre el asoleado altiplano ora cerca del Real de Charcas, ora lejos cuando ya se creían a salvo, caían sobre las conductas los Botas Largas en el momento más impensado. Y cuando la vigilancia era muy estricta y solo con una sorpresa sanguinosa sería posible el robo, Botín Rojo mandaba por delante de su jauría de lobos amaestrados que, raptando invisiblemente bajo los breñales, sigilosos, arteros, de muy ágil brinco, sin dar campo a ningún medio defensivo, con espeluznantes aullidos y ardorosa furia, inundando y de pánico asombro a los arrieros, milicias y animales azotaban desperdigados entre las bestias, que huían de estampida empavoercidas, desbocadas por todos los vientos, lejos, muy lejos, los Botas Largas calmadamente el hurto, así acopiaron incontables riquezas. Por fin llegó el día en que pero Loe Solapa, determinó acabar con tan riesgosa y malafamada ocupación. A cada uno de los suyos les dio su parte, una buena parte, y el se reservó lo que le tocaba. Es la que está escondida y sigue oculta, después de 200 años ocultada en la sierra del salteador. Habiendo ocultado su tesoro, Lope Solapa regresó a España, a gozar anchamente de las riquezas por tan malas artes conseguidas. Allá se amigo con truhanes viciosos y astrosos de íntima ralea; y lo que no había hecho antes lo hizo ahorra: se di{o por entero los bureos alegres y travesuras amorosas enredado siempre en pleitos y altercaciones peligrosas. Mal hirió a muchos y mato a varios por lo que la justicia dio por requerirlo con mucha diligencia, y otra vez Lope Solapa Se convirtió en trotacaminos, no tardaron sus perseguidores en dar con él. Sustanciada rápidamente la causa, como abundaban las pruebas fue sentenciado a la horca. Ya para subir a elle escribió un pliego que sigilosamente confío a otro presidiario, en el que da razón y cuenta de la fortuna que dejo en la Nueva España y del lugar donde se encuentra oculta.
El mentado pliego dice así: Extracto del documento único existente, conteniendo señas y direcciones autenticas para descubrir y sacar a luz el enorme. EL TESORO DEL CERRO DEL SALTEADOR ".....Seguirás una vereda a la derecha, sube y baja por encima de esta montaña, y al poco andar baja a un cañón y da vuelta al entrar en la cañada del Hierba Anís. Estando aquí preguntaras por un punto que le dicen majada redonda, donde se albergan las manadas de cabras de las haciendas vecinas; al sur de esta majada y pasando una lomita, darás con una loma más alta, que corre de sur a norte (aquí había una cruz de cantera que aún existía cuando yo tuve que huir de México y que lleva la siguiente inscripción: Aquí yace Fernando Muriedas, general atrevido y generoso. Falleció en enero 10 de 1753 (q.e.p.d.). En línea recta, al oriente, a una distancia de unas 200 varas de esta cruz y a media ladera, buscaras asiduamente y encontraras un punto donde colorea el cerro y donde hay unas piedras puestas en montón, que parece que la naturaleza las hubiera puesto ahí, pero fuimos nosotros, y una piedra grande que tapa el cerro de la boca de un pozo no muy grande, que tiene cerca de 30 varas de profundidad. El pozo es redondo y labrado a mano y sus lados no muy lisos. Ya estando en el fondo de este pozo, que algunas veces en tiempos abundantes de lluvias, esta cubierto de agua, miraras un aposento abierto en la roca. Para subir a él, tendrás que ir a gatas. Al estar parado en el centro de este aposento, y antes de ir más adelante, descúbrete, y admiraras las bellas cúpulas sacadas a cincel de la peña viva por Chato, uno de nuestros escultores y dedicadas a nuestra señora santísima madre de la virgen de Charcas, la cual con mucha merced, a protegido a nosotros pobres pecadores, en nuestra profana y nefasta profesión. Después de persignarte fijaras la vista en el lado izquierdo del aposento, era nuestro oratorio donde veras una abertura al parecer insignificante en el piso, la cual ha sido bien rellenada de piedras y tierra. Este es el pasadizo del segundo piso de nuestra casa. Después de limpiar este pasadizo tendrá una entrada mucho más estrecha al segundo piso por el cual apenas puedes pasar. Después de pasado sin miedo tus pies tocaran agua corriente, de cerca de media vara de fondo. Tan pronto como entres al agua puedes pararte, te encontraras con un corredor de cinco varas castellanas de largo, (El corredor tiene justamente la anchura para que pase un hombre) por necesidad tendrás que caminar por el agua de este corredor, pues el agua se ha metido por él a propósito. Al haber caminado por él y exactamente donde alcanza su terminación y parado de espalda estarás parado en piso seco. Será forzoso para ti llevar buenas mechas para alumbrar el camino, también algunos cepillos y escobetas para poder hacer este rincón especial. Después de mucho serillar y fregar descubrirás las líneas donde se cimento en el piso una lapida con cal, arena y sangre humana de algunos soldados que hicieron prisioneros en Monte Aldo; antes de sacar la lapida, buscaras en la pared un nicho en el que esta colocada una imagen de la Santísima Madre María, la cual veras y rezaras, suplicándole que te proteja en tu empresa, que tenga piedad de nuestras pobres almas y que interceda por nosotros pobres pecadores, para cercar nuestras almas del purgatorio. Al cabo de hacer esto sacaras la piedra, la cual es la entrada a la puerta del tercer piso en donde están situadas nuestras bodegas de tesoros. De la puerta baja una escalera al primer cuarto del tercer piso, que no tiene arriba de dos varas de largo. Al bajar por la escalera entraras a la primera recamara donde encontraras una variedad sin fin de objetos, de vestidos de lana y lino, mantas, mantas, casacas, trajes de seda, una regular cantidad de armas todas como, verduguillos, puñales, espadas, mosquetes, fusiles de chispa y otros. En este cuarto hay una puerta que va a las recamaras interiores. A cada lado de esta puerta esta parado un coronel del ejercito del general Mallas, con las armas en las manos levantadas para matarte. Si no pierdes el animo, la pasaras sin temor y entraras a las otras recamaras y salones donde encontraras muchos montones, no recuerdo su numero de monedas de oro y plata en barras, anillos, pulseras con montaduras de piedras preciosas, pendientes, cadenas, cálices, copas y otros objetos de oro y plata. Todo, según mi calculo es de cerca de 13 millones de pesos en valor; todo lo cual me ha reconocido como dueño y lo cual con todo y esto, te lo traspaso, con la condición que le mandes decir doce misas a la santísima virgen de Charcas, por la salvación del alma de su pobre criado.
Pero Lope Solapa, Conde Duque de la Mancha,
"Botín Rojo, jefe de los botas largas".
Escrito y firmado en la penitenciaria de Barcelona en mayo día 11 de 1796.
http://www.charcas.com.mx/web/index.php?option=com_content&task=view&id=59&Itemid=79
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Primero solo, después cuando la Santa hermandad reforzó sus huestes y estrechó el cerco y por consiguiente las escaramuzas eran inevitables porque la persecución se volvió más rigurosa, formó una banda en la que solo matriculaba españoles bien puestos a emplear los filos y aceros de su valor en dar la mano a Lope Solapa en el ejercicio de su venganza, su condición de no matar, ni siquiera maltratar a ningún arriero ni carrero, ni conductor. Se autonombró Conde Duque de la Mancha, Botín Rojo, por apodo; y a sus secuaces los bautizó con el mote de los Botas Larga. Desde ese año de 1765, por cuatro lustros, hasta el de 1785, no cesó en sus correrías por todas las regiones finitímas a la jurisdicción de Charcas; desde la Hedionda hasta San Sebastián ojo de Agua del Venado hasta los Alamos del Catorce y desde Tula hasta los confines de Zacatecas, Botín Rojo hizo suyos todos los caminos y fue el azote de la comarca. Año hubo en que de las conductas de la corona que llevaban el real quito a San Luis, no escapó una, mucho menos las que traían mercaderías a Charcas. En vano que la Santa hermandad reforzase la vigilancia; en vano que los arrieros y conductores trajeran prestos los bilduques y pedreñales; en vano las cautelas sin cuento. Ora entre los cerros, ora entre el asoleado altiplano ora cerca del Real de Charcas, ora lejos cuando ya se creían a salvo, caían sobre las conductas los Botas Largas en el momento más impensado. Y cuando la vigilancia era muy estricta y solo con una sorpresa sanguinosa sería posible el robo, Botín Rojo mandaba por delante de su jauría de lobos amaestrados que, raptando invisiblemente bajo los breñales, sigilosos, arteros, de muy ágil brinco, sin dar campo a ningún medio defensivo, con espeluznantes aullidos y ardorosa furia, inundando y de pánico asombro a los arrieros, milicias y animales azotaban desperdigados entre las bestias, que huían de estampida empavoercidas, desbocadas por todos los vientos, lejos, muy lejos, los Botas Largas calmadamente el hurto, así acopiaron incontables riquezas. Por fin llegó el día en que pero Loe Solapa, determinó acabar con tan riesgosa y malafamada ocupación. A cada uno de los suyos les dio su parte, una buena parte, y el se reservó lo que le tocaba. Es la que está escondida y sigue oculta, después de 200 años ocultada en la sierra del salteador. Habiendo ocultado su tesoro, Lope Solapa regresó a España, a gozar anchamente de las riquezas por tan malas artes conseguidas. Allá se amigo con truhanes viciosos y astrosos de íntima ralea; y lo que no había hecho antes lo hizo ahorra: se di{o por entero los bureos alegres y travesuras amorosas enredado siempre en pleitos y altercaciones peligrosas. Mal hirió a muchos y mato a varios por lo que la justicia dio por requerirlo con mucha diligencia, y otra vez Lope Solapa Se convirtió en trotacaminos, no tardaron sus perseguidores en dar con él. Sustanciada rápidamente la causa, como abundaban las pruebas fue sentenciado a la horca. Ya para subir a elle escribió un pliego que sigilosamente confío a otro presidiario, en el que da razón y cuenta de la fortuna que dejo en la Nueva España y del lugar donde se encuentra oculta.
El mentado pliego dice así: Extracto del documento único existente, conteniendo señas y direcciones autenticas para descubrir y sacar a luz el enorme. EL TESORO DEL CERRO DEL SALTEADOR ".....Seguirás una vereda a la derecha, sube y baja por encima de esta montaña, y al poco andar baja a un cañón y da vuelta al entrar en la cañada del Hierba Anís. Estando aquí preguntaras por un punto que le dicen majada redonda, donde se albergan las manadas de cabras de las haciendas vecinas; al sur de esta majada y pasando una lomita, darás con una loma más alta, que corre de sur a norte (aquí había una cruz de cantera que aún existía cuando yo tuve que huir de México y que lleva la siguiente inscripción: Aquí yace Fernando Muriedas, general atrevido y generoso. Falleció en enero 10 de 1753 (q.e.p.d.). En línea recta, al oriente, a una distancia de unas 200 varas de esta cruz y a media ladera, buscaras asiduamente y encontraras un punto donde colorea el cerro y donde hay unas piedras puestas en montón, que parece que la naturaleza las hubiera puesto ahí, pero fuimos nosotros, y una piedra grande que tapa el cerro de la boca de un pozo no muy grande, que tiene cerca de 30 varas de profundidad. El pozo es redondo y labrado a mano y sus lados no muy lisos. Ya estando en el fondo de este pozo, que algunas veces en tiempos abundantes de lluvias, esta cubierto de agua, miraras un aposento abierto en la roca. Para subir a él, tendrás que ir a gatas. Al estar parado en el centro de este aposento, y antes de ir más adelante, descúbrete, y admiraras las bellas cúpulas sacadas a cincel de la peña viva por Chato, uno de nuestros escultores y dedicadas a nuestra señora santísima madre de la virgen de Charcas, la cual con mucha merced, a protegido a nosotros pobres pecadores, en nuestra profana y nefasta profesión. Después de persignarte fijaras la vista en el lado izquierdo del aposento, era nuestro oratorio donde veras una abertura al parecer insignificante en el piso, la cual ha sido bien rellenada de piedras y tierra. Este es el pasadizo del segundo piso de nuestra casa. Después de limpiar este pasadizo tendrá una entrada mucho más estrecha al segundo piso por el cual apenas puedes pasar. Después de pasado sin miedo tus pies tocaran agua corriente, de cerca de media vara de fondo. Tan pronto como entres al agua puedes pararte, te encontraras con un corredor de cinco varas castellanas de largo, (El corredor tiene justamente la anchura para que pase un hombre) por necesidad tendrás que caminar por el agua de este corredor, pues el agua se ha metido por él a propósito. Al haber caminado por él y exactamente donde alcanza su terminación y parado de espalda estarás parado en piso seco. Será forzoso para ti llevar buenas mechas para alumbrar el camino, también algunos cepillos y escobetas para poder hacer este rincón especial. Después de mucho serillar y fregar descubrirás las líneas donde se cimento en el piso una lapida con cal, arena y sangre humana de algunos soldados que hicieron prisioneros en Monte Aldo; antes de sacar la lapida, buscaras en la pared un nicho en el que esta colocada una imagen de la Santísima Madre María, la cual veras y rezaras, suplicándole que te proteja en tu empresa, que tenga piedad de nuestras pobres almas y que interceda por nosotros pobres pecadores, para cercar nuestras almas del purgatorio. Al cabo de hacer esto sacaras la piedra, la cual es la entrada a la puerta del tercer piso en donde están situadas nuestras bodegas de tesoros. De la puerta baja una escalera al primer cuarto del tercer piso, que no tiene arriba de dos varas de largo. Al bajar por la escalera entraras a la primera recamara donde encontraras una variedad sin fin de objetos, de vestidos de lana y lino, mantas, mantas, casacas, trajes de seda, una regular cantidad de armas todas como, verduguillos, puñales, espadas, mosquetes, fusiles de chispa y otros. En este cuarto hay una puerta que va a las recamaras interiores. A cada lado de esta puerta esta parado un coronel del ejercito del general Mallas, con las armas en las manos levantadas para matarte. Si no pierdes el animo, la pasaras sin temor y entraras a las otras recamaras y salones donde encontraras muchos montones, no recuerdo su numero de monedas de oro y plata en barras, anillos, pulseras con montaduras de piedras preciosas, pendientes, cadenas, cálices, copas y otros objetos de oro y plata. Todo, según mi calculo es de cerca de 13 millones de pesos en valor; todo lo cual me ha reconocido como dueño y lo cual con todo y esto, te lo traspaso, con la condición que le mandes decir doce misas a la santísima virgen de Charcas, por la salvación del alma de su pobre criado.
Pero Lope Solapa, Conde Duque de la Mancha,
"Botín Rojo, jefe de los botas largas".
Escrito y firmado en la penitenciaria de Barcelona en mayo día 11 de 1796.
http://www.charcas.com.mx/web/index.php?option=com_content&task=view&id=59&Itemid=79
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- jose rodolfoVoz de la Experiencia
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Re: El tesoro del Conde Duque De la Mancha.
Miér 06 Oct 2010, 1:11 am
Buenisimo , Gracias
Y disculpa que ,e la paso de chismoso leyendo todo lo que encuentro pero no dejo de asombrarme y eso me gusta . Porfavor Admin no dejes de aportar temas interesantes .
Y disculpa que ,e la paso de chismoso leyendo todo lo que encuentro pero no dejo de asombrarme y eso me gusta . Porfavor Admin no dejes de aportar temas interesantes .
- arturo arellano badilloVoz de la Experiencia
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Re: El tesoro del Conde Duque De la Mancha.
Miér 06 Oct 2010, 9:33 pm
Que tal Dr. un gusto saludarlo y comentarle que prsisamete un amigo buscador aunque no del foro anda bien metido en esa historia y por lo que me comenta a dado con la cuava de este personaje a entrado y encontro parte de las señas que menciona el documento de dicha historia asi que estoy convencido que estas son reales y algunas estan aun esperando que se de con el punto exacto de esos escondites ojala algun dia demos con alguno de estos nuevamente un saludo y suerte.
Re: El tesoro del Conde Duque De la Mancha.
Jue 21 Oct 2010, 7:03 pm
wow ke padre historia, muchas gracias x la historia
- arturo.baron.7Voz de la Experiencia
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Re: El tesoro del Conde Duque De la Mancha.
Vie 03 Ene 2014, 1:14 am
Sabrosa la historia SR. cantu . y luego que paso!!!!!!
- Rodo_HuitronVoz de la Experiencia
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Re: El tesoro del Conde Duque De la Mancha.
Vie 03 Ene 2014, 5:39 pm
Exelente historia , gracias por compartirla Sr. Administrador!
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No es sabio el que sabe donde está el tesoro, sino el que trabaja y lo saca.
- tenguExperto del Foro
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Re: El tesoro del Conde Duque De la Mancha.
Sáb 04 Ene 2014, 6:43 am
Excelente Historia Doc
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TENGU
Una vez la obra consumada y el Merito cumplido lo oportuno es Retirarse
- Javier PachucaParticipante
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Re: El tesoro del Conde Duque De la Mancha.
Dom 09 Feb 2014, 11:34 pm
Compañeros ya viene semana santa, me gustaría invitarlos a una pequeña expedición el día 19 de Abril Sábado de Gloria al Cerro del Salteador como lo menciona la leyenda esta ubicado en el municipio de Charcas cercas de la ex hacienda Labor de la Cruz, soy originario del lugar y si alguno de ustedes le interesa conocer este lugar quedo a sus ordenes mi correo es pachrey@gmail.com
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