Un gambusino bien armado (creo que no a sido posteada)

Mar 23 Sep 2008, 9:40 pm

04-Jun-2000

Por

César Cepeda / El Norte

El anuncio, publicado en el periódico local en su sección de avisos de ocasión, decía:

TESOROS. Aparatos Garrett. Garantizado. Tel. 342-...

DH siempre había sospechado que en la casa de sus abuelos paternos, en un municipio ubicado en el norte de Nuevo León, había algo de valor escondido en la propiedad. La palabra tesoro le parecía exagerada, pero tampoco la rechazaba.

Siendo DH adolescente, en alguna ocasión su abuela le contó que junto al gigantesco roble, a un lado del gallinero del rancho, algunas noches ella alcanzó a ver cómo se levantaba un resplandor de la tierra, como si alguien estuviera encendiendo una fogata.

"Ahí debe de haber mucho dinero", aseguraba su abuela provocando en él una complaciente sonrisa. DH no era devoto de esas historias, más bien era un escéptico. En sus 45 años de edad nunca había sido testigo de nada sobrenatural, pero sí recordaba que en varias ocasiones, cuando tuvo que pasar por ese lugar, junto al gigantesco roble, a un lado del gallinero, había sentido extraños escalofríos en su cuerpo.

"A la mejor la abuela no anda tan zafada+", se decía a sí mismo.

Es por eso que el mismo día en que leyó el anuncio en el periódico, DH marcó el teléfono. No descartaba que se tratara de un impostor, un estafador disfrazado como buscador de tesoros, pero esta vez quiso aceptar el riesgo. El rancho era ya de su propiedad, una herencia de su padre, un bien del que pensaba deshacerse pronto. Además, cómo vivir el resto de su vida con la duda de que alguna vez tuvo, sin saberlo, la oportunidad de ser millonario.

Le contestó una voz varonil con un marcado acento norteño que se presentó de inmediato. Se llamaba Jorge Sepúlveda y se dedicaba a la búsqueda de tesoros desde hacía 30 años. El tenía 52. Su profesión no era un hobby: vivía exclusivamente de su trabajo desde hace 10 años cuando dejó de ejercer la abogacía.

"Soy un profesional", le aseguró el sujeto por la línea telefónica.

Entonces DH comenzó a platicar sobre el pasado burgués de su familia, su principal razón que lo orillaba a pensar sobre la posibilidad de la existencia de algo en el rancho. Se guardó para más adelante la anécdota del resplandor en el gigantesco roble y de los extraños escalofríos.

-¿Cuándo puede ir a echar un vistazo?-, le preguntó al buscador de tesoros.

-Este fin de semana voy a Tamaulipas, la próxima estaré en Zacatecas+ mmm+ ¿Qué le parece dentro de un mes?

El joven Jorge contemplaba la escena con cara de fascinación. Las manos de su madre desenvolvían de una franela sucia y empolvada un racimo de monedas de plata que habían estado escondidas, quién sabe por cuánto tiempo, en la casa que años atrás perteneció a los abuelos del muchacho.

Mar 23 Sep 2008, 9:41 pm

La señora Rosa Bertha González pasó por la pared de la cocina el rudimentario detector de metales -el aparato se lo había prestado un hermano suyo- y no pasó mucho tiempo para que comenzara a oírse la chicharra.

Gracias al artefacto, la mujer logró detectar que uno de los ladrillos de la pared estaba extrañamente flojo, considerando que la edad de la construcción no llegaba a 20 años, y ahí encontró la versión de una caja fuerte y dentro de ella la alcancía de monedas de plata.

Era el primer tesoro encontrado por la señora Rosa Bertha y su hijo Jorge.

La mujer no era una buscadora de tesoros profesional. Ella manejaba una academia de belleza, pero sus ratos libres los dedicaba a la búsqueda de tesoros con la misma pasión que lo hace un cazador en busca de su presa.

Ninguno de sus seis hijos, salvo Jorge, el de en medio, le seguía el paso en su pasatiempo. Tampoco su esposo, un próspero comerciante del área de los abarrotes en Monterrey, interesado más en la contabilidad del negocio que en el asunto de rastrear monedas bajo la tierra.

Ya para entonces Jorge era un chavo algo extraño. De su padre había heredado su sentido de la tesonería y perfección, pero de su madre, el gusto por la naturaleza y la aventura en la búsqueda de tesoros era más constante.

Siendo estudiante de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales en la UANL, Jorge se daba tiempo para acompañar a su madre a las expediciones en búsqueda de tesoros en diferentes partes de México.

"Esto es primero un bonito hobby, pero luego te va absorbiendo poco a poco y llega un momento en que no puedes dejarlo jamás+", acepta ahora el gambusino.

Logró su título de abogado y durante casi 20 años litigó como defensor de la ley. Pero hace como 10 años se retiró por completo de los tribunales para dedicarse a la búsqueda de tesoros en México de manera profesional.

"Mis hermanos primero me decían que estaba loco, pero ahora me piden prestado".

DH se quedó con la boca abierta cuando observó la magnitud del equipo electrónico que Jorge bajaba de su camioneta para usar en la expedición. No traía sólo, como había pensado, el clásico detector de metales de playa de mil dólares sino, diferentes versiones y modelos de aparatos electrónicos para utilizar en cualquier superficie. Además, portaba una serie de instrumentos como una planta de luz, talaches, palas, carretillas, que asustarían incluso a un albañil.

"Soy un profesional", le recordó Jorge a DH, "la mayoría del equipo que utilizo lo fabrico yo mismo".

Además de ser abogado y contar con una carrera de ingeniero en metalurgia, Jorge es un especialista en electrónica, virtud que lo ha llevado a patentar un detector de metal que ahora se utiliza en la industria alimenticia.

Pero a DH le llamó la atención en especial uno de todo el arsenal que cargaba Jorge, el BigFoot, un detector de metales que no está en el mercado, que tiene la apariencia de un andador para dos personas, y es uno de los más potentes que existen en la actualidad.

Mar 23 Sep 2008, 9:42 pm

Un buen buscador de tesoros se distingue de los amateurs, como sucede con los cazadores o pescadores, a través de su equipo de trabajo.

Jorge asegura que tiene invertido alrededor de 20 mil dólares en el suyo, y que ahorita está en proceso de comprar un equipo ultraligero que le permitirá tomar fotos aéreas de las superficies.

"Esto es sencillo: o corres descalzo o corres con los mejores tenis".

La fama de Jorge Sepúlveda ha cruzado fronteras. Ha sido contratado por gente de Puerto Rico y El Salvador para encabezar expediciones de búsqueda de grandes tesoros en esos países.

Aquí en México conoce casi todos los estados de la República. En Coahuila, por ejemplo, participó con autoridades en el rescate de pertrechos de guerra y evidencias históricas de la Batalla de la Angostura.

"Esas labores no son muy bien remuneradas, pero es bonito porque contribuyes para desarrollar la historia del país".

En México, el trabajo de los buscadores de tesoros es regulado por el código civil federal. Ahí se estipula que si un tesoro es encontrado en un lugar público, un río, un ejido, por ejemplo, se tiene que pagar al gobierno el 30 por ciento del valor de lo encontrado.

Jorge asegura que es respetuoso de las leyes. "Yo pago mis impuestos, estoy dado de alta como profesionista, hago mis declaraciones al año como cualquier persona. Lo de los tesoros no deja de ser un hobby".

Jorge sintió el primer piquete en la espalda, a la altura del cuello, pero luego el escorpión caminó por debajo de la camisa y le propinó otro en el hombro izquierdo cuando trataba de quitárselo.

"Fue un descuido mío que me costó dos meses estar encamado", recuerda Jorge, desde su oficina de la calle Padre Mier, en el centro de la Ciudad.

Hace más de un año, Jorge había sido contratado por un cliente para investigar en una antigua hacienda ubicada en el estado de Zacatecas. Para evitar que las bisagras de un marco de una puerta de mezquite interfirieran en las señales del detector, éste aflojó la pieza y la montó en su hombro para trasladarla a otra parte.

"Yo creo que si hubiera sido sólo un piquete bien dado no estuviera contando la anécdota", dice el buscador de tesoros.

Esa ha sido la experiencia más desagradable que ha sufrido en estos 30 años dedicados a su profesión. De la tierra ha desenterrado monedas, piezas de alfarería, joyas, reliquias antiguas, insignias militares, rifles, balas y restos humanos.

Mar 23 Sep 2008, 9:44 pm

"Lo más sorprendente que he encontrado ha sido un botón que perteneció a un soldado americano del Batallón de Virginia, que fue muerto en la Batalla de La Angostura, (raza apúntense para la prospección en la angostura el 8 y 9 de noviembre) y que traía como emblema a un esclavista pisando el cuello a un hombre, con la leyenda de siempre tirano".

Hace poco, en la Isla del Padre, halló por accidente un Rolex y una cadena de oro en la playa, objetos que finalmente pagaron esas vacaciones de verano.

"No deja mucho, pero deja para vivir por lo menos", señala Jorge cuando se refiere a las ganancias que logra gracias a su trabajo.

El está casado con Alicia Luna desde hace 14 años. Ella asegura que no le sorprende la profesión de su marido, porque alcanzó a conocer a su madre, la principal culpable de su actividad.

"La gran virtud de Jorge es que es una persona muy tesonera, que nunca se dará por vencido si cree en algo", asegura la mujer.

El matrimonio Sepúlveda Luna tiene 3 hijos, Alicia, Diego y Jorge, que son ahora los principales colaboradores de su padre.

"Jorge ha logrado involucrar a nuestros hijos en su trabajo, logrando una mayor unión entre la familia. Las vacaciones siempre resultan muy divertidas, y no se diga cuando encontramos algo por ahí", comenta Alicia.

Mar 23 Sep 2008, 9:44 pm

En estos momentos, Jorge está clavado en diferentes proyectos de investigación que quizás en un futuro resulten en el hallazgo de un tesoro. Está tras la pista de un cargamento de oro que salió en la época de la Colonia de Zacatecas rumbo a España, pero que en el camino desapareció en algún lugar de México sin dejar huella.

Su investigación data desde hace 4 años y hasta el momento, asegura lógicamente, no tiene ningún indicio sobre el paradero de ese cargamento.

"Lo único que sé es que existe, que está ahí esperándome en alguna parte de México, que no es ninguna leyenda ni fantasía, es un hecho que pasó y que se puede comprobar. Es un tesoro al que quizás le invertiré como 10 mil dólares y quizás también no logre nada, pero la divertida quién me la va a quitar".

-¿Qué pasará después si llega a encontrar ese gran tesoro?

"No sé, quizás me tome unas largas vacaciones, pero regresaré a esto, porque es mi vida. Además hay muchos tesoros por ahí esperando ser descubiertos."

DH se muerde las uñas mientras Jorge se convierte en una zorra olfateando el territorio. Ve, toca, huele, sus sentidos a mil por hora, esperando detectar el indicio de algo. El BigFoot y otros aparatos han recorrido sin suerte el piso, las paredes y los techos del rancho.

Casi dos días de trabajo y ni siquiera una herradura han sacado de ahí. El cliente ha perdido algo de esperanza, pero no Jorge.

"La primera cualidad que debe tener un buscador de tesoros es la perseverancia", dice, "porque en este negocio fracasas 10 ó 20 veces para tener éxito sólo una vez".

La segunda cualidad de un buen buscador de tesoros es saber escuchar a su intuición.

-¿Crees que haya un tesoro aquí?-, le pregunta algo impaciente DH.

Jorge está concentrado en su trabajo. El intuye que algo está escondido en este lugar, y más le vale sacar algo, porque el arreglo al que ha llegado con el cliente es que su pago estará en función del hallazgo.

En casos normales, Jorge cobra el 25 por ciento del valor del tesoro encontrado, pero cuando el trabajo requiere la utilización de equipo sofisticado, el BigFoot, solicita el 50 por ciento.

Los viáticos corren por cuenta del cliente sin excepción.

DH está distraído cuando escucha chillar el aparato, el detector de metales que maneja con maestría Jorge por el lado opuesto de la casa, cerca del gigantesco roble y del gallinero. El cliente se remonta a su adolescencia y le viene a la mente la imagen de su abuela. En su rostro se refleja una sonrisa irónica. Es una sonrisa de satisfacción. Es una sonrisa muy parecida a la que el buscador de tesoros también se carga en ese momento que parece será glorioso

Jue 25 Sep 2008, 1:17 pm

Buena Historia, muy motivadora (No somos los únicos locos por lo que veo ).

gracias por compartirla.
saludos

alejandro Very Happy

Jue 25 Sep 2008, 8:29 pm

Quieira saber si el Sr. Sepulveda toavia esta en activo. Yo lo lleve a la angostura cuando se cumplieron los 150 áños de la batalla... Conozco el botòn del que se hace referencia porque era de mi propiedad... el me vendiò mi primer aparato y no se si siga vendiendo aparatos...El botòn mencionado era de los soldados sureños gringos qu venian con el ejercito intervencionista.. era de los esclavistas .Tiene la figura de un hombre poniendo el pie sobre el cuello de otro y dice tiranus semper o semper tiranus, no recuerdo bien...

Jue 04 Abr 2013, 8:07 pm

Según la nota y buscando la calle en Mty, puedo deducir sin afirmarlo que puede ser estos los datos de contacto del mismo o de un pariente de él. Lo anterior lo puedo deducir por:
1.- nombre de la madre (Gonzalez)
2.- calle de la oficina que menciona en el reportaje (Padre Mier)
3.- número telefónico truncado (342) y el de la empresa con la "nueva" marcación en Mty 8-342 coincide 8342-1201
4.- empresa dedicada a la electrónica, soporte e instalación de circuito cerrado
5.- se ocupa buena inversión para abrir estos negocios.... jajajaja ya este fue de Twisted Evil

Es una empresa de venta de equipos de circuito cerrado con datos de contacto

Sepulveda Gonzalez Jorge Antonio
Padre Mier 1265 . Col. Mirador . Monterrey NL . Tel. (81)8342-1201

Jue 04 Abr 2013, 10:46 pm

esta buena la historia ...pero.....esta medio dificil de entender, como que la subio en partes pero no esta en orden , incompleta y....en fin....disculpeme pero no me gusto.....saludos.....

Jue 25 Jul 2013, 12:16 pm

A mi me gusto mucho gracias por la historia hay le va un punto saludos.

Jue 25 Jul 2013, 12:44 pm

muy buena historia no la habia leido

Saludos

Jue 25 Jul 2013, 1:02 pm

JORGE SEPULVEDA SIGUE EN ACTIVO

esta en Padre Mier casi esquina con Venustiano Carranza
Ahi esta en un restaurant familiar.
TODAVIA EJERCE EL GAMBUSINIO JAJA como se dija.
solo que selecciona mucho a donde va.
A mi me vendió mis primeros detectores, un GARRETT MASTER HUNTER CX Y UN MASTER HUNTER CX 11.
por ai de 1995 a 1998 y al enseñarme a usarlos vi como es un MAESTRO en su uso, la verdad mis respetos para el SEÑOR.
luego les platico varias anecdotas.

( si van a su restaurant no dejen de ver un hueco en la parte superior de la pared ) SUERTUDO....JAJAJA
SALU2