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Detector Molecular GT200... la cara negra...
Lun 10 Oct 2011, 2:38 pm
Vi este reportaje en internet me parecio bien compartirlo con ustedes.
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La pesadilla de los señalados por “la ouija del diablo”
El infierno del mixe Ernesto Cayetano Aguilar comenzó el 29 de
enero de 2011 durante un retén carretero en Jaltipán, Veracruz. El sol del
mediodía hacía sudar a los pasajeros de un camión de segunda clase que estaba a
media hora de llegar a su destino, Coatzacoalcos, cuando unos militares
detuvieron el autobús para inspeccionarlo.
Un perro entrenado entró al camión y detectó en los asientos 32 y 33 lo que
podría ser la evidencia de que ahí viajaba un traficante de estupefacientes.
Los soldados hicieron bajar a la veintena de pasajeros y les indicaron que
formaran una fila. Un militar que portaba un mango de plástico negro con una
pequeña antena móvil en la parte superior paseó con calma frente a los
sospechosos, hasta que la antena del aparato comenzó a girar lentamente para
detenerse justo en el momento en que apuntaba a Cayetano.
El detector molecular GT200, bautizado por los propios militares como la
ouija del diablo, daba su veredicto: el indígena de 52 años, de rasgos recios y
cuerpo compacto, sería a partir de entonces presunto traficante de drogas.
Lo raro es que Cayetano viajaba cuatro filas adelante del certero hallazgo
canino. A los soldados les tomó cuarenta minutos desmontar con desarmadores el
respaldo del asiento donde permanecía escondido un kilo de mariguana. En la
inspección manual descubrieron que el mixe no llevaba desarmador ni residuo
alguno de drogas. Pero no les importó.
A Cayetano lo aislaron y desnudaron. Le dijeron que el aparato lo inculpaba y
sería remitido a las autoridades. Comenzó a angustiarse, se defendió en vano. Un
sudor frío emanaba de su rostro. Tenía una idea de lo que podía esperarle porque
sus 19 años como policía estatal comisionado en Puerto Escondido, Oaxaca, le
habían dado la experiencia suficiente para imaginar lo que un ciudadano puede
vivir cuando cae en manos de “la justicia”.
“¿Cómo es que me señala ese aparato? ¿Yo ni fumo y menos soy adicto a la
droga!”, les dijo el cristiano devoto que viajaba rumbo a Coatzacoalcos para
visitar a su hijo, quien vivía con su ex esposa desde hacía meses. El papá iba
emocionado al encuentro con el adolescente porque tras una racha de rebeldía, el
muchacho comenzaba a mejorar en sus calificaciones escolares.
No llegó a tiempo a su cita. La pesadilla que duraría ocho meses y cuatro
días apenas comenzaba.
Los científicos alzan la voz
A partir de 2008, el gobierno federal hizo compras masivas de detectores
moleculares GT200 para reforzar los instrumentos con los que enfrenta la guerra
contra las drogas. Según información oficial obtenida a través de mecanismos de
transparencia por el científico Andrés Tonini, México ha adquirido al menos 940
aparatos.
La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) utiliza 742 de éstos, uno de
los cuales señaló a Cayetano.
La Procuraduría General de la República (PGR), la Secretaría de Marina
(Semar) y la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) también utilizan en
operativos y cateos el detector de rastros de droga, armas y explosivos
fabricado por la compañía británica Global Technical LTD.
Un sector de la comunidad científica internacional cuestionó la eficacia del
aparato desde hace una década. En México, sin embargo, no fue sino hasta hace
año y medio cuando desde los cubículos de algunas universidades se alzaron voces
que alertaban sobre la ineficacia del mismo.
Los científicos denuncian que el GT200 no funciona con energía ni circuitos
de ninguna especie. Dicen que sólo utiliza tarjetas tipo Ladatel que quedan
bailando en el interior del mismo sin hacer contacto con ningún circuito
eléctrico. Y han demostrado que la antena es susceptible a moverse influida por
movimientos apenas perceptibles de quien lo porta.
El físico Luis Mochán, especialista en propiedades electromagnéticas de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), encabeza la cruzada divulgativa
contra el GT200. Él asegura en entrevista que “de acuerdo a las leyes de la
electrodinámica, y de las propiedades conocidas de los materiales, el GT200 no
puede funcionar como dicen sus fichas técnicas”.
El investigador y otros de sus colegas han estudiado el aparato desde hace un
año. “Es una vacilada”. Y niega que pueda detectar milésimas de millonésimas de
gramos de droga, armas y explosivos, a una distancia remota de hasta 5 mil
metros de distancia, como presume la compañía inglesa fabricante.
A principios de 2010, el gobierno de Gran Bretaña alertó al gobierno mexicano
sobre la ineficacia del aparato, explicando que ordenaron una investigación
policiaca contra la empresa bajo el cargo de fraude y que ellos lo dejaron de
usar en la guerra de Irak.
Mochán dice que la misma empresa vendió ese aparato en los noventa a la
patrulla fronteriza de Estados Unidos para que localizara migrantes
indocumentados. La comunidad científica de ese país también demostró que el
detector molecular no servía.
La evidencia salvadora
El frío seco se cuela a las celdas del penal de máxima seguridad de Villa
Aldama, cerca de las faldas del cerro de Perote, el más alto de Veracruz, y
llega a los huesos de los prisioneros. Hay veces que la niebla se mete
voluntariamente a la cárcel, creando un ambiente fantasmal. Ahí purga su condena
Martín Omar Estrada, El Kilo, antiguo líder del cártel de Los Zetas en San
Fernando, Tamaulipas, y presunto autor intelectual de más de 183 asesinatos.
Ahí está Margarito Méndez González, oriundo del poblado veracruzano de Juan
Rodríguez Clara. Al electricista de 56 años también lo detuvieron en un retén de
Jaltipán. La ouija del diablo lo señaló igual que a Cayetano. Por eso se
conocieron en prisión.
La diferencia entre uno y otro es que a Margarito lo sentenciaron a 10 años
de prisión por traficar un kilo de mariguana y a Cayetano le tocó una juez que
reunió evidencia científica sobre la ineficacia del GT200.
Karla Macías Lovera fue nombrada Juez Decimocuarto de Distrito en Veracruz
hace apenas tres meses. Es una mujer joven y espigada, de trato afectuoso, que
estudió Derecho en la Universidad Panamericana de la Ciudad de México. A ella le
tocó juzgar el caso de Cayetano.
Macías Lovera recurrió a las facultades que tienen los jueces para
“allegarse” de información que valide las pruebas presentadas tanto por la parte
acusadora como por los presuntos culpables. Se interesó especialmente en conocer
los dictámenes científicos que validaran la confiabilidad del GT200, para ver si
podía usarse como “prueba de cargo”.
La joven juez recurrió a la sentencia del caso Daubert vs Merrell Dow
Pharmaceuticals, Inc., dictada en 1993 en la Corte Suprema de Estados Unidos,
que estableció lineamientos para admitir o rechazar “medios de pruebas
científicas” como evidencias en juicios. El juzgador estadounidense resolvió en
aquel entonces que las pruebas de esta naturaleza sólo debían utilizarse como
evidencia incriminatoria cuando eran avaladas por un amplio sector de la
comunidad científica. No era el caso del GT200.
Fue entonces que Macías Lovera contactó a Mochán, quien accedió a realizar un
análisis de la ficha documental de operación del GT200. El presidente de la
Academia Mexicana de Ciencias, Arturo Menchaca, avaló el dictamen de Mochán,
mismo que se entregó a través de notario a la juez.
El lunes 3 de octubre de 2011, Macías Lovera dictó finalmente sentencia en el
caso de Ernesto Cayetano Aguilar. Lo absolvió del delito de tráfico de drogas y
exigió su “inmediata libertad”. La juez argumentó en su veredicto que “no existe
prueba alguna que permita a la suscrita afirmar que el aparato conocido como
‘detector molecular GT- 200’ es una prueba científica válida para ser
considerada como prueba de cargo en el proceso penal”.
Macías Lovera emitió un dictamen sin precedente al establecer que el detector
molecular GT200 no puede ser prueba para sentenciar a presuntos implicados en
tráfico de drogas.
La juez se negó a conceder entrevista, pero su posicionamiento quedó asentado
en la Sentencia Causa Penal 05/2011-IV. En dicho documento explica: “El
Ministerio Público no aportó un solo dato que permita dilucidar los fundamentos
científicos del resultado de la prueba, según el cual Ernesto Cayetano Aguilar
tenía restos de mariguana al momento de su detención”.
EL UNIVERSAL solicitó al Instituto Federal de Defensoría Pública información
sobre la cantidad de ciudadanos que están en la cárcel luego de haber sido
señalados por el GT200. La respuesta del organismo fue que se necesitarían meses
para que ellos o cualquier otra dependencia procesara esa información. Pero por
lo pronto hay indicios de que decenas de mexicanos podrían estar corriendo la
suerte de Cayetano, o la de Margarito.
En sólo tres meses, la juez Macías recibió cinco casos de personas detenidas
en retenes donde se implementó el GT200: el de Margarito lo recibió de su
antecesor (fue sentenciado a 10 años de prisión), el de Cayetano (absuelto por
ella misma) y tres más que están en proceso.
Mochán dice que en Toluca, en Cuernavaca y en Ciudad Juárez hay otros casos
que aún no reciben sentencia.
¿Y ahora qué?
La madrugada del lunes 3 de octubre Cayetano tuvo un sueño: un oficial le
decía que había quedado en libertad. Un sueño que tuvo en varias ocasiones. Sus
compañeros de celda se reían cuando se los contaba.
En algún momento de la mañana de ese lunes los custodios lo llamaron y le
dieron la noticia de su liberación. Pero incluso ese día feliz fue accidentado.
Tres veces le dijeron que fue un error: le pedían que se quitara el uniforme de
recluso, que se lo pusiera de nuevo. Lo tuvieron esperando nueve horas de pie,
con las manos en alto sobre una pared, sin poder cambiar de posición. Lo
soltaron hasta la madrugada del martes.
Sus hermanos Isaías y Alfredo, y su tío Francisco Pineda, sin tener
confirmada su liberación, hicieron caso a una corazonada y viajaron más de 10
horas desde San Juan Guichicovi, Oaxaca, para recibirlo.
De regreso a su casa, Cayetano iba con un cúmulo de sentimientos. Primero
tuvo que viajar a Coatzacoalcos para encontrarse brevemente con sus abogados,
luego pasó a saludar a su hija en el mismo puerto, para después partir a Ramos
Millán, donde su familia, su hijo y otras amistades lo esperaban con un caldo de
gallina, tortillas hechas a mano y atole blanco.
“Hasta que yo pise la casa de mi familia sentiré que estoy libre”, decía, y
sus rasgos recios se convirtieron en una sonrisa nerviosa. Cayetano llegó a la
casa de sus padres pasadas las 23:00 horas del martes 4 de octubre.
Al descender del vehículo que lo transportó, entró a una construcción de
madera con piso de tierra y varias hamacas, que hacen de camas, colgando por
aquí y por allá. Su madre, una diminuta anciana vestida con una blusa bordada,
le brincó a los brazos; otras mujeres se fundieron con él en un abrazo colectivo
entre llanto y alegría.
“¡Gracias a Dios terminó la pesadilla!”, exclamó Cayetano y soltó el llanto.
“Dios sabe que tú no tienes la culpa”, le respondió la madre.
Sin embargo la pesadilla aún no termina. La familia se endeudó
considerablemente y está a punto de perder su modesto patrimonio. Cayetano aún
no sabe si recuperará la plaza de policía que le dejaba 5 mil 400 pesos al mes.
Además, esta semana su sentencia será turnada a un Tribunal Unitario de
Villahermosa, Tabasco, en donde será ratificada o revocada. El proceso durará
meses.
“Me tuvieron en la cárcel injustamente por algo que no cometí. Me lastimaron
emocionalmente, espiritualmente, psicológicamente”, dice.
El paso por Villa Aldama le dejó otro tipo de pesadilla. La noche de su
liberación no quiso dormir en el camión que lo transportaba. Tampoco quería
conciliar el sueño la noche del encuentro familiar. “Ni quiero cerrar los ojos,
me da miedo despertar allá”, dijo entre lágrimas, arropado por un rehilete de
brazos femeninos.
Fuente: http://mx.noticias.yahoo.com/la-pesadilla-de-los-se%c3%b1alados-por-%e2%80%9cla-ouija-del-diablo%e2%80%9d.html
saludos.
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La pesadilla de los señalados por “la ouija del diablo”
El infierno del mixe Ernesto Cayetano Aguilar comenzó el 29 de
enero de 2011 durante un retén carretero en Jaltipán, Veracruz. El sol del
mediodía hacía sudar a los pasajeros de un camión de segunda clase que estaba a
media hora de llegar a su destino, Coatzacoalcos, cuando unos militares
detuvieron el autobús para inspeccionarlo.
Un perro entrenado entró al camión y detectó en los asientos 32 y 33 lo que
podría ser la evidencia de que ahí viajaba un traficante de estupefacientes.
Los soldados hicieron bajar a la veintena de pasajeros y les indicaron que
formaran una fila. Un militar que portaba un mango de plástico negro con una
pequeña antena móvil en la parte superior paseó con calma frente a los
sospechosos, hasta que la antena del aparato comenzó a girar lentamente para
detenerse justo en el momento en que apuntaba a Cayetano.
El detector molecular GT200, bautizado por los propios militares como la
ouija del diablo, daba su veredicto: el indígena de 52 años, de rasgos recios y
cuerpo compacto, sería a partir de entonces presunto traficante de drogas.
Lo raro es que Cayetano viajaba cuatro filas adelante del certero hallazgo
canino. A los soldados les tomó cuarenta minutos desmontar con desarmadores el
respaldo del asiento donde permanecía escondido un kilo de mariguana. En la
inspección manual descubrieron que el mixe no llevaba desarmador ni residuo
alguno de drogas. Pero no les importó.
A Cayetano lo aislaron y desnudaron. Le dijeron que el aparato lo inculpaba y
sería remitido a las autoridades. Comenzó a angustiarse, se defendió en vano. Un
sudor frío emanaba de su rostro. Tenía una idea de lo que podía esperarle porque
sus 19 años como policía estatal comisionado en Puerto Escondido, Oaxaca, le
habían dado la experiencia suficiente para imaginar lo que un ciudadano puede
vivir cuando cae en manos de “la justicia”.
“¿Cómo es que me señala ese aparato? ¿Yo ni fumo y menos soy adicto a la
droga!”, les dijo el cristiano devoto que viajaba rumbo a Coatzacoalcos para
visitar a su hijo, quien vivía con su ex esposa desde hacía meses. El papá iba
emocionado al encuentro con el adolescente porque tras una racha de rebeldía, el
muchacho comenzaba a mejorar en sus calificaciones escolares.
No llegó a tiempo a su cita. La pesadilla que duraría ocho meses y cuatro
días apenas comenzaba.
Los científicos alzan la voz
A partir de 2008, el gobierno federal hizo compras masivas de detectores
moleculares GT200 para reforzar los instrumentos con los que enfrenta la guerra
contra las drogas. Según información oficial obtenida a través de mecanismos de
transparencia por el científico Andrés Tonini, México ha adquirido al menos 940
aparatos.
La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) utiliza 742 de éstos, uno de
los cuales señaló a Cayetano.
La Procuraduría General de la República (PGR), la Secretaría de Marina
(Semar) y la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) también utilizan en
operativos y cateos el detector de rastros de droga, armas y explosivos
fabricado por la compañía británica Global Technical LTD.
Un sector de la comunidad científica internacional cuestionó la eficacia del
aparato desde hace una década. En México, sin embargo, no fue sino hasta hace
año y medio cuando desde los cubículos de algunas universidades se alzaron voces
que alertaban sobre la ineficacia del mismo.
Los científicos denuncian que el GT200 no funciona con energía ni circuitos
de ninguna especie. Dicen que sólo utiliza tarjetas tipo Ladatel que quedan
bailando en el interior del mismo sin hacer contacto con ningún circuito
eléctrico. Y han demostrado que la antena es susceptible a moverse influida por
movimientos apenas perceptibles de quien lo porta.
El físico Luis Mochán, especialista en propiedades electromagnéticas de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), encabeza la cruzada divulgativa
contra el GT200. Él asegura en entrevista que “de acuerdo a las leyes de la
electrodinámica, y de las propiedades conocidas de los materiales, el GT200 no
puede funcionar como dicen sus fichas técnicas”.
El investigador y otros de sus colegas han estudiado el aparato desde hace un
año. “Es una vacilada”. Y niega que pueda detectar milésimas de millonésimas de
gramos de droga, armas y explosivos, a una distancia remota de hasta 5 mil
metros de distancia, como presume la compañía inglesa fabricante.
A principios de 2010, el gobierno de Gran Bretaña alertó al gobierno mexicano
sobre la ineficacia del aparato, explicando que ordenaron una investigación
policiaca contra la empresa bajo el cargo de fraude y que ellos lo dejaron de
usar en la guerra de Irak.
Mochán dice que la misma empresa vendió ese aparato en los noventa a la
patrulla fronteriza de Estados Unidos para que localizara migrantes
indocumentados. La comunidad científica de ese país también demostró que el
detector molecular no servía.
La evidencia salvadora
El frío seco se cuela a las celdas del penal de máxima seguridad de Villa
Aldama, cerca de las faldas del cerro de Perote, el más alto de Veracruz, y
llega a los huesos de los prisioneros. Hay veces que la niebla se mete
voluntariamente a la cárcel, creando un ambiente fantasmal. Ahí purga su condena
Martín Omar Estrada, El Kilo, antiguo líder del cártel de Los Zetas en San
Fernando, Tamaulipas, y presunto autor intelectual de más de 183 asesinatos.
Ahí está Margarito Méndez González, oriundo del poblado veracruzano de Juan
Rodríguez Clara. Al electricista de 56 años también lo detuvieron en un retén de
Jaltipán. La ouija del diablo lo señaló igual que a Cayetano. Por eso se
conocieron en prisión.
La diferencia entre uno y otro es que a Margarito lo sentenciaron a 10 años
de prisión por traficar un kilo de mariguana y a Cayetano le tocó una juez que
reunió evidencia científica sobre la ineficacia del GT200.
Karla Macías Lovera fue nombrada Juez Decimocuarto de Distrito en Veracruz
hace apenas tres meses. Es una mujer joven y espigada, de trato afectuoso, que
estudió Derecho en la Universidad Panamericana de la Ciudad de México. A ella le
tocó juzgar el caso de Cayetano.
Macías Lovera recurrió a las facultades que tienen los jueces para
“allegarse” de información que valide las pruebas presentadas tanto por la parte
acusadora como por los presuntos culpables. Se interesó especialmente en conocer
los dictámenes científicos que validaran la confiabilidad del GT200, para ver si
podía usarse como “prueba de cargo”.
La joven juez recurrió a la sentencia del caso Daubert vs Merrell Dow
Pharmaceuticals, Inc., dictada en 1993 en la Corte Suprema de Estados Unidos,
que estableció lineamientos para admitir o rechazar “medios de pruebas
científicas” como evidencias en juicios. El juzgador estadounidense resolvió en
aquel entonces que las pruebas de esta naturaleza sólo debían utilizarse como
evidencia incriminatoria cuando eran avaladas por un amplio sector de la
comunidad científica. No era el caso del GT200.
Fue entonces que Macías Lovera contactó a Mochán, quien accedió a realizar un
análisis de la ficha documental de operación del GT200. El presidente de la
Academia Mexicana de Ciencias, Arturo Menchaca, avaló el dictamen de Mochán,
mismo que se entregó a través de notario a la juez.
El lunes 3 de octubre de 2011, Macías Lovera dictó finalmente sentencia en el
caso de Ernesto Cayetano Aguilar. Lo absolvió del delito de tráfico de drogas y
exigió su “inmediata libertad”. La juez argumentó en su veredicto que “no existe
prueba alguna que permita a la suscrita afirmar que el aparato conocido como
‘detector molecular GT- 200’ es una prueba científica válida para ser
considerada como prueba de cargo en el proceso penal”.
Macías Lovera emitió un dictamen sin precedente al establecer que el detector
molecular GT200 no puede ser prueba para sentenciar a presuntos implicados en
tráfico de drogas.
La juez se negó a conceder entrevista, pero su posicionamiento quedó asentado
en la Sentencia Causa Penal 05/2011-IV. En dicho documento explica: “El
Ministerio Público no aportó un solo dato que permita dilucidar los fundamentos
científicos del resultado de la prueba, según el cual Ernesto Cayetano Aguilar
tenía restos de mariguana al momento de su detención”.
EL UNIVERSAL solicitó al Instituto Federal de Defensoría Pública información
sobre la cantidad de ciudadanos que están en la cárcel luego de haber sido
señalados por el GT200. La respuesta del organismo fue que se necesitarían meses
para que ellos o cualquier otra dependencia procesara esa información. Pero por
lo pronto hay indicios de que decenas de mexicanos podrían estar corriendo la
suerte de Cayetano, o la de Margarito.
En sólo tres meses, la juez Macías recibió cinco casos de personas detenidas
en retenes donde se implementó el GT200: el de Margarito lo recibió de su
antecesor (fue sentenciado a 10 años de prisión), el de Cayetano (absuelto por
ella misma) y tres más que están en proceso.
Mochán dice que en Toluca, en Cuernavaca y en Ciudad Juárez hay otros casos
que aún no reciben sentencia.
¿Y ahora qué?
La madrugada del lunes 3 de octubre Cayetano tuvo un sueño: un oficial le
decía que había quedado en libertad. Un sueño que tuvo en varias ocasiones. Sus
compañeros de celda se reían cuando se los contaba.
En algún momento de la mañana de ese lunes los custodios lo llamaron y le
dieron la noticia de su liberación. Pero incluso ese día feliz fue accidentado.
Tres veces le dijeron que fue un error: le pedían que se quitara el uniforme de
recluso, que se lo pusiera de nuevo. Lo tuvieron esperando nueve horas de pie,
con las manos en alto sobre una pared, sin poder cambiar de posición. Lo
soltaron hasta la madrugada del martes.
Sus hermanos Isaías y Alfredo, y su tío Francisco Pineda, sin tener
confirmada su liberación, hicieron caso a una corazonada y viajaron más de 10
horas desde San Juan Guichicovi, Oaxaca, para recibirlo.
De regreso a su casa, Cayetano iba con un cúmulo de sentimientos. Primero
tuvo que viajar a Coatzacoalcos para encontrarse brevemente con sus abogados,
luego pasó a saludar a su hija en el mismo puerto, para después partir a Ramos
Millán, donde su familia, su hijo y otras amistades lo esperaban con un caldo de
gallina, tortillas hechas a mano y atole blanco.
“Hasta que yo pise la casa de mi familia sentiré que estoy libre”, decía, y
sus rasgos recios se convirtieron en una sonrisa nerviosa. Cayetano llegó a la
casa de sus padres pasadas las 23:00 horas del martes 4 de octubre.
Al descender del vehículo que lo transportó, entró a una construcción de
madera con piso de tierra y varias hamacas, que hacen de camas, colgando por
aquí y por allá. Su madre, una diminuta anciana vestida con una blusa bordada,
le brincó a los brazos; otras mujeres se fundieron con él en un abrazo colectivo
entre llanto y alegría.
“¡Gracias a Dios terminó la pesadilla!”, exclamó Cayetano y soltó el llanto.
“Dios sabe que tú no tienes la culpa”, le respondió la madre.
Sin embargo la pesadilla aún no termina. La familia se endeudó
considerablemente y está a punto de perder su modesto patrimonio. Cayetano aún
no sabe si recuperará la plaza de policía que le dejaba 5 mil 400 pesos al mes.
Además, esta semana su sentencia será turnada a un Tribunal Unitario de
Villahermosa, Tabasco, en donde será ratificada o revocada. El proceso durará
meses.
“Me tuvieron en la cárcel injustamente por algo que no cometí. Me lastimaron
emocionalmente, espiritualmente, psicológicamente”, dice.
El paso por Villa Aldama le dejó otro tipo de pesadilla. La noche de su
liberación no quiso dormir en el camión que lo transportaba. Tampoco quería
conciliar el sueño la noche del encuentro familiar. “Ni quiero cerrar los ojos,
me da miedo despertar allá”, dijo entre lágrimas, arropado por un rehilete de
brazos femeninos.
Fuente: http://mx.noticias.yahoo.com/la-pesadilla-de-los-se%c3%b1alados-por-%e2%80%9cla-ouija-del-diablo%e2%80%9d.html
saludos.
- Jose AlcarazExperto del Foro
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Localización : jalisco
Frase Célebre : despacio que voy de prisa
Fecha de inscripción : 20/06/2011
Puntos : 5579
Re: Detector Molecular GT200... la cara negra...
Lun 10 Oct 2011, 3:07 pm
Dios nos libre de caer en un retén así.
Podra creerse???
Muy buen tema.
Podra creerse???
Muy buen tema.
- Guz 27Identidad Certificada
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Edad : 46
Localización : CHIAPAS, MEXICO
Frase Célebre : OJALA QUE TODO FUERA TAN FACIL, COMO ENGORDAR
Fecha de inscripción : 12/08/2011
Puntos : 5173
Re: Detector Molecular GT200... la cara negra...
Lun 10 Oct 2011, 6:45 pm
pues ese aparatito detecta de todo, no nada mas drogas, a mi me paso en un reten que está entre tuxtla y san cristobal de las casas, viajabamos en una camioneta, cuando nos hicieron señal de alto los soldados, y al momento de pasar el soldado caminando en pasos largos a un costado de la camioneta, que la mendiga antena se mueve y señala la camioneta, no comvencido el soldado volvio a repetir la misma accion, y la mendiga antenita de nuevo señala la camioneta, nos pide que bajemos el soldado, y esa vez traia collarin despues de un accidente automovilistico, y me pregunto si traia medicamentos a lo cual le dije que si, me pidio que los bajara conmigo y que nos pusieramos como a 2 metros de la camioneta, y repite el procedimiento el soldado y ya no se movio la antena, antes de subirnos le preguntamos el porque, y nos comento que aveces hace eso con ciertos medicamentos, y algunos perfumenes, asi que cuidado amigos con esos retenes, no vaya a ser que les quieran ver la cara o los quieran apresar por algo que podria ser una medicina o un perfume.
saludos.
saludos.
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