- OsvelIdentidad Certificada
- Cantidad de envíos : 345
Edad : 43
Localización : Nuevo León
Frase Célebre : Encontraremos un camino y si no, lo crearemos.
Fecha de inscripción : 20/12/2007
Puntos : 7815
Hay de tesoros a tesoros...
Vie 02 Ene 2009, 11:59 pm
La herencia del doctor Carr
Los sobrinos de un excéntrico científico hallan en el garaje un Bugatti 57S Atalante abandonado, que hoy vale millones de euros
Los sobrinos del doctor Carr todavía no se lo pueden creer. Su tío, un excéntrico científico de Newcastle que vivió recluido en su casa los últimos años de su vida, les dejó en herencia un viejo garaje atestado de polvo. Cuando abrieron las puertas descubrieron que albergaba un Bugatti 57S Atalante fabricado en 1937, un modelo del que sólo se produjeron 17 automóviles. Se venderá en una subasta de la casa Bonhams el próximo mes por más de 3 millones de euros en el contexto del Salón del Automóvil de Época de París. Si las pujas ascienden más de lo esperado, podría convertirse en el coche más caro que se haya vendido nunca en una subasta, superando al Bugatti Kellner Coupe de 1931 que fuera adquirido en 1987 por 8,7 millones de dólares. Harold Carr era un apasionado de los automóviles, haciendo honor a su apellido (car significa coche en inglés). Pero mantuvo en secreto su mayor adquisición. Durante cincuenta años el Bugatti permaneció encerrado en su garaje, criando telarañas. Ninguno de sus familiares conocía la existencia del vehículo; sólo después de la muerte del viejo científico han descubierto escondidas por los rincones las docenas de cartas de potenciales compradores que habían seguido la pista del Bugatti. Ninguno consiguió convencer a Carr para que se desprendiera de su tesoro.
«Es realmente increíble. El coche está tan bien valorado porque no ha sido utilizado en cincuenta años», asegura para The Times uno de los sobrinos del doctor Carr, quien define a su tío como un «científico loco». «Era un anciano realmente excéntrico, pero muy generoso. Habría resultado aburrido y poco característico de su personalidad que hubiera dejado en herencia cosas normales. Le gustaba coleccionar todo tipo de artilugios. En una de las habitaciones de su casa encontramos diversas máquinas de diálisis, pues solía recoger maquinaria abandonada en los contenedores de los hospitales y la intentaba reparar. Algunos de los instrumentos que consiguió recomponer los envió a África para que allí pudieran tener un buen uso».
Carr adquirió el Bugatti en 1955. Entonces ya contaba con un buen pedigrí. Su primer dueño fue el conde de Howe, primer presidente del Club Británico de Automovilistas, quien lo tuvo en propiedad durante ocho años. Luego pasó a manos de diferentes dueños, entre ellos algún noble, hasta que en los años sesenta fue encerrado en el garaje. Ahora puede batir nuevas marcas en la casa de subastas.
Los sobrinos de un excéntrico científico hallan en el garaje un Bugatti 57S Atalante abandonado, que hoy vale millones de euros
Los sobrinos del doctor Carr todavía no se lo pueden creer. Su tío, un excéntrico científico de Newcastle que vivió recluido en su casa los últimos años de su vida, les dejó en herencia un viejo garaje atestado de polvo. Cuando abrieron las puertas descubrieron que albergaba un Bugatti 57S Atalante fabricado en 1937, un modelo del que sólo se produjeron 17 automóviles. Se venderá en una subasta de la casa Bonhams el próximo mes por más de 3 millones de euros en el contexto del Salón del Automóvil de Época de París. Si las pujas ascienden más de lo esperado, podría convertirse en el coche más caro que se haya vendido nunca en una subasta, superando al Bugatti Kellner Coupe de 1931 que fuera adquirido en 1987 por 8,7 millones de dólares. Harold Carr era un apasionado de los automóviles, haciendo honor a su apellido (car significa coche en inglés). Pero mantuvo en secreto su mayor adquisición. Durante cincuenta años el Bugatti permaneció encerrado en su garaje, criando telarañas. Ninguno de sus familiares conocía la existencia del vehículo; sólo después de la muerte del viejo científico han descubierto escondidas por los rincones las docenas de cartas de potenciales compradores que habían seguido la pista del Bugatti. Ninguno consiguió convencer a Carr para que se desprendiera de su tesoro.
«Es realmente increíble. El coche está tan bien valorado porque no ha sido utilizado en cincuenta años», asegura para The Times uno de los sobrinos del doctor Carr, quien define a su tío como un «científico loco». «Era un anciano realmente excéntrico, pero muy generoso. Habría resultado aburrido y poco característico de su personalidad que hubiera dejado en herencia cosas normales. Le gustaba coleccionar todo tipo de artilugios. En una de las habitaciones de su casa encontramos diversas máquinas de diálisis, pues solía recoger maquinaria abandonada en los contenedores de los hospitales y la intentaba reparar. Algunos de los instrumentos que consiguió recomponer los envió a África para que allí pudieran tener un buen uso».
Carr adquirió el Bugatti en 1955. Entonces ya contaba con un buen pedigrí. Su primer dueño fue el conde de Howe, primer presidente del Club Británico de Automovilistas, quien lo tuvo en propiedad durante ocho años. Luego pasó a manos de diferentes dueños, entre ellos algún noble, hasta que en los años sesenta fue encerrado en el garaje. Ahora puede batir nuevas marcas en la casa de subastas.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.