Llegó hasta las bardas del corral y pudo verlos mejor; reconocerles la cara: eran ellos, su tío Tanis y su tío Librado. Mientras los soldados daban vuelta alrededor de la lumbre, ellos se mecían, colgados de un mezquite, en mitad del corral. No parecían ya darse cuenta del humo que subía de las fogatas, que les nublaba los ojos vidriosos y les ennegrecía la cara. El llano en llamas, Juan Rulfo
Escenas como las que nos pinta el escritor sayulense, eran cotidianas en las cercanías y serranías de la zona geográfica denominada Sur de Jalisco, durante los difíciles y complejos años de la llamada revolución cristera.
Si bien es cierto, en la colectividad actual poco se ha difundido el movimiento cristero en la zona sur del Estado, y la gran mayoría de las fuentes bibliográficas cuando se refieren a la cristiada en Jalisco enfatizan las repercusiones en la región de Los Altos, ello se debe en gran medida a la escasa investigación que en torno a los sucesos y sucedidos se tiene.
Por ello la importancia del documento que hoy día se presenta, por lo inédito de muchos de los datos que se ventilan en el mismo a través de las diversas colaboraciones que se reúnen, en su mayoría de cronistas municipales y miembros de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística de Jalisco, en su Capítulo Sur, que han estado muy al pendiente del proceso histórico de cada una de sus comunidades, de los episodios y de los personajes que les han dotado de cierta identidad y trascendencia.
Más allá de la oralidad existente, rica en anécdotas, en sus respectivos trabajos, la mayoría de los investigadores ponen de manifiesto la importancia del acervo documental depositado en los archivos municipales y/o particulares, existentes en la región.
Los archivos de Zapotlán El Grande, Sayula y Teocuitatlán de Corona, se nos presentan como recintos vírgenes que aún no han sido explotados en su verdadera dimensión.
La Revolución Cristera en el sur de Jalisco, es un libro que rescata del olvido la memoria histórica de una región que mantiene vivo el recuerdo de la amarga lucha, de carácter religioso, en referencias naturales claves como en nuestra geografía como el Nevado de Colima, las Sierras del Tigre y de Tapalpa, o el épico sitio conocido como “Puente de Dios”, refugios ubicados en inhóspitas zonas de difícil acceso y en donde el pueblo resguardaba celosamente su fe.
Juan S. Vizcaíno, Adrián Gil Pérez y Fernando G. Castolo, revisan los hechos suscitados en Ciudad Guzmán o Zapotlán El Grande; Federico Munguía Cárdenas y José Vázquez Brizuela hacen lo propio con Sayula; Enrique García González concentra su atención en Teocuitatlán de Corona; mientras que Isaac Terán Sedano, nos ofrece su particular perspectiva desde Cocula.
En este mosaico temático se nos revela como la pluma más autorizada para hablar sobre los acontecimientos de la cristiada el señor Vizcaíno, puesto que es un testigo vivo que tuvo la oportunidad de presenciar, en gran parte, lo que él tan amenamente nos relata.
Sin embargo, es de justicia reconocer las acuciosas investigaciones de tres autorizadas plumas en nuestra región, insertas en este libro: Munguía Cárdenas, García González y Gil Pérez, quienes no dudan en escudriñar documentos y localizar versiones orales que enriquecen notablemente sus colaboraciones las que, sin duda, ventilan luces importantes que permiten iluminar la oscura página de la revolución cristera en el sur de Jalisco.
En el caso de Vázquez Brizuela su colaboración va en el sentido de narrar su participación dentro de estos hechos de revueltas ideológicas, que se suscitaron entre 1926 y 1929 de manera más álgida.
Mientras que, por su parte, Terán Sedano también relata lo que él vivió en Cocula durante este episodio. Y, finalmente, G. Castolo rescata la versión oral de otro personaje de Zapotlán, José Guadalupe Cibrián Figueroa, que también fue testigo presencial de la cristiada.
La Revolución Cristera en el sur de Jalisco, viene a llenar un hueco importante sobre la temática en la región. Este libro se suma a otros “clásicos” que se han dedicado a ventilar los conflictos entre la Iglesia y el Estado y su repercusión ideológica en el sur jalisciense: Los cristeros del volcán de Colima (1933), de Enrique Ochoa (Spectator); Recuerdos de la tierruca (1948), de Antonio Ochoa Mendoza; Marcos Torres, un cristero del volcán de Colima (1980), de J. Jesús Figueroa Torres.
Además, Protagonistas y testigos de la Guerra Cristera (2002), de Lourdes Celina Vázquez Parada y Federico Munguía Cárdenas; Breves apuntes históricos de la A. C. J. M. (2002), de Juan S. Vizcaíno; y, Por las sendas del volcán de Colima: cristeros, agraristas y pacíficos (2007), de Julia Preciado, por mencionar sólo algunos; sin olvidar, por supuesto, las crónicas que se han publicado de manera aislada en medios periodísticos o como parte complementaria de los libros monográficos de varios autores en la región.
Esta edición de La Revolución Cristera en el sur de Jalisco, auspiciada por la Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado, da nuevos bríos a un tema que sigue fascinando a las actuales generaciones, por lo complejo que nos resulta comprender la verdadera dimensión y trascendencia de un movimiento social que inicialmente fue ideológico y que terminó siendo armado.
Todos nosotros somos hijos de esta revolución cristera, porque crecimos a su sombra, porque nuestros padres y abuelos también fueron sus protagonistas, porque somos católicos por tradición ancestral y porque los paisajes que nos rodean aún están impregnados de la sangre derramada en nombre de la fe: “Por Cristo, con Él y en Él”.
(Fernando G. Castolo, en la presentación del libro “La Revolución Cristera en el sur de Jalisco”, del Capítulo Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco, edición por la Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado. Capilla “Elías Nandino”, del Ex Convento del Carmen. Guadalajara, Jal. Junio 17 de 2010). |