HISTORIAS ENGARZADAS: EL DEMONIO EN LA IGLESIA. 3

Jue 03 Feb 2011, 4:25 pm

HISTORIAS ENGARZADAS: EL DEMONIO EN LA IGLESIA. 3

Sucedió una vez, que a este conocido mío le gustaba ir a misa de las 8 de la noche invariablemente. Siempre se quedaba a la entrada del templo para ver pasar a las muchachas y dedicarles una "florecita" o piropo. No iba precisamente a oir la Santa Misa, si no que se deleitaba viendo cada trasero de campeonato que de repente hacía su aparición en el atrio de la Iglesia, para ir a escuchar su respectiva misa a esa hora.

Ya varias veces había "ligado" ahí una que otra aventura amorosa, al elogiar los encantos de las bella damiselas, cuando se daba el caso de que iban entre amigas o sin compañía alguna.

Una noche, se presentó una muñeca espectacularmente despampanante, traía el rostro ligeramente cubierto con un hermoso tocado de velo negro muy fino, por lo demás, una blusa con un amplio escote disimulado con la cruza de una estola de armiño; y un vestido negro también, todo entallado que desdibujaba su curvilíneo y esbelto cuerpazo.

Al parecer, a la gente que estaba hasta la parte de atrás de la iglesia, por fuera de la puerta de acceso oyendo misa, les pasó completamente inadvertida su presencia monumental, que poco a poco se fue perdiendo al mezclarse con el gentío que abarrotaba el templo en ese momento.

Decidió esperarse a la salida para abordarla y hacer gala de su florido repertorio de piropos y demás galanuras y poses que suelen gustarle a las mujeres encontrar en los hombres atrevidos y coquetos.

Se decía a sí mismo, que esta mujer de película, no se le escaparía....... Y que esa noche contaría con una conquista más en sus haberes de hombre enamorado y afortunado en sus amoríos con las mujeres.

No tuvo que esperar mucho tiempo, cuando los feligreses comenzaron a buscar las puertas de salida para abandonar el templo uno a uno pausadamente. Con ansia y desesperación, buscaba con la vista localizar a la hermosa dama que sería el blanco de sus contemplaciones y galanteos.....

La extraña mujer no salía y decidió adentrarse a buscarla. Ya había poca gente y la alcanzó a ver allá hacia las bancas de adelante, en un reclinatorio hincada. El silencio se hizo presente y se percató de que ya no había más gente dentro del templo.

Se fue acercando lentamente hacia la mujer solitaria conteniendo el aliento de emoción y con el corazón en el pecho palpitante. ¡Buenas noches señorita!,...... ¡Buenas noches".......... saludaba al tiempo que se ponía a su altura.

Ella seguía imperturbable con la vista gacha hacia el frente............ ¡Permítame presentarme y hacerle compañía!................ El silencio sepulcral como respuesta y el descenso en la temperatura ambiental muy notorio............. ¡No quiero ser inoportuno,........... pero quiero conocerla, si no le molesta!..................... ¡Déjeme contemplar y deleitarme con su hermosa cara!, Por favor...................................

Y la muchacha volteó poco a poco, y le mostró una horrenda cara de caballo espectralmente macabra, con los ojos centellantes como azcuas rojisas y hechando humo y resoplando azufre por las abiertas fosas nasales, y dos hileras de blanquísimos dientes en sus fauces abiertas, hechando espuma abundantemente.. Y le decía:........................

--¡VEEEEEEN, SOY TODA TUYA!,........... Lo dijo con una voz cavernosa y pastosa, al tiempo que le tendía los desnudos brazos.............

--¡VEEEEEN, ABRÁZAME Y HAZME TUYA!,....................................

El pobre hombre sacó fuerzas de flaqueza y antes de desmayarse y pegar de gritos, optó por salir corriendo despavorido, como alma que lleva el diablo de ese sitio.......... Y, en la puerta de entrada al templo...... Ya lo estaba esperando con los brazos abiertos..........

--¡TÓÓÓÓMAME, QUIERO SER TUYA!..................................

Su humanidad consciente, ya no pudo soportar más aquel horror de muerte que despertaba aquella horripilante aparición, y cayó de bruces cuando largo era, perdiendo todo ápice de voluntad y sentido de conciencia.

No fue si no hasta que lo despertó el Sacristán, pensando que era un borrachín que quería dormir la mona dentro de la Iglesia, arremetiendo sin miramientos contra el aún no repuesto joven. ¡Vamos a fuera!, "que aquí no es Hotel"....... Y ya vamos a cerrar....
¡Para a fuera!, le gritaba y lo zarandeaba hasta que lo echó fuera del templo y cerró fuertemente las puertas del mismo.