- Pedro CantúAdmin
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Tres historias de tesoros de Álamos
Mar 29 Jul 2008, 1:08 pm
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Los tesoros de Álamos
Profr. Jesús Guillermo Acosta García
Cronista Honorario de Álamos
Los alamenses viven en el pasado porque para ellos nada cambia; siempre oímos las mismas historias, ya sea de fantasmas, de entierros o de tesoros que se han encontrado en las casonas que se localizan en el Centro Histórico de esta legendaria Ciudad de Los Portales. Salir de Alamos a otros lugares de Estado significa entrar en el presente, en el tiempo que camina rápida e inexorablemente hacia un cambio permanente que le llamamos futuro, en el mundo de la comunicación, de la tecnología, de la competencia en los negocios, en el libre comercio, en una palabra, en la vida moderna. Regresar a Álamos significa detener el tiempo, dejar todo lo anterior y volver al pasado, a las historias de las familias aristocráticas, de alcurnia y abolengo que una vez vivieron en el Real de la Purísima Concepción de los Álamos y su Plaza de Armas con arcadas majestuosas, las calles estrechas y empedradas, los balcones enrejados, zaguanes, patios y traspatios de las viejas casonas, con jardines de ensueño, todo parece suspendido en el tiempo pasado, para el reposo de sus actuales residentes.
De todos es sabido la Casa de Moneda que funcionó de 1864 a 1896 y que por muchos años la otrora Real de Minas no contó con un banco; por esta razón las familias acaudaladas enterraban sus monedas de plata (generalmente de ocho reales) en ollas que casi siempre colocaban en las esquinas de los cuartos interiores y en la parte de arriba quedaba casi expuesta y solamente debajo de una lozeta del piso una pequeña olla con monedas que se le conocía como del gasto diario. Al paso de los grandes cambios políticos y principalmente después de la Revolución de 1910 las familias alamenses murieron y nadie supo dónde estaban enterradas sus fortunas y otras salieron con apuro para salvar sus vidas y no regresaron jamás; de tal manera que cuando Álamos quedó como un pueblo casi abandonado en los 40’s y 50’s, las gentes que llegaron de otros lugares a vivir aquí, incluyendo los norteamericanos, inmediatamente se dieron cuenta de estas ollas o los mismos albañiles les platicaron estas historias, y al estar reconstruyendo las casas que compraron empezaron a buscar “los tesoros enterrados” con la ayuda de detectores de metales y así, con el dinero que obtenían de la venta de las monedas de plata, podían reconstruir una casona fácilmente.
Así que voy a contarles algunas de estas historias que son bien conocidas para los alamenses interesados en acontecimientos de su pueblo colonial.
Corría el año de 1964, cuando una americana de nombre Carola Reinhardt compró la casa marcada con el número 28 de la Calle de Las Palmas, hoy Álvaro Obregón. A ella le contaron que en su casa había un fantasma, una mujer que se aparecía de noche y que la familia que había vivido ahí anteriormente, que le había vendido la casa, tenía la experiencia de este fantasma e incluso había encontrado una olla con doscientos sesenta y ocho monedas de ocho reales en la esquina de la sala de esta casa, y los vecinos le contaron que oían que una mujer llamaba por su nombre a las personas que allí vivían, y esta señora americana encontró en el mismo lugar las ollas grandes que estaban enterradas debajo de la olla chica que la familia mexicana había encontrado, ella inmediatamente vendió la casa y se fue de Álamos con cientos de monedas y nunca jamás volvió a Álamos ni siquiera para hacer alarde de lo que había encontrado; pero algunos vecinos se dieron cuenta porque encontraron los tepalcates quebrados de lo que habían sido las ollas donde estaban las monedas de plata. Los americanos que le compraron la casa a esta Señora ya no supieron nada del fantasma ni de los tesoros enterrados en esta casa donde una vez se aparecían fantasmas.
Otra historia bien conocida es cuando estaban poniendo el piso nuevo a la Parroquia local. Corría el año de 1978, cuando los albañiles encontraron que el piso del lado noroeste de la iglesia estaba hueco y se hundían los picos con los que quebraron el piso viejo, pronto se corrió la noticia por el pueblo y se supo en otros lugares del Estado que se habían encontrado ollas con monedas de plata debajo del piso de la iglesia. Lo que recordamos claramente es que cerraron la iglesia por varios días y se suspendieron los trabajos que se venían haciendo, después se supo que habían venido gentes de otros lugares a ver que estaba pasando en la iglesia, incluso gente de la ciudad de Hermosillo, aunque después se supo que las personas encargadas de la obra se habían ido para no volver jamás. Esta historia se sigue contando hasta nuestros días. ¿Qué sucedió realmente?, ¿dónde fueron a parar las monedas de plata que se encontraron en el altar de la parroquia de la Purísima Concepción?
La tercera historia que oímos con frecuencia es la que sucedió en el año de 1981, cuando el Señor Don Adolfo Bley donó la Casa donde se encuentra el Museo Costumbrista de Sonora. Los primerostrabajadores que entraron en esta casa estuvieron solamente unos días, ya que una tarde del mes de diciembre de dicho año, los ingenieros al frente de la reconstrucción se enteraron de que en ese lugar había un entierro muy grande. Un americano que vivía a un costado, por la calle Lázaro Cárdenas del Río, pidió permiso para tratar su detector de metales en esta casa, y fue exactamente donde hoy se encuentra el Auditorio “Dr. Alfonso Ortiz Tirado” donde el aparato emitió un fuerte sonido, aunque esta persona no estaba segura de lo que había encontrado salió para pedir permiso de las autoridades para realizar la excavación; dos horas más tarde volvió y vio al asomarse por una de las ventanas traseras pedazos de ollas quebradas junto a un montón de tierra y lozetas quebradas del piso; apresuradamente se encaminó al frente de la casapor el lado de la Plaza de Armas y vio a unos hombres cargando una pick up con costales e inmediatamente buscó al Presidente Municipal para ver si era posible saber que estaba pasando, pero como le llevó más de una hora regresar a esta casa, ya los hombres se habían retirado de este lugar, habiendo cerrado con candado la puerta principal. Estas personas jamás regresaron, ya nadie supo más de ellas. Tan sólo dejaron atrás un montón de tepalcates quebrados sobre un montón de tierra y siempre se ha dicho que lo que se llevaron fueron las monedas de plata de las ollas que encontraron enterradas en el Museo. Actualmente el Director del Museo platica que el fantasma del Museo es muy juguetón porque cambia de lugar las cosas, principalmente los instrumentos y el atuendo de los muchachos que tocan en la Estudiantina de Álamos y en la Troya de Álamos que guardan su vestuario en el Auditorio del Museo. ¿Hay acaso todavía otras ollas enterradas y más monedas de plata en este lugar?
Crónicas de Sonora
Centro Estatal de Desarrollo Municipal y Asociación de Cronistas Sonorenses, A.C.
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Los tesoros de Álamos
Profr. Jesús Guillermo Acosta García
Cronista Honorario de Álamos
Los alamenses viven en el pasado porque para ellos nada cambia; siempre oímos las mismas historias, ya sea de fantasmas, de entierros o de tesoros que se han encontrado en las casonas que se localizan en el Centro Histórico de esta legendaria Ciudad de Los Portales. Salir de Alamos a otros lugares de Estado significa entrar en el presente, en el tiempo que camina rápida e inexorablemente hacia un cambio permanente que le llamamos futuro, en el mundo de la comunicación, de la tecnología, de la competencia en los negocios, en el libre comercio, en una palabra, en la vida moderna. Regresar a Álamos significa detener el tiempo, dejar todo lo anterior y volver al pasado, a las historias de las familias aristocráticas, de alcurnia y abolengo que una vez vivieron en el Real de la Purísima Concepción de los Álamos y su Plaza de Armas con arcadas majestuosas, las calles estrechas y empedradas, los balcones enrejados, zaguanes, patios y traspatios de las viejas casonas, con jardines de ensueño, todo parece suspendido en el tiempo pasado, para el reposo de sus actuales residentes.
De todos es sabido la Casa de Moneda que funcionó de 1864 a 1896 y que por muchos años la otrora Real de Minas no contó con un banco; por esta razón las familias acaudaladas enterraban sus monedas de plata (generalmente de ocho reales) en ollas que casi siempre colocaban en las esquinas de los cuartos interiores y en la parte de arriba quedaba casi expuesta y solamente debajo de una lozeta del piso una pequeña olla con monedas que se le conocía como del gasto diario. Al paso de los grandes cambios políticos y principalmente después de la Revolución de 1910 las familias alamenses murieron y nadie supo dónde estaban enterradas sus fortunas y otras salieron con apuro para salvar sus vidas y no regresaron jamás; de tal manera que cuando Álamos quedó como un pueblo casi abandonado en los 40’s y 50’s, las gentes que llegaron de otros lugares a vivir aquí, incluyendo los norteamericanos, inmediatamente se dieron cuenta de estas ollas o los mismos albañiles les platicaron estas historias, y al estar reconstruyendo las casas que compraron empezaron a buscar “los tesoros enterrados” con la ayuda de detectores de metales y así, con el dinero que obtenían de la venta de las monedas de plata, podían reconstruir una casona fácilmente.
Así que voy a contarles algunas de estas historias que son bien conocidas para los alamenses interesados en acontecimientos de su pueblo colonial.
Corría el año de 1964, cuando una americana de nombre Carola Reinhardt compró la casa marcada con el número 28 de la Calle de Las Palmas, hoy Álvaro Obregón. A ella le contaron que en su casa había un fantasma, una mujer que se aparecía de noche y que la familia que había vivido ahí anteriormente, que le había vendido la casa, tenía la experiencia de este fantasma e incluso había encontrado una olla con doscientos sesenta y ocho monedas de ocho reales en la esquina de la sala de esta casa, y los vecinos le contaron que oían que una mujer llamaba por su nombre a las personas que allí vivían, y esta señora americana encontró en el mismo lugar las ollas grandes que estaban enterradas debajo de la olla chica que la familia mexicana había encontrado, ella inmediatamente vendió la casa y se fue de Álamos con cientos de monedas y nunca jamás volvió a Álamos ni siquiera para hacer alarde de lo que había encontrado; pero algunos vecinos se dieron cuenta porque encontraron los tepalcates quebrados de lo que habían sido las ollas donde estaban las monedas de plata. Los americanos que le compraron la casa a esta Señora ya no supieron nada del fantasma ni de los tesoros enterrados en esta casa donde una vez se aparecían fantasmas.
Otra historia bien conocida es cuando estaban poniendo el piso nuevo a la Parroquia local. Corría el año de 1978, cuando los albañiles encontraron que el piso del lado noroeste de la iglesia estaba hueco y se hundían los picos con los que quebraron el piso viejo, pronto se corrió la noticia por el pueblo y se supo en otros lugares del Estado que se habían encontrado ollas con monedas de plata debajo del piso de la iglesia. Lo que recordamos claramente es que cerraron la iglesia por varios días y se suspendieron los trabajos que se venían haciendo, después se supo que habían venido gentes de otros lugares a ver que estaba pasando en la iglesia, incluso gente de la ciudad de Hermosillo, aunque después se supo que las personas encargadas de la obra se habían ido para no volver jamás. Esta historia se sigue contando hasta nuestros días. ¿Qué sucedió realmente?, ¿dónde fueron a parar las monedas de plata que se encontraron en el altar de la parroquia de la Purísima Concepción?
La tercera historia que oímos con frecuencia es la que sucedió en el año de 1981, cuando el Señor Don Adolfo Bley donó la Casa donde se encuentra el Museo Costumbrista de Sonora. Los primerostrabajadores que entraron en esta casa estuvieron solamente unos días, ya que una tarde del mes de diciembre de dicho año, los ingenieros al frente de la reconstrucción se enteraron de que en ese lugar había un entierro muy grande. Un americano que vivía a un costado, por la calle Lázaro Cárdenas del Río, pidió permiso para tratar su detector de metales en esta casa, y fue exactamente donde hoy se encuentra el Auditorio “Dr. Alfonso Ortiz Tirado” donde el aparato emitió un fuerte sonido, aunque esta persona no estaba segura de lo que había encontrado salió para pedir permiso de las autoridades para realizar la excavación; dos horas más tarde volvió y vio al asomarse por una de las ventanas traseras pedazos de ollas quebradas junto a un montón de tierra y lozetas quebradas del piso; apresuradamente se encaminó al frente de la casapor el lado de la Plaza de Armas y vio a unos hombres cargando una pick up con costales e inmediatamente buscó al Presidente Municipal para ver si era posible saber que estaba pasando, pero como le llevó más de una hora regresar a esta casa, ya los hombres se habían retirado de este lugar, habiendo cerrado con candado la puerta principal. Estas personas jamás regresaron, ya nadie supo más de ellas. Tan sólo dejaron atrás un montón de tepalcates quebrados sobre un montón de tierra y siempre se ha dicho que lo que se llevaron fueron las monedas de plata de las ollas que encontraron enterradas en el Museo. Actualmente el Director del Museo platica que el fantasma del Museo es muy juguetón porque cambia de lugar las cosas, principalmente los instrumentos y el atuendo de los muchachos que tocan en la Estudiantina de Álamos y en la Troya de Álamos que guardan su vestuario en el Auditorio del Museo. ¿Hay acaso todavía otras ollas enterradas y más monedas de plata en este lugar?
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