Historia de los Yaquis....
+5
demon
Ωñate
nahual
NANO
Pachito
9 participantes
Página 2 de 2. • 1, 2
- PachitoGran Experto del Foro
- Cantidad de envíos : 8960
Fecha de inscripción : 10/08/2009
Re: Historia de los Yaquis....
Sáb 13 Ago 2011, 3:43 am
La aparición cerca del museo de los yaquis en Cócorit, Sonora.
El pasado 24 de junio del 2006, fui a la famosa Feria de San Juan de Cócorit para gozar del ambiente pueblerino, degustar con hambre atroz unos sabrosos burritos de carne machaca envueltos en tortillas de harina sobaqueras que solo las mujeres yaquis saben hacer, que espero, hayan sido de carne de res y no de otra especie de animal de carga, acompañados con un sabroso raspado de hielo con miel de durazno y vainilla que un señor vendía en la plaza de este pueblo mestizo mexicano con sabor a historia. ¡Qué sabrosos!
No era muy de noche (deduzco la hora porque no uso reloj) y porque la banda sinaloense no comenzaba a amenizar el baile en la cancha de la plaza, donde, en una banca vieja, estábamos platicando tres señores nativos del pueblo que redondeaban los 70 a más años de edad, una pintora joven de Ciudad Obregón que por casualidad me encontré, el famoso artista de Cócorit y yo.
Uno de los señores nos platicaba de la época de oro del pueblo, cuando, de repente, corriendo llega un niño como de doce años de edad, se detuvo frente a la banca, era el nieto del señor que estaba sentado en medio.
¿Qué te pasa mi´jo? Preguntó muy sorprendido. -¿Qué tienes?, ¡Habla!-.
-¡El niño está asustado! Hay que darle agua para que se calme-. Sugirió el otro señor mientras la pintora sacaba de su bolsa una botella con agua, el niño la tomo y bebió un trago, secó su boca y se limpio unos mocos de la nariz con la manga de la camisa, para agregar: “Fíjese abuelito, que mi ama me mandó a buscarlo a usted porque ya es de noche... Pero cuando venia jugando con un carrizo rayando la calle y después de pasar por un lado del árbol yucateco de la casa antigua donde asustan, sentí que alguien estaba detrás de mi siguiéndome. Volteé la cara y vi a una mujer vestida de blanco volando detrás de mi que me miraba fijamente y casi me toca la camisa con una de sus manos, como queriéndome alcanzar. Me asusté mucho y seguí corriendo pero ella también corría, como si estuviese pegada a mi espalda, persiguiéndome, casi tocándome. Corrí sin parar hasta llegar a la esquina de la plaza donde desapareció”.
“Abuelo”, continuó el niño “Creo que era la India que mi abuela nos contaba cuando pasábamos por la casa antigua cerca del canal. Nos decía: En ese árbol se aparece una señora bonita caminando hasta al muro de esa casona antigua (Hoy el museo de los yaquis). ¡No la miren! Ordenaba la abuela, -Porque se arrima, mejor voltéense para el otro lado y se va...-.
Todo el grupo nos quedamos asombrados mirando al niño, el abuelo se levantó, agarró de la mano a su nieto y mencionó:”Es tiempo de ir a casa, porque Juanito esta asustado, debo de llevarlo con mi hija para que lo vea una sobadora y le pare el susto. ¡No vaya a enfermarse!
Todos los que estábamos alrededor de los dos, nos quedamos quietos y viéndonos nuestras consternadas caras de asombro: ¡Pobre niño!. ¡Apa susto se llevó! Comentaron el pintor y mi amiga.
Una curiosidad me envolvió y me motivó a ir al lugar de la aparición, ya que conocía el relato de la india que se aparece. Me despedí del grupo sugiriéndoles : -Voy a la calle de la casona del museo de los yaquis para ver si todavía anda por ahí, la mujer de blanco-.
“¡Ay que miedo!” Dijo Jazmín, la pintora, “Mejor me voy al baile con mis amigas que ya están adentro”, mientras partía cruzando el jardín hacia la pista.
Me armé de valor y caminé por la calle principal dos cuadras rumbo al canal, con la idea de tener algo de suerte y ver a esta mujer, que dicen los que saben de su historia, que era una mujer curandera muy bonita que fue muerta por los soldados del general Porfirio Díaz durante un combate del guerrero Tetabiate que atacó y quemó Cócorit porque los yaquis se resistían a ser esclavos y deportados a las haciendas de Yucatán y al Valle de la Muerte en Oaxaca.
En la contra esquina del museo estuve parado detrás de unas matas por un buen rato; la noche era calurosa y sofocante, hacia un calor nocturnal inclemente, sudaba mucho por la humedad y me quitaba el sudor con un paliacate rojo. Sólo el cantar de los grillos se escuchaba entre una neblina de polvo amarillenta.
La espera fue tediosa, alguna gente cruzaba el puente peatonal sobre el canal para ir a la fiesta o a sus casas. Era gente nativa porque las observaba al pasar frente de mi. -¡Buenas noches!- Saludaban y yo les contestaba el saludo mientras pensaba que tal vez no era la noche apropiada para ver al fantasma. Más no desistí, lamentando, eso sí, no tener mas película en mi cámara porque sólo me quedaban dos, me había casi acabado el rollo tomando fotos del pueblo.
Miré la luna que tenía un halo de luz amarillento y rojizo a su alrededor entre varias nubes grisáceas, su luz iluminaba la calle y a las casas, pero, con el polvo en el aire se veía un raro ambiente rural de color ámbar tenebroso mientras algunos perros ladraban en la lejanía.
De repente, al bajar la vista para seguir observando el árbol plantado en la banqueta de la vieja casa, algo llamó mi atención porque detrás de el estaba una figura femenina de color negro. ¡Es ella! Pensé mientras deducía si la figura salió del tronco o del muro de adobe viejo para pararse debajo del árbol sin moverse. Tal insólita visión me aceleró el ritmo cardiaco, lo admito, para que negarlo.
Volteé la cara a ambas direcciones para ver si había gente o carros, pero no, en toda la cuadra sólo estábamos los dos, uno frente al otro con una amplia calle de por medio, como una barrera: La silueta; una mujer robusta y no muy alta enfrente de mi. Yo; sintiendo un tremendo susto por la impresión de verla.
Por unos segundos dudé de la visión que tenía de la mujer vestida de blanco, casi de espaldas pero con la cara volteada sobre su hombro derecho observándome de reojo con una mirada penetrante, porque algo de luz se reflejaba en sus ojos negros, no tocaban sus pies el suelo pero no estoy convencido de esto por la oscuridad de la sombra del follaje sobre la tierra.
Un sentimiento interno me decía que mejor me fuera porque era demasiada la impresión de miedo. ¿Miedo? ¡No, que va! ¡Era pavor lo que sentía ante ella!.
¡Paralizado! Quedé durante los minutos que nos miramos directamente uno al otro en silencio, porque ni siquiera se movía una hoja de árbol. Algo dentro de mi me empujaba para cruzar la terregosa calle e indagar: ¿Quién eres? ¿Qué quiere? ¿Por qué se aparece? ¿Qué pasó con usted?
Mientras esto era mi intención, creo que me leyó la mente porque un miedo inundó todo mi cuerpo al observar que ella se movió dando un paso hacia mi. Se colocó el rebozo entre sus hombros cubriéndose el pecho y lo pasó a su espalda como lo hacen la mujeres yaquis al caminar durante las ceremonias.
Desde la plaza escuchaba la canción “El niño perdido” y la algarabía de la gente.
Quería alejarme del sitio pero no pude caminar, algo me detenía para que la siguiera observando, deseaba comunicarme con ella por medio telepáticos, pero no lo logré porque el miedo me venció ante la insólita experiencia paranormal que presenciaba: “El fantasma de la mujer yaqui “cruda” parada enfrente de mi”.
Tampoco me atreví a aproximarme a ella, su presencia era muy poderosa, mirándome de soslayo como leyéndome la mente, estaba ahí estática y en silencio. Mi miedo aumentó cuando la vi que dio dos pasos más hacia mi pero se detuvo de repente sin salirse de la sombra del árbol.
Opté por retirarme del sitio caminando por en medio de la calle, no di unos treinta pasos cuando un remolino de tierra y viento me envolvió dentro de su fuerza, tuve que sacar el paliacate y cubrirme la cara. Volteé la cabeza por mi lado izquierdo para evitar la ráfaga del polvo y la miré de nuevo, estaba parada en la esquina del museo observando mi retirada.
Mientras esto sucedía, un señor en bicicleta que venia desde la plaza pasó a mi lado, me saludó, pero al contestarle, volteé la cabeza de nuevo y sorprendido quedé al ver que ella había desapareció. Más atónito quedé al ver como un perro negro callejero se paró en la esquina donde ella estaba, me olfateo, creo, porque levantó su cabeza para ladrar varias ocasiones y terminar por emitir un lastimoso aullido a la luna casi cubierta de nubes que traían lluvia.
Apresuré el paso porque tenia la sensación de que ella o el perro estaban detrás de mi, no quise voltear, porque se me puso la piel de gallina al sentir que ella estaba ahí, sobre todo, cuando una lechuza volando y chillando por arriba de mi cabeza cruzó la calle por donde caminaba apresurado.
Llegué a la plaza pero la banca estaba vacía y mis amigos se habían ido, me senté en ella para preguntarme: ¿Lograré vencer el miedo al verle su cara y tal vez escuchar su voz? ¿Sobreviviré a su toque físico en mi hombro?
No lo sé, pero tengo que regresar a Cócorit y verla de nuevo. ¡He decidido pintar su figura y retrato a la acuarela o a la tinta china! No quise entrar a la feria no tenia ganas de bailar ni hablar con nadie. ¡Píntala! Me dictó la conciencia.
Saludos.
El pasado 24 de junio del 2006, fui a la famosa Feria de San Juan de Cócorit para gozar del ambiente pueblerino, degustar con hambre atroz unos sabrosos burritos de carne machaca envueltos en tortillas de harina sobaqueras que solo las mujeres yaquis saben hacer, que espero, hayan sido de carne de res y no de otra especie de animal de carga, acompañados con un sabroso raspado de hielo con miel de durazno y vainilla que un señor vendía en la plaza de este pueblo mestizo mexicano con sabor a historia. ¡Qué sabrosos!
No era muy de noche (deduzco la hora porque no uso reloj) y porque la banda sinaloense no comenzaba a amenizar el baile en la cancha de la plaza, donde, en una banca vieja, estábamos platicando tres señores nativos del pueblo que redondeaban los 70 a más años de edad, una pintora joven de Ciudad Obregón que por casualidad me encontré, el famoso artista de Cócorit y yo.
Uno de los señores nos platicaba de la época de oro del pueblo, cuando, de repente, corriendo llega un niño como de doce años de edad, se detuvo frente a la banca, era el nieto del señor que estaba sentado en medio.
¿Qué te pasa mi´jo? Preguntó muy sorprendido. -¿Qué tienes?, ¡Habla!-.
-¡El niño está asustado! Hay que darle agua para que se calme-. Sugirió el otro señor mientras la pintora sacaba de su bolsa una botella con agua, el niño la tomo y bebió un trago, secó su boca y se limpio unos mocos de la nariz con la manga de la camisa, para agregar: “Fíjese abuelito, que mi ama me mandó a buscarlo a usted porque ya es de noche... Pero cuando venia jugando con un carrizo rayando la calle y después de pasar por un lado del árbol yucateco de la casa antigua donde asustan, sentí que alguien estaba detrás de mi siguiéndome. Volteé la cara y vi a una mujer vestida de blanco volando detrás de mi que me miraba fijamente y casi me toca la camisa con una de sus manos, como queriéndome alcanzar. Me asusté mucho y seguí corriendo pero ella también corría, como si estuviese pegada a mi espalda, persiguiéndome, casi tocándome. Corrí sin parar hasta llegar a la esquina de la plaza donde desapareció”.
“Abuelo”, continuó el niño “Creo que era la India que mi abuela nos contaba cuando pasábamos por la casa antigua cerca del canal. Nos decía: En ese árbol se aparece una señora bonita caminando hasta al muro de esa casona antigua (Hoy el museo de los yaquis). ¡No la miren! Ordenaba la abuela, -Porque se arrima, mejor voltéense para el otro lado y se va...-.
Todo el grupo nos quedamos asombrados mirando al niño, el abuelo se levantó, agarró de la mano a su nieto y mencionó:”Es tiempo de ir a casa, porque Juanito esta asustado, debo de llevarlo con mi hija para que lo vea una sobadora y le pare el susto. ¡No vaya a enfermarse!
Todos los que estábamos alrededor de los dos, nos quedamos quietos y viéndonos nuestras consternadas caras de asombro: ¡Pobre niño!. ¡Apa susto se llevó! Comentaron el pintor y mi amiga.
Una curiosidad me envolvió y me motivó a ir al lugar de la aparición, ya que conocía el relato de la india que se aparece. Me despedí del grupo sugiriéndoles : -Voy a la calle de la casona del museo de los yaquis para ver si todavía anda por ahí, la mujer de blanco-.
“¡Ay que miedo!” Dijo Jazmín, la pintora, “Mejor me voy al baile con mis amigas que ya están adentro”, mientras partía cruzando el jardín hacia la pista.
Me armé de valor y caminé por la calle principal dos cuadras rumbo al canal, con la idea de tener algo de suerte y ver a esta mujer, que dicen los que saben de su historia, que era una mujer curandera muy bonita que fue muerta por los soldados del general Porfirio Díaz durante un combate del guerrero Tetabiate que atacó y quemó Cócorit porque los yaquis se resistían a ser esclavos y deportados a las haciendas de Yucatán y al Valle de la Muerte en Oaxaca.
En la contra esquina del museo estuve parado detrás de unas matas por un buen rato; la noche era calurosa y sofocante, hacia un calor nocturnal inclemente, sudaba mucho por la humedad y me quitaba el sudor con un paliacate rojo. Sólo el cantar de los grillos se escuchaba entre una neblina de polvo amarillenta.
La espera fue tediosa, alguna gente cruzaba el puente peatonal sobre el canal para ir a la fiesta o a sus casas. Era gente nativa porque las observaba al pasar frente de mi. -¡Buenas noches!- Saludaban y yo les contestaba el saludo mientras pensaba que tal vez no era la noche apropiada para ver al fantasma. Más no desistí, lamentando, eso sí, no tener mas película en mi cámara porque sólo me quedaban dos, me había casi acabado el rollo tomando fotos del pueblo.
Miré la luna que tenía un halo de luz amarillento y rojizo a su alrededor entre varias nubes grisáceas, su luz iluminaba la calle y a las casas, pero, con el polvo en el aire se veía un raro ambiente rural de color ámbar tenebroso mientras algunos perros ladraban en la lejanía.
De repente, al bajar la vista para seguir observando el árbol plantado en la banqueta de la vieja casa, algo llamó mi atención porque detrás de el estaba una figura femenina de color negro. ¡Es ella! Pensé mientras deducía si la figura salió del tronco o del muro de adobe viejo para pararse debajo del árbol sin moverse. Tal insólita visión me aceleró el ritmo cardiaco, lo admito, para que negarlo.
Volteé la cara a ambas direcciones para ver si había gente o carros, pero no, en toda la cuadra sólo estábamos los dos, uno frente al otro con una amplia calle de por medio, como una barrera: La silueta; una mujer robusta y no muy alta enfrente de mi. Yo; sintiendo un tremendo susto por la impresión de verla.
Por unos segundos dudé de la visión que tenía de la mujer vestida de blanco, casi de espaldas pero con la cara volteada sobre su hombro derecho observándome de reojo con una mirada penetrante, porque algo de luz se reflejaba en sus ojos negros, no tocaban sus pies el suelo pero no estoy convencido de esto por la oscuridad de la sombra del follaje sobre la tierra.
Un sentimiento interno me decía que mejor me fuera porque era demasiada la impresión de miedo. ¿Miedo? ¡No, que va! ¡Era pavor lo que sentía ante ella!.
¡Paralizado! Quedé durante los minutos que nos miramos directamente uno al otro en silencio, porque ni siquiera se movía una hoja de árbol. Algo dentro de mi me empujaba para cruzar la terregosa calle e indagar: ¿Quién eres? ¿Qué quiere? ¿Por qué se aparece? ¿Qué pasó con usted?
Mientras esto era mi intención, creo que me leyó la mente porque un miedo inundó todo mi cuerpo al observar que ella se movió dando un paso hacia mi. Se colocó el rebozo entre sus hombros cubriéndose el pecho y lo pasó a su espalda como lo hacen la mujeres yaquis al caminar durante las ceremonias.
Desde la plaza escuchaba la canción “El niño perdido” y la algarabía de la gente.
Quería alejarme del sitio pero no pude caminar, algo me detenía para que la siguiera observando, deseaba comunicarme con ella por medio telepáticos, pero no lo logré porque el miedo me venció ante la insólita experiencia paranormal que presenciaba: “El fantasma de la mujer yaqui “cruda” parada enfrente de mi”.
Tampoco me atreví a aproximarme a ella, su presencia era muy poderosa, mirándome de soslayo como leyéndome la mente, estaba ahí estática y en silencio. Mi miedo aumentó cuando la vi que dio dos pasos más hacia mi pero se detuvo de repente sin salirse de la sombra del árbol.
Opté por retirarme del sitio caminando por en medio de la calle, no di unos treinta pasos cuando un remolino de tierra y viento me envolvió dentro de su fuerza, tuve que sacar el paliacate y cubrirme la cara. Volteé la cabeza por mi lado izquierdo para evitar la ráfaga del polvo y la miré de nuevo, estaba parada en la esquina del museo observando mi retirada.
Mientras esto sucedía, un señor en bicicleta que venia desde la plaza pasó a mi lado, me saludó, pero al contestarle, volteé la cabeza de nuevo y sorprendido quedé al ver que ella había desapareció. Más atónito quedé al ver como un perro negro callejero se paró en la esquina donde ella estaba, me olfateo, creo, porque levantó su cabeza para ladrar varias ocasiones y terminar por emitir un lastimoso aullido a la luna casi cubierta de nubes que traían lluvia.
Apresuré el paso porque tenia la sensación de que ella o el perro estaban detrás de mi, no quise voltear, porque se me puso la piel de gallina al sentir que ella estaba ahí, sobre todo, cuando una lechuza volando y chillando por arriba de mi cabeza cruzó la calle por donde caminaba apresurado.
Llegué a la plaza pero la banca estaba vacía y mis amigos se habían ido, me senté en ella para preguntarme: ¿Lograré vencer el miedo al verle su cara y tal vez escuchar su voz? ¿Sobreviviré a su toque físico en mi hombro?
No lo sé, pero tengo que regresar a Cócorit y verla de nuevo. ¡He decidido pintar su figura y retrato a la acuarela o a la tinta china! No quise entrar a la feria no tenia ganas de bailar ni hablar con nadie. ¡Píntala! Me dictó la conciencia.
Saludos.
- obatala11Identidad Certificada
- Cantidad de envíos : 271
Edad : 73
Localización : mexico df
Frase Célebre : solo buscando encuentras y ni asi a veces
Fecha de inscripción : 21/10/2010
Puntos : 5708
Re: Historia de los Yaquis....
Sáb 13 Ago 2011, 11:41 am
vas por buen camino felicidades pachito estaremos en contacto
_________________
[font=Times New Roman]buscando dicen que a veces uno encuentra..... pero a veces ni asi a veces...
- chicharoIdentidad Certificada
- Cantidad de envíos : 4183
Edad : 51
Localización : Gto.
Frase Célebre : CARPE DIEM...
Fecha de inscripción : 28/01/2008
Puntos : 11472
Re: Historia de los Yaquis....
Sáb 13 Ago 2011, 11:51 am
Ese geronimo vivillo desde chiquillo....
A veces creo que la sed de venganza supera la razon, sobre todo cuando el intruso de igual manera perpetro en sus poblados y de igual o peor manera arrazaron con sus gentes, cultura y su civilizacion, aunque quizas precaria pero al fin de cuentas era una sociedad de usos y costumbres, que dominaban los estados norteños de Mexico y los sureños de EU, cuando aun todavia eran colonias españolas e inglesas respectivamente, antes de la creacion de los EU como nacion......
Esas 13 colonias que vinieron a hacer toda una revolucion.....politica, social, industrial etc etc......
Con esto aclaro no justifico ninguna accion de esta naturaleza, pero de igual manera creo que las circustancias obligan y como en aquellos tiempos sin ley, la unica era o matas o mueres............ "la ley del revolver".............y siempre ha sido el imperativo del hombre....matar o morir........
Saludos
A veces creo que la sed de venganza supera la razon, sobre todo cuando el intruso de igual manera perpetro en sus poblados y de igual o peor manera arrazaron con sus gentes, cultura y su civilizacion, aunque quizas precaria pero al fin de cuentas era una sociedad de usos y costumbres, que dominaban los estados norteños de Mexico y los sureños de EU, cuando aun todavia eran colonias españolas e inglesas respectivamente, antes de la creacion de los EU como nacion......
Esas 13 colonias que vinieron a hacer toda una revolucion.....politica, social, industrial etc etc......
Con esto aclaro no justifico ninguna accion de esta naturaleza, pero de igual manera creo que las circustancias obligan y como en aquellos tiempos sin ley, la unica era o matas o mueres............ "la ley del revolver".............y siempre ha sido el imperativo del hombre....matar o morir........
Saludos
_________________
Inactivo indefinidamente
- PachitoGran Experto del Foro
- Cantidad de envíos : 8960
Edad : 49
Localización : Guaymas, Sonora, México
Frase Célebre : Los locos hacemos camino, que un dia aquellos que se hacen llamar cuerdos recorreran.
Fecha de inscripción : 10/08/2009
Puntos : 17630
Re: Historia de los Yaquis....
Vie 19 Ago 2011, 7:37 pm
chicharo escribió:Ese geronimo vivillo desde chiquillo....
A veces creo que la sed de venganza supera la razon, sobre todo cuando el intruso de igual manera perpetro en sus poblados y de igual o peor manera arrazaron con sus gentes, cultura y su civilizacion, aunque quizas precaria pero al fin de cuentas era una sociedad de usos y costumbres, que dominaban los estados norteños de Mexico y los sureños de EU, cuando aun todavia eran colonias españolas e inglesas respectivamente, antes de la creacion de los EU como nacion......
Esas 13 colonias que vinieron a hacer toda una revolucion.....politica, social, industrial etc etc......
Con esto aclaro no justifico ninguna accion de esta naturaleza, pero de igual manera creo que las circustancias obligan y como en aquellos tiempos sin ley, la unica era o matas o mueres............ "la ley del revolver".............y siempre ha sido el imperativo del hombre....matar o morir........
Saludos
En la tribu yaqui existe gente que tomo el alias de Jeronimo, en admiracion a este guerrero, de hecho existe un gobernador apodado el Jeronimo, la coincidencia con el original es que este tiene dos esposas .
Saludos.
Saludos.
- PachitoGran Experto del Foro
- Cantidad de envíos : 8960
Edad : 49
Localización : Guaymas, Sonora, México
Frase Célebre : Los locos hacemos camino, que un dia aquellos que se hacen llamar cuerdos recorreran.
Fecha de inscripción : 10/08/2009
Puntos : 17630
Re: Historia de los Yaquis....
Vie 19 Ago 2011, 7:38 pm
obatala11 escribió:vas por buen camino felicidades pachito estaremos en contacto
Muchas garcias Obatala11, ya sabe aca seguimos para lo que salga.
Saludos.
Página 2 de 2. • 1, 2
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.