"El eterno vigilante" (Parte 2)

Compañeros les dejo en el “link” de la primera parte de ficción, por si alguien no la leyó y tiene interés de seguir la secuencia. Espero les agrade:

https://www.buscadores-tesoros.com/t9259-el-eterno-vigilante

El eterno vigilante (Parte 2)

Algunos hombres apilaban a los muertos, otros asistían a los heridos. Mientras el coronel Melchor, ahora mudo testigo, recorría el campo donde se desarrolló la batalla, observó afligido las bajas; éstas habían sido considerables, la refriega se había desarrollado de manera brutal en su terreno.

Ya en su reducto el coronel lamentó la falta de armas y parque, se paseó intranquilo, desesperado, rabioso; maldijo el no tener noticia alguna de Genaro, habían pasado seis días desde la tarde en que éste abandonó el campamento; igual tiempo en que tuvo conocimiento de la extraña desaparición de sus dos hombres de “confianza”.

No necesitó elucubrar mucho para darse una idea de lo sucedido; sin embargo, guardó la esperanza de que Genaro hubiera salido bien librado y pudiera regresar con la orden cumplida, a final de cuentas, si bien tenía prioridad el armamento, de alguna manera había tomado estimación a su subalterno, cavilaba que alguna explicación habría para justificar el retraso.

A la mañana siguiente, el coronel no resistió más y pidió a uno de sus oficiales que buscara entre la tropa a su mejor hombre para ir en busca de Genaro.

-Coronel, el mejor hombre es el Pantera. Él está más que capacitao para llevar acabo la labor, hombre fiero en reyerta, no en balde se ha ganado ese mote, pero sobre todo es un hombre cabal.

-Ya conozco de esos hombres “cabales” ¿Y dónde está ese pantera? No vaya a salir tlacuache a la mera hora, ¡tráigalo en el acto!- ordenó el coronel.

Minutos después regresó el oficial con el hombre que propusiera.

-A sus órdenes coronel ¿pa´ qué soy bueno?- Dijo el Pantera.

El coronel Melchor tomó una actitud abatida, hasta ese momento desconocida para el Pantera, y continuó:

-Mire Pantera, al que yo considero mi mejor hombre lo despache a una misión. Recordará al Genaro, al que encontramos al borde de la muerte en los guajes, pos´ a ése lo envié a hacer una entrega en pesos oro a los hombres del gringo Smith.

Sólo pa´ que lo sepa, a Genaro nunca le di distinción alguna, pos´ entendí que él no es un hombre de galardones, sino sólo de resultados. Vive sólo pa’ la venganza, aunque pa´ mi vale más que cualquier oficial, lo cual lo hace imprescindible en este momento que carezco de hombres bien bragados.

Ahora, pa´ lo que espero sea bueno, es pus’ que me traiga las armas, el parque, a Genaro, o a la chin… ma… del gringo Smith… ¡Vaya en el acto!

-Mesmamente cumpliré la orden coronel, pero no me menosprecie yo también soy hombre resuelto- dijo el Pantera.

Una vez que dio la orden el coronel, instruyó a su oficial le precisara los detalles al ahora mejor hombre de la tropa.

El Pantera en cuanto tuvo las instrucciones del oficial, se armó con machete, rifle y pistolas; inmediatamente montó en su magnifico caballo, que quitara al capitán que comandaba a los “pelones” en la batalla del día anterior.

Comenzaba el nuevo día cuando el Pantera llegó a la hacienda de la Santa Mora, se quedó mirando fijamente hacia las ventanas de ésta, efectuó varios chiflidos para que de encontrarse Genaro en el interior lo identificara con los sonidos producidos. No obtuvo respuesta a sus “comunicaciones”. Después de esperar lo que consideró prudente entendió que no tenía otra alternativa más que entrar, amarró su caballo en un poste, empuño su rifle 7mm, para su asombro ingresó sin obstáculo por la puerta principal.

Lo que vio en el interior le llenó de rabia, yacía Genaro en el piso de la estancia en avanzado estado de descomposición, aún abrazaba su máuser.

-¡Grandísimos hijos de p…! ¡Cobardes, voy a matar al que hizo esto!- Gritó el pantera.

Revisó la hacienda en busca de las armas, el dinero o algún indicio que le permitiera saber si los hombres del gringo Smith, o los propios hombres de confianza del coronel Melchor, habían matado a Genaro. En eso se ocupaba el Pantera cuando escuchó el ruido de un carruaje que se acercaba, e inmediatamente corrió por la parte de atrás de la hacienda, brincó las bardas y cuanto estorbo se le interpuso en su camino, todo por sorprender a los pasajeros del carruaje.

-¡Ríndanse jijos de la chi… o los mató en el acto!– Ordenó el Pantera apuntándoles con su rifle.

Los dos hombres que eran los enviados del gringo Smith, en un instante se vieron sorprendidos y entregaron sus armas.

-¡Mátanos y no tendrás las armas! ¿Tú eres el enviado del coronel Melchor, trajiste el oro?– Dijo uno de los recién llegados.

-¡No me provoques güero cab…! Las preguntas las hago yo; ¿qué hicieron con el dinero que traiba mi compañero? Por lo pronto me van hacer el favorcito de enterrarlo, ya después me darán cuenta del dinero y las armas– dijo el Pantera, descargando un golpe con la culata de su rifle en el estomago a uno de los hombres.

Los dos hombres se encontraban confundidos con la situación, pero sabedores de su desventaja, obedecieron la orden en silencio. Inmediatamente arrastraron el cuerpo de Genaro hacia unos árboles y comenzaron a escarbar. Mientras tanto el Pantera gritaba y pataleaba totalmente frenético.

En cuanto terminaron de enterrar a Genaro, por instrucción de su captor, en un pieza de loza realizaron una trascripción, con una herramienta improvisada, “Genaro… muerto por traidores”. Terminado el “epitafio” recibieron la orden de poner la loza encima del sepulcro.

Sin que el Pantera se diera cuenta, uno de los hombres sacó un escalpelo de su bota y saltó sobre él, instintivamente se llevó las manos al cuello, sintió gran dolor…

-¡Pantera, Pantera! ¡Despierta estás gritando! ¿Qué te pasa? –dijo Humberto.

-¡Dios, qué pesadilla tan horrible! –contestó el Pantera queriendo reír, pero con los ojos desorbitados-. Sabes Humberto que llevo años teniendo el mismo sueño, por lo menos cada dos meses.

-Yo creo que te contagiaste con lo que nos contó Hugo y Andrés del lugar que vamos a prospectar ¡par de pen…! De hecho ya es hora de irnos, ¿cómo ves Pantera, o llegamos más tarde?

-No Humberto, vámonos de una vez, ¿ya llevas todo? Por qué luego sales con tus jaladas, por cierto yo manejo; ya jodiste la tracción de la última 4x4 que conseguimos y ésas no las regalan.

En trivialidades continuó la platica de los dos buscadores de tesoros hasta la hacienda objeto de su prospección. Conforme se iban alejando del lugar en donde situaron su camioneta se acercaban a la que fuera la hacienda de la Santa Mora, el Pantera sintió un extraño escalofrió que le recorrió el cuerpo.

Mientras Humberto soltaba “ajos y cebollas” sacudiendo su nuevo GPS, queriéndolo hacer funcionar según lo ofreció aquél que se lo vendiera, el Pantera se acercó a él con voz notoriamente tímida:

-Te voy a decir algo Humberto, pero no te vayas a reír, tengo la sensación de que ya he estado en este lugar.

-Sí ca… y en este mismo lugar te quemaron por haber sido una bruja en tu otra vida, ¡no digas sandeces y pásame el instructivo de esta ma… porque no sirvió para llegar aquí!

Lo insólito de esa propiedad fue que después de la revolución y de que se instauró la paz en el país, así como en los años posteriores no fue ocupada, únicamente fue trasmitida de dueño en dueño, sin que se explicara porqué ninguno de los propietarios la ocupó, finalmente un día quedó relegada.

Los buscadores de tesoros trabajaron arduamente, sólo pararon para comer sus alimentos y uno que otro descanso que se daban.

-Humberto, ya está anocheciendo, ¿le seguimos o paramos?

-Déjame acondiciono todo para continuarle, vamos bien ya he marcado en varios lugares, sólo nos faltan dos; dejamos para el último la zona de árboles, ¿o te vas a rajar ya Pantera?

-No, no, no; ya sabes que estamos juntos en esto, cuando me digas y como quieras.

Ambos hombres continuaron trabajando, encontraron en su búsqueda una loza con una extraña trascripción, ya aproximadamente a media noche, Humberto grito:

-¡¡Compadre, es oro, es oro!! Ya discriminé el detector y sigue como loco marcando oro… ¡Pantera ya le dimos! ¡Ayúdame, ven, trae la herramienta para cavar aquí!

Ambos hombres se dieron a la tarea de cavar y no a mucha profundidad encontraron las monedas de oro 0.595, con apenas piezas de lo que fuera un costal.

-Ahora sí Humberto, esto nos lo mandó Dios; lo repartiremos de manera equitativa, mandaremos hacer una misa para agradecer, esto es un premio a nuestra perseverancia –comentaba el Pantera eufórico, mientras vertía agua mojando rigorosamente el lugar.

-Sí compadre, salte deja que se ventile, no, nos vaya hacer mal, mientras vamos a tomar un refresco afuera– dijo Humberto, al cabo que este tesoro ya no camina.

Humberto sacó las bebidas y una se la dio al Pantera, éste no paraba de hablar, haciendo planes con lo que haría con el oro encontrado, hasta que lo interrumpió Humberto.

-Ay compadre… “por eso las hacen pandas”… ¿estaba bueno tu refresco?

Justo en ese instante el Pantera vio una velada risa burlona en Humberto y sospechando alguna especie de broma pesada con motivo de la bebida, comenzó a sentir los efectos del veneno.

Mientras tanto, Humberto sacaba unos morrales en donde acomodaría las monedas.

-Bueno compadrito, te dejo, voy a seguir con la chamba, por favor no hagas mucho ruido, pero igual no te preocupes, no hay quien te escuche aquí… pensándolo bien, igual y te dejo como recuerdo en el mismo hoyo del tesorito.

El Pantera se debatía entre la vida y la muerte, la vista se le nublaba; sin embargo, alcanzó a escuchar un disparo.

Alguien a quien reconoció sin saber de dónde, lo incorporó y le puso una bebida en los labios. Poco a poco fue recobrando la noción, el malestar pasaba y las fuerzas volvían a él.

En cuanto pudo se dirigió a su camioneta y tomó su llave de cruz, regresó al lugar en donde se encontraba el tesoro en busca de Humberto; con agudeza lo buscó, no lo vio por ningún lado, aunque sabía que podía estar escondido en cualquier lugar.

Escudriñó el lugar casi a rastras. Sabía… sentía que Humberto podía lanzarse sobre él en cualquier momento… sabía que había escuchado un disparo. Tratando de no hacer ruido intentaba ubicar en la oscuridad a Humberto y al extraño que, para él, no había sido tan extraño.

Fuera de sí, intentaba ubicar al menos la silueta de Humberto para no ser sorprendido, pero su mente no dejaba de buscar en lo profundo aquella cara… ¿quién era ése que lo había ayudado, que lo había salvado al fin?

Así, arrastrándose, regresó al sitio en donde casi muere y lo recorrió un escalofrío insoportable al ver que el oro aún se encontraba ahí. Humberto no había huido con él.

Aún sin el valor de incorporarse y aferrado a la llave de cruz como si se tátara más de un objeto de protección divina que de una herramienta contra su agresor, algo llamó poderosamente su atención.

Miró la loza improvisada, la misma cuya inscripción habían leído momentos antes. Arrastrándose a ella casi al punto de chocar su nariz con la piedra, leyó con todo cuidado y aún con más terror… ahora, claramente se leía la inscripción:

“Humberto… muerto por traidor”

Tal vez el que fuera el eterno vigilante quedó liberado y Humberto ocupó su lugar; posiblemente el disparo que escuchó el pantera fue propiciado por el máuser de Genaro al dar cuenta de Humberto.

Se dice que el Pantera enterró de nuevo el tesoro al considerar que estaba maldito. No obstante se asegura que de forma extraña varios compañeros del foro recibieron ciertas monedas de pesos oro; otros afirman que el Pantera murió en el mismo lugar de los hechos, empero, se corre el rumor de que vive en Francia y ahora se hace llamar “LE PANTHERE”.

Compañero Juan Saldaña buenas noches , te felicito por el relato esta muy interesante , me llamo la atencion el nombre del coronel Melchor pues yo tube un tio revolucionario y escalo varios rangos militares al final era teniente coronel del estado mayor , el me conto de algunos lugares donde enterraron dinero despues te platico en un M.P. te felicito de nuevo por tu narracion tu compa Felix , aun no subo las fotos te las debo se mojo lacamara por andar pescando ,,,,,

Muy buena anecdota jejeje, ese "le phantere" suertudote..........quien sabe a donde se juyo!!..

Saludos

Compa Felix, gracias por su felicitación. Estaré pendiente del "MP" y espero algún día, previa invitación, prospectar en su zona se ve bien interesante sus hallazgos, sino me invité yo sólo ja ja ja ja ja.

chicharo, que bueno que le gustó la fición. Sobre "le phantere" efectivamente quién sabe a donde se juyó, pero creo que fui del grupo que no recibió moneda alguna ja ja ja ja ja.

Saludos

Órale, buena historia, felicidades.

Saludos

Gracias silrosa por su comentario, ¿por cierto recibió usted alguna moneda de Le Pahantere? Ja ja ja ja ja.

Muy buen escrito compañero, Mil gracias por compartirla, yo no recibí monedas de Le Panthere

Saludos

eitale no mas espero que la historia sea ficticia, por que desde que salio al aire, ni sus luces del "le phanthere" seguramente ya se esta por ahi chupando los bigotes con algunas ginebras, cocos, piñas, etc etc en hawaii........ o cazando leoncitos en el africam......

Saludos

Gracias Norberto Ugalde por su comentario. Mucho de la idea de poner este tipo de lecturas, es con la finalidad de que sirvan de entretenimiento en nuestra afición, vaya como una pausa entre las cuestiones técnicas y los hallazgos de los compañeros que tanto disfruto y aprendo.

chicharo le comento que le phantere ya dio señales de vida, me mando un "mp" en el que me dijo que aún sigue enviando los paquetes y que estamos en su lista ja ja ja ja. No ya enserio me dio sus impresiones del relato.

Saludos.

Hola Estimado Juan

Mis felicitaciones x tus relatos, creeme que todos los dias escuchamos historias muy similares a las que comentas, en esto de la busqueda de tesoros siempre es asi, de mucho misterio.

Un abrazo

HM

Muchas gracias HMart, de igual manera le hago llegar un abrazo.

Saludos