Sucedio en tamaulipas
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Jose Elizalde Valles
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Frase Célebre : Mi tesoro? Mi familia. Porque la vida es tan corta que tenemos que disfrutarla al maximo y sonreirle,vamonos a escarbar.
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Sucedio en tamaulipas
Jue 29 Ene 2009, 3:14 pm
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Re: Sucedio en tamaulipas
Jue 29 Ene 2009, 3:16 pm
Sucedido en Las Auras, municipio de Guerrero, Tamaulipas
Aquí por estos rumbos hay munchas pláticas de tesoros; tesoros que han sacado y tesoros que no han sacado, ¿eh? Pero munchas gentes que saben dónde mero hay un tesoro enterrado mejor ni l'entran porque saben qu'el dinero enterrado está envenenado y hasta deja ciega a la gente.
Mire, yo sí conocí a una señora que se quedó ciega porque sacó un dinero. Dicen que se quedó ciega porqu'iba ella y el esposo p'al rancho, a caballo, y entonces a la orilla del camino vio la lumbrada y se dejó caer muy valiente. "Vente", le dijo al hombre, "no tengas miedo, chin..." y lo sacaron el tesoro ése. Valiente la vieja ésa, pero luego, al ponerse a lavar las monedas allá en su casa, dicen que parece que los vapores se le vinieron a la cara y se quedó ciega. Yo la conocí, era de allá de Las Auras, Tamaulipas, como a unos 40 kms de aquí -está retiradito-.
Mire, déjeme explicarle cómo está la cosa: ellos encontraron ese dinero porque antes la gente enterraba los dineros a la orilla del camino. Por decir que los venían siguiendo, un enemigo o alguien que los quería robar, entonces enterraban el dinero y le seguían, y el dinero ahí se quedaba. Imaginémonos que a lo mejor los enemigos les daban alcance más adelante y los mataban, pero no se quedaban con el dinero. ¿Cuál, si ya lo habían enterrado, eh? O si no les daban alcance, comoquiera no le decían a nadie dónde lo habían enterrado y por eso todavía hay muncho dinero enterrado en las orillas de los caminos.
- - - - - - -
Esta historia me la contó el Sr. Miguel Ángel Rivera, un comerciante que radica en Parás, Nuevo León.
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Re: Sucedio en tamaulipas
Jue 29 Ene 2009, 3:21 pm
Los hacendados que amaron su tierra
por HomeroAdame
sábado, 23 de agosto del 2008 a las 03:23
guardado en Homero Adame, Leyenda De Tamaulipas, Leyendas Del Noreste, Leyendas Mexicanas
Leyenda de Hidalgo, Tamaulipas
La hacienda de la Meza en sus remotos años fue tierra pródiga, rica, fiel a sus dueños, pues nunca hubo plaga, helada o sequía que mermaran la producción de sus sembradíos, como la caña de azúcar que se cultivaba para abastecer todo Tamaulipas y hasta Nuevo León. Y si el año era bueno, incluso mandaban los piloncillos a México.
Condes o marqueses, gente de alcurnia al fin, los dueños fueron buenos patrones. Pagaban bien, trataban bien a su gente, aunque es cierto que había duros castigos por cuenta del capataz, que debió ser bien méndigo, como era costumbre entre capataces.
La hacienda era importante. No había otra igual. Aunque antes fue más importante la de Guadalupe (en Linares, N.L.) y luego la de Santa Engracia (cerca de Ciudad Victoria).
En toda la región la gente sabía de la riqueza de esta hacienda y de la bondad de sus dueños. Ellos fueron gente de trabajo que llegaron de España y se quedaron aquí, pues encontraron un lugar bello, fértil y bien ubicado al pie de la Sierra Madre.
El valle se domina desde la ex hacienda, siempre hay buena agua y hasta hubo una aparición de la virgen de Guadalupe en una cueva que era parte de la hacienda misma. Con esa aparición, los indígenas nativos, que eran bien ladinos, se domesticaron y permitieron que los frailes les dieran catecismo.
Así las cosas. Los primeros dueños fueron gente buena que amaron su tierra como sólo se ama a una mujer o más. Y antes de morir, pidieron a Dios que los dejara ahí para siempre. Y Dios Nuestro Señor escuchó sus súplicas y les concedió ese deseo. Desde entonces, sus conciencias viven en la tierra que fue suya, la tierra que tanto amaron.
Hoy en día, la gente habla de apariciones, de tesoros y muchas otras cosas, pero a lo mejor son cosas de dueños posteriores que vinieron aquí para sacar riquezas sin importarles la tierra ni quererla como lo hicieron los de antes.
Y luego vino la triste historia de la Revolución. Todo se acaba, y cómo no se iba a acabar esta hacienda, si sus últimos propietarios fueron bien méndigos con los trabajadores a quienes trataban peor que esclavos, casi como animales. Nomás estalló la Revolución y lo primero que hicieron nuestros padres, fue acabar con la hacienda y matar al que estuviera adentro. Si hubieran sabido cómo fueron los primeros dueños, seguramente hubieran respetado la casa y las pertenencias. Pero los últimos propietarios ya habían saqueado todo, no dejaron nada en la iglesia ni en la casa grande, y sólo las puertas y ventanas pasaron a poder de campesinos revoltosos que hasta quemaron las puertas de fina madera para hacer leña.
Pero todo tiene un final feliz, y aquí viene la conseja: algún día, aquellas personas que tanto amaron su tierra van a regresar para volver a darle a esta tierra el cariño que le falta. Y así, van a resurgir los buenos tiempos, la tierra será otra vez productiva y habrá trabajo para toda la gente.
- - - - - -
En ciertos relatos que datan desde los cronistas hispanos y refieren a historias de los nativos, así como de otros habitantes, encontramos que hubo gente del pasado que eligió quedarse para siempre en su tierra, y Dios le concedió ese deseo.
También sabemos, por historias indígenas, que otro tipo de personas, aquellos quienes tenían el conocimiento de viajar en las dimensiones, lograron escapar de las barbaridades de la Conquista, yéndose a otros mundos o fundiendo sus conciencias en las piedras o elementos del reino tanto animal como vegetal, para vivir ahí hasta el momento de regresar. (Como se narra en la leyenda titulada «Raíces, un sitio arqueológico» que subí y puedes leer en http://leyendas-de-mexico.blogspot.com/ y también en http://xpresandote.com/author/homero-adame/). Es así como encontramos a los famosos naguales, aquellas personas que pueden convertirse en un animal de su preferencia. Dichos hombres-nagual son casi parte de la idiosincrasia del mexicano, al menos del centro y sur del país, pero pocas son las narraciones de aquellos que pudieron quedarse en la tierra que tanto amaron viviendo en otra forma de existencia, como en este relato que me contó don Vicente Velázquez.
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Re: Sucedio en tamaulipas
Jue 29 Ene 2009, 3:49 pm
Aquellos tétricos años que pasé en la casona que comprara mi padre en el Barrio de la Estación, han quedado tan grabados en mi memoria, como el cincel graba una imagen en una pieza de mármol.
Tenía yo apenas catorce años cuando tomamos posesión de la misteriosa casa, cuyas manifestaciones del Más Allá aún persisten en mi pensamiento como una amarga pesadilla que haya experimentado en mi vida de adolescente. La casa amenazaba ruina; mi padre, con el poco dinero que le sobró de la compra procedió a cambiar el viejo piso de ladrillo de barro por uno de cemento.
Pero la casa tétrica, que me inspiraba temor, estaba ubicada al oeste de la esquina, que era la que ocupábamos nosotros. La casona era de dos pisos y tenía cuatro balcones que, deteriorados por el comején, amenazaban desplomarse; la mayor parte del tiempo permanecían deshabitados.
En los cuartos de arriba nadie habitaba tampoco, sólo una legión de murciélagos chillones y un mundo de bichos raros. Recuerdo que una vez, jugando base-ball, se introdujo la pelota por la abertura de una tabla del forro de uno de los cuartos que daban a la calle; al abrirlo nosotros para auscar el juguete, nos llevamos la impresión más horrible.
Millares de murciélagos poblaban las eternas ridades de esos cuartos misteriosos; se oían sobre las tablas el loco aleteo de los papalotes, el zumbido de los mosquitos, la fuga de las ratas y, sobre' el piso sin ladrillos, el ruido apenas perceptible de los reptiles al arrastrarse.
Los cuartos eran tan helados y húmedos que nuestras epidermis se sentían resentidas, y un fuerte y repugnante olor a orín se respiraba por todas partes. No quisimos dar un paso más; apenas nos atrevimos a llegar hasta donde la claridad de la puerta llegaba, retando a las sombras y los misterios. Salimos del cuarto medrosamente entrevisto, abandonando todo intento de rescatar nuestra pelota.
Dos meses llevábamos de vivir allí, cuando se empezaron a observar cosas extrañas, fuera de lo normal. Primeramente fué la cocinera de la casa la víctima de tales fenómenos. Los trastos de cocina o cualquier otro utensilio que ella dejara en lugar acostumbrado, los encontraba esparcidos en toda la cocina, con evidente desorden.
A plena luz del día se oían pedradas en el piso alto de la casona, en los cuartos de la planta baja y en la cocina; a veces estas piedras caían sobre nosotros, pero sin causarnos daño.
Por las noches, ion mucha frecuencia, las lámparas se apagaban tan de súbito, que parecía como si una ráfaga de viento les entrara por los tubos.
Pero donde más se sucedían los tales aparatos era en la casona vieja de dos pisos. Allí, después de las seis de la tarde, parecía que tuvieran reunión las almas de ultratumba. A medida que la no.he iba enlutando las cosas, aumentaban los ruidos misteriosos.
Pasos fuertes y marcados como los de un apuesto militar, seguidos del tintineo de unas espuelas y el ruido metálico de un sable al arrastrarse. Se oía .ambién el ruido metálico y la voz clara de una persona que cuenta dinero, el crepitar de un fósforo al entenderse y el murmullo apagado como de un grupo de personas reunidas en conciliábulo.
Todo eso le dió que pensar a mi padre que en la tal casa podía haber dinero enterrado y que por tal motivo se sucedían esos aparatos.
Las gentes de la calle y principalmente los vecinos aseguraban que quien espantaba allí era el ánima en pena de un señor Montealegre, dueño anterior de la casa y persona de quien las gentes timoratas afirmaban que tuvo pacto con el diablo. Picado por la curiosidad, mi padre decidió evocar el espíritu que molestaba en la casona.
Llegó, efectivamente el espiritista. Guillermo Reyes -así se llamaba- era originario de El Viejo, y debido a que tenía anquilosada una mano, a consecuencia de un balazo recibido en una expedición punitiva de que formó parte cuando el Presidente General José Santos Zelaya quiso ayudar al derrocamiento de un gobierno de Colombia, lo apodaban "Mano de Cabra". Pero era una magnífica persona y de una cultura elevada.
Don Guillermo observó que uno de mis hermanos menores podía servir de médium, y se dispuso a hacer la prueba, con tan buen resultado, que mi hermano, al primer contactó del flúido magnético, se durmió.
¡Viva!, dijo entonces el maestro de ciencias ocultas, lleno de júbilo. Mi hermano se había transformado desde ese momento en un vehículo para comunicarse con el más allá de los sueños y la vida.
Recuerdo que cuando se iba a dar principio a las sesiones espiritistas, todos, por orden de don Guillermo, uníamos nuestras manos para que el flúido fuera más fuerte y así facilitarle mejor el trabajo.
Pero resultó que el espíritu que encontró mi hermano -ya en trance- no era el del señor Montealegre, como al principio suponíamos, sino que el de un español natural de Asturias, quien dijo llamarse Abraham Asturiano y ser el autor de todos los aparatos que se sucedían en la casona.
Manifestó también que era el dueño de un cuantioso tesoro que estaba enterrado en el patio de la casa y custodiado por cuatro esclavos indígenas. También se procedió -por orden de mi padre- a las excavaciones en los puntos que el espíritu había indicado.
Cierta noche, estando mi hermano en trance, oímos claramente en el tambo del segundo piso de la casona, como que dos personas se paseaban de punta a punta del corredor; se oía el tintineo de las espuelas y el ruido metálico del sable al arrastrarse.
Mi hermano en ese momento abrió la boca y comenzó a hablar palabras inconexas, pero poco a poco se le fué aclarando la voz, hasta que le oímos decir que las personas que se paseaban en el corredor eran el español y él y en prueba de ello -añadió mi hermano-, el gallo que está durmiendo al pie de la escalinata va a cacarear, porque don Abraham le va a pellizcar las patas.
El médium volvió a su estado consciente a los pocos minutos. Sería a eso de las doce de la noche ya todos estábamos acostados, cuando el gallo, alborotado salió volando sobre los tejados vecinos, como si alguien, de pronto, lo hubiese asustado; luego se oyeron unos pasos que subían la escala. y todo volvió a quedar en silencio.
Había transcurrido ya medio año de trabajos infructuosos. Diecisiete perforaciones se habían hecho sin ningún resultado ventajoso para los buscadores del tesoro de marras. Al contrario, la casa, convertida en una nueva morada subterránea, quedó amenazada de desplomarse al menor sismo de los tan frecuentes que ocurren en esta ciudad. Don Guillermo, cansado ya, y mi hermano, debilitado por las diarias sesiones, habíanoptado por descansar algún tiempo, mientras recuperaban las fuerzas.
Para reemplazar a un trabajador que se había enfermado, mi padre contrató a un viejo corinteño, veterano retirado de las cuadrillas de trabajadores del Muelle, conocido con el apodo de Cartucho.
Era el tal Cartucho más bolo que el mismo guaro y vivía perennemente en un estado de semiconsciencia; -pero con todo y su falla alcohólica, desempeñaba bien su trabajo. Era de esos muelleros fuertes, cuya recia musculatura se la había sacado los güinches de los buques.
Pero Cartucho no trabajaba en la noche, dormía propiamente en los cuartos de la casona y se acostaba cuando moría la última campanada del toque de la oración. ¿Y por qué en la quietud de la noche se oía casi siempre el golpe bofo de la barra en la profundidad del hoyo?
Muchas veces se levantaron, los excavadores a indagar y encontraron siempre a Cartucho sobre una tabla durmiendo la mona.
Atribuyeron que los golpes de la barra que se oían eran producidos por el mismo espíritu en un deseo de ayudarles a descubrir el tesoro y poder salir de la pena que lo obligaba a rondar en torno del oculto tesoro que lo ataba a la tierra y del cual quería desasirse, por lo que tales aparatos se producían en la casona de los sustos.
Así siguieron las cosas por un tiempo; don Guillermo todavía no había regresado de su viaje de descanso, cuando, informado por una vecina, acertó a llegar a la casa una vieja gitana, de esas que viven del truco, la vagancia y la charlatanería a costillas de los incautos.
Manifestó con aplomo saber el paradero del codiciado y quimérico tesoro, pero que debido al mucho tiempo que tenía de estar enterrado se había empactado con el diablo, y que para desempactarlo era menester enterrar una cadena de oro -protegida dentro de un tarro- en el lugar mismo donde ella sabía que se encontraba -"por gracia de Santa Teresa y de Santa María"- la botija que contenía el tesoro.
Sin titubeo alguno le fué entregada la prenda, que consistía en una hermosa y antigua cadena de oro amarillo de varias vueltas, con un pescado, "dije" también del mismo metal. La gitana dijo que la cadena debía desenterrarse a los tres días y que se convertiría en carbón. Y en realidad así fué; porque al desenterrar el bote, solamente se encontró en el fondo un poco de ceniza.
Ya la vieja arpía había volado con todo y la cadena.
Los ruidos siguieron, y en crescendo.
Ya se hacía insoportable aquello; noches enteras las pasábamos en vela. Una tarde, serían las seis, la sirvienta, que se había quedado en la cocina, llegó con el rostro ensangrentado. Cuando le hubo.pasado el susto, expresó con palabras entrecortadas por la emoción, que manos misteriosas la habían asido de las posaderas lanzándola contra el cocinero, con tal violencia, que de rebote fué a dar de cara a un lavandero, donde se produjo las heridas que le manaban abundante sangre.
Un mes más -después de lo ocurrido en la cocina- soportamos aquel infierno de casa; hasta que por } fin, habiendo encontrado otra, mi padré nos llevó la buena nueva de que íbamos a desocupar aquella guarida de espíritus burlones.
Las primeras horas de la última noche las pasamos alegres al pensar que ya no íbamos a seguir viviendo allí. Pero como si el espíritu que moraba en. la casona se hubiese enterado de nuestra huida, quiso jugarnos la última broma. Acostados ya -serían las once y media de la noche-, se oyeron los pasos que bajaban la escala, pero no llegaron hasta allí -como de costumbre- sino que siguieron caminando sobre el piso sin ladrillos, y luego subieron al tambo del corredor de la esquina que habitábamos.
Nunca los pasos se habían atrevido a llegar hasta ese lugar. Luego se sintieron fuertes y violentos empujones en las puertas, que hicieron saltar los aldabones de seguridad y las puertas quedaron abiertas de par en par.
Los pasos del misterioso e invisible habitante siguieron por los otros cuartos, en tanto que el grito de ¡Santo Dios! y ¡Santo Fuerte! salía angustiado de los labios de las mujeres. Los chicos llorábamos de miedo, metidos entre los colchones de los catres. Los pasos, finalmente volvieron a subir la escala de la casona, y ya no se volvió a oír nada.
Al día siguiente abandonamos la casona, el tesoro y las costosas excavaciones, ricos sí de experiencia y curados para siempre de la fiebre del oro, mortal más que la malaria, porque mata el cuerpo y el alma de los hombres.
Tenía yo apenas catorce años cuando tomamos posesión de la misteriosa casa, cuyas manifestaciones del Más Allá aún persisten en mi pensamiento como una amarga pesadilla que haya experimentado en mi vida de adolescente. La casa amenazaba ruina; mi padre, con el poco dinero que le sobró de la compra procedió a cambiar el viejo piso de ladrillo de barro por uno de cemento.
Pero la casa tétrica, que me inspiraba temor, estaba ubicada al oeste de la esquina, que era la que ocupábamos nosotros. La casona era de dos pisos y tenía cuatro balcones que, deteriorados por el comején, amenazaban desplomarse; la mayor parte del tiempo permanecían deshabitados.
En los cuartos de arriba nadie habitaba tampoco, sólo una legión de murciélagos chillones y un mundo de bichos raros. Recuerdo que una vez, jugando base-ball, se introdujo la pelota por la abertura de una tabla del forro de uno de los cuartos que daban a la calle; al abrirlo nosotros para auscar el juguete, nos llevamos la impresión más horrible.
Millares de murciélagos poblaban las eternas ridades de esos cuartos misteriosos; se oían sobre las tablas el loco aleteo de los papalotes, el zumbido de los mosquitos, la fuga de las ratas y, sobre' el piso sin ladrillos, el ruido apenas perceptible de los reptiles al arrastrarse.
Los cuartos eran tan helados y húmedos que nuestras epidermis se sentían resentidas, y un fuerte y repugnante olor a orín se respiraba por todas partes. No quisimos dar un paso más; apenas nos atrevimos a llegar hasta donde la claridad de la puerta llegaba, retando a las sombras y los misterios. Salimos del cuarto medrosamente entrevisto, abandonando todo intento de rescatar nuestra pelota.
Dos meses llevábamos de vivir allí, cuando se empezaron a observar cosas extrañas, fuera de lo normal. Primeramente fué la cocinera de la casa la víctima de tales fenómenos. Los trastos de cocina o cualquier otro utensilio que ella dejara en lugar acostumbrado, los encontraba esparcidos en toda la cocina, con evidente desorden.
A plena luz del día se oían pedradas en el piso alto de la casona, en los cuartos de la planta baja y en la cocina; a veces estas piedras caían sobre nosotros, pero sin causarnos daño.
Por las noches, ion mucha frecuencia, las lámparas se apagaban tan de súbito, que parecía como si una ráfaga de viento les entrara por los tubos.
Pero donde más se sucedían los tales aparatos era en la casona vieja de dos pisos. Allí, después de las seis de la tarde, parecía que tuvieran reunión las almas de ultratumba. A medida que la no.he iba enlutando las cosas, aumentaban los ruidos misteriosos.
Pasos fuertes y marcados como los de un apuesto militar, seguidos del tintineo de unas espuelas y el ruido metálico de un sable al arrastrarse. Se oía .ambién el ruido metálico y la voz clara de una persona que cuenta dinero, el crepitar de un fósforo al entenderse y el murmullo apagado como de un grupo de personas reunidas en conciliábulo.
Todo eso le dió que pensar a mi padre que en la tal casa podía haber dinero enterrado y que por tal motivo se sucedían esos aparatos.
Las gentes de la calle y principalmente los vecinos aseguraban que quien espantaba allí era el ánima en pena de un señor Montealegre, dueño anterior de la casa y persona de quien las gentes timoratas afirmaban que tuvo pacto con el diablo. Picado por la curiosidad, mi padre decidió evocar el espíritu que molestaba en la casona.
Llegó, efectivamente el espiritista. Guillermo Reyes -así se llamaba- era originario de El Viejo, y debido a que tenía anquilosada una mano, a consecuencia de un balazo recibido en una expedición punitiva de que formó parte cuando el Presidente General José Santos Zelaya quiso ayudar al derrocamiento de un gobierno de Colombia, lo apodaban "Mano de Cabra". Pero era una magnífica persona y de una cultura elevada.
Don Guillermo observó que uno de mis hermanos menores podía servir de médium, y se dispuso a hacer la prueba, con tan buen resultado, que mi hermano, al primer contactó del flúido magnético, se durmió.
¡Viva!, dijo entonces el maestro de ciencias ocultas, lleno de júbilo. Mi hermano se había transformado desde ese momento en un vehículo para comunicarse con el más allá de los sueños y la vida.
Recuerdo que cuando se iba a dar principio a las sesiones espiritistas, todos, por orden de don Guillermo, uníamos nuestras manos para que el flúido fuera más fuerte y así facilitarle mejor el trabajo.
Pero resultó que el espíritu que encontró mi hermano -ya en trance- no era el del señor Montealegre, como al principio suponíamos, sino que el de un español natural de Asturias, quien dijo llamarse Abraham Asturiano y ser el autor de todos los aparatos que se sucedían en la casona.
Manifestó también que era el dueño de un cuantioso tesoro que estaba enterrado en el patio de la casa y custodiado por cuatro esclavos indígenas. También se procedió -por orden de mi padre- a las excavaciones en los puntos que el espíritu había indicado.
Cierta noche, estando mi hermano en trance, oímos claramente en el tambo del segundo piso de la casona, como que dos personas se paseaban de punta a punta del corredor; se oía el tintineo de las espuelas y el ruido metálico del sable al arrastrarse.
Mi hermano en ese momento abrió la boca y comenzó a hablar palabras inconexas, pero poco a poco se le fué aclarando la voz, hasta que le oímos decir que las personas que se paseaban en el corredor eran el español y él y en prueba de ello -añadió mi hermano-, el gallo que está durmiendo al pie de la escalinata va a cacarear, porque don Abraham le va a pellizcar las patas.
El médium volvió a su estado consciente a los pocos minutos. Sería a eso de las doce de la noche ya todos estábamos acostados, cuando el gallo, alborotado salió volando sobre los tejados vecinos, como si alguien, de pronto, lo hubiese asustado; luego se oyeron unos pasos que subían la escala. y todo volvió a quedar en silencio.
Había transcurrido ya medio año de trabajos infructuosos. Diecisiete perforaciones se habían hecho sin ningún resultado ventajoso para los buscadores del tesoro de marras. Al contrario, la casa, convertida en una nueva morada subterránea, quedó amenazada de desplomarse al menor sismo de los tan frecuentes que ocurren en esta ciudad. Don Guillermo, cansado ya, y mi hermano, debilitado por las diarias sesiones, habíanoptado por descansar algún tiempo, mientras recuperaban las fuerzas.
Para reemplazar a un trabajador que se había enfermado, mi padre contrató a un viejo corinteño, veterano retirado de las cuadrillas de trabajadores del Muelle, conocido con el apodo de Cartucho.
Era el tal Cartucho más bolo que el mismo guaro y vivía perennemente en un estado de semiconsciencia; -pero con todo y su falla alcohólica, desempeñaba bien su trabajo. Era de esos muelleros fuertes, cuya recia musculatura se la había sacado los güinches de los buques.
Pero Cartucho no trabajaba en la noche, dormía propiamente en los cuartos de la casona y se acostaba cuando moría la última campanada del toque de la oración. ¿Y por qué en la quietud de la noche se oía casi siempre el golpe bofo de la barra en la profundidad del hoyo?
Muchas veces se levantaron, los excavadores a indagar y encontraron siempre a Cartucho sobre una tabla durmiendo la mona.
Atribuyeron que los golpes de la barra que se oían eran producidos por el mismo espíritu en un deseo de ayudarles a descubrir el tesoro y poder salir de la pena que lo obligaba a rondar en torno del oculto tesoro que lo ataba a la tierra y del cual quería desasirse, por lo que tales aparatos se producían en la casona de los sustos.
Así siguieron las cosas por un tiempo; don Guillermo todavía no había regresado de su viaje de descanso, cuando, informado por una vecina, acertó a llegar a la casa una vieja gitana, de esas que viven del truco, la vagancia y la charlatanería a costillas de los incautos.
Manifestó con aplomo saber el paradero del codiciado y quimérico tesoro, pero que debido al mucho tiempo que tenía de estar enterrado se había empactado con el diablo, y que para desempactarlo era menester enterrar una cadena de oro -protegida dentro de un tarro- en el lugar mismo donde ella sabía que se encontraba -"por gracia de Santa Teresa y de Santa María"- la botija que contenía el tesoro.
Sin titubeo alguno le fué entregada la prenda, que consistía en una hermosa y antigua cadena de oro amarillo de varias vueltas, con un pescado, "dije" también del mismo metal. La gitana dijo que la cadena debía desenterrarse a los tres días y que se convertiría en carbón. Y en realidad así fué; porque al desenterrar el bote, solamente se encontró en el fondo un poco de ceniza.
Ya la vieja arpía había volado con todo y la cadena.
Los ruidos siguieron, y en crescendo.
Ya se hacía insoportable aquello; noches enteras las pasábamos en vela. Una tarde, serían las seis, la sirvienta, que se había quedado en la cocina, llegó con el rostro ensangrentado. Cuando le hubo.pasado el susto, expresó con palabras entrecortadas por la emoción, que manos misteriosas la habían asido de las posaderas lanzándola contra el cocinero, con tal violencia, que de rebote fué a dar de cara a un lavandero, donde se produjo las heridas que le manaban abundante sangre.
Un mes más -después de lo ocurrido en la cocina- soportamos aquel infierno de casa; hasta que por } fin, habiendo encontrado otra, mi padré nos llevó la buena nueva de que íbamos a desocupar aquella guarida de espíritus burlones.
Las primeras horas de la última noche las pasamos alegres al pensar que ya no íbamos a seguir viviendo allí. Pero como si el espíritu que moraba en. la casona se hubiese enterado de nuestra huida, quiso jugarnos la última broma. Acostados ya -serían las once y media de la noche-, se oyeron los pasos que bajaban la escala, pero no llegaron hasta allí -como de costumbre- sino que siguieron caminando sobre el piso sin ladrillos, y luego subieron al tambo del corredor de la esquina que habitábamos.
Nunca los pasos se habían atrevido a llegar hasta ese lugar. Luego se sintieron fuertes y violentos empujones en las puertas, que hicieron saltar los aldabones de seguridad y las puertas quedaron abiertas de par en par.
Los pasos del misterioso e invisible habitante siguieron por los otros cuartos, en tanto que el grito de ¡Santo Dios! y ¡Santo Fuerte! salía angustiado de los labios de las mujeres. Los chicos llorábamos de miedo, metidos entre los colchones de los catres. Los pasos, finalmente volvieron a subir la escala de la casona, y ya no se volvió a oír nada.
Al día siguiente abandonamos la casona, el tesoro y las costosas excavaciones, ricos sí de experiencia y curados para siempre de la fiebre del oro, mortal más que la malaria, porque mata el cuerpo y el alma de los hombres.
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Frase Célebre : Mi tesoro? Mi familia. Porque la vida es tan corta que tenemos que disfrutarla al maximo y sonreirle,vamonos a escarbar.
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Una pequeña historia.
Jue 29 Ene 2009, 3:51 pm
A la salida del pueblo de Uzeta, en el municipio de Ahuacatlán, hay un camino que le llaman "La Tecolotera". Pasando ése está otro que le llaman "El Encajonado".
Este es un camino angosto entre "paderones", que allá al terminar tiene un árbol grandote y muy viejo. Según dicen, en ese árbol colgaron muchos indios en los tiempos de la revolución. Dicen también que al pie de ese mismo árbol, por las noches se ve una llama grande; que ahí hay dinero enterrado; pero muchas personas han llevado aparatos detectores y nunca han hallado nada.
Una vez un señor ya entrado en años, que era maestro, fue a escarbar al pie del árbol y cuentan que él sí encontró una caja llena de monedas de oro. Huyó para que no se la quitara el gobierno pero no pudo disfrutar aquel dinero. Como no tuvo cuidado al abrir la caja, respiró los gases que tenían encerrados y se enfermó. Se fue quedando flaquito, flaquito, y al tiempo se murió.
Este es un camino angosto entre "paderones", que allá al terminar tiene un árbol grandote y muy viejo. Según dicen, en ese árbol colgaron muchos indios en los tiempos de la revolución. Dicen también que al pie de ese mismo árbol, por las noches se ve una llama grande; que ahí hay dinero enterrado; pero muchas personas han llevado aparatos detectores y nunca han hallado nada.
Una vez un señor ya entrado en años, que era maestro, fue a escarbar al pie del árbol y cuentan que él sí encontró una caja llena de monedas de oro. Huyó para que no se la quitara el gobierno pero no pudo disfrutar aquel dinero. Como no tuvo cuidado al abrir la caja, respiró los gases que tenían encerrados y se enfermó. Se fue quedando flaquito, flaquito, y al tiempo se murió.
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Re: Sucedio en tamaulipas
Jue 29 Ene 2009, 3:59 pm
Entierros les hemos llamado a los tesoros escondidos, al dinero enterrado por las personas que mucho tuvieron en monedas de oro y plata. Tanto había que por no haber en que invertirlo, ni bancos donde guardarlo, lo enterraban, más que nada, porque bien sabemos que no había ninguna seguridad con las refriegas que tuvimos con eso de las revoluciones.
En muchos lugares de las casas que tenían su buen corral, había donde guardarlo. Muchos fueron los entierros que hubo y que con el tiempo fueron descubiertos, más por casualidad que por buscarlos. Desde cuando estábamos bien chamacos, oíamos a la gente mayor que en tal o cual lugar había un tesoro, su servidor tuvo muchos asomos de que en el terreno en que nació había dinero enterrado. Era un terreno dividido en tres lotes de trescientos metros cuadrados cada uno, los separaba solo por una hilera de órganos y nopales a lo largo del terreno y una cerca de piedra en el fondo del corral que servía como división de un potrero propiedad de Don Ramón de Loza en el que tenía algunas vacas y sembraba en el tiempo de aguas maíz y frijol. Para qué querían división más fuerte si todo era seguro y aparte, éramos como quien dice una sola familia, mi abuela mi tía y mi familia.
Como ya hemos platicado de aquellos tiempos traviesos de muchos sustos y azoros por causa de la cristiada, a esos corrales llegaban lo mismo los cristeros que federales que iban de paso, pues este lugar está situado al poniente en la orilla de la población, pues por la calle Manuel Doblado a partir de la calle Nochistongo hoy 20 de Noviembre había un callejón que continuaba a la altura de la calle Matamoros con un camino por donde se llegaba a Tepa. Así pues cuando unos y otros salían en corretiza que el enemigo les daba, ándale que rápido que enterraban alguna olla, cántaro o botes repletos de monedas. También hemos dicho que tuvimos que irnos a otros lugares y pasado un año o dos volvimos y entonces se decía que en tal o cual rincón se aparece un ánima, o que se ve que se levanta una llama azulosa, o que se oyen ruidos, voces y sabrá que tantas cosas.
Sobre estos asuntos de azoros eran tantas las versiones que la gente sacaba, que nunca faltaba alguna persona que se quisiera hacer rico y para pronto algunos se ponían a buscar el tesoro. En ese terreno que les platico, habían dejado algunos entierros y resultaron algunos buscadores que con aquellas rústicas varillas de rama de romero en forma de horquilla sobre la palma de la mano iban guiándose hacia el lugar donde se clavaban y todos soltando sus sueños de hallarlo y ser ricos. Que aquí se clavaron, dijeron en una ocasión, un grupo de vecinos jóvenes compuesto por Merced Cabrera, José Salinas, su hermano Bonifacio y Luis Jáuregui que dispuestos a sacar el dinero.
Como cosa de chiste aquellos hombres que de todo llevaban para hacer los descansos, como pulque, botella de tequila o una bula con agua, según su gusto, en el lugar indicado se pusieron a escarbar en plena tarde del mes de marzo del año de 1932. Después de algún tiempo todos sudorosos le empinaban a lo que se les antojara para con más fuerzas, entre pláticas y bromas haciéndose ilusiones, volvían a darle duro a la escarbada. De pronto; ¡Pos que aquí sonó hueco! ¡Que se hundió el pico! ¡Por aquí Mercé!, le dice José que con el talache escarbaba, Luis sacaba la tierra con la pala y se la pasaba a Bonifacio el otro de estos cuatro que a buscar se pusieron.
Después de dos o tres horas de estarle dando al talache y no haber encontrado nada, todos sudados y cansados con las manos ampolladas, dejan por la paz la escarbada junto con sus ilusiones de dejar de ser pobres. Yo testigo fui a mis ocho años de edad de esta aventura como de otras que se estaba a la mano que por muchos fueron los intentos de encontrarlo y de hacerse ricos. Dicen que al que le toca el tesoro no necesita escarbar. Testigo también fui de un hallazgo en el terreno que menciono de don Julián de Loza en pleno mediodía; andaba un señor con su yunta de bueyes arando la tierra para sembrar. Como a treinta metros del lienzo de piedra que menciono dividía el terreno se encontraba un enorme árbol de fresno que daba sombra y frescura. Mi tiempo para jugar no se agotaba y resortera en mano, no escapaba ningún lagartijo que sobre la cerca caminaban. Entre encaramado sobre la cerca y viendo como el señor ocupado en arar, iba y venía de norte a sur y al llegar la hora de comer para su yunta, bajo el árbol se
sienta el señor y de su morral saca unos tacos para calentarlos para comer. Después de hacerlo, toma de su bule una buena empinada de agua y luego prepara un cigarro de hoja, lo prende con una brasa. Con mi vista seguía cada movimiento del señor y de pronto vi que escarbaba junto a él con la coa y miraba para todos lados, sacó de la tierra una olla como de cinco litros y apresuradamente en su morral vació su contenido y dejando la yunta se fue. Este hombre fue favorecido al encontrar sin buscar un tesoro enterrado. Así fueron encontrados en muchos lugares como este que menciono. Cuántos de estos se hallaron en los caminos que con el tiempo por el deslave de la tierra por las corrientes de agua que arrastraba la tierra, quedaban al descubierto los entierros que algunos lograron esta fortuna. Y por eso decimos que así fue Tepa en el Tiempo.
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Re: Sucedio en tamaulipas
Jue 29 Ene 2009, 4:29 pm
LA LEYENDA DE CÁSTULA
En el año de 1926, en la casa situada en Corregidora No. 33, Cuautepec, sucedió uno de tantos hechos sobrenaturales, que aún no tiene explicación. Esta casa estaba habitada por la señora Gabriela Olmedo, que hacía poco había quedado viuda, con sus siete hijos aún pequeños y Cástula una joven que ayudaba al aseo de la casa. Precisamente a ella, le sucedían las cosas extrañas, pues muy frecuentemente por las noches cuando se encontraba a solas, se le aparecía un hombre que le decía que no tuviera miedo, pues él le iba a decir donde estaba escondido el dinero. Pero ella, aterrorizada, salía corriendo y algunas otras veces, se desmayaba. La dueña de la casa, no prestó atención a estos detalles, y Cástula desesperada decidió ir a trabajar a la ciudad de México, pues pensó que solamente alejándose de esa casa lograría estar tranquila. Pero sucede que en la casa a la que llegó a trabajar, le ocurría lo mismo, pero ahí el hombre que solía aparecer, le dijo que el dinero estaba bajo la tina del baño. Ella asustadísima le comentó a sus patrones y fueron ellos, quienes llenos de curiosidad, tiraron la tina y descubrieron que verdaderamente ahí se encontraba el tesoro del que Cástula les había hablado. Estas personas se hicieron ricas y cegadas por la avaricia, no compartieron con Cástula su fortuna. Desgraciadamente, ella murió al poco tiempo, como consecuencia de sus frecuentes crisis nerviosas, ocasionadas por todas las impresiones que había recibido y que no la dejaban vivir en paz.
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Re: Sucedio en tamaulipas
Jue 29 Ene 2009, 4:30 pm
Gracias juan jose;Saludos
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Re: Sucedio en tamaulipas
Jue 29 Ene 2009, 4:37 pm
La Quinta Elvira es como un recuerdo fantasmal para cualquier leonés mayor.
Los que hoy sean papás la evocarán como una finca en ruinas. Los que sean abuelos, también. Que cosas. Hace un siglo, era motivo de una de las mejores postales de León. La imagen de la entrada a la Calzada de los Héroes podía sorprender a cualquiera que arribara a León por primera vez.
Antes de pasar el polvoriento Puente de las Ovejas, a mano derecha se veía la Quinta Portillo, coronada por un altivo caserón con aires afrancesados.
Después del río de los Gómez, el recién llegado encontraba la profusa arboleda que copaba la Calzada, paseo como no los había en muchas ciudades y cuya primera finca de cara al viajero era precisamente la Quinta Elvira.
Quizá atemperaba esa primera vista el inmediato entorno de carrizales y olorosos naranjos. El Arco triunfal que remataba las concurridas avenidas laterales que confluían a la calle Madero resultaría envidiable para más de uno. Pero ya nos alejamos de la Quinta Elvira.
Construida a principios de los años noventa del siglo 19, la señalada finca, además de su hermosura, tenía un valor simbólico extra. Era la casa del General Orellana.
Don Manuel Orellana Nogueras fue jefe de la Séptima Zona Militar –que comprendía Guanajuato, Querétaro y Michoacán-, cuya comandancia estaba en León. Esta demarcación se creó en 1882 y al poco tiempo recibió el mando el General Orellana, hombre de todas las confianzas de Porfirio Díaz. Se mantuvo en el cargo hasta 1903, cuando fue relevado y enviado a la Comandancia de Zona en Puebla; al poco tiempo regresó a la ciudad, enfermo.
Murió ese mismo año.
Si bien el General era un importante jefe del Ejército y una de las voces más influyentes en la vida política local del último tramo del siglo antepasado, el respeto que generaba tenía que ver también con su brillante carrera militar y su carácter de sincero patriota, pero sobre todo, por su intervención en las horas trágicas de la inundación de 1888.
Fiel a sí mismo, Orellana Noguera dejó registro tanto de su valor personal para salvar gente que el agua ya se llevaba, como de su prontitud y eficacia para prestar auxilio como autoridad que era. Sus soldados trabajaron desde el principio para levantar las ruinas y él mismo encabezó los esfuerzos para socorrer a los miles de damnificados.
También en 1888 se casó el General Orellana con doña Elvira Torres y Soto. Por eso el nombre de la Quinta. Para su construcción no omitió gastos.
Aquella era una construcción moderna, con su porche muy a la usanza británica, toda de ladrillo expuesto y hasta con terraza en el techo. Por separado se levantaron las caballerizas y la alberca. Con suertes diferentes, ambas dependencias sobreviven. En su momento, aquello en su conjunto era un palacete para la austeridad o practicidad de la tradicional vivienda leonesa.
El General Orellana, decíamos, falleció en esta finca a principios del siglo 20. Aunque sus 5 hijos eran muy chicos en ese tiempo, la economía familiar se mantuvo a flote porque, previsor, el militar tenía también una productiva propiedad agrícola en Silao -la hacienda del Bosque-, misma que a la fecha se cultiva y sigue siendo propiedad de los Orellana.
Lo malo fue la Revolución y la sequía; el otrora próspero campo guanajuatense se vino abajo en esos años y de ello acusó recibo la familia y por supuesto, la Quinta Elvira. Mermadas las finanzas, el esplendor que tuvo nunca volvió.
Una tercera generación de los Orellana vivió todavía en la Quinta Elvira. Sólo que esta resultaba ya demasiado grande; mejor se mudaron y la rentaron. Hasta principios de los años sesenta funcionó como delegación de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. La construcción ya no estaba en buenas condiciones. Autoridades municipales y la familia propietaria acordaron demolerla.
La Quinta no desapareció de golpe. Las tétricas ruinas fueron dejando espacio a nuevos vecinos: una imprenta, restaurantes y distintos giros comerciales. Sólo que de aquellos vestigios surgieron muchas leyendas populares. Que si hay armas enterradas desde antes que existiera la propia finca, que si cuando los cristeros aquí hubo ajusticiados, que si el dinero enterrado, que si los túneles secretos…
Manuel Orellana, actual propietario de una parte del terreno de la desaparecida Quinta Elvira, se rió al preguntarle por el tema. Dijo que por supuesto que había oído todas esas leyendas y que él mismo de niño vino a esta casa -ya en ruinas- con sus pequeños amigos para tratar de hallar pistas de tanto misterio.
Y sí, un día encontraron que en el sótano había la entrada a un extraño túnel pero estaba cerrada con reja y grueso candado. Sólo que aquello, además de estar plagado de alacranes y arañas, amenazaba siempre con venirse abajo, recordó el bisnieto del General Orellana. “Nunca más supe nada”, apuntó Manuel.
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Re: Sucedio en tamaulipas
Jue 29 Ene 2009, 4:49 pm
Los Pintados de San Martín
A pesar de que el 17 de mayo pasado don Pascual González González cumplió 92 años sus pasos aunque lentos siguen firmes, se mantiene fuerte ante el vendaval del tiempo. Así son de resistentes nuestros viejos de hoy.
Don Pascual es del año del hambre. Nació en 1916, fue hijo de don Pablo González Sandoval y de doña Cristina González Tamara, y fueron siete hermanos pero a don Pascual le viven igual número de hijos. Doña María del Refugio Cortés, su compañera matrimonial se le adelantó hace poco tiempo. El ha vivido toda su vida en el rancho Los Pintados. La casa que habita fue construida por don Florencio Cortés, el abuelo de su esposa, y fue ahi por el año 1850. La casa de al lado está construida sobre un asentamiento indígena, luego se utilizó como escondite de cristeros, y fue edificada por don Darío Cortés, por esas mismas fechas.
Dicen las versiones de los mayores de este lugar, que en un principio Los Pintados era un asentamiento indígena que después se convirtió en refugio de bandidos y cristeros. Desde su infancia don Pascual recuerda -como si fuera ayer- cuando los bandidos de la comarca después de robar en otros ranchos y a comerciantes, se venían a esconder por acá, relata el hombre que se observa curtido por lo años, pero lúcido en sus recuerdos y anécdotas acumuladas en casi un siglo de vida.
La comunidad de Los Pintados y su gente guardan una historia milenaria. Desde la época prehispánica, se dice que la zona la habitaron indios indómitos que utilizaban la flecha y el hacha de piedra y que dominaron ciertas artes manuales.
En los alrededores se aprecian metates de piedra donde molían las indias, y las pinturas rupestres que se admiran en los peñascos del arroyo, son testimonio fiel de que Los Pintados guarda historia para rato que alguien debe describir.
Mas tarde, los asentamientos mestizos también dejaron una herencia muy significativa con fachadas e interiores de fincas de cantera, que parecen provenir de un fundo minero.
Hoy dia, la grandeza de lo que fueron grnades casonas está convertida en ruinas y recuerdos para los pocos que quedan. La mayoría de los pobladores de Los Pintados de ayer, o están en el viejo panteón del lugar, en la cabecera municipal o en Estados Unidos.
No obstante que la leyenda cuenta que en Los Pintados, hay tesoros ocultos en cuevas de los bandidos y en las casas en ruinas de los propios lugareños, se desconoce que alguien haya encontrado objetos robados o dinero enterrado. Su ubicación sigue siendo un enigma.
De la cristiada, don Pascual menciona pasajes como la ocasión en que pasaron por el rancho, el líder cristero Pedro Sandoval (nativo de Florencia, Zac) y sus guerrileros. También recuerda cuando los militares o los mismos rebeldes se robaban las vacas y de cuando algunos jefes cristeros se encuartelaron en una de las casas del rancho. Otra vez, los federales, creo que los guzmanes de Chimaltitán -expone-entraron por el rancho de la Joya para esperar a Pedro Sandoval y emboscarlo, pero se les peló y no le pudieron hacer nada.
Don Pascual no fue a ninguna guerra pero le tocó vivirlas de cerca casi a todas; el rescoldo de la Revolución Mexicana, el bandolerismo del 23 y la primera y segunda revuelta cristera fueron tiempos difíciles, comenta en entrevista con voz pausada.
Recuerda a conocidos suyos que en 1927 se enlistaron en la lucha cristera, eran de San Martín y de Florencia: un tal Antonio Sandoval y Abraham Cortés, asi como Fermán Quirarte y un Guadalupe de quien no recuerda el apellido, también Juan Luis Tovar, pero del rancho no había muchos cristeros “más que Guadalupe Sandoval y Salvador Cortés que murieron después”.
A don Pedro Sandoval, el guerrilero cristero de Florencia, lo conoció bien, “tenía un dedo mocho”. De cuando lo mataron “allá arriba en Huitzila” por no dejar a una mujer que traía enancas de su remuda y se la habían herido. Se decía que cuando lo operaron después de muerto le encontraron vellos en el corazón. Creo que su cuerpo fue velado en el Teul.
A pesar de que el 17 de mayo pasado don Pascual González González cumplió 92 años sus pasos aunque lentos siguen firmes, se mantiene fuerte ante el vendaval del tiempo. Así son de resistentes nuestros viejos de hoy.
Don Pascual es del año del hambre. Nació en 1916, fue hijo de don Pablo González Sandoval y de doña Cristina González Tamara, y fueron siete hermanos pero a don Pascual le viven igual número de hijos. Doña María del Refugio Cortés, su compañera matrimonial se le adelantó hace poco tiempo. El ha vivido toda su vida en el rancho Los Pintados. La casa que habita fue construida por don Florencio Cortés, el abuelo de su esposa, y fue ahi por el año 1850. La casa de al lado está construida sobre un asentamiento indígena, luego se utilizó como escondite de cristeros, y fue edificada por don Darío Cortés, por esas mismas fechas.
Dicen las versiones de los mayores de este lugar, que en un principio Los Pintados era un asentamiento indígena que después se convirtió en refugio de bandidos y cristeros. Desde su infancia don Pascual recuerda -como si fuera ayer- cuando los bandidos de la comarca después de robar en otros ranchos y a comerciantes, se venían a esconder por acá, relata el hombre que se observa curtido por lo años, pero lúcido en sus recuerdos y anécdotas acumuladas en casi un siglo de vida.
La comunidad de Los Pintados y su gente guardan una historia milenaria. Desde la época prehispánica, se dice que la zona la habitaron indios indómitos que utilizaban la flecha y el hacha de piedra y que dominaron ciertas artes manuales.
En los alrededores se aprecian metates de piedra donde molían las indias, y las pinturas rupestres que se admiran en los peñascos del arroyo, son testimonio fiel de que Los Pintados guarda historia para rato que alguien debe describir.
Mas tarde, los asentamientos mestizos también dejaron una herencia muy significativa con fachadas e interiores de fincas de cantera, que parecen provenir de un fundo minero.
Hoy dia, la grandeza de lo que fueron grnades casonas está convertida en ruinas y recuerdos para los pocos que quedan. La mayoría de los pobladores de Los Pintados de ayer, o están en el viejo panteón del lugar, en la cabecera municipal o en Estados Unidos.
No obstante que la leyenda cuenta que en Los Pintados, hay tesoros ocultos en cuevas de los bandidos y en las casas en ruinas de los propios lugareños, se desconoce que alguien haya encontrado objetos robados o dinero enterrado. Su ubicación sigue siendo un enigma.
De la cristiada, don Pascual menciona pasajes como la ocasión en que pasaron por el rancho, el líder cristero Pedro Sandoval (nativo de Florencia, Zac) y sus guerrileros. También recuerda cuando los militares o los mismos rebeldes se robaban las vacas y de cuando algunos jefes cristeros se encuartelaron en una de las casas del rancho. Otra vez, los federales, creo que los guzmanes de Chimaltitán -expone-entraron por el rancho de la Joya para esperar a Pedro Sandoval y emboscarlo, pero se les peló y no le pudieron hacer nada.
Don Pascual no fue a ninguna guerra pero le tocó vivirlas de cerca casi a todas; el rescoldo de la Revolución Mexicana, el bandolerismo del 23 y la primera y segunda revuelta cristera fueron tiempos difíciles, comenta en entrevista con voz pausada.
Recuerda a conocidos suyos que en 1927 se enlistaron en la lucha cristera, eran de San Martín y de Florencia: un tal Antonio Sandoval y Abraham Cortés, asi como Fermán Quirarte y un Guadalupe de quien no recuerda el apellido, también Juan Luis Tovar, pero del rancho no había muchos cristeros “más que Guadalupe Sandoval y Salvador Cortés que murieron después”.
A don Pedro Sandoval, el guerrilero cristero de Florencia, lo conoció bien, “tenía un dedo mocho”. De cuando lo mataron “allá arriba en Huitzila” por no dejar a una mujer que traía enancas de su remuda y se la habían herido. Se decía que cuando lo operaron después de muerto le encontraron vellos en el corazón. Creo que su cuerpo fue velado en el Teul.
- xxxxxxxxxxxxxExperto del Foro
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Re: Sucedio en tamaulipas
Miér 01 Abr 2009, 4:23 pm
Hola amigos del foro aqui en san miguel de allende y sus alrededores por ser cuna de la independencia nacional hay mucho oro en sus alrededores aqui puedes platicar con cualquier persona ranger y cual mas te puede decir donde an visto arder dinero o donde an oido sonar el dinero, o que el muerto les a dicho donde se encuentra el dinero yo tengo familiares que por lo menos saben de 5 lugares donde puede aber yo cuento con un detector geminis 3 pero nunca lo he usado lo he prestado para algunas busquedas pero creo que no lo an sabido usar bien yo no tengo experiencia en excavaciones pero podemos ponernos en contacto con personas del foro y un fin de semana dedicarle un poco de tiempo a estos lugares con ayuda de equipo mas eficas del que yo tengo que les parece.
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Re: Sucedio en tamaulipas
Miér 01 Abr 2009, 6:21 pm
benigno aguilar espinosa escribió:Hola amigos del foro aqui en san miguel de allende y sus alrededores por ser cuna de la independencia nacional hay mucho oro en sus alrededores aqui puedes platicar con cualquier persona ranger y cual mas te puede decir donde an visto arder dinero o donde an oido sonar el dinero, o que el muerto les a dicho donde se encuentra el dinero yo tengo familiares que por lo menos saben de 5 lugares donde puede aber yo cuento con un detector geminis 3 pero nunca lo he usado lo he prestado para algunas busquedas pero creo que no lo an sabido usar bien yo no tengo experiencia en excavaciones pero podemos ponernos en contacto con personas del foro y un fin de semana dedicarle un poco de tiempo a estos lugares con ayuda de equipo mas eficas del que yo tengo que les parece.
benigno..
como te va. bienvenido al foro. yo tambien tengo poco tiempo. soy de tamaulipas-
lo que comentas es verdad en la shistorias de aparecidos y tesoros enterrados en san miguel de allende silao y otros pueblos cercanos. hay mucho oro enterrado.
mi fasmilia esta en san miguel de allende. vivien en el atascadero. mi tio capitan y de niño recuerdo que mi tio tenia un criadero grande de marranos en un terreno donde tiene caballerizas y los propios marranos sacaron cantidad de monedas de plata yo las vi..entre el agua el alimento el chiquero se revolcaban y vimos las monedas llenas de lodo...nunca metimos detector ni varillas ni pendulo nada. pero recuerdo muy bien el lugar. cerca del hotel de cantinflas..
saludos.
ing de minas
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Re: Sucedio en tamaulipas
Miér 14 Oct 2009, 8:39 pm
PUES ESTUVE LEYENDO ESTAS HISTORIAS Y LA MAYORIA SON NEGATIVAS, PESISMISTAS TRAGICAS Y CHISTOSAS CON LOS FANTASMAS TAN BROMISTAS Y LAS GITANAS TAN MENTIROSAS EN CONCLUSION MUY MUY INTERESANTE,,,,,,
LO MAS CURIOSO Y ENFATICO ES LAS PERSONAS QUE SIN BUSCAR ENCONTRARON DINERO,,,,,
UN SALUDOS AFECTUOSO AL SR JOSE ELIZALDE EXCELENTE HISTORIADOR,,,,,
Y DE TOTALMENTE DE ACUERDO CON EL LA FAMILIA ES UN TESORO INCOMPARABLE,,,,,
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Re: Sucedio en tamaulipas
Miér 14 Oct 2009, 9:45 pm
Hola Jose Elizalde:
Muy buenas las historias, no soy moderador, sino te daba tres puntos. Suerte.
Saludos.
Muy buenas las historias, no soy moderador, sino te daba tres puntos. Suerte.
Saludos.
- yadiColaborador frecuente
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Re: Sucedio en tamaulipas
Lun 25 Jul 2011, 10:19 pm
mi casa es muy vieja es de ladrillo paredes anchas con chimenea, qui se sienten presencias que incluso visitas sin decirles ni platicar nada dicen me tocaron a vi pasar alguien, incluso yo vi un viejito que me dijo aqui esta es tuyo sacalo batallas porque quieres e cabado pero tiene un olor muy fuerte acido arde la nariz, pero no tengo la certesa de que haya algo porque no tengo ningun detector, ni pendulo. para estar segura que en realidad hay algo. lo que esta encima de donde estoy cabando es una tuberia de barro
vieja, en contre unos huesos como una costilla pero eran pequeños pedasos y los tire
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- MALDONADO
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Fecha de inscripción : 09/11/2015
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Re: Sucedio en tamaulipas
Lun 09 Nov 2015, 11:54 pm
Buenas noches, soy de Cd. Victoria, Tamaulipas, y les voy a compartir una historia que estoy a punto de Terminar, resulta que soy amigo y socio de una persona de campo de 76 años de edad, muy trabajador y buen consejero, que como todos, el pasar de los años en el no han sido en vano, pues dicha persona es dueño de varias hectareas en las cercanias de Cd. Victoria, tamaulipas, y resulta que el desde niño ha estado trabajando en esas tierras, me ha compartido que recuerda muy bien todo lo que se encuentra en su terreno, que actualmente esta muy enmontado, que anteriormente hace poco mas de 70 años, dicho terreno pertenecia a una hacienda de franceces, al menos eso es lo que el sabe.
Pues resulta que en el ir y venir a sus tierras a trabajarlas, un conocido de el, que es velador de un inmueble a la entrada del camino vecinal por el que mi socio transita diariamente, le conto que hacia dias que lo habia buscado uno de sus hijos, que es aviador, fue a preguntarle y contarle que en una ocacion que andaba fumigando contra el sancudo por la zona, un resplandor le llamo la atencion, por lo que dio la vuelta a la avioneta, y resulto ser una lumbre grande y redonda que se encontraba en un terreno cercano ahi, ya con las señas, mi socio recordo que en esa zona habia un GALENO, que le llaman asi a los hornos de piedra que se construian para crear CAL, y con dichas señas, como el de muchos años ha estado en ese terreno, sabia donde encontrarlo, por lo que se dio a la tarea de limpiar una brecha para llegar a el, y dicho y hecho, y aque limpio le conto al suscrito, quien por la incertidumbre y debido a que me gusta andar en el monte, procedi inmediatamente a ir con el a ver dicho lugar, al llegar pude observar que no habia ningun rastro de lumbre o algo quemado, dicho GALENO, se encuentra en la terminacion de una pequeña loma, al verlo en medio del monte, y ver la construccion de piedras viejas, es imposible admirar tal construccion, bueno, hasta aqui es la historia facil, puesto que al acercarnos a dicho galeno que tiene la forma de un horno de pan, pero de piedra y un poco mas grande, nos dimos cuenta que justamente en la pequeña entrada o puerta, se encontraba un enjambre de abejas, mismas que no nos dieron mucha oportunidad de acercarnos, tan es asi que nos corretearon casi unos 600 metros del lugar, y haciendo caso a los consejos de mi socio, que me dijo que no debiamos permitir que nos picara ninguna por que estando en el monte y al no traer con que protegernos, que inmediatamente se te vienen muchas encima, por lo que pies para que los quieres.
Tiempo despues y aun con la incognita de dicho lugar, fui nuevamente con unos amigos, eran 3 y su servidor, a los que igualmente las abejas nos ahuyentaron inmediatamente.
Cansado de la situacion, me di a la tarea de invitar a un amigo que es apicultor, para que estudiara la forma de sacar esas abejas de ese lugar, por lo que fuimos solamente el y yo, al llegar al lugar su servidor tome la precaucion de llevar una cuchilla, y mi amigo como era de imaginarse, se acerco hasta casi medio metro de la entrada a dichao GALENO, por lo que comenzaron a salir las abejas, y yo alejado le decia, salte de ahi, por que habia un poco de monte, y como estabamos en una zona muy enmontada, mi amigo me dice, aqui esta la colmena, y en eso pego un brinco muy alto y en el movimiento cayo al suelo, a lo que inmediatamente me imagine que habia una vivora o algo por el estilo, le pregunte de inmediato si lo habia mordido, y me dijo que no, y me dijo corta un varejon, lo que hice inmediatamente, pero no podia ver diicha vivora por las hojas que se encontraban en el suelo, al acercar el varejon, el animal se enredo inmediatamente queriendolo morder, y mi amigo comenzo a golpearla, pero como estaba en la mera entrada de las abejas le pedi que se saliera para ayudarlo, sin contar que le temia yo mas a las abejas que a la vivora, al sacarla y despues como de media hora, logramos matar dicho animal, lo anterior fue asi, debido a que ya lo habiamos toreado, y si lo dejabamos asi, iba a atacar al primero que se le atravesara, bueno despues del susto, dicha vivora media poco mas de dos metros, y tenia un diametro en medio del cuerpo de casi 10 centimetros, afortunadamente no era cascabel, mas bien parecia boa o anabaca, pero muy desarrollada, por tal motivo no pudimos acercarnos a dicho lugar.
Hace aproximadamente tres semanas, y en acuerdo con mi socio, fuimos a prenderles lumbre a dichas abejas, mismas que actualmente ya casi se terminaron, ya que en dicha quemada, muchas murieron, y las que quedaron vivas se pegaron en bola a una pequeña nacagua que se encuentra en dicho lugar, manifestandome mi socio que dichas pocas abejas se estan matando entre ellas, al parecer me dice que si se murui su Reyna, ellas mismas se matan, cosa que desconocia hasta hoy, que me lo dijo por telefono, este fin de semana que entra, tenemos pensado destapar dicho lugar, mas bien remover la construccion de piedras que hay, por lo que acompañado de mi Garret Ace 250 que acabo de adquirir, pienso de una vez por todas quitarme la duda de lo que habra en dicho lugar, y si es que hay algo, siendo esta mi historia que en este fin le dare termino, si tienen algun comentario o consejo se los agradeceria, saludos desde Tamaulipas.
Pues resulta que en el ir y venir a sus tierras a trabajarlas, un conocido de el, que es velador de un inmueble a la entrada del camino vecinal por el que mi socio transita diariamente, le conto que hacia dias que lo habia buscado uno de sus hijos, que es aviador, fue a preguntarle y contarle que en una ocacion que andaba fumigando contra el sancudo por la zona, un resplandor le llamo la atencion, por lo que dio la vuelta a la avioneta, y resulto ser una lumbre grande y redonda que se encontraba en un terreno cercano ahi, ya con las señas, mi socio recordo que en esa zona habia un GALENO, que le llaman asi a los hornos de piedra que se construian para crear CAL, y con dichas señas, como el de muchos años ha estado en ese terreno, sabia donde encontrarlo, por lo que se dio a la tarea de limpiar una brecha para llegar a el, y dicho y hecho, y aque limpio le conto al suscrito, quien por la incertidumbre y debido a que me gusta andar en el monte, procedi inmediatamente a ir con el a ver dicho lugar, al llegar pude observar que no habia ningun rastro de lumbre o algo quemado, dicho GALENO, se encuentra en la terminacion de una pequeña loma, al verlo en medio del monte, y ver la construccion de piedras viejas, es imposible admirar tal construccion, bueno, hasta aqui es la historia facil, puesto que al acercarnos a dicho galeno que tiene la forma de un horno de pan, pero de piedra y un poco mas grande, nos dimos cuenta que justamente en la pequeña entrada o puerta, se encontraba un enjambre de abejas, mismas que no nos dieron mucha oportunidad de acercarnos, tan es asi que nos corretearon casi unos 600 metros del lugar, y haciendo caso a los consejos de mi socio, que me dijo que no debiamos permitir que nos picara ninguna por que estando en el monte y al no traer con que protegernos, que inmediatamente se te vienen muchas encima, por lo que pies para que los quieres.
Tiempo despues y aun con la incognita de dicho lugar, fui nuevamente con unos amigos, eran 3 y su servidor, a los que igualmente las abejas nos ahuyentaron inmediatamente.
Cansado de la situacion, me di a la tarea de invitar a un amigo que es apicultor, para que estudiara la forma de sacar esas abejas de ese lugar, por lo que fuimos solamente el y yo, al llegar al lugar su servidor tome la precaucion de llevar una cuchilla, y mi amigo como era de imaginarse, se acerco hasta casi medio metro de la entrada a dichao GALENO, por lo que comenzaron a salir las abejas, y yo alejado le decia, salte de ahi, por que habia un poco de monte, y como estabamos en una zona muy enmontada, mi amigo me dice, aqui esta la colmena, y en eso pego un brinco muy alto y en el movimiento cayo al suelo, a lo que inmediatamente me imagine que habia una vivora o algo por el estilo, le pregunte de inmediato si lo habia mordido, y me dijo que no, y me dijo corta un varejon, lo que hice inmediatamente, pero no podia ver diicha vivora por las hojas que se encontraban en el suelo, al acercar el varejon, el animal se enredo inmediatamente queriendolo morder, y mi amigo comenzo a golpearla, pero como estaba en la mera entrada de las abejas le pedi que se saliera para ayudarlo, sin contar que le temia yo mas a las abejas que a la vivora, al sacarla y despues como de media hora, logramos matar dicho animal, lo anterior fue asi, debido a que ya lo habiamos toreado, y si lo dejabamos asi, iba a atacar al primero que se le atravesara, bueno despues del susto, dicha vivora media poco mas de dos metros, y tenia un diametro en medio del cuerpo de casi 10 centimetros, afortunadamente no era cascabel, mas bien parecia boa o anabaca, pero muy desarrollada, por tal motivo no pudimos acercarnos a dicho lugar.
Hace aproximadamente tres semanas, y en acuerdo con mi socio, fuimos a prenderles lumbre a dichas abejas, mismas que actualmente ya casi se terminaron, ya que en dicha quemada, muchas murieron, y las que quedaron vivas se pegaron en bola a una pequeña nacagua que se encuentra en dicho lugar, manifestandome mi socio que dichas pocas abejas se estan matando entre ellas, al parecer me dice que si se murui su Reyna, ellas mismas se matan, cosa que desconocia hasta hoy, que me lo dijo por telefono, este fin de semana que entra, tenemos pensado destapar dicho lugar, mas bien remover la construccion de piedras que hay, por lo que acompañado de mi Garret Ace 250 que acabo de adquirir, pienso de una vez por todas quitarme la duda de lo que habra en dicho lugar, y si es que hay algo, siendo esta mi historia que en este fin le dare termino, si tienen algun comentario o consejo se los agradeceria, saludos desde Tamaulipas.
- EL KAMALEONExperto del Foro
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Frase Célebre : SOY PIEDRA QUE NO SE ALISA!
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Re: Sucedio en tamaulipas
Miér 11 Nov 2015, 6:52 pm
Suerte con su búsqueda!
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- silrosa27@gmail.comExperto del Foro
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Re: Sucedio en tamaulipas
Jue 12 Nov 2015, 12:17 am
Gracias José Elizalde por sus fantásticas historias, punto para usted.
Maldonado, mucha suerte!!!!, espero nos comparta su experiencia.
Saludos
Maldonado, mucha suerte!!!!, espero nos comparta su experiencia.
Saludos
- baltagaIdentidad Certificada
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Re: Sucedio en tamaulipas
Jue 12 Nov 2015, 12:31 am
apenas veo esta pots muy bueno
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- robin1234Líder de opinión.
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Frase Célebre : despacio que voy de prisa
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Re: Sucedio en tamaulipas
Vie 13 Nov 2015, 11:54 pm
bueno es tiempo de contar algo, un historia, mas que eso un suceso, para aquellos atrevidos que conozcan el territorio y tengan el suficiente tiempo para emprender esta tarea...
quiero advertir que no dare todos los datos solo pistas necesarias para que tambien le inviertan un poco de investigacion.
esto es en el estado de sonora, tengo 42 años, y cuando pase a sexto de primaria me gane un libro que se llamaba "mi sonora", libro ilustrado para niños, en la portada traía un niño montado en un águila en vuelo, el águila era la que le narraba al niño las historia del valle del yaqui.
venia la historia de las ciudades de oro que inventaron los españoles, pero esta historia que llamo mi atención fue la siguiente:
narraba la historie de un cargamento de oro que venia de guaymas sonora con dirección a álamos sonora, la cual era la ciudad mas importante en aquellos tiempos y donde se registraban el oro, en esos tiempos el camino real salia de guaymas pasaba por la pitaya, cerca de benale, torim, chumanpaco, campo 30, ontagonta hasta llegar a álamos; salieron de guaymas,con mucha lluvia, para cuando llegaron a torim la lluvia era tan intensa, que desidieron pasarse al otro lado del rio y acamparon cerca de chumampaco, en una loma, para continuar al amanecer, en l adrugada escucharin un gran estruendo, sin que les dieam mucho tiepo el agua los arrollo, los pocos que se salvaron cuentan los que se slvaron que caballos, carretas y soldados fueron arrastrados y enterrados en el fango y jamas fueron encontrados.
la historia fue grabaj en mi mente cuando estaba en tercero de secuendaria conoci a don lupe vega, ahi fue también cuando conocí mi primer detector de metales, no se de que marca era, le conté la historia y un día nos fuimos, ubicamos la loma donde creo que acamparon y adelante de chumnpaco esta salsipuedes, en unos terrenos econtramos dos rifles de la epoca, y una rueda de carreta ya muy deteriorada. paso el tiempo y me fui a estudiar a otro estado y se ocupe en oas cosas. pero con el tiempo me volvio mi espinita y coece investigar ese tema.
asi su fue en efecto en los años del primer levantamiento yaqui lluvio tanto que en esos días el rió yaqui cambio su curso en ciertos lugares quedando bacum al dado izquierdo, cuando se encontraba al margen derecho.
quiero advertir que no dare todos los datos solo pistas necesarias para que tambien le inviertan un poco de investigacion.
esto es en el estado de sonora, tengo 42 años, y cuando pase a sexto de primaria me gane un libro que se llamaba "mi sonora", libro ilustrado para niños, en la portada traía un niño montado en un águila en vuelo, el águila era la que le narraba al niño las historia del valle del yaqui.
venia la historia de las ciudades de oro que inventaron los españoles, pero esta historia que llamo mi atención fue la siguiente:
narraba la historie de un cargamento de oro que venia de guaymas sonora con dirección a álamos sonora, la cual era la ciudad mas importante en aquellos tiempos y donde se registraban el oro, en esos tiempos el camino real salia de guaymas pasaba por la pitaya, cerca de benale, torim, chumanpaco, campo 30, ontagonta hasta llegar a álamos; salieron de guaymas,con mucha lluvia, para cuando llegaron a torim la lluvia era tan intensa, que desidieron pasarse al otro lado del rio y acamparon cerca de chumampaco, en una loma, para continuar al amanecer, en l adrugada escucharin un gran estruendo, sin que les dieam mucho tiepo el agua los arrollo, los pocos que se salvaron cuentan los que se slvaron que caballos, carretas y soldados fueron arrastrados y enterrados en el fango y jamas fueron encontrados.
la historia fue grabaj en mi mente cuando estaba en tercero de secuendaria conoci a don lupe vega, ahi fue también cuando conocí mi primer detector de metales, no se de que marca era, le conté la historia y un día nos fuimos, ubicamos la loma donde creo que acamparon y adelante de chumnpaco esta salsipuedes, en unos terrenos econtramos dos rifles de la epoca, y una rueda de carreta ya muy deteriorada. paso el tiempo y me fui a estudiar a otro estado y se ocupe en oas cosas. pero con el tiempo me volvio mi espinita y coece investigar ese tema.
asi su fue en efecto en los años del primer levantamiento yaqui lluvio tanto que en esos días el rió yaqui cambio su curso en ciertos lugares quedando bacum al dado izquierdo, cuando se encontraba al margen derecho.
- MALDONADO
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Edad : 38
Localización : Tamaulipas
Fecha de inscripción : 09/11/2015
Puntos : 3303
Re: Sucedio en tamaulipas
Sáb 14 Nov 2015, 12:13 am
Claro que si, gracias, el dia de mañana subire fotos del lugar, dios mediante vamos a descubrir algo del pasado de nuestro estado, saludos y suerte a todos
- joe 55Voz de la Experiencia
- Cantidad de envíos : 161
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Frase Célebre : lo que busco lo encuentro
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Re: Sucedio en tamaulipas
Sáb 14 Nov 2015, 4:43 pm
Compañero Maldonado le deseo mucha suerte y veo que sigue perseverando en ese punto que esta muy interesante y no esta de mas que tome las debidas precauciones por lo que pueda salir , casi le puedo asegurar que van a encontrar algo bueno por la historia que nos conto de nuevo mucha suerte esperamos las fotos del lugar saludos.
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