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El tesoro perdido de Pancho Villa
Miér 06 Mar 2013, 7:37 pm
En algún lugar de los montes de la Sierra Madre en México está escondido uno de los tesoros más cuantiosos del mundo: El Tesoro de Pancho Villa. Una cantidad inimaginable de monedas y lingotes de oro y plata están esperando su descubrimiento en cuevas ocultas y profundas. Pero hasta hoy día, el lugar exacto de ese inmenso tesoro nadie lo conoce, sólo Villa, uno de los bandidos más crueles y más exitosos del Siglo XX.
Doroteo Arango Arámbula, más conocido como Francisco Villa y Pancho Villa, nació en Río Grande, Durango el 5 de junio de 1878 y fue asesinado en Hidalgo del Parral en 1923. Fue uno de los jefes de la Revolución mexicana, cuya actuación militar fue decisiva para la derrota del régimen de Victoriano Huerta.
Villa fue huérfano, tuvo una infeliz niñez y una conducta muy rebelde en la adolescencia; fue leñador, agricultor y comerciante, antes de hacerse militar revolucionario.
Es referente obligado de la revolución mexicana. En 1910 se unió a Francisco I. Madero, quien le nombró brigadier. Combatió a las órdenes de Victoriano Huerta, quien lo acusó de insubordinación y lo condenó a muerte.
En 1911, con apoyo estadounidense, colaboró en la derrota del Ejército Federal de Porfirio Díaz.
Cuando Francisco I. Madero fue asesinado por una conspiración encabezada por Huerta, el 22 de febrero de 1913, los líderes militares del norte, encabezados por el gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, llaman a levantarse contra el usurpador.
Comienza así una nueva etapa en la Revolución Mexicana, en la cual Francisco Villa alcanza sus máximos éxitos militares al mando de la División del Norte, cuyo objetivo era avanzar desde Chihuahua al Centro del País y tomar plazas estratégicas resguardadas por el Ejército Federal.
Francisco Villa condujo con éxito los asaltos de Ciudad Juárez, Saltillo, Zacatecas, Chihuahua y Torreón.
En 1914, Carranza citó a una convención de las fuerzas revolucionarias, para limar asperezas entre ellas, sin lograr su objetivo, pues Villa se apoderó de la Convención de Aguascalientes y rompió relaciones con Carranza.
Villa tomó la ciudad de México, a nombre del gobierno de la Convención, junto con su aliado Emiliano Zapata, en diciembre de 1914.
Carranza recibió apoyo de los estadounidenses en forma de suministro y comercio de armas, para que derrotaran a las de Villa.
Tras duras batallas y huidas que incluyeron su búsqueda durante 11 meses, los 10,000 soldados de la Expedición Punitiva de Pershing recorrieron los desiertos del inmenso estado de Chihuahua, quien tuvo éxito dispersando las fuerzas mexicanas que habían atacado a Columbus, pero Pancho Villa, desapareció en el extenso territorio mexicano y nunca fue capturado.
Mediante una emboscada organizada por la policía secreta, el gobierno mexicano mandó matar a tiros al famoso bandido. En la tarde del día 20 de julio de 1923, Pancho Villa murió en su coche, perforado por 47 balas de pistola, pero guardó el secreto de su inmenso tesoro escondido en la Sierra Madre, donde en alguna cueva está aún esperando que alguien la descubra.
Existe un libro de bolsillo que apareció en México entre 1960 y 1968 titulado "Habla una Espía Rusa" con información detallada sobre como los alemanes financiaron las campañas de Villa y le proporcionaron las armas, para tener entretenidos a los estadounidenses mientras ellos intentaban ganar la Primera Guerra Mundial en Europa.
Entretanto, Pancho Villa ya se había convertido en un “héroe de los grandes titulares”, ya que el ex-esclavo con su brillante carrera de bandido se parecía a un "Robin Hood" quien solía saquear los palacios de los ricos y repartir el botín entre los pobres. El pueblo lo adoraba y esperaba con ansias el repartimiento de los bienes robados de otros.
Pero Pancho Villa nunca repartió el botín entero entre los pobres, siempre salvó la mayor parte para sí mismo y sus seguidores más fieles. Así que pronto surgió el problema de buscar un escondite seguro para guardar todas las riquezas acumuladas.
Pancho Villa elaboró el siguiente procedimiento: en cada ciudad saqueada, mandó dejar con vida entre ocho y 10 policías que tuvieron que cargar las mulas con el botín, vigilados por Villa mismo. Después de subir a su caballo, dirigió aquella extraña caravana: el caudillo a caballo, los policías cautivos a pie, y las mulas cargadas de los tesoros. Nadie sabía a dónde iba a guiarlos el bandido carismático.
Lo único cierto era que Pancho Villa estaba buscando un escondite ideal para el botín. Y después de haberlo encontrado en alguna parte de la montaña, mandó a sus cautivos descargar las mulas y esconder los tesoros. Luego, cada uno de los policías cautivos tuvo que excavar un foso de unos dos metros de largo y de aproximadamente un metro de profundidad. Pancho Villa, el pistolero inclemente, los mató a tiros, uno después del otro, y sus cuerpos cayeron en las sepulturas antes excavadas por ellos mismos. No hubo testigos de esos asesinatos ni consabidores que podrían haber encontrado luego el lugar del tesoro escondido. En el año 1924 encontraron algunas de las sepulturas, pero ninguna huella del tesoro.
Tan sólo una vez, el famoso bandido Pancho Villa llegó a estar en apuros. Considerando nulo y ridículo el precipitado reconocimiento diplomático del nuevo gobierno mexicano por parte de los Estados Unidos, planificó una incursión hostil a territorio estadounidense y un saqueo de la ciudad Columbus, situado al otro lado de la frontera, en Nuevo México. En una noche de marzo del año 1916, Villa y sus seguidores saquearon la ciudad, secuestraron las mujeres y robaron los caballos y las armas de la tropa estadounidense. Después de ese desafío, el General John J. Pershing persiguió Pancho Villa durante 11 meses, aunque sin éxito.
Unos años después, se tranquilizó la situación política en México y, una vez pasadas dos de las frecuentes revoluciones, el presidente Adolfo de la Huerta consiguió cierta estabilidad. Pero no logró aprisionar a Villa y tampoco vencer a sus seguidores en una batalla abierta, así que al final le propuso el siguiente acuerdo al “bandido invencible”: Adolfo de la Huerta le ofreció la provincia de Durango y una pensión anual de unos 5.000.000 Pesos (entonces 2.500.000 dólares). Pancho Villa estuvo contento e hizo las paces con el gobierno mexicano. Se retiró a Hacienda y disolvió su ejército personal.
Desde entonces comenzó sistemáticamente a “redescubrir” y sacar sus tesoros de los diversos escondites para juntarlo todo en una cueva oculta de la Sierra Madre. Sólo se sabía que Villa hacía excursiones solitarias a la montaña, a veces durante varios días. Entretanto, Alvaro Obregón fue elegido presidente de México. Cuando el nuevo presidente Obregón había consolidado su posición, empezó a hacer planes para librarse de una vez de Pancho Villa. Mediante una emboscada organizada por la policía secreta, el gobierno mexicano mandó matar a tiros al famoso bandido. En la tarde del día 20 de julio de 1923, Pancho Villa murió acribillado en su coche, guardando el secreto de su inmenso tesoro escondido en alguna cueva en donde aún espera que alguien lo descubra.
A fines del siglo XX, una india octogenaria que peleó al lado de Pancho Villa y que se había expatriado a Estados Unidos reveló en su lecho de muerte cómo el Centauro del Norte mandó que sus hombres enterraran su tesoro en las faldas de un cerro cercano a Parral, Chihuahua. El tesoro consistía en 122 lingotes de plata de las minas, medio millón de oro en monedas de oro del Banco Minero de Chihuahua y muchos millones mas en joyas, productos de saqueos a casas de ricachones explotadores. "Todavía está enterrado allí”, dijo la anciana, “ya que los hombres que enterraron el botín murieron en combate. Todo está en bolsas de cuero".
La anciana murió sin revelar el sitio exacto del entierro, por temor a la venganza del espíritu del guerrillero. En México no se reconoció esta revelación, hasta años después, pero en Estados Unidos causó gran sensación. Muchos aventureros gringos, llegaron a Parral, en busca del fabuloso tesoro. Nada hallaron o quizá sí lo encontraron, pero nada dijeron para que las autoridades no lo decomisaran ¿Quién sabe?
Villa, para algunos fue un bandido, para otros un héroe, pero nadie puede negar que como revolucionario tenía mucho carisma y como bandido era generoso; debido a tales características han surgido infinidad de leyendas, esta puede ser una de ellas, sin embargo todavía hay quienes están convencidos que tesoro de Villa más que una leyenda es un Trozo de la Historia y que existe. Sólo es cuestión de encontrarlo.
Doroteo Arango Arámbula, más conocido como Francisco Villa y Pancho Villa, nació en Río Grande, Durango el 5 de junio de 1878 y fue asesinado en Hidalgo del Parral en 1923. Fue uno de los jefes de la Revolución mexicana, cuya actuación militar fue decisiva para la derrota del régimen de Victoriano Huerta.
Villa fue huérfano, tuvo una infeliz niñez y una conducta muy rebelde en la adolescencia; fue leñador, agricultor y comerciante, antes de hacerse militar revolucionario.
Es referente obligado de la revolución mexicana. En 1910 se unió a Francisco I. Madero, quien le nombró brigadier. Combatió a las órdenes de Victoriano Huerta, quien lo acusó de insubordinación y lo condenó a muerte.
En 1911, con apoyo estadounidense, colaboró en la derrota del Ejército Federal de Porfirio Díaz.
Cuando Francisco I. Madero fue asesinado por una conspiración encabezada por Huerta, el 22 de febrero de 1913, los líderes militares del norte, encabezados por el gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, llaman a levantarse contra el usurpador.
Comienza así una nueva etapa en la Revolución Mexicana, en la cual Francisco Villa alcanza sus máximos éxitos militares al mando de la División del Norte, cuyo objetivo era avanzar desde Chihuahua al Centro del País y tomar plazas estratégicas resguardadas por el Ejército Federal.
Francisco Villa condujo con éxito los asaltos de Ciudad Juárez, Saltillo, Zacatecas, Chihuahua y Torreón.
En 1914, Carranza citó a una convención de las fuerzas revolucionarias, para limar asperezas entre ellas, sin lograr su objetivo, pues Villa se apoderó de la Convención de Aguascalientes y rompió relaciones con Carranza.
Villa tomó la ciudad de México, a nombre del gobierno de la Convención, junto con su aliado Emiliano Zapata, en diciembre de 1914.
Carranza recibió apoyo de los estadounidenses en forma de suministro y comercio de armas, para que derrotaran a las de Villa.
Tras duras batallas y huidas que incluyeron su búsqueda durante 11 meses, los 10,000 soldados de la Expedición Punitiva de Pershing recorrieron los desiertos del inmenso estado de Chihuahua, quien tuvo éxito dispersando las fuerzas mexicanas que habían atacado a Columbus, pero Pancho Villa, desapareció en el extenso territorio mexicano y nunca fue capturado.
Mediante una emboscada organizada por la policía secreta, el gobierno mexicano mandó matar a tiros al famoso bandido. En la tarde del día 20 de julio de 1923, Pancho Villa murió en su coche, perforado por 47 balas de pistola, pero guardó el secreto de su inmenso tesoro escondido en la Sierra Madre, donde en alguna cueva está aún esperando que alguien la descubra.
Existe un libro de bolsillo que apareció en México entre 1960 y 1968 titulado "Habla una Espía Rusa" con información detallada sobre como los alemanes financiaron las campañas de Villa y le proporcionaron las armas, para tener entretenidos a los estadounidenses mientras ellos intentaban ganar la Primera Guerra Mundial en Europa.
Entretanto, Pancho Villa ya se había convertido en un “héroe de los grandes titulares”, ya que el ex-esclavo con su brillante carrera de bandido se parecía a un "Robin Hood" quien solía saquear los palacios de los ricos y repartir el botín entre los pobres. El pueblo lo adoraba y esperaba con ansias el repartimiento de los bienes robados de otros.
Pero Pancho Villa nunca repartió el botín entero entre los pobres, siempre salvó la mayor parte para sí mismo y sus seguidores más fieles. Así que pronto surgió el problema de buscar un escondite seguro para guardar todas las riquezas acumuladas.
Pancho Villa elaboró el siguiente procedimiento: en cada ciudad saqueada, mandó dejar con vida entre ocho y 10 policías que tuvieron que cargar las mulas con el botín, vigilados por Villa mismo. Después de subir a su caballo, dirigió aquella extraña caravana: el caudillo a caballo, los policías cautivos a pie, y las mulas cargadas de los tesoros. Nadie sabía a dónde iba a guiarlos el bandido carismático.
Lo único cierto era que Pancho Villa estaba buscando un escondite ideal para el botín. Y después de haberlo encontrado en alguna parte de la montaña, mandó a sus cautivos descargar las mulas y esconder los tesoros. Luego, cada uno de los policías cautivos tuvo que excavar un foso de unos dos metros de largo y de aproximadamente un metro de profundidad. Pancho Villa, el pistolero inclemente, los mató a tiros, uno después del otro, y sus cuerpos cayeron en las sepulturas antes excavadas por ellos mismos. No hubo testigos de esos asesinatos ni consabidores que podrían haber encontrado luego el lugar del tesoro escondido. En el año 1924 encontraron algunas de las sepulturas, pero ninguna huella del tesoro.
Tan sólo una vez, el famoso bandido Pancho Villa llegó a estar en apuros. Considerando nulo y ridículo el precipitado reconocimiento diplomático del nuevo gobierno mexicano por parte de los Estados Unidos, planificó una incursión hostil a territorio estadounidense y un saqueo de la ciudad Columbus, situado al otro lado de la frontera, en Nuevo México. En una noche de marzo del año 1916, Villa y sus seguidores saquearon la ciudad, secuestraron las mujeres y robaron los caballos y las armas de la tropa estadounidense. Después de ese desafío, el General John J. Pershing persiguió Pancho Villa durante 11 meses, aunque sin éxito.
Unos años después, se tranquilizó la situación política en México y, una vez pasadas dos de las frecuentes revoluciones, el presidente Adolfo de la Huerta consiguió cierta estabilidad. Pero no logró aprisionar a Villa y tampoco vencer a sus seguidores en una batalla abierta, así que al final le propuso el siguiente acuerdo al “bandido invencible”: Adolfo de la Huerta le ofreció la provincia de Durango y una pensión anual de unos 5.000.000 Pesos (entonces 2.500.000 dólares). Pancho Villa estuvo contento e hizo las paces con el gobierno mexicano. Se retiró a Hacienda y disolvió su ejército personal.
Desde entonces comenzó sistemáticamente a “redescubrir” y sacar sus tesoros de los diversos escondites para juntarlo todo en una cueva oculta de la Sierra Madre. Sólo se sabía que Villa hacía excursiones solitarias a la montaña, a veces durante varios días. Entretanto, Alvaro Obregón fue elegido presidente de México. Cuando el nuevo presidente Obregón había consolidado su posición, empezó a hacer planes para librarse de una vez de Pancho Villa. Mediante una emboscada organizada por la policía secreta, el gobierno mexicano mandó matar a tiros al famoso bandido. En la tarde del día 20 de julio de 1923, Pancho Villa murió acribillado en su coche, guardando el secreto de su inmenso tesoro escondido en alguna cueva en donde aún espera que alguien lo descubra.
A fines del siglo XX, una india octogenaria que peleó al lado de Pancho Villa y que se había expatriado a Estados Unidos reveló en su lecho de muerte cómo el Centauro del Norte mandó que sus hombres enterraran su tesoro en las faldas de un cerro cercano a Parral, Chihuahua. El tesoro consistía en 122 lingotes de plata de las minas, medio millón de oro en monedas de oro del Banco Minero de Chihuahua y muchos millones mas en joyas, productos de saqueos a casas de ricachones explotadores. "Todavía está enterrado allí”, dijo la anciana, “ya que los hombres que enterraron el botín murieron en combate. Todo está en bolsas de cuero".
La anciana murió sin revelar el sitio exacto del entierro, por temor a la venganza del espíritu del guerrillero. En México no se reconoció esta revelación, hasta años después, pero en Estados Unidos causó gran sensación. Muchos aventureros gringos, llegaron a Parral, en busca del fabuloso tesoro. Nada hallaron o quizá sí lo encontraron, pero nada dijeron para que las autoridades no lo decomisaran ¿Quién sabe?
Villa, para algunos fue un bandido, para otros un héroe, pero nadie puede negar que como revolucionario tenía mucho carisma y como bandido era generoso; debido a tales características han surgido infinidad de leyendas, esta puede ser una de ellas, sin embargo todavía hay quienes están convencidos que tesoro de Villa más que una leyenda es un Trozo de la Historia y que existe. Sólo es cuestión de encontrarlo.
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Re: El tesoro perdido de Pancho Villa
Miér 06 Mar 2013, 8:45 pm
que secreto guardaba el craneo de Pancho Villa...???? un mapa de un tesoro????
Rodeado de periódicos que han resistido el paso del tiempo,
fotografías, actas de nacimiento y copias de esquelas, un hombre
originario de Parral, Chihuahua, relata una historia que clarifica
cientos de mitos y leyendas del admirado general de México conocido
como: “Pancho Villa”.
Y es que por ser hijo del dueño de una
funeraria del estado más grande de la República Mexicana, Felipe
Cárdenas Villanueva, de 78 años, relata cómo su padre tuvo que
“enterrar” a Villa dos veces y aclara leyendas tan comentadas de los
restos del también llamado “Centauro del Norte”.
El líder y
revolucionario duranguense, cuyo nombre era Doroteo Arango Arámbula,
según registra una copia de su acta de nacimiento, fue uno de los jefes
de la Revolución Mexicana, cuya actuación militar decidió la derrota del
régimen de Victoriano Huerta.
“Una mañana, aproximadamente a
las 8:15 am, del año 1923 fue cuando mi padre desayunaba tranquilamente
en su casa en Parral y escuchó varios balazos. Lógicamente por ser su
trabajo, rápidamente se peparó para acudir al lugar, ya que sabía que
habría muertos, entonces encontró cuatro hombres con heridas de bala
dentro de un vehículo, entre ellos estaba Villa”, dijo Cárdenas
Villanueva.
Fue un viernes 20 de julio de 1923 cuando el papá
de Cárdenas Villanueva, José Cárdenas Ponce, al lado de su vecino, el
comandante de Policía de ese tiempo, Luciano Orduña, encontraron cerca
de un puente llamado Guanajuato a unos heridos para luego localizar el
auto impactado en un árbol donde se encontraban Villa, su secretario el
Coronel Miguel Trillo y su escolta incluyendo a Carlos Hurtado y Ramón
Contreras. “Cuenta mi padre que fueron varios los balazos que recibieron
todos los que murieron y que Villa se fracturó la espalda luego de que
cayera hacia atrás por el impacto de la bala, que lo dobló y lo dejó
colgado del vehículo”, contó Cárdenas Villanueva.
El cadáver
de Villa fue velado en uno de los amplios salones del entonces Hotel
Hidalgo que era de su propiedad (hoy edificio de la Sección 9 de
Mineros) y la oración fúnebre al sepultarlo fue pronunciada por el
entonces Maestro de la Escuela de Canutillo, profesor Jesús Coello, aún
de servicio en el magisterio local.Sin embargo, el sepelio del “Centauro
del Norte” no fue el único, ya que meses después se le exhumó, se le
quitó la cabeza y se dejó el cadáver descomponiéndose tendido en la caja
abierta.
Relata Cárdenas Villanueva que hay rumores de que
los estadounidenses pidieron su cabeza, pero no asegura que esa haya
sido la razón por la que se le ‘robó’ al cadáver la extremidad cefálica y
asegura que no es preciso dónde o quién la preserva.
“Después
se tuvo que volver a sepultar el cadáver, así sin cabeza, y aún así a
los seis meses tuvo que ser exhumado nuevamente por orden de su viuda la
señora Austrebertha Rentaría de Villa para que se pudiera renovar el
ataúd y la gaveta”, agregó.
El cuerpo de Villa no quedó en
tierra chihuahuense, según detalló Cárdenas, pues por decreto
presidencial de Luis Echeverría Alvarez, sus restos fueron mudados a la
Ciudad de México y se encuentran en el Monumento a la Revolución. Según
el heredero de las memorias, a Villa se le conocía como un hombre de
carácter muy fuerte y había quienes le tenían miedo. Ya que según datos
históricos participó en 13 batallas a lo largo de México.
Hoy
Cárdenas Villanueva es un organista y músico al igual que lo fueron
algunos de sus siete hermanos, de quienes sólo sobreviven él y otros
dos.Explica que se mudó a El Paso y buscó residencia porque deseaba
dejar el trabajo que comenzó su bisabuelo en 1885 llamada entonces “La
Cineraria”.
“No era un trabajo para cualquiera, se necesitaba
tener mucho estómago porque antes no había la tecnología que hay hoy en
día para un servicio funerario”, dijo Cárdenas Villanueva, quien desde
niño presenció y escuchó cómo su padre mantuvo su negocio a la
vanguardia, cambiando de vehículos de transporte fúnebre de acuerdo a la
necesidad de los tiempos.
Más datos indican que Villa nació en San Juan del Río (Durango) el 5 de junio de 1878 y murió a los 45 años en Parral.
Rodeado de periódicos que han resistido el paso del tiempo,
fotografías, actas de nacimiento y copias de esquelas, un hombre
originario de Parral, Chihuahua, relata una historia que clarifica
cientos de mitos y leyendas del admirado general de México conocido
como: “Pancho Villa”.
Y es que por ser hijo del dueño de una
funeraria del estado más grande de la República Mexicana, Felipe
Cárdenas Villanueva, de 78 años, relata cómo su padre tuvo que
“enterrar” a Villa dos veces y aclara leyendas tan comentadas de los
restos del también llamado “Centauro del Norte”.
El líder y
revolucionario duranguense, cuyo nombre era Doroteo Arango Arámbula,
según registra una copia de su acta de nacimiento, fue uno de los jefes
de la Revolución Mexicana, cuya actuación militar decidió la derrota del
régimen de Victoriano Huerta.
“Una mañana, aproximadamente a
las 8:15 am, del año 1923 fue cuando mi padre desayunaba tranquilamente
en su casa en Parral y escuchó varios balazos. Lógicamente por ser su
trabajo, rápidamente se peparó para acudir al lugar, ya que sabía que
habría muertos, entonces encontró cuatro hombres con heridas de bala
dentro de un vehículo, entre ellos estaba Villa”, dijo Cárdenas
Villanueva.
Fue un viernes 20 de julio de 1923 cuando el papá
de Cárdenas Villanueva, José Cárdenas Ponce, al lado de su vecino, el
comandante de Policía de ese tiempo, Luciano Orduña, encontraron cerca
de un puente llamado Guanajuato a unos heridos para luego localizar el
auto impactado en un árbol donde se encontraban Villa, su secretario el
Coronel Miguel Trillo y su escolta incluyendo a Carlos Hurtado y Ramón
Contreras. “Cuenta mi padre que fueron varios los balazos que recibieron
todos los que murieron y que Villa se fracturó la espalda luego de que
cayera hacia atrás por el impacto de la bala, que lo dobló y lo dejó
colgado del vehículo”, contó Cárdenas Villanueva.
El cadáver
de Villa fue velado en uno de los amplios salones del entonces Hotel
Hidalgo que era de su propiedad (hoy edificio de la Sección 9 de
Mineros) y la oración fúnebre al sepultarlo fue pronunciada por el
entonces Maestro de la Escuela de Canutillo, profesor Jesús Coello, aún
de servicio en el magisterio local.Sin embargo, el sepelio del “Centauro
del Norte” no fue el único, ya que meses después se le exhumó, se le
quitó la cabeza y se dejó el cadáver descomponiéndose tendido en la caja
abierta.
Relata Cárdenas Villanueva que hay rumores de que
los estadounidenses pidieron su cabeza, pero no asegura que esa haya
sido la razón por la que se le ‘robó’ al cadáver la extremidad cefálica y
asegura que no es preciso dónde o quién la preserva.
“Después
se tuvo que volver a sepultar el cadáver, así sin cabeza, y aún así a
los seis meses tuvo que ser exhumado nuevamente por orden de su viuda la
señora Austrebertha Rentaría de Villa para que se pudiera renovar el
ataúd y la gaveta”, agregó.
El cuerpo de Villa no quedó en
tierra chihuahuense, según detalló Cárdenas, pues por decreto
presidencial de Luis Echeverría Alvarez, sus restos fueron mudados a la
Ciudad de México y se encuentran en el Monumento a la Revolución. Según
el heredero de las memorias, a Villa se le conocía como un hombre de
carácter muy fuerte y había quienes le tenían miedo. Ya que según datos
históricos participó en 13 batallas a lo largo de México.
Hoy
Cárdenas Villanueva es un organista y músico al igual que lo fueron
algunos de sus siete hermanos, de quienes sólo sobreviven él y otros
dos.Explica que se mudó a El Paso y buscó residencia porque deseaba
dejar el trabajo que comenzó su bisabuelo en 1885 llamada entonces “La
Cineraria”.
“No era un trabajo para cualquiera, se necesitaba
tener mucho estómago porque antes no había la tecnología que hay hoy en
día para un servicio funerario”, dijo Cárdenas Villanueva, quien desde
niño presenció y escuchó cómo su padre mantuvo su negocio a la
vanguardia, cambiando de vehículos de transporte fúnebre de acuerdo a la
necesidad de los tiempos.
Más datos indican que Villa nació en San Juan del Río (Durango) el 5 de junio de 1878 y murió a los 45 años en Parral.
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Re: El tesoro perdido de Pancho Villa
Miér 06 Mar 2013, 8:48 pm
Subastan máscara de Pancho Villa...
La pieza mortuoria fue vendida en 17 mil dólares a un coleccionista
anónimo; la máscara formaba parte de una colección de 750 artefactos
históricos relacionados con la Revolución Mexicana, el viejo oeste
estadunidense e incluso con artistas de Hollywood, que eran propiedad
del pintor surrealista Charles Trois.
DALLAS (Notimex).- La máscara mortuoria del revolucionario mexicano Francisco Pancho
Villa, fue subastada por 17 mil dólares a un coleccionista privado de
Dallas que solicitó el anonimato, informó la compañía de subastas
A&S Antique Auction.La máscara formaba parte de una colección de
750 artefactos históricos relacionados con la Revolución Mexicana, el
viejo oeste estadunidense e incluso con artistas de Hollywood, que eran
propiedad del pintor surrealista Charles Trois.
La subasta se
efectuó este sábado y domingo en la villa de Trois, Enchanted Rock,
ubicada cerca de la comunidad de Fredericksburg, Texas.
Unos 200
coleccionistas procedentes de distintos lugares de Estados Unidos
acudieron a participar en la subasta y otros 60 lo hicieron a través del
teléfono.
La máscara mortuoria de Pancho Villa fue elaborada un
día después de que fue asesinado en Hidalgo del Parral, en el norteño
estado mexicano de Chihuahua.
La máscara se extravió pero fue
localizada luego en un pequeño poblado cercano a la hacienda El
Canutillo, propiedad del revolucionario en el estado de Durango.
Charles
Trois, su ex propietario, informó haberla adquirido hace varios años y
aseguró que es la única original que existe. La máscara subastada fue
hecha por C.J. Kaho, un camarógrafo de la compañía cinematográfica Fox,
amigo de Villa. La máscara, recobró una mayor importancia luego de que
la tumba de Pancho Villa fuera profanada en 1926 para sustraer su cráneo
sin que hasta ahora haya vuelto a aparecer.
La pieza mortuoria fue vendida en 17 mil dólares a un coleccionista
anónimo; la máscara formaba parte de una colección de 750 artefactos
históricos relacionados con la Revolución Mexicana, el viejo oeste
estadunidense e incluso con artistas de Hollywood, que eran propiedad
del pintor surrealista Charles Trois.
DALLAS (Notimex).- La máscara mortuoria del revolucionario mexicano Francisco Pancho
Villa, fue subastada por 17 mil dólares a un coleccionista privado de
Dallas que solicitó el anonimato, informó la compañía de subastas
A&S Antique Auction.La máscara formaba parte de una colección de
750 artefactos históricos relacionados con la Revolución Mexicana, el
viejo oeste estadunidense e incluso con artistas de Hollywood, que eran
propiedad del pintor surrealista Charles Trois.
La subasta se
efectuó este sábado y domingo en la villa de Trois, Enchanted Rock,
ubicada cerca de la comunidad de Fredericksburg, Texas.
Unos 200
coleccionistas procedentes de distintos lugares de Estados Unidos
acudieron a participar en la subasta y otros 60 lo hicieron a través del
teléfono.
La máscara mortuoria de Pancho Villa fue elaborada un
día después de que fue asesinado en Hidalgo del Parral, en el norteño
estado mexicano de Chihuahua.
La máscara se extravió pero fue
localizada luego en un pequeño poblado cercano a la hacienda El
Canutillo, propiedad del revolucionario en el estado de Durango.
Charles
Trois, su ex propietario, informó haberla adquirido hace varios años y
aseguró que es la única original que existe. La máscara subastada fue
hecha por C.J. Kaho, un camarógrafo de la compañía cinematográfica Fox,
amigo de Villa. La máscara, recobró una mayor importancia luego de que
la tumba de Pancho Villa fuera profanada en 1926 para sustraer su cráneo
sin que hasta ahora haya vuelto a aparecer.
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