- Jose AlcarazExperto del Foro
- Cantidad de envíos : 334
Edad : 71
Localización : jalisco
Frase Célebre : despacio que voy de prisa
Fecha de inscripción : 20/06/2011
Puntos : 5563
El misterio de la hacienda de la cruz
Vie 24 Mayo 2013, 12:35 am
El misterio de la hacienda de la cruz
Escrito por Profesor Navarro
Viernes 01 de Mayo de 2009 23:26
De camino a mi nueva aventura, mi acompañante, me sugirió que “sería bueno”, que regresare a Morelia antes del oscurecer, por temor a que pudiera sufrir la desagradable experiencia de un encuentro con facinerosos, con seguridad algunos de esos delincuentes ya estarían informados del hallazgo reciente y quizá quisieran participar en la repartición, ante esta observación, no titubeé en aceptar, que sobrada razón había, para pensar en la posibilidad de lo dicho, a despecho de mis indicaciones, no se tomó ninguna clase de precaución, para impedir la trascendencia del incidente recientemente vivido, aduciendo, que todo el personal de la casa Corcuera es de plena confianza, se descuidó por completo, recomendar que guardasen plena discreción de lo que pasó intramuros, con seguridad, alguno de los sirvientes comentó en el exterior nuestras actividades, cuando salí de la casona , seguramente los habitantes del pueblo, estaban más o menos informados de los sucesos, esa era la razón por la que a mi paso, me veían con marcada insistencia y curiosidad .
llegamos a casa de mi guiador, tomamos asiento en la amplia sala, instalados cómodamente, mientras saboreábamos vino de cuastecomate, noté marcada indecisión para abordar el tema que a todos nos interesaba y nos había permitido conocernos, para suavizar la situación, pregunté cosas triviales, datos sobre la edad del inmueble, si se sabía quienes habían sido sus anteriores propietarios, estos argumentos, me servían para múltiples propósitos, romper la natural desconfianza y ayudar para normar mi criterio sobre la posibilidad de una nueva aventura, y todavía más importante, esbozar un plan de acción coherente, mi anfitrión se sirvió otra generosa porción del exótico licor, aduciendo que esa poción, “es muy buena para la tos”, asentí de muy buen grado su apreciación y usando como pretexto la resequedad que sentía en la garganta, acepté que me repitieran la dosis, para entonces la tensión había sido superada y todos los presentes, se tomaban la confianza, de hacerme preguntas respecto a lo que había pasado en casa de los Corcuera, convencido por mi parte, que de nada valía ocultar información, de todos modos, tarde o temprano los pormenores del incidente se iban a saber, decidí aprovechar los resultados del episodio, para ganar más confianza de mi auditorio, les conté sin muchos pormenores todo lo sucedido, con excepción del hallazgo del baúl conteniendo las monedas, de este particular, no me convenía que se supiera, porqué automáticamente quedaría entendido, que yo portaba conmigo la parte correspondiente del botín, por lo que respecta a los muebles y objetos de arte, era obvio que yo no llevaba ninguno, solo los trastos de cobre que no despertaban codicia.
Nuestro diálogo, arribó a un punto en que era notoriamente perceptible, el grado de confianza e interés, que los presentes demostraban por mi persona, el jefe de casa, haciendo eco a ese particular, se decidió a participarme de un secreto, que le había sido confiado por su abuelo Bernardino, con la condición que nadie más lo supiera, el nieto, hasta la fecha había respetado al pie de la letra la recomendación, pues no la había comunicado a nadie, ni siquiera a su propia esposa, se comprenderá el interés que me despertó el informe, por espacio de largos minutos, un estado de
Semiansiedád, debido a la tardanza de mi anfitrión por que no encontraba el documento, donde se consignaba la localización del tesoro, que el patrón del abuelo había mandado esconder, el buscadór, al borde del límite de su paciencia, al no poder encontrar lo buscado, estaba a punto de desistir, como último recurso, preguntó a su esposa, si habría ella visto un papel viejo arrollado, la esposa aseguró, que el mismo lo había guardado, dentro del tubo de lata donde están las escrituras de la casa, encaminándose al ropero, no tardó en regresar, trayendo el tan buscado objeto, en breve fue puesto en mis manos, escuetamente escrito con caracteres muy irregulares, decía lo siguiente:
“ bernardino peres illo escarbamos por mandado del patron debajo de la igera de la caballerisa tres dias llebamos los caballos a las ordeñas pa qe no se jueran a qer en la nochi llejaron los arieros i me llamaron pa qe juera brir el porton me jui a mi casa i se enseraron el biernes jui a morelia a la fiesta el sabado no nos pago el patron por qe nostaba jui a la cabalerisa a recojer la llabe pero naide estaba brince la puerta de campo i bi un moscero en el poso taban dos arieros qe los bian matado bian aperos de mulas tamien agare la pala i eche tiera pa ce las moscas no se tragaran los dijuntos me dio miedo rebisar los bales cedaron encima de cuidances ensima diun dinero ce llebaron en las mulas”
Aquí termina el escrito, mi informante, me hizo saber que, después de la fecha en que se desarrollaron los hechos, el patrón estuvo ausente por tres años y que un sobrino se hizo cargo de la hacienda, el nuevo encargado, descuidó demasiado el propósito de su cometido y la propiedad rápidamente vino a menos, cuando el propietario regresó, a tal punto le disgustó el estado de cosas, que entre él y su sobrino surgió fuerte disputa, ambos se balacearon y perecieron a causa de las heridas que mutuamente se infligieron, después del infortunado incidente, nadie volvió a tomar las riendas del lugar y la hacienda quedó abandonada, solo permanecieron para habitarla, algunos empleados y sus familias, cuando conocí el inmueble, quedaban en pie pocas construcciones
Para esa hora, el sol estaba muy bajo en el horizonte, como medida de precaución debido a que tenía que regresar a Guad. decidimos que la partida no se pospusiera ni un minuto más, mi nuevo colaborador, accedió a dejarme llevar conmigo el papel que por tanto tiempo y tan celosamente había custodiado.
Le hice notar mi satisfacción, ante su gesto de confianza y despidiéndome regresé a casa sin más novedad.
Al siguiente día, a la hora de la comida convoqué a mis compañeros de andanzas y nos reunimos en mi oficina, después de ponerlos al tanto, de los últimos acontecimientos, quedamos unánimemente de acuerdo en que bien justificado sería viajar al lugar designado, para investigar el alcance de la relación que teníamos ante sí y que todos leyeron con marcado interés, les informé que, había pactado costear nuestros propios gastos, lo rescatado se repartiría por igual, por mi parte acudiríamos cinco personas y por parte de nuestro socio cuatro personas en total, con entusiasmo, fijamos la fecha de la excursión para el último viernes del presente mes.
Equipados y con el ánimo bien alto, nos trasladamos a la añosa hacienda, donde nos esperaban con gran ansiedad, los familiares de nuestro anfitrión, no tardamos en situarnos en el lugar preciso, para nuestros propósitos, tomando como referencia, el carcomido tronco de que fue corpulento y frondoso árbol, en sus buenos días, desyerbamos una extensión de terreno de suficiente extensión, para poder poner en uso nuestros detectores y procedimos a la prospección, muy poco tiempo nos tomó localizar una marca de gran intensidad, verificamos repetidamente la validez de la marca y concretamos, que a nuestros pies se encontraba a poca profundidad, una importante concentración de metal no ferroso.
Cuatro individuos, tomaron herramientas y se dedicaron a remover el terreno, como capitán del equipo, organicé que cuadrillas de cuatro trabajadores, se turnaran cada dos horas para no cansarnos demasiado, poco tiempo después de haber tomado el segundo turno, se empezó a discernir la forma de objetos, que no correspondían, al material que hasta entonces se había extraido de la excavación, pronto teníamos a la vista, huesos humanos que pertenecían a un esqueleto colocado boca abajo, examiné con detenimiento la osamenta, para descubrir con aprensión, un gran orificio, que había quedado al ser fracturado y hundido el occipital derecho, el dictamen obligado, fue que el desafortunado propietario del cadáver, había perecido asesinado a golpes, posiblemente asestados con zapapico, noté que las ropas que vestía la víctima eran de calidad muy humilde, consistentes en “calzón y blusa de manta” , guaraches de cuatro correas, un sombrero “medio ancho de sollate” estaba junto al cadáver, pusimos los restos dentro de un saco de costál y proseguimos la excavación, el descubrimiento nos convenció que las probabilidades de éxito, eran con seguridad muy altas, eso infundió mayor interés a nuestro trabajo, poco tiempo después, el descubrimiento de otro cadáver, paradójicamente mejoró aún más el excelente estado de ánimo, nos dimos prisa para retirar la tierra que cubría la osamenta y pronto estábamos en posición de examinar, el nuevo hallazgo, la historia se repite, en cuanto a la suerte del propietario de los restos, también lo habían asesinado sin piedad, el infortunado, falleció encogido sobre el costado izquierdo, piernas y brazos doblados contra el cuerpo, estaban fracturados en muchos fragmentos, varias costillas del costado derecho, también fracturadas, todo sugería, que el hombre había sido atacado con saña, me atreví a sugerir que el infortunado había sido enterrado vivo, pues las lesiones recibidas, no son de las que producen muerte inmediata, recogimos los despojos y los guardamos también en un saco ,con la intención de llevarlos más tarde al cementerio local, se comprenderá que a despecho de los macabros hallazgos, nuestro ánimo seguía inmejorable, hasta el momento, lo descubierto no discrepaba en nada de lo descrito en la relación, algunas paladas de tierra después, permitieron el avistamiento de partes de cuero y tejido de costál, que sin duda pertenecieron a los aperos que protege, al lomo de las mulas cuando transportan cargas.
Todo marchaba inmejorablemente y sin duda, el resultado de nuestros esfuerzos hubiera sido igualmente satisfactorio, pero he aquí que, la suerte no estaba muy a favor nuestro, en cuanto al disfrute de lo que se esperaba rescatar, un patético y desafortunado incidente, modificó abruptamente nuestro hasta ese momento buen humor, Ramón, uno de los hijos de nuestro amigo se había retirado del grupo para “desaguar”, noté que regresaba demasiado pronto de su menester y con extraña expresión en el rostro, me incorporé y me dirigí a su encuentro para indagar, no tuve tiempo de preguntar nada, a sus espaldas, la presencia de dos hombres montados y armados con rifles, me obligó a retroceder disimuladamente, hasta donde estaban mis compañeros, en respuesta de una señal mía, salieron de la excavación, gracias a que estamos acostumbrados a trabajar en equipo, atendieron rápidamente mi mensaje, todo el personal de mi grupo, nos encontrábamos detrás de montones de tierra, tratando instintivamente de interponer obstáculos entre nosotros y los recién llegados, sin articular palabra, intercambiábamos miradas interrogatorias, sin comprender hasta el momento, si la presencia de los intrusos supondría algún peligro, mientras tanto, los jinetes se habían acercado hasta el borde de la excavación, me atreví a saludarles deseándoles las buenas tardes, por toda respuesta, uno de ellos con tono de voz que me sonó ominosamente amenazadora, se expresó diciendo...
!!Señores. se van o se quedan¡¡
Todos a una, comprendimos de inmediato, que nuestros temores al notar la proximidad de los jinetes, se veían de sobra confirmados, venciendo mi aprensión y dirigiéndome al portavoz, le pregunté cual era su interés al pedirnos que nos retirásemos, por toda respuesta, replicó con tono aún más amenazador
!!Recojan sus cosas y váyanse¡¡
Ante las nulas disyuntivas que se nos ofrecía, en pocos momento, concentramos nuestras pertenencias en la cajuela de mi auto, después de buscar con la vista a nuestro ex anfitrión, lo localicé escudándose tras las cabalgaduras, sin atreverse a darnos la cara, con presteza, abordamos el vehículo para con la máxima velocidad, permitida por el estado del camino, poner tierra de por medio, solo cuando la polvareda del camino, ocultó la escena de nuestra reciente aventura, nos dimos cuenta que, ninguno de los que nos habían llevado al lugar nos acompañaba, de inmediato comprendimos que habíamos sido víctimas de traición, las interjecciones no se hicieron esperar y pronto se generalizó un verdadero concurso de calificativos a cual mas descriptivos, sobre el concepto que nos merecían gentes de la calaña de nuestros cobardes y traidores socios.
El paso frente a la casa de la familia Corcuera, era forzoso y aproveché para hacer alto y comunicar a mis amigos el desagradable incidente, Dn. Carlos, era el único presente por el momento, al enterarse de los pormenores del caso, se encolerizó al extremo, de querer presentarse en el lugar señalado, acompañado de Dn. Refugio, hombre de unos sesenta años de edad, que desempeñaba el cargo de Comisario Ejidal, para obligar a los abusivos a rectificar su reprobable e injusta actitud, mis compañeros inquietos por mi tardanza en regresar al auto, hicieron su aparición donde me encontraba, esto nos obligó a hacer un momentáneo paréntesis durante las presentaciones de rigor, una vez cumplido con el protocolo, nuevamente nos encaramos con el dilema, de obrar o no contra los infractores, después de pesar algunas consecuencias y objetados varios planteamientos, decidimos dejar las cosas por la paz, pues estimamos que no convenía correr riesgos que con seguridad serían altos, al encararnos a nuestros detractores, noté que cuando menos dos de los delincuentes, estaban armados y seguramente, no iban a obrar con cordura cuando se les reclamara su reprobable acción.
Después de nuevas deliberaciones, optamos por tomar camino de regreso a casa, nos despedimos del grupo, que para entonces se había reunido, todos a cual más, voceaban sus protestas en contra de los abusivos traidores, abordamos nuestro transporte y en tiempo record, llegamos a Guadalajara acompañados todo el camino, por las más agrias expresiones que ninguno de nosotros se guardó de externar, con la más clara intención de desahogar su frustración y enojo.
Dn. Carlos Corcuera y yo, seguíamos en comunicación frecuente, le gustaba platicar conmigo sobre numismática, le interesó tanto ese tema, que se había dado a la taréa de recoger todas las monedas, de manos de sus familiares a cambio de valores de cuño corriente y había iniciado una colección, que con el tiempo llegó a ser muy importante, yo le regresé algunas piezas, para ayudar al enriquecimiento de aquella.
Un par de meses después del desagradable y comprometido incidente, Dn. Carlos me informó, que todos los miembros de la familia del causante del contratiempo, se habían trasladado a Morelia, donde compraron una ostentosa casa por sus dimensiones y estridente decoración, adquirieron vehículos y otras propiedades, en fin, no se privaban en lo más mínimo de exhibir su buena fortuna, fiestas y reuniones con gran despilfarro, eran también frecuentes para ellos, un tiempo después, supe por boca de mi amigo, que la familia en cuestión había sufrido un fuerte descalabro, el hijo menor, había adquirido una motocicleta y se paseaba por las calles a gran velocidad, haciendo alarde de su bonanza, desafortunadamente , su falta de sensatez y pericia, causaron que se sintiera invencible y cometió la imprudencia de participar en una competencia a campo traviesa, su máquina derrapó sobre un arenal y fue a parar a un profundo vado, donde se estrelló contra grandes rocas, la muerte del tripulante de la máquina, debe haber sido instantánea.
Fuente: http://profesornavarro.com/libro-de-tesoros/177-el-misterio-de-la-hacienda-de-la-cruz
Escrito por Profesor Navarro
Viernes 01 de Mayo de 2009 23:26
De camino a mi nueva aventura, mi acompañante, me sugirió que “sería bueno”, que regresare a Morelia antes del oscurecer, por temor a que pudiera sufrir la desagradable experiencia de un encuentro con facinerosos, con seguridad algunos de esos delincuentes ya estarían informados del hallazgo reciente y quizá quisieran participar en la repartición, ante esta observación, no titubeé en aceptar, que sobrada razón había, para pensar en la posibilidad de lo dicho, a despecho de mis indicaciones, no se tomó ninguna clase de precaución, para impedir la trascendencia del incidente recientemente vivido, aduciendo, que todo el personal de la casa Corcuera es de plena confianza, se descuidó por completo, recomendar que guardasen plena discreción de lo que pasó intramuros, con seguridad, alguno de los sirvientes comentó en el exterior nuestras actividades, cuando salí de la casona , seguramente los habitantes del pueblo, estaban más o menos informados de los sucesos, esa era la razón por la que a mi paso, me veían con marcada insistencia y curiosidad .
llegamos a casa de mi guiador, tomamos asiento en la amplia sala, instalados cómodamente, mientras saboreábamos vino de cuastecomate, noté marcada indecisión para abordar el tema que a todos nos interesaba y nos había permitido conocernos, para suavizar la situación, pregunté cosas triviales, datos sobre la edad del inmueble, si se sabía quienes habían sido sus anteriores propietarios, estos argumentos, me servían para múltiples propósitos, romper la natural desconfianza y ayudar para normar mi criterio sobre la posibilidad de una nueva aventura, y todavía más importante, esbozar un plan de acción coherente, mi anfitrión se sirvió otra generosa porción del exótico licor, aduciendo que esa poción, “es muy buena para la tos”, asentí de muy buen grado su apreciación y usando como pretexto la resequedad que sentía en la garganta, acepté que me repitieran la dosis, para entonces la tensión había sido superada y todos los presentes, se tomaban la confianza, de hacerme preguntas respecto a lo que había pasado en casa de los Corcuera, convencido por mi parte, que de nada valía ocultar información, de todos modos, tarde o temprano los pormenores del incidente se iban a saber, decidí aprovechar los resultados del episodio, para ganar más confianza de mi auditorio, les conté sin muchos pormenores todo lo sucedido, con excepción del hallazgo del baúl conteniendo las monedas, de este particular, no me convenía que se supiera, porqué automáticamente quedaría entendido, que yo portaba conmigo la parte correspondiente del botín, por lo que respecta a los muebles y objetos de arte, era obvio que yo no llevaba ninguno, solo los trastos de cobre que no despertaban codicia.
Nuestro diálogo, arribó a un punto en que era notoriamente perceptible, el grado de confianza e interés, que los presentes demostraban por mi persona, el jefe de casa, haciendo eco a ese particular, se decidió a participarme de un secreto, que le había sido confiado por su abuelo Bernardino, con la condición que nadie más lo supiera, el nieto, hasta la fecha había respetado al pie de la letra la recomendación, pues no la había comunicado a nadie, ni siquiera a su propia esposa, se comprenderá el interés que me despertó el informe, por espacio de largos minutos, un estado de
Semiansiedád, debido a la tardanza de mi anfitrión por que no encontraba el documento, donde se consignaba la localización del tesoro, que el patrón del abuelo había mandado esconder, el buscadór, al borde del límite de su paciencia, al no poder encontrar lo buscado, estaba a punto de desistir, como último recurso, preguntó a su esposa, si habría ella visto un papel viejo arrollado, la esposa aseguró, que el mismo lo había guardado, dentro del tubo de lata donde están las escrituras de la casa, encaminándose al ropero, no tardó en regresar, trayendo el tan buscado objeto, en breve fue puesto en mis manos, escuetamente escrito con caracteres muy irregulares, decía lo siguiente:
“ bernardino peres illo escarbamos por mandado del patron debajo de la igera de la caballerisa tres dias llebamos los caballos a las ordeñas pa qe no se jueran a qer en la nochi llejaron los arieros i me llamaron pa qe juera brir el porton me jui a mi casa i se enseraron el biernes jui a morelia a la fiesta el sabado no nos pago el patron por qe nostaba jui a la cabalerisa a recojer la llabe pero naide estaba brince la puerta de campo i bi un moscero en el poso taban dos arieros qe los bian matado bian aperos de mulas tamien agare la pala i eche tiera pa ce las moscas no se tragaran los dijuntos me dio miedo rebisar los bales cedaron encima de cuidances ensima diun dinero ce llebaron en las mulas”
Aquí termina el escrito, mi informante, me hizo saber que, después de la fecha en que se desarrollaron los hechos, el patrón estuvo ausente por tres años y que un sobrino se hizo cargo de la hacienda, el nuevo encargado, descuidó demasiado el propósito de su cometido y la propiedad rápidamente vino a menos, cuando el propietario regresó, a tal punto le disgustó el estado de cosas, que entre él y su sobrino surgió fuerte disputa, ambos se balacearon y perecieron a causa de las heridas que mutuamente se infligieron, después del infortunado incidente, nadie volvió a tomar las riendas del lugar y la hacienda quedó abandonada, solo permanecieron para habitarla, algunos empleados y sus familias, cuando conocí el inmueble, quedaban en pie pocas construcciones
Para esa hora, el sol estaba muy bajo en el horizonte, como medida de precaución debido a que tenía que regresar a Guad. decidimos que la partida no se pospusiera ni un minuto más, mi nuevo colaborador, accedió a dejarme llevar conmigo el papel que por tanto tiempo y tan celosamente había custodiado.
Le hice notar mi satisfacción, ante su gesto de confianza y despidiéndome regresé a casa sin más novedad.
Al siguiente día, a la hora de la comida convoqué a mis compañeros de andanzas y nos reunimos en mi oficina, después de ponerlos al tanto, de los últimos acontecimientos, quedamos unánimemente de acuerdo en que bien justificado sería viajar al lugar designado, para investigar el alcance de la relación que teníamos ante sí y que todos leyeron con marcado interés, les informé que, había pactado costear nuestros propios gastos, lo rescatado se repartiría por igual, por mi parte acudiríamos cinco personas y por parte de nuestro socio cuatro personas en total, con entusiasmo, fijamos la fecha de la excursión para el último viernes del presente mes.
Equipados y con el ánimo bien alto, nos trasladamos a la añosa hacienda, donde nos esperaban con gran ansiedad, los familiares de nuestro anfitrión, no tardamos en situarnos en el lugar preciso, para nuestros propósitos, tomando como referencia, el carcomido tronco de que fue corpulento y frondoso árbol, en sus buenos días, desyerbamos una extensión de terreno de suficiente extensión, para poder poner en uso nuestros detectores y procedimos a la prospección, muy poco tiempo nos tomó localizar una marca de gran intensidad, verificamos repetidamente la validez de la marca y concretamos, que a nuestros pies se encontraba a poca profundidad, una importante concentración de metal no ferroso.
Cuatro individuos, tomaron herramientas y se dedicaron a remover el terreno, como capitán del equipo, organicé que cuadrillas de cuatro trabajadores, se turnaran cada dos horas para no cansarnos demasiado, poco tiempo después de haber tomado el segundo turno, se empezó a discernir la forma de objetos, que no correspondían, al material que hasta entonces se había extraido de la excavación, pronto teníamos a la vista, huesos humanos que pertenecían a un esqueleto colocado boca abajo, examiné con detenimiento la osamenta, para descubrir con aprensión, un gran orificio, que había quedado al ser fracturado y hundido el occipital derecho, el dictamen obligado, fue que el desafortunado propietario del cadáver, había perecido asesinado a golpes, posiblemente asestados con zapapico, noté que las ropas que vestía la víctima eran de calidad muy humilde, consistentes en “calzón y blusa de manta” , guaraches de cuatro correas, un sombrero “medio ancho de sollate” estaba junto al cadáver, pusimos los restos dentro de un saco de costál y proseguimos la excavación, el descubrimiento nos convenció que las probabilidades de éxito, eran con seguridad muy altas, eso infundió mayor interés a nuestro trabajo, poco tiempo después, el descubrimiento de otro cadáver, paradójicamente mejoró aún más el excelente estado de ánimo, nos dimos prisa para retirar la tierra que cubría la osamenta y pronto estábamos en posición de examinar, el nuevo hallazgo, la historia se repite, en cuanto a la suerte del propietario de los restos, también lo habían asesinado sin piedad, el infortunado, falleció encogido sobre el costado izquierdo, piernas y brazos doblados contra el cuerpo, estaban fracturados en muchos fragmentos, varias costillas del costado derecho, también fracturadas, todo sugería, que el hombre había sido atacado con saña, me atreví a sugerir que el infortunado había sido enterrado vivo, pues las lesiones recibidas, no son de las que producen muerte inmediata, recogimos los despojos y los guardamos también en un saco ,con la intención de llevarlos más tarde al cementerio local, se comprenderá que a despecho de los macabros hallazgos, nuestro ánimo seguía inmejorable, hasta el momento, lo descubierto no discrepaba en nada de lo descrito en la relación, algunas paladas de tierra después, permitieron el avistamiento de partes de cuero y tejido de costál, que sin duda pertenecieron a los aperos que protege, al lomo de las mulas cuando transportan cargas.
Todo marchaba inmejorablemente y sin duda, el resultado de nuestros esfuerzos hubiera sido igualmente satisfactorio, pero he aquí que, la suerte no estaba muy a favor nuestro, en cuanto al disfrute de lo que se esperaba rescatar, un patético y desafortunado incidente, modificó abruptamente nuestro hasta ese momento buen humor, Ramón, uno de los hijos de nuestro amigo se había retirado del grupo para “desaguar”, noté que regresaba demasiado pronto de su menester y con extraña expresión en el rostro, me incorporé y me dirigí a su encuentro para indagar, no tuve tiempo de preguntar nada, a sus espaldas, la presencia de dos hombres montados y armados con rifles, me obligó a retroceder disimuladamente, hasta donde estaban mis compañeros, en respuesta de una señal mía, salieron de la excavación, gracias a que estamos acostumbrados a trabajar en equipo, atendieron rápidamente mi mensaje, todo el personal de mi grupo, nos encontrábamos detrás de montones de tierra, tratando instintivamente de interponer obstáculos entre nosotros y los recién llegados, sin articular palabra, intercambiábamos miradas interrogatorias, sin comprender hasta el momento, si la presencia de los intrusos supondría algún peligro, mientras tanto, los jinetes se habían acercado hasta el borde de la excavación, me atreví a saludarles deseándoles las buenas tardes, por toda respuesta, uno de ellos con tono de voz que me sonó ominosamente amenazadora, se expresó diciendo...
!!Señores. se van o se quedan¡¡
Todos a una, comprendimos de inmediato, que nuestros temores al notar la proximidad de los jinetes, se veían de sobra confirmados, venciendo mi aprensión y dirigiéndome al portavoz, le pregunté cual era su interés al pedirnos que nos retirásemos, por toda respuesta, replicó con tono aún más amenazador
!!Recojan sus cosas y váyanse¡¡
Ante las nulas disyuntivas que se nos ofrecía, en pocos momento, concentramos nuestras pertenencias en la cajuela de mi auto, después de buscar con la vista a nuestro ex anfitrión, lo localicé escudándose tras las cabalgaduras, sin atreverse a darnos la cara, con presteza, abordamos el vehículo para con la máxima velocidad, permitida por el estado del camino, poner tierra de por medio, solo cuando la polvareda del camino, ocultó la escena de nuestra reciente aventura, nos dimos cuenta que, ninguno de los que nos habían llevado al lugar nos acompañaba, de inmediato comprendimos que habíamos sido víctimas de traición, las interjecciones no se hicieron esperar y pronto se generalizó un verdadero concurso de calificativos a cual mas descriptivos, sobre el concepto que nos merecían gentes de la calaña de nuestros cobardes y traidores socios.
El paso frente a la casa de la familia Corcuera, era forzoso y aproveché para hacer alto y comunicar a mis amigos el desagradable incidente, Dn. Carlos, era el único presente por el momento, al enterarse de los pormenores del caso, se encolerizó al extremo, de querer presentarse en el lugar señalado, acompañado de Dn. Refugio, hombre de unos sesenta años de edad, que desempeñaba el cargo de Comisario Ejidal, para obligar a los abusivos a rectificar su reprobable e injusta actitud, mis compañeros inquietos por mi tardanza en regresar al auto, hicieron su aparición donde me encontraba, esto nos obligó a hacer un momentáneo paréntesis durante las presentaciones de rigor, una vez cumplido con el protocolo, nuevamente nos encaramos con el dilema, de obrar o no contra los infractores, después de pesar algunas consecuencias y objetados varios planteamientos, decidimos dejar las cosas por la paz, pues estimamos que no convenía correr riesgos que con seguridad serían altos, al encararnos a nuestros detractores, noté que cuando menos dos de los delincuentes, estaban armados y seguramente, no iban a obrar con cordura cuando se les reclamara su reprobable acción.
Después de nuevas deliberaciones, optamos por tomar camino de regreso a casa, nos despedimos del grupo, que para entonces se había reunido, todos a cual más, voceaban sus protestas en contra de los abusivos traidores, abordamos nuestro transporte y en tiempo record, llegamos a Guadalajara acompañados todo el camino, por las más agrias expresiones que ninguno de nosotros se guardó de externar, con la más clara intención de desahogar su frustración y enojo.
Dn. Carlos Corcuera y yo, seguíamos en comunicación frecuente, le gustaba platicar conmigo sobre numismática, le interesó tanto ese tema, que se había dado a la taréa de recoger todas las monedas, de manos de sus familiares a cambio de valores de cuño corriente y había iniciado una colección, que con el tiempo llegó a ser muy importante, yo le regresé algunas piezas, para ayudar al enriquecimiento de aquella.
Un par de meses después del desagradable y comprometido incidente, Dn. Carlos me informó, que todos los miembros de la familia del causante del contratiempo, se habían trasladado a Morelia, donde compraron una ostentosa casa por sus dimensiones y estridente decoración, adquirieron vehículos y otras propiedades, en fin, no se privaban en lo más mínimo de exhibir su buena fortuna, fiestas y reuniones con gran despilfarro, eran también frecuentes para ellos, un tiempo después, supe por boca de mi amigo, que la familia en cuestión había sufrido un fuerte descalabro, el hijo menor, había adquirido una motocicleta y se paseaba por las calles a gran velocidad, haciendo alarde de su bonanza, desafortunadamente , su falta de sensatez y pericia, causaron que se sintiera invencible y cometió la imprudencia de participar en una competencia a campo traviesa, su máquina derrapó sobre un arenal y fue a parar a un profundo vado, donde se estrelló contra grandes rocas, la muerte del tripulante de la máquina, debe haber sido instantánea.
Fuente: http://profesornavarro.com/libro-de-tesoros/177-el-misterio-de-la-hacienda-de-la-cruz
- baltagaIdentidad Certificada
- Cantidad de envíos : 7365
Edad : 49
Localización : Guerrero
Fecha de inscripción : 19/07/2012
Puntos : 9152
Re: El misterio de la hacienda de la cruz
Vie 24 Mayo 2013, 3:35 am
Gracias por compartirlo
saludos
saludos
_________________
- Alex S. ArroyoExperto del Foro
- Cantidad de envíos : 259
Edad : 50
Localización : Guadalajara, Jalisco
Frase Célebre : 20 años fui feliz! después te conocí :(
Fecha de inscripción : 03/05/2013
Puntos : 4505
Re: El misterio de la hacienda de la cruz
Vie 24 Mayo 2013, 12:15 pm
Inconcebible! y aunque a veces no existen palabras para describir toda la frustración que causa el que te hagan ese tipo de traiciones, lo único que puedo decir es que la venganza es de Dios! solo a él le corresponde.
En fin, esta historia es parecida a la que le sucedió a un amigo mio y precisamente fue en ese bello Estado de Michoacan, pues resulta que después de cavar, algunos metros y al encontrar la tapa de un "cofre" el dueño de la finca sacó dentro de sus ropas, al igual que uno de sus hijos, sendas armas de grueso calibre y los invitó cordialmente a que se retiraran.
Me dice que desde esa vez, aprendió a no regresar a dicho Estado, sería principalmente por la mala experiencia, no tanto por el lugar, el cual es digno de visitarse!!
Saludos!!
En fin, esta historia es parecida a la que le sucedió a un amigo mio y precisamente fue en ese bello Estado de Michoacan, pues resulta que después de cavar, algunos metros y al encontrar la tapa de un "cofre" el dueño de la finca sacó dentro de sus ropas, al igual que uno de sus hijos, sendas armas de grueso calibre y los invitó cordialmente a que se retiraran.
Me dice que desde esa vez, aprendió a no regresar a dicho Estado, sería principalmente por la mala experiencia, no tanto por el lugar, el cual es digno de visitarse!!
Saludos!!
- cobra apwExperto del Foro
- Cantidad de envíos : 504
Edad : 36
Localización : Mexico
Frase Célebre : Todos anhelamos encontrar un tesoro muy valioso pero lo que no sabemos es que ya lo hemos encontrado y es nuestra vida y seres amados
Fecha de inscripción : 09/12/2011
Puntos : 5318
Re: El misterio de la hacienda de la cruz
Vie 24 Mayo 2013, 3:17 pm
Lamentablemente eso sucede muy frecuentemente, por eso siempre que se haga una prospeccion de ese estilo hay que llevar pura gente de confianza e ir preparados con algo para defenderce, y primero siempre apliquen la de esta aqui en otro lado nunca den la marca buena, y vean como se comportan, lastima la historia pero hay mucha gente con avaricia y que son muy cule.....ras, a seguirle a este hobby y bendiciones a todos y cuidence mucho
_________________
El mejor tesoro es nuestra vida, nuestro mayor valor nuestra palabra, lo demas es solo oro o plata....
APW
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.