- huntertreasureExperto del Foro
- Cantidad de envíos : 932
Edad : 54
Localización : colima
Frase Célebre : "EL QUE PERSEVERA ALCANZA"
Fecha de inscripción : 26/03/2012
Puntos : 6074
LA MINA PERDIDA DEL HOLANDES
Lun 27 Oct 2014, 8:44 pm
AQUI LES COMPARTO UN EXCELENTE RELATO QUE YA HACE TIEMPO HABIA LEIDO, ESPERO LES DEJE UN BUEN SABOR DE BOCA.
La historia de América esta llena de episodios de descubrimiento de oro, pero ninguna resulta tan enigmática como la de la Mina Perdida del Holandés, situada en algún lugar de las inhóspitas montañas Supertition , en Arizona. Desde 1890 , nadie ha podido localizar positivamente esa mina. Sin embargo existen numerosos aventureros que siguen buscándola, con la esperanza de descubrir un tesoro, dispuesto para el primero que encuentre el lugar. en esta búsqueda han dejado la vida mas de 20 hombres.
Los indios apaches fueron casi con seguridad los primeros en descubrir la mina. Mucho antes de que aprendieran a temer al hombre blanco y advirtieran su insaciable apetencia de oro, los apaches mostraron el yacimiento, aurífero a los monjes hispánicos de México. Inevitablemente, los, relatos acerca de una rica yeta aurífera, de la que podía extraerse el oro a manos llenas, se divulga ron en seguida e hicieron hablar y soñar incansablemente a los hombres. Fueron numerosos los hombres que realizaron, con éxito expediciones a la mina, hasta que, años más tarde, ésta pasó a ser propiedad de un español, don Miguel Peralta..
En 1871, su nieto, también llamado Miguel, comunicó el secreto emplazamiento de la mina a dos Inmigrantes alemanes, Jacob Waltz y Jacob Weiser, que le habían salvado la vida durante una, refriega que se produjo en Arizpe, en el estado mexicano de Sonora. Don Miguel contó a sus salvadores que sus antepasados habían obtenido grandes fortunas extrayendo oro de la mina; para ello —narró— tuvieron que valerse de un ejército privado de guardias y de trabajadores, suficientemente poderoso para que los apaches no se atrevieran a atacarlos. Pero en 1864—agregó— su padre y la partida de guardianes que lo acompañaban fueron. aplastados por los apaches tras una batalla que duró tres días. Quedaron pocos supervivientes que pudieran regresar a México; pero uno de los que lo consiguió llevaba consigo un mapa, en el que constaba la precisa localización de la mina.
En esa época, don Miguel carecía del dinero suficiente para organizar un nuevo ejército de guardias y mineros capaz de emprender la explotación del yacimiento a gran escala. Por lo tanto, pidió a Waltz y a Weiser que lo acompañaran, junto con un puñado de hombres: se proponía realizar una incursión por sorpresa al sitio donde el oro, guardado por los apaches, sólo esperaba ser recogido. Los dos alemanes aceptaron la propuesta; poco después, ambos, junto con don Miguel, regresaron de su aventura con una parte del oro, valora do en unos 60 000 dólares. Antes de partir para su incursión por sorpresa, don Miguel impuso una condición: él recibiría la mitad del oro que consiguieran arrebatar a los apaches Pero, cuando regresaron a México, don Miguel cambió de parecer y selló un nuevo acuerdo con Waltz y Weiser, por el cual los alemanes renunciaban a su parte de botín a cambio de la propiedad de la mina. Antes de que Waltz y Weiser consiguieran regresar al yacimiento, otro hombre blanco’ recibió la revelación de que la mina existía. Se trataba del doctor Abraham Thorne, un médico que había atendido a algunos apaches; a fin de retribuir su bondad, los Indígenas le dijeron que le compensarían con un regalo consistente en oro. SI estaba dispuesto a recorrer 30 kilómetros ---le dijeron podría--- llevarse tanto oro como pudiese transportar.
El doctor Thorne aceptó el regalo y fue conducido con los ojos vendados a un desfiladero, donde aguardaba una enorme fortuna del rico mineral. Los apaches no le mostraron la mina; pero, mientras cargaba el oro en sus alforjas, el doctor Thorne tomó nota de dos puntos identificables en el. paisaje circundante: los restos de un fuerte de piedras y una alta y afilada roca, llamada Aguja del Tejedor, situada a unos mil seiscientos metros al sur de donde él estaba, Mientras el doctor Thorne se marchaba, cargado con 6000 dólares en oro decidió que regresaría a ese sitio. Así que, un año más tarde, se llevó a alguna amigos en una expedición que intentaba localizar el desfiladero; pero Thorne y sus amigos fueron ahuyentados por un terrible ataque de los apaches.
Cuando Waltz y Wesier consiguieron finalmente regresar a la región aurífera estaban solos. Encontraron la mina usando como guía el mapa de don Miguel Peralta; inmediatamente comenzaron a excavar en una de las vetas de cimiento. Pero cierto día Weiser se quedó solo por un rato; cuando su compañero Waltz regresó, Weiser había desaparecido..
Quedaba, como testimonio e la suerte que había corrido, su camisa empapada de sangre; sus herramientas, rodeadas de flechas apaches, aparecían abandonadas en el sitio donde había trabajado por última vez. Con la mayor celeridad, Waltz cargó todo e que podían contener sus alforjas y se alejó de las montañas Superstitior do lo rápidamente que podía llevarle su caballo. Finalmente se instaló en Phoenix, donde vivió hasta 1891. Pero, de manera milagrosa su socio, Weiser, no resultó muerto en el ataque dos apaches. Aunque recibió graves heridas, consiguió escapar y refugiarse en la casa de un médico, el doctor John Walker.
Weiser refirió al médico todo que sabía del yacimiento aurífero de las montañas y le pagó su ayuda con el mapa de don Miguel Peralta. Sin embargo, Walker no hizo uso de aquel documento, que no figuraba, entre sus pertenencias cuando murió en 1890, última vez que Waltz visitó la mina fue en el invierno de 1890. Viajó solo regresó a Phoenix dos días más tarde, con un pequeño saco de oro. Es muy probable que haya sido el último hombre blanco que visitó el yacimiento donde murió, poco después, el secreto de la localización dala mina fue enteo con él. Debido a que la gente de Phoenix creía, por el acento con que hablaba, que Waltz era nativo de Holanda, el yacimiento fue llamado desde entonces la Mima Perdida del Holandés. Antes de morir, Waltz le contó- a un amigo que el yacimiento estaba situado en una región tan intrincada, que un hombre puede estar en el mismo centro mina y no darse cuenta de su existencia. Narró también que la veta era tremendamente rica y el metal podía ser fácilmente separado de la roca.
A Weiser y a él—agregó— les bastaba golpear las rocas con sus martillos para que pitas del precioso metal cayeran simplemente en sus manos. La mina a la forma de un embudo, pero alguien había excavado un túnel a través de la ladera hacia el fondo de la mina para facilitar la extracción del oro. Waltz confesó también que cierta vez, durante una visita que él y su compañero Weiser hicieron a la mina, solos, encontraron a dos trabajadores mexicanos, antiguos miembros de una de sus expediciones, llenando sacos con oro. ,mataron a tiros.
Los jóvenes soldados, que encontraron casualmente el yacimiento en 1880, tuvieron la misma suerte que los mexicanos. Llegaron a la población mexicana de Pinal con sus alforjas llenas de las fabulosas pepitas de oro y refirieron o habran hallado una mina, en forma de embudo, en las montañas Supera ñ. Propusieron a un lugareño que los acompañara en un viaje de regreso a la mina; para localizarla, se valieron de sus conocimientos militares: rehicieron el camino guiándose por las huellas que ellos mismos habían dejado. Algún tiempo después, sus cadáveres fueron encontrados, desnudos, en las montañas. Al principio se creyó que habían sido víctimas de los apaches. Pero, al estudiar las balas encontradas en los cuerpos, se comprobó que eran idénticas a las que usaba el ejército de Estados Unidos de América. Años después, un indio conocido con el nombre de Apache Jack relató los esfuerzos que su pueblo había realizado para mantener en secreto la existencia de la mina; esperaban frenar así el flujo de indeseables hombres blancos, que invadían su territorio en busca de riquezas.
En 1882, contó Apache Jack, se les encomendó a los pieles rojas la tarea de rellenar la mina con rocas. Luego, la entrada del yacimiento fue igualmente tapada. Además, se produjo un terremoto en la región y es muy posible que el movimiento sismito haya destruido o modificado los puntos de referencia. Durante los años que han transcurrido desde entonces, muchas personas se han desplazado hasta las montañas Superstition en busca del oro. Ninguna de ellas consiguió su objetivo, y al menos 20 perdieron la vida en el intento. En 1931, Adolph Ruth emprendió el viaje hacia las montañas, después de comunicar a sus parientes y amigos que había comprado un mapa del camino hacia la Mina Perdida del Holandés a un miembro de la familia de don Miguel Peralta. Como tardaba en regresar, una patrulla de rescate salió en su busca: patrulla tuvo que enfrentarse a un macabro espectáculo.
A Adolp Ruth le habían dado dos tiros en la cabeza y Luego lo habían degollado. En un bolsillo de su chaqueta tenía un trozo de papel en el que figuraban escritas algunas direcciones, una frase que rezaba «alrededor de 60 metros de distancia de la cueva» y luego la locución latina "Veni, vidi, vici" («Llegué, vi, vencí»). Pero no había rastros del mapa que Adolph Ruth había comprado.
En 1947, se encontró en la misma región el cadáver de otro buscador (lloro; pero no había ningún indicio de metal aurífero en las cercanías, y el asesino quedó impune. Quizás algún día algún explorador tenga éxito donde tantos otros han fracasado.
Porque en los innumerables relatos acerca de la roma y de sus enorme!, filones de oro, existe una multitud de pistas sobre su localización. En 1912, dos aventureros encontraron pepitas de oro en un pastizal, en el mismo sitio donde el padre de don Miguel Peralta y sus hombres fueron brutalmente asesinad>,, en 1864. No lejos de la Aguja del Tejedor, un punto de referencia que surge constantemente en los relatos acerca del yacimiento, existían pruebas de que muchos hombres habían hecho excavaciones. Entre los indicios de que la mina estaba cerca, figuraba una gran cantidad de sandalias mexicanas escondida-en una cueva. Pero a pesar de todas las pistas y de todos los relatos, esa enorme acumulación de riqueza aurífera oculta bajo la tierra sigue haciendo honor a su nombre: la Mina Perdida del Holandés.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.