- charly BertoniIdentidad Certificada
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cambios parte II
El Real de a Ocho. Primera Moneda Universal y Casa de Moneda
de México. Presencia en el Mundo.
En resumen, las permanencias del sistema monetario español durante
buena parte del siglo XIX consistieron en:
1) Mantener las denominaciones o valores de las monedas,
2) Mantener la misma ley o contenido de metal fino en su
elaboración,
3) Mantener algunas características de diseño y técnicas de
fabricación y
4) Mantener sus mercados internacionales donde la plata mexicana
amonedada circuló tanto o más que en el propio país.
Por lo que respecta a los cambios y modificaciones, éstos se
dieron, los primeros y principales, durante la guerra de independencia y
durante el imperio de Agustín de Iturbide.
Durante la Independencia
Con la guerra de Independencia se provocó un cambio
fundamental en la elaboración de la moneda mexicana, cuya acuñación se había mantenido
centralizada en la Casa de Moneda de México, que funcionó con exclusividad de
1536 a 1809. Este cambio consistió en la apertura de varias casas de moneda en
provincia, controladas por el gobierno realista, y de acuñaciones diversas e
importantes por parte de los ejércitos independentistas.
Casas de Moneda Realistas
Inicio
Chihuahua 1810
Durango 1810
Sombrerete (Zac.) 1810
Zacatecas 1810
Guadalajara 1811
Guanajuato 1813
Oaxaca 1812
Valladolid (Mich.) 1813
Real de Catorce (S.L.P.) 1811
También hay muestras de que se acuñó en Sierra de Pinos,
S.L.P. y en
Lagos, Jal. En total fueron, además de la Casa de Moneda de
México, los lugares en que se acuñaron monedas realistas. Iniciaron entre 1810
y1814, la mayoría de corta duración, excepto Chihuahua, Durango, Guadalajara y
Zacatecas, que estuvieron vigentes hasta los primeros años del México
Independiente (1821 a 1823).
La principal razón para haber autorizado las citadas Casas
de Moneda realistas, estriba en consideraciones de seguridad, ya que los de por
si inseguros caminos entre las poblaciones del interior y la capital del país,
se tornaron peligrosos y en ocasiones intransitables por efectos de la guerra
de Independencia. Era doblemente expuesto el que se enviara el metal a México
para su acuñación, y que ya en forma de moneda retornara a las poblaciones, por
lo que se instrumentó el mecanismo de acuñación múltiple, conservando en la
diferentes casas de moneda los requisitos de peso, ley e impronta (conjunto de
tipos, leyendas y demás inscripciones y figuras del anverso y reverso de las
monedas) que las de la Casa de Moneda de México, con la salvedad de las
iniciales del grabador y la ceca (marca o signo de la Casa de Moneda
respectiva, vgr. Mº para México, Ch para Chihuahua, D para Durango, etc.)
Por lo que respecta a las acuñaciones insurgentes, existe
aún polémica sobre si don Miguel Hidalgo y Costilla la mandó fabricar en
Guanajuato o en la hoy Morelia a su paso en 1810, situación difícil de
confirmar, pero que estimamos más difícil de realizar por lo corto de su
estancia en esos lugares y lo complicado del proceso de acuñación.
Por lo anterior se consideran como las primeras monedas
insurgentes alas acuñadas por orden de don José María Morelos y Pavón en la actual
población de Tecpan de Galeana en el Estado de Guerrero, por decreto del 13 de
julio de 1811. Estas monedas, mandadas fabricar por Morelos, marcan dos
diferencias sustanciales con respecto a las monedas virreinales. Una de ellas
es que fueron acuñadas en cobre, y la otra que su diseño es completamente
diferente y con características que pueden considerarse autóctonas o
mexicanistas.
En efecto, Morelos ordenó acuñar monedas de medio real, uno,
dos y ocho reales, en cobre pero con valor en plata, redimibles al triunfo de su
causa (o tan pronto fuese posible, cosa que nunca se dio) con lo que se
convirtieron en las primeras monedas fiduciarias, ya que su valor intrínseco
era muy inferior a su valor facial o denominación legal fijada por el propio
emisor.
Estas monedas, que se acuñaron después en varios de los lugares
dominados por el ejército de Morelos, y que por lo difícil de las condiciones
para su fabricación presentan multitud de variaciones y en ocasiones un tosco
acabado, ostentan en su anverso el monograma de Morelos formado con las letras
M, O y S ligadas en una sola unidad que aparenta una estilizada M cuyo primer
rasgo es una S y el último una pequeña O; abajo del monograma el valor de la
pieza y debajo, en un tercer renglón, el año respectivo (1811 a 1814). Su
reverso tiene un diseño un tanto naif; en ocasiones con muchos adornos
alrededor y en el centro aparece un arco con una flecha y abajo la palabra SUD,
excluyendo por primera vez cualquier alusión al gobierno español. Su módulo o tamaño
en los Ocho Reales es premeditadamente un poco mayor al de las monedas
realistas. Existen piezas acuñadas cuando menos en 9 diferentes poblaciones:
Techan, Tehuacan, Huautla, Oaxaca, Acapulco, Tlacotepec, Chilpancingo, Atijo
(Mich.) y Zitácuaro.
Por su parte, las monedas acuñadas entre 1811 y 1814 por la Suprema
Junta Nacional Americana, presidida por Ignacio López Rayón, quien se había
hecho cargo de los restos del ejército insurgente a la captura de Hidalgo, y
que había caminado en retirada de Saltillo a Zitácuaro, tienen sus propias
características y difieren tanto de las realistas como de las de Morelos.
Estas, que se acuñaron en plata y cobre y en todas las denominaciones o valores
de medio real a los ocho reales, ostentan el nombre de Fernando VII, por ser la
Junta su representante constitucional, pero el resto de los motivos diseñados
son “netamente mexicanos” Sea acuñaron principalmente en Zitácuaro y en
Tlalpujahua.
El anverso consiste en un águila sobre un nopal encima de un
puente, en ambos flancos la denominación, por ejemplo 8 a la izquierda y R a la
derecha y abarcando los tres cuartos superiores de la circunferencia más
cercana al canto, la leyenda en latín “FERDIN-VII-DEI-GRATIA” y el año.
En el reverso se muestra un carcaj con flechas y una flecha
y una pica (o lanza) cruzadas; en el centro una mano que sostiene un arco con una
flecha en posición de ser disparada y una honda en la parte inferior, y la
leyenda “PROVICIONAL (sic) POR LA SUPREMA JUNTA DE AMERICA.
Hay variantes según las denominaciones, fechas y lugares de
acuñación.
Son de notar las características mexicanistas en los diseños
y motivos delas monedas de Morelos y de la Junta de Zitácuaro, que marcan
ostensiblemente un rompimiento con la corona española y el surgir de un sentimiento
de nacionalidad. Sirvan estas dos piezas como ejemplo de las acuñadas por los
ejércitos insurgentes para costear sus campañas y mantener a sus tropas, ya que
se distinguen por mostrar un signo de independencia al acuñar sus propias
monedas metálicas, por completo ajenas a las del gobierno español.