- charly BertoniIdentidad Certificada
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cambios parte IV
Casas de moneda provinciales
Otros dos cambios trascendentes se dieron en el transcurso
del siglo XIX, uno temporal -aunque de larga duración- y otro permanente.
El primero es la descentralización de la acuñación, que como
vimos se inició durante la guerra de Independencia, y que se confirmó con el
establecimiento de la República. Se crearon en el transcurso del siglo XIX trece
diferentes Casas de Moneda foráneas, llamadas también provinciales. Algunas
habían iniciado su funcionamiento durante la guerra de Independencia y otras
fueron de nueva creación. Todas, con pequeñas diferencias, acuñaron conforme a
las disposiciones emanadas del gobierno central, excepto en lo concerniente al
cobre, en lo que se permitió mayor libertad con la idea de cada estado se
responsabilizara delas piezas que emitieran. Sólo durante algunos años se acuñó
moneda de cobre nacional, como fue de 1829 a 1837.
El Congreso Nacional, por decreto de 16 de noviembre de
1824, concedió la propiedad de las Casas de Moneda a los estados, así como sus
utilidades. La mayoría de ellas fueron arrendadas y funcionaron con distinta
suerte, algunas de vida efímera y otras que duraron varias décadas. Se
clausuraron en diferentes años, las dos últimas (Culiacán y Zacatecas) hasta el
31 de mayo de 1905. A partir de esa fecha nuevamente quedó centralizada la
acuñación y a cargo del gobierno federal.
Con carácter informativo se incluye enseguida un cuadro con
los años en que respectivamente funcionaron:
Casa de Moneda de: Años de funcionamiento:
Álamos, Sonora 1862-1895
Culiacán, Sinaloa 1846-1895
Chihuahua, Chihuahua 1832-1895
Durango, Durango 1824-1895
Tlalpan, Estado de México 1828-1830
Guadalajara, Jalisco 1824-1895
Guadalupe y Calvo, Chihuahua 1843-1852
Guanajuato, Guanajuato 1824-1900
Hermosillo, Sonora 1861-1895
Oaxaca, Oaxaca 1858-1893
Real de Catorce, San Luis Potosí 1863-1869
San Luis Potosí, San Luis Potosí 1827-1893
Zacatecas, Zacatecas 1824-1905
Sistema Métrico Decimal, República.
Por lo que respecta al cambio definitivo, es el que se dio
–en un proceso de varios años- del antiguo sistema monetario octava español, al
nuevo sistema métrico decimal de origen francés y que se hizo prácticamente de
observancia mundial (con algunas excepciones como fue por muchos años la moneda
inglesa).
La primera disposición al respecto –por lo que concierne al
cambio de sistema en México- fue el decreto del 15 de marzo de 1857 que se
pretendía hacer efectivo a partir del 1º de enero de 1862. Fue expedido durante
el gobierno provisional de Ignacio Comonfort, con la finalidad de hacer
obligatorio el uso del sistema métrico decimal no sólo en las monedas sino
también en las medidas de longitud, de masa y de tiempo. El decreto no entró en
vigor. El 15 de marzo de 1861 el presidente interino Benito Juárez, decretó
nuevamente el uso del sistema métrico decimal, a partir de la misma fecha que especificaba
el decreto anterior, esto es a partir del 1º de enero de 1862. Este decreto
juarista establecía, en lo relativo al sistema monetario:
Artículo 5º
La unidad de la moneda de plata será el peso duro, con la
ley de 10dineros 20 granos (0.902784 de fineza) y el peso de un 17avo de libra.
Se dividirá en dos medios o tostones, 4 cuartos o pesetas, 10 décimos o 20medios
décimos.
Artículo 6º
Las monedas de oro tendrán la ley de 21 quilates (0.875) y representarán
los valores de un peso, dos y medio, cinco, diez y veinte pesos. La unidad
sería el diez pesos (Hidalgo) y los demás serían doble Hidalgo, medio, cuarto y
décimo.
Artículo 7º
La moneda de cobre será única, de 0.32 de onza y con valor
de un centavo de peso. (La ley de 27 de diciembre de 1862 ordenaría suspenderla
acuñación de reales, medios y cuartillas de plata, así como las de cobre, para
sustituirlas por moneda ajustada al sistema métrico decimal).
No se cumplió la disposición de Juárez por la intervención
francesa y por el alto costo que representaba el cambio de sistema. En 1867,
con la restauración de la República se insistiría en el cambio, que se concretó
hasta el gobierno del general Manuel González (1880-1884). No obstante, en
marzo de 1863 se habían emitido las primeras monedas de un centavo, en cobre y
en 1867 y 1868 se acuñaron piezas de plata de 5 y 10 centavos.
Benito Juárez expidió otro decreto –el 27 de noviembre de
1867- que precisa y amplía el de 1861. En el convocó a un concurso de
grabadores y fijó el plazo del 15 de septiembre de 1868 para desmonetizar las monedas
imperiales, así como las anteriores que no obedecieran al nuevo sistema.
El plazo citado se tuvo que ampliar en numerosas ocasiones y
hay noticiado prórrogas hasta 1893. El decreto de 1867 se llevó en parte a la práctica
en 1869, cuando se acuñaron las monedas de tipo “Balanza”.
Las monedas de plata del tipo “Balanza” fueron en
denominaciones de un peso, 50 y 25 centavos, con ley de 902.7 milésimos y diseño
similar a las grandes de oro (que se acuñaron en 20, 10 y 5 pesos, así como
otras más pequeñas de 2 ½ y un peso –sin balanza-). Las nuevas de 10 y 5 centavos,
en plata de la misma ley, llevaban grabado el dígito de su denominación en vez
de la balanza.
Estos nuevos pesos que comenzaron a acuñarse en 1869, con el
mismo peso y ley que los Ocho Reales a los que sustituyeron, aunque con un
diámetro ligeramente menor. Esa circunstancia y el cambio de diseño no gustaron
en el Extremo Oriente, y esas monedas se depreciaron entre un3 y un 4 por
ciento, cifra importante por el volumen que se exportaba, que hizo que durante
el gobierno de Sebastián Lerdo de Tejada se decretara –el 29 de mayo de 1873-
que se reanudara la acuñación de los Ocho Reales de Gorro de la Libertad, la
que se mantuvo hasta 1897.
Para sustituir a éstos se decretó el 27 de mayo de 1897 la
acuñación de un nuevo peso, que empezaría a circular el 1º de enero de 1898,
con un diseño muy parecido: el águila de su anverso tenía aspecto majestuoso, y
el reverso ostentaba el “Gorro Frigio” –símbolo de la Libertad- un poco más
grande, la expresión de valor: Un peso, y la fineza del metal marcada en 902.7
milésimos de plata, y con un cordón estriado. Estas piezas tuvieron muy buena
aceptación en el Extremo Oriente, por lo que se acuñaron por varios años,
incluso en 1908 y 1909 cuando ya había cambiado la leyenda de República
Mexicana a Estados Unidos Mexicanos.